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En el apartamento de la playa

~~En los cayos del sur de la República Dominicana el tiempo que suele hacer por estas fechas suele ser muy caluroso y soleado, y en cierto modo es así, hace un calor tremendo, pero de repente se ha puesto a llover, y nosotros, que estábamos tomando el solecito nos hemos tenido que dar una carrera desde la playa porque el chaparrón nos ha pillado de sorpresa. Corremos hacia el apartamento entre risas. Al llegar estamos empapados, caladitos hasta los huesos, pero como hace tanto calor no nos enfriamos. Nada mas cerrar la puerta tras nosotros, nos agarramos de la cara y nos ponemos a besar intensamente, entre respiraciones intensas de la carrera, y entre las risas que traíamos. Nos besamos muy intensamente, y con ese beso nos abrazamos, y notamos lo empapados que estamos por culpa de la lluvia. Noto que tus pechos están más duros, y también tus pezones, ahora apretados contra mi pecho fuertemente. A esto se le suma que te estoy empezando a agarrar del culito ese que tienes que tanto me gusta ver, pero sobre todo tocar, por eso no cedo en mi empeño de tocarlo y agarrarlo con fuerza. Todo esto que te hago me está empezando a excitar. Y estoy empezando a tener una erección. Que tú, evidentemente empiezas a notar, y con una sonrisa pícara, desciendes tu mano derecha sobre el pantalón, hacia el pene en crecimiento, hacia el lado izquierdo, agarrándolo como invitando a que crezca dentro del hueco que forma tu mano. Así, entre el deslizar suave de tu mano mi pene se acaba poniendo duro del todo. Durante todo este rato hemos seguido besándonos y yo no he apartado mis manos de tu culo. De hecho he descendido peligrosamente hacia abajo, como buscando que a ti se te humedezca realmente TODO el cuerpo, y no sólo la camiseta. Casi en contra de mi voluntad de repente abres la cintura de mi bañador introduces tu mano por debajo, tomándome totalmente la polla, agarrándola tontamente. Y ahí, de pie ambos. Empapados por la lluvia, comienzas a hacerme una paja que me lleva a la gloria. No me haces nada más, es decir, no me recorres el capullo con tus dedos, no paras a acariciar mis testículos, simplemente me meneas la polla de arriba abajo sin parar, rítmicamente, justo a la velocidad que me encanta, y con la fuerza adecuada. Qué paja me estás haciendo niña. Mi respiración se acelera y me he visto inevitablemente obligado a soltarte el culo porque me he abandonado a la tremenda paja que me estas haciendo. Y simplemente meneándomela de arriba a abajo. Qué maestría tienes conmigo. me me correré en un minuto si ..si sigues así Digo entrecortadamente entre respiraciones cada vez más intensas. eso quiero Dices muy decidida. Y acto seguido te das la vuelta y te colocas detrás de mí, y me vuelves a agarrar la polla pero ahora desde detrás, y continúas con la gozosa masturbación que me estabas propinando. Ahora tu ritmo es mucho más acelerado. Yo no se ya ni donde mirar, mi visión se emborrona por el inmenso placer, ¡y se supone que sólo me estás haciendo una paja!, miro al techo con la respiración súper acelerada, con la polla gordísima y larguísima, como nunca había estado antes. Ahora miro hacia abajo, y veo el sabroso espectáculo que es tu mano meneándomela de arriba abajo sin parar ni un solo momento. Es increíble lo que veo. te gusta ver cómo mis manos te pajean la polla eh? dices con una media sonrisa, con tono despectivo. sí sí digo entre suspiros. córrete en mis manos, vamos córrete, hazlo, córrete en mis manos dices mientras acercas tu mano izquierda hacia la punta de mi polla. No pones ninguna forma de cazo ni nada, pero sí la dejas cerca, rozando con tus dedos el capullo. Tus palabras funcionan en mí casi como un resorte. Noto cómo una gran cantidad de semen se acumula en la parte baja de mi polla, acto seguido se me corta la respiración y te agarro del cuello para avisarte que me voy a correr. Y entonces me viene un tremendo orgasmo. De mi polla brota un gran chorro que cae directamente al