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Categoría: Confesiones

EN EL BUS

Hace algunos años, viajé a la costa norte de Guatemala, de regreso en carretera se rompió una faja del vehículo, por lo que me remolcaron a un taller, y yo tuve que viajar a la capital para comprar la de repuesto por no haber en el lugar.

El bus que debería abordar, venía super lleno, porque era el último día de la semana santa, y mucha gente retornaba para trabajar ya el día siguiente. Venía de pié, y en el asiento frente a mi venía una mujer de raza negra como de 30 años de edad, de pechos grandes y blusa escotada, no traía sostén y por momentos le veía uno de sus sebnos completos, y su pezón oscuro, me empezé a calentar, tenía el pene erecto, el piloto del bus a pesar de venir a reventar de pasajeros, seguía subiendo gente, esto hacía que me pegara más a la mujer, ella sentía el roze de mi pene en su hombro, al principio se retiraba, y yo le decía que disculpara pero no podía evitarlo, ella se fué ascostumbrando, y mi pene estaba pegado a su hombro, y como que le empezó a gustar, que ella misma me lo frotaba, con su propio hombro. Empezó a oscurecer, y de repente sentí que colocó su mano sobre el bulto y empezó a acariciarme, por lo oscuro no se miraba nada, bajó el zipper del pantalón y lo sacó, me lo apretaba, y se lo llevó a la boca, y empezó a darme una mamada espectacular, hasta que me hizo correrme, y seguía mamando, sentía su lengua gruesa recorrer todo el tronco y la tibieza de su boca cuando mamaba la cabeza, me hizo correrme otra vez. lamió todo el pene para dejarlo limpio y me lo metió. Al llegar a nuestro destino, me dijo que le había encantado el tamaño y grosor de mi pene, y el delicioso sabor de mi semen, pero quería que la penetrara, llegamos a un pequeño hotelito. Tenía un cuerpo esbelto, pechos hermosos, y su vagina era grande, gordita, sus vellos negros, como anillitos, suavecitos, labios grandes y un clítoris inmenso, su cuerpo oscuro me pusieron a mil, vió mi verga parada y me dice, es más grande de lo que sentía, parece verga de negro. Se sentó sobre mi y se la ensarto de un sólo, su vagina húmeda empezo a tragarse mi pene integro, cabalgaba como loca, la puse en cuatro, se la metía todita, y sacaba dejando solo la puntita adentro, y la volvía a embestir con fuerza, ella me pedía más, estaba temblando de sus piernas y sus inmensos pechos se columpiaban en cada penetrada, me dijo que más rápido que se estaba corriendo, se la sacó y me dijo que le acabara en el culo. Le abrí esa nalgas negras y grandes, le coloqué la punta del pene en su entrada estaba supermojado de sus jugos vaginales, metí la cabeza, y ella me dijo la quiero toda adentro, la topé y empezé a darle, hasta inundarle su culito de leche. Esa noche nos quedamos en el hotelito, que negra más deliciosa y caliente.
Datos del Relato
  • Categoría: Confesiones
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