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Categoría: Maduras

En el coche

Como tantas noches, me acerqué al bar que solía frecuentar y en el que, como otras noches, estaba lleno de gente que iba a practicar los bailes latinos que aprendían, me coloqué junto a la barra y comencé a distraerme mirando a los que bailaban mientras me tomaba un cubata, me fijaba como es normal en las tías y en las faldas amplias que llevaban por encima de la rodilla y que al dar las vueltas me permitía poder verles los muslos a algunas.



Me tomé la primera copa en ese bar, aunque ya llevaba bastante vino de la cena y dos o tres copas más, y me pedí otra consumición, seguí observando a los de la pista cuando me tocaron en el brazo, miré y era una tía de unos cuarenta más o menos que me pedía por favor que le dejara un poco de sitio en la barra para poder pedirle algo al camarero, le cedí mi sitio a la vez que le comentaba algo de lo difícil que era hacerse con un sitio en la barra.



Me fijé que de cara era bastante corriente, pero tenía un cuerpo bastante, como lo diría, sensual, una vez había pedido su consumición, me dio las gracias y se fue hacia la pista. Hasta aquel momento no me había fijado en ella porque no bailaba, pero a partir de entonces le dirigí varias miradas, alguna de las cuales se cruzaron con la mía, dándome cuenta que debía hablar de mí con su amiga, ya que tras decirle algo al oído, su amiga dirigía la mirada hacia donde yo me encontraba.



Pedí otra consumición y seguí en mi sitio ya que los bailes latinos no se me dan muy bien, excepto cuando llevo varias copas que es cuando me desinhibo y entonces no lo hago tan mal.



Un par de copas más y oí que me preguntaban si no bailaba, era la misma de antes, le expliqué que no me gusta pisar a las personas que bailo y algunas tonterías más que la hicieron reír, le pregunté que bebía y pedí lo que me había dicho, una copa para ella y otra para su amiga, las pagué y fue entonces que me dijo que se encontraba acompañada de una amiga y que si quería podía presentármela y hablar con ellas ya que había visto que estaba solo.



La acompañé donde estaba su amiga y tras hablar un poco con ellas me dijo que no le importaba que la pisaran un poco si no era muy fuerte y que quería bailar conmigo, como os he comentado, cuando llevo varias copas encima, lo hago bastante bien y comencé a bailar con ella, como en los bailes latinos, el roce es muy normal ,en varias ocasiones sentí sus pechos en mi estomago y su entrepierna en mi muslo, lo mismo que las copas me desinhiben para el baile, lo hacen para que sea más arriesgado, así que cada vez los roces eran más intensos y en varias ocasiones mi mano habían acariciado con intensidad su espalda. Llegó la hora del cierre del bar y al salir, su amiga lo hizo con un muchacho diciendo que iban a ir a una discoteca para seguir bailando, yo me disculpé y les dije que estaba bastante cansado y bebido, por lo que prefería irme a casa, que otro día nos veríamos y que se divirtieran todo lo que podían.



Las acompañe un trozo camino de la discoteca hasta donde yo tenía aparcado mi coche, en el camino hablamos de donde vivíamos, haciéndolo ella bastante cerca de mi casa, cuando llegamos al coche y me iba a despedir, le dijo a su amiga que iba a aprovechar para irse a casa y así luego no tener que tomar un taxi, que en esas noches es bastante difícil, que si no me importaba acercarla hasta su casa ya que quedaba de paso a la mía.



Subimos al coche y cuando llegué donde vivía como había un sitio para aparcar lo hice a la vez que le decía que me fumaba un cigarro y me iba.



Estabamos en el coche y ella diciendo que estaba más cómoda se sentó sobre las piernas, lo que hizo que su falda dejara sus muslos al descubierto, me empezó a contar que estaba casada pero que últimamente se llevaba mal con su marido y que creía que no durarían mucho, yo escuchaba y asentía a la vez que le comentaba que estaba un poco verde en esos temas debido a mi edad, tengo 23 años, mientras escuchaba el dorso de mi mano acariciaba su brazo desnudo desde la muñeca hasta el hombro para en un momento comenzar a acariciarle el cuello y acercarla para besarle en los labios, nos estuvimos besando bastante rato, notaba como ella cada vez iba haciéndolo más fuerte, introducía su lengua con fuerza en mi boca y mordía de vez en cuando la mía, en eso noté como su mano comenzaba a acariciar mi paquete, abría mi bragueta e introduciendo su mano por mis calzoncillos comenzaba a masturbarme.



Como suele ocurrir cuando bebo bastante, aquello me gustaba pero no conseguía que mi polla pasara de morcillona, por lo que diciéndole que cuando había bebido bastante no solía funcionar, saque su mano de mi bragueta y comencé a acariciarle los pechos por encima de su camisa, sentía como sus pezones se ponían superduros, cerraba sus ojos y poniendo cara de placer comenzaba a gemir en alto.



Al ver esto, desabroché los botones de su camisa y subiéndole el sujetador por encima de sus tetas comencé a presionar sus pezones con movimientos giratorios, me parecía que cuanto más presionaba más grandes eran sus gemidos, por lo que ya sin miramientos lo comencé a hacer con bastante fuerza a la vez que mi otra mano se introducía por su falda para llegar hasta su coño, lo sentí ardiendo y húmedo por lo que apartando a un lado su braga comencé a pasársela por su raja intentando llegar a su clítoris al que comencé a acariciar lo mismo que sus pezones.



Ella abrió sus piernas, se elevó un poco para facilitarme la labor a la vez que apoyaba su espalda en el cristal de la puerta, introduje un dedo en su vagina que comencé a meter y sacar con fuerza sintiendo como la yema de mi dedo llegaba hasta su matriz, sus gemidos se convirtieron en gritos y lo que no había conseguido con su mano le estaba consiguiendo con sus gritos, introduje dos dedos luego tres y presionaba con todas mis fuerzas, no sabía que hacer, cualquiera que pasara por las inmediaciones tenía que escuchar sus gritos, por lo que alargando mi mano tomé una pequeña linterna que llevó en la guantera y sin pedirle permiso se la metí, hasta el fondo, yo pensaba que aquello iba a terminar en ese momento, pero en lugar de ello sentí como sus uñas se clavaban en mi antebrazo y hacía los movimientos para que mi linterna entrara y saliera de su vagina a su antojo, acerqué el dedo pulgar de la otra mano a su clítoris y mientras la masturbaba ella era la que movía mi mano de manera que yo nunca me hubiera atrevido a hacerlo con tanta fuerza, un grito prolongado tuvo que aterrar al vecindario a la vez que mi mano sentía como unos chorros caían sobre ella y sobre la tapicería del asiento, poco a poco se fue calmando, saqué la linterna de su coño y mientras se arreglaba un poco la ropa, me fumaba otro cigarro y le preguntaba si siempre eran así sus corridas, se sonrió y me dijo que aunque no me lo creyera, era la primera vez que le era infiel a su marido y que hacía años que no había tenido un orgasmo tan intenso. Se bajó del coche y se fue para su casa, aunque he vuelto varias veces al bar, no he vuelto a encontrarmela.


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