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Categoría: Fantasías

EN EL PUB NOS DEJAMOS LLEVAR Y SORPRESA...

"Sin esperarlo, por fin veo a mi mujer disfrutar con un desconocido delante mío..."

 

Somos Mirea y Mario, una pareja de 39 y 43 años, sin hijos y con trabajo estable, lo que nos ha permitido hasta ahora disfrutar de lo que se dice una situación económica más que desahogada. Nos gusta mucho viajar, salir de compras, de cena, cine, disfrutar de la vida al máximo.

 

Mireia mi mujer, es una mujer con facciones muy atractivas, formas redondeadas, pechos redondos y grandes tal y como me gusta a mí (nunca me han gustado las mujeres excesivamente delgadas) y una cintura que permite destacar un culo impresionante, muy hermoso.

 

Llevamos 13 años casados, y aunque con algún altibajo que otro como ocurre en todas las relaciones, podríamos considerar que llevamos una convivencia plena en todos los aspectos, tanto en el emocional como en el plano sexual.

 

Lo que os voy a contar sucedió hace aproximadamente un mes y aún me estoy recuperando del cúmulo de sensaciones vividas durante esa noche.

 

Como en otras ocasiones nos fuimos a cenar en uno de nuestros restaurantes favoritos, es un lugar muy agradable, con pocas mesas, luz tenue y en el que ya somos recibidos como en casa al conocer desde hace mucho tiempo tanto al dueño como a sus camareros.

 

La cena transcurrió con total normalidad, bebimos uno de nuestros vinos favoritos y tras lo cual Mireia se le ocurrió la idea de ir a un local de copas que se encuentra cerca del restaurante y también de nuestro barrio.

 

No hizo falta coger coche, llegamos caminando, abrazados como dos tortolitos enamorados de 20 años, y mis manos podían disfrutar a cada paso de las curvas y los meneos de cadera de mi mujer.

 

Entramos en el local, dejamos las chaquetas y nos fuimos directamente a la barra a pedir nuestras copas. El establecimiento estaba a rebosar nos costó bastante tiempo llegar a la barra, y mientras llegábamos nuestros cuerpos no paraban de rozar y chocar con el resto de personas que estaban allí.

 

Ya en la barra, pedimos nuestras copas y nos pusimos a hablar muy cerquita uno del otro ya que el volumen de la música era ensordecedor. Pasaron apenas unos minutos y Mireia no hacía más que echarse encima de mí, como si la estuvieran empujando.

 

Con tanta gente era lo normal, pero al poco tiempo los empujones eran tan insistentes que Mireia ya comenzó a sospechar que el chico que tenía detrás estaba aprovechando los empujones para sobarle el culo.

 

-Mario dime quién está detrás de mí, ¿lo llegas a ver?

 

-Mireia, es un chico que está pidiendo una bebida, tranquila ¿por qué lo dices?

 

-Lo tengo casi encima, es más, creo que lo que al principio era un empujón, ahora mismo creo que tengo una mano suya reposando en mi espalda y no para de bajar hasta la mitad de mi culo.

 

-No jorobes Mireia… ¿de verdad?, (Mireia y yo alguna vez habíamos fantaseado con situaciones así, en las que ella era parte de una escena erótica y yo no participaba.

 

-Mario, te lo digo en serio, ¿qué hago? Cada vez se está haciendo más intenso su manoseo, por favor haz algo.

 

-Pero cielo si igual no es nada, vamos a ver, síguele un poco la corriente no te apartes, arrímate tú a él. (Mi estómago por dentro ya empezaba a tener mariposillas, la situación era tal y como lo habíamos soñado alguna vez. Me da mucho morbo que Mireia se estuviera ofreciendo a aquel desconocido)

 

La cara de Mireia a los pocos minutos empezó a cambiar, con sus ojos y mirada me estaba describiendo perfectamente lo que estaba sucediendo. El chico cada vez era más insistente en sus caricias y todo indicaba que ya no iba a parar.

 

De repente Mireia se me acercó aún más, y me dijo al oído

 

- “Cariño está intentando subirme el vestido, noto como con su mano está recogiendo la falda y casi la tengo por encima de mis caderas”

 

Yo no me atrevía ni a mirarlo, sólo prestaba atención a las palabras de Mireia en mi oído.

 

-Mario, ya tengo la falda arriba, ¿qué hago?, estoy empezando a notar la palma de su mano en mi espalda desnuda.

 

Ahora era yo el que empujaba a Mireia hacia el individuo, prácticamente estábamos formando un sándwich. Y en ese momento le dije a Mireia al oído que se dejara llevar, que confiara en mí, que yo sabía lo que hacía.

 

Me puse de frente a Mireia, me miraba a los ojos, y levanté mi vista para encontrarme con la del individuo que en éstos momentos pegado al culo de mi esposa.

 

El chico y yo nos miramos, nos sonreímos y me entendió perfectamente que le daba mi aprobación para que continuara con la exploración del culo de mi mujer.

 

El chico se dio la vuelta y pegó su cuerpo a la espalda de Mireia, noté como la cogía por la cintura y la abrazaba llegando a rodearla con sus brazos.

 

En esos momentos Mireia ya tenía la falda totalmente fuera del sitio y las manos ásperas y grandes de nuestro amigo ya estaban bajando las braguitas de mi mujer hasta la mitad del muslo. El ajetreo y cantidad de gente que había en el local hacía pasar desapercibida la situación.