suelo, y tras éste otros tres o cuatro chorros largos y caudalosos de semen líquido y caliente que van a parar directamente a tus manos, chorreando por ellas, resbalando por entre los deditos, goteando al suelo. Tienes las manos sabrosamente empapadas y las restriegas por todo por mi falo aún en erección y por mis huevos, dándome una sensación súper placentera, que también puedo notar en ti, pues suspiras cada vez que rebozas mi semen por toda la polla, que se resiste a perder la dureza. Te excita muchísimo que me corra encima de ti, y que empape cualquier parte de tu cuerpo con mi semen. Me doy la vuelta y te miro unos instantes. Estamos los dos respirando aceleradamente aún. Sonreímos con mucha complicidad. E instantáneamente me vuelve a activar un oscuro deseo que llevo rumiando en mi mente desde que se cerró la puerta tras nosotros CARTAS A MARÍA EN EL APARTAMENTO DE LA PLAYA.  SEGUNDA PARTE. Eché la cabeza sobre tu hombro, como intentando recobrar algo de energía de lo que me acababa de pasar, mientras una sonrisa de satisfacción inundaba mi cara por completo. Pero no me iba a dejar desfallecer así como así. Necesitaba hacerte sentir algo si cabe aún mayor a lo que tú, simplemente con la mano me habías conseguido sentir. Lentamente me empiezas a besar el cuello, aún de espaldas detrás de mí, y un escalofrío me recorre. De repente me giro delante de ti y te planto un beso super jugoso, y te agarro de las tetas y empiezo a sobártelas muy apasionadamente, tú no puedes resistirte y, aún con las manos empapadas de mi semen me agarras del culo bien agarrado, y me restriegas todo el culo empapándolo. Sin dudarlo te agarro del botón de los pantalones, y desabrocho desesperadamente todos los botones de la cremallera. Rápidamente te bajo los pantalones e instantáneamente te bajo el tanga hasta el suelo también. Dándote un giro sobre ti misma quedas de espaladas a mí, y, casi con desprecio te tiro al suelo y te pongo a cuatro patas. Apoyas tus manos, donde ya veo que chorrea menos semen, contra el suelo, y abro bien tus rodillas y te fuerzo a curvarte. Respiras super aceleradamente. No me ando con rodeos, te agarro del culo con mis dos manos y te abro las nalgas al máximo descubriendo tu rosáceo y cerradito ano, y tu sabroso coño, también cerradito ahora, pero con los labios mayores totalmente separados por causa de la apertura de nalgas que te he realizado. De hecho, me quedo tan loco al ver cómo se te separan los labios al abrirte las nalgas del culo que no puedo resistir a hacerlo dos o tres veces seguidas para gozar del espectáculo que es ver abrirse tu coño un poquito y estirarse tu ano hacia los lados un poquito también. Y me encanta que lo tengas tan bien depiladito. Pero ver este angelical coño casi me adormece en los brazos de mirarte eternamente. Sólo casi me adormece. Porque tras la tercera abertura del culo acerco mi lengua totalmente sacada, con la boca totalmente abierta, hasta el lugar donde casi no llega mi mirada, pero sí llega el deseo. Tu clítoris. Ahora está oculto pero se puede distinguir su posición. Comienzo a darte un lametón continuado desde la puntita de tu clítoris, separando tus labios (contienes la respiración), tropezándome con tu vagina (pegas un gemido muy audible), continuando hacia arriba, y terminado en tu ano (sueltas el aire con tono de gozo). Repito la operación varias veces, cada vez con más intensidad. Estás cachonda. Tus fluidos te tienen el coño empapadito. Me gusta lamerlos. Me gusta comérmelos todos. Me gusta que se mezclen con mi saliva. Y me gusta tragármelos. Cada lametazo, que no cesa, es un lametazo super amplio, con toda la lengua, abarcando todo. Y cada vez es más rápido. Cada vez parezco más un perro en celo lamiéndote desesperadamente. Tras muchas lamidas, de repente paro y te meto la lengua totalmente hasta donde no puedo más en tu vagina, y estoy ahí unos segundos, moviendo lo poco que puedo la lengua de un lado a otro, es poco por lo ajustado de tu vagina, pero suficiente para hacer caer tus brazos derrotados