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En el coche

~En el carro
Habíamos quedado con un amigo para ir a comprarnos ropa para la nueva temporada de verano. Alrededor de las siete de la tarde llegó con su flamante coche nuevo de color negro y tapicería de cuero blanco.
Entré al coche, olía a nuevo, yo llevaba un muy ajustado short y una ceñida blusa de color negro con un generoso escote que resaltaba mi gran busto. El vestía con una bermuda clara con bolsillos en los laterales y un polo de color azul oscuro. Sin duda no pasé inadvertida para sus ojos, mientras me acomodaba en el asiento notaba como me estaba haciendo una radiografía de las tetas y del culo. Entre nosotros siempre había habido cierta tensión sexual no resuelta, mucha broma sexual, mucho tonteo, incluso algún magreo, pero nada más.
Arrancó el motor y nos dirigimos al centro comercial de la ciudad, me empezó a decir lo guapa y sexy que iba, a mí me encantaba oirlo. Miraba mis piernas mis pechos, aprovechaba todos los semáforos y stops para repasarme de arriba abajo, pero bueno me había vestido para agradarme a mí y de paso a él.
Mientras conducía me fijé que sus pantalones se estaban hinchando de forma considerable, por la forma que iban tomando esos pantalones sin duda ahí se escondía una buena verga. Con descaro le seguí mirando el paquete, el notaba que yo lo miraba.
Entrabamos en la autopista cuando me preguntó entre una pícara sonrisa, que si además de mirar quería tocar. Ni corta ni perezosa, me quité el cinturón de seguridad, me aproximé a él, le desabroché el cinturón, el botón, le bajé la cremallera y metí la mano dentro del calzoncillo para sopesar aquella erecta y mullida polla, su reacción no se hizo esperar miraba sorprendido mi mano agarrando su polla y rápidamente volvía la mirada a la carretera. Le saqué la polla y los huevos, le bajé un poco bruscamente la piel y con el dedo índice masajeé su glande haciendo circulitos por la punta, con mi otra mano acariciaba sus testículos, de la punta de su capullo salió una transparente y pegajosa gota de líquido seminal que hacía evidente su excitación, la aproveché para esparcirla por su glande con mi dedo, de su aparato seguían saliendo gotas de excitación que facilitaban la lubricación de su glande. Empecé a meneársela, la tenía dura como el acero, pero caliente y suave, seguí masturbándolo con afición, me gustaba cubrir y descubrir su mojado capullo rosa con su piel, me gustaba ese sonido tan característico que hacía, ver las venas del tronco de su mazorca hinchadas. Deseaba meterme en la boca toda esa polla y ya notaba que tenía furor uterino.
Cuando miré hacía a fuera vi que ya habíamos salido de la autopista y nos quedaba poco para llegar al centro, antes de entrar en la ciudad, escondí su polla por miedo a que nos vieran en semejante situación. Entramos al parking del centro comercial, se saltó tres o cuatro sitios para estacionar y bajó un nivel por la rampa a la -1, nos dimos una vuelta por esa planta llena de sitios para aparcar y bajó a la -2, yo sin comprender nada le pregunté qué estaba haciendo y dónde demonios quería aparcar, me dijo que no quería que nadie le aparcará al lado, que el carro era nuevo y a veces la gente te da portazos y te lastima la carrocería, aunque me pareció una medida exagerada lo entendí, realmente el coche era de los que hacen que te des la vuelta para mirarlo. Finalmente aparcó en la zona más alejada del acceso por ascensor al centro, tan solo habían cuatro coches. Abrí la puerta para salir cuando noté que mi amigo me cogía por el cinturón y me sentó de nuevo en la butaca, le miré y se había bajado las bermudas y los calzoncillos hasta los tobillos, su pene estaba semi erecto y con la punta gelatinosa de liquido sexual. En ese momento pensé en masturbarlo rápidamente y marcharnos, en cualquier momento podía llegar alguien y pillarnos. Le agarré con fuerza el mástil, él me cogió la mano y me dijo que prefería que se la chupase, me negué, le dije que una paja rápida mientras su falo se erectaba en mi mano, me pringué la palma con sus pegajosos líquidos. Inicié la acción, lo descapullé y mi húmeda mano hacía de falsa vagina cubriendo y frotando el glande de mi excitadísimo amigo que empezó a gemir de placer. Entonces me empecé a dejar llevar por la excitación y desabroche la blusa con la otra mano, me puse de rodillas en el asiento con el culo en pompa hacía la ventana, me quité la blusa y el sostén, me agaché hacia su sexo y le escupí en el glande un par de veces sin dejar de menársela, él a su vez reclinó su asiento y se puso cómodo, su mano empezó a magrear mis senos a poner mis pezones erectos. Abrí la boca y me metí toda aquella polla dentro, empecé a succionarle, me encantaba su sabor, me la metía hasta la laringe, mientras él continuaba masajeando mis tetas y yo sus huevos, con la otra mano acariciaba mi pelo. Poseída por la glotonería no dejaba de chupar ese trozo de carne con autentica pasión, tanta que temía que mis flujos traspasaran el pantalón. Su esponjoso glande palpitaba dentro de mi cavidad bucal, lo cual hacía estremecerme de lo lindo.
Reclinamos los dos asientos delanteros y nos pusimos en la parte trasera del carro para estar más amplios y cómodos, nos desudamos completamente, a mi amigo no se le había bajado la erección ni un ápice. Nos sentamos uno al lado del otro, yo le abrí mis piernas para que pudiera acceder a mi empapado coño y al momento ya noté como su mano frotaba con esmero mi deseosa almeja, al momento dos de sus dedos se introdujeron en mi vagina, mis pezones se estremecieron y se pusieron duros como piedras de la excitación, pero mi necesidad de meterme esa polla dentro hizo que me sentará encima de mi amigo dándole la espalda, me dejé caer por su mástil y mí resbaladiza y lubricada vagina engullo toda esa polla sin problemas, recosté mi espalda en su pecho, él tenía una mano en mis senos y con la otra acariciaba mi pepitilla. Empecé a saltar encima de su estaca para saciar mi sucia sed de polla, en cada salto me daba un golpe en el techo del coche, así que empecé a hacer movimientos circulares con mi pubis con su verga dentro de mí, sin duda le gustaba tanto como a mí, notaba como me mordisqueaba el hombro. Estuvimos unos minutos en esa tesitura, escuchando coches pasar por nuestro alrededor pero sin prestar atención si nos veían o no, si el vaivén del coche provocado por nuestras arremetidas era muy ostentoso. En ese momento mi amigo lanzó un grito y seguidamente un chorro a presión de semen estallo dentro de mí, yo continué con mis movimientos pero aceleré, el no dejaba de acaricia mi clítoris, se vació completamente dentro de mí, tenía la sensación que la temperatura del interior de mi vagina era elevadísima, cuando mis paredes vaginales empezaron a convulsionar de placer hasta obtener un sensacional orgasmo. Por mi sexo descendían todos los líquidos que habíamos generado con tanta pasión. Mi amigo cogió unos pañuelos de papel para que nos pudiéramos limpiar un poco los húmedos sexos. Nos vestimos, yo no me pude poner las bragas porque estaban empapadas, así que el short era una insinuante segunda piel.

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