 

Yo por mi cuenta ya había comenzado a acariciar los pechos de Mireia, sus pezones estaban totalmente enhiestos, rígidos como una piedra, más razón para pensar que ella estaba empezando a disfrutar de la situación.

 

El movimiento del cuerpo de Mireia me daba la información suficiente para saber lo que estaba haciendo el chico. Mireia, se arrimó a mí oído y casi suspirando me dijo que ya tenía la mano entre sus piernas, entre sus muslos.

 

- Mario, éste tío tiene las manos enormes y sus dedos no paran de subir y bajar por mis muslos.

 

- ¡!Uhmmm ¡! –le dije yo a mi mujer-Cariño ven aquí, mírame y sigue contándome, descríbeme cada paso que da, esta situación me está poniendo muy cachondo, no lo sabes tú bien.

 

- Mario, lo tengo pegado como una lapa, una mano ya la tengo en el vientre, y está empezando a bajar hacia el pubis y la otra no hace más que recorrer mi culo de arriba abajo, me da pequeños pellizcos. Buff, cielo me estoy poniendo muy perra, me está besando el cuello por detrás y la espalda, ya sabes lo cachonda que me pone eso. ¡Diossssssssss! cómo maneja los dedos, sus caricias me están haciendo chorrear, tengo el coño muy húmedo amor. Ahora me está empujando hacia delante, me inclino para que pueda llegar mejor a mi coñito húmedo. Uhmmm sus dedos ya están en mi rajita, aún por fuera, pero no tardará en meterme el dedo amor.

 

Aghhhhhhh…..cariiiiiñooooo me acaba de meter el primer dedo en mi coñito…y bufffff lo tiene que tener muyyy gordoooo, parece el consolador que tengo en casa…..

 

Ufffff…cielo, me está taladrando con su dedo, me está follando con su dedo como si fuera su vergaaaa..aghhhhh cuanto placer me está dandoooo Marioooooo, cómo lo notoooooo.

 

Ahora está intentando meterme otro dedoooo, no sé si lo voy a poder soportar, los tiene muy gordossssss y grandesssss….uhmmmm..y con la otra mano ya me está tocando el clítoris por delanteeeee… Ayyyyyy ¡!!!! Marioooooo, no sé lo que me está haciendo pero me está volviendo loca de placerrrrrrrrrrrr….

 

De repente, Mireia se aleja de mí y deja caer su cabeza hacia detrás apoyándose en el pecho y hombro de nuestro amigo. La situación es altamente morbosa, me siento como si estuviera viendo una película porno. Mi esposa está siendo masturbada por un desconocido, delante de mí y rodeado de un centenar de personas que estaban en el local.

 

Ella empieza entonces a jadear más fuerte, está totalmente apoyada en el chico, ya no me necesita para nada y con un brazo le coge la nuca por detrás para atraerle hacia su cuello, para que no pare de besarle, de morderle y le dijo..”no pares cabrónnnnn, me estás volviendo locaaaaaaaaaa”

 

Las caderas de Mireia se empiezan a mover violentamente, delante y detrás, como si la estuvieran follando allí mismo. Su cuerpo sube y baja totalmente fuera de control por delante de su acompañante sin parar de frotarse contra él. Los brazos y manos fuertes como un roble la tienen totalmente sujeta y la manejan como si fuera un títere. Y yo a apenas medio metro de ella observándola, disfrutando de la situación y con unas granas tremendas de sacar mi verga fuera del pantalón y empezar a masturbarme.

 

De pronto, Mireia alargó un brazo, me tiró fuerte hacia ella dejándome a la altura de cara y dándome un fuerte abrazo para no caerse me dijo al oído que no aguantaba más. Yo pude notar cómo se movía delante del individuo y cómo ella hacía fuerza con su sexo para no perder ni un solo movimiento de esos dedos que la estaban llevando al cielo.

 

Marioooooo- me gritó-

 

Joderrrrr…. Aghhhhhhhh no aguanto más cariñoooooooooo, me voy a correrrrrrrrrrrrr…. Me viene yaaaaaaaaaaaaaa, noooooooooo puedoooooooooo mássssssssssss. Necesito corrermeee…. Dameeeeeeee másssssssss….

 

Ayyyyyyyyyy….tomaaaaaaa cielooooooooooo me estoyyyyyyyyyy corriendoooooooo, le estoyyyy mojando todaaa la manooooo…..Diosssssssssssssss

 

Ufffff, mi polla estaba a punto de explotar, no sé cómo puede aguantar tanta excitación.

 

Pasaron unos veinte segundos y la respiración de Mireia volvía a su normalidad. Ella aún se encontraba entre los brazos de nuestro amigo desconocido, que me sonreía con morbo y agradecimiento a la vez.

 

Poco a poco Mireia fue arreglándose la ropa, y bajándose la falda se dio la vuelta y le dio un beso largo, comiéndole toda la boca. Él también le correspondió y abrazándole le dijo algo al oído que no puede llegar a escuchar. El chico se acercó a la barra y anotó algo en un papel que le fue entregado a Mireia.

 

Algo me dice que no será la última vez que veamos a nuestro anónimo colaborador….

Datos del Relato
  • Categoría: Fantasías
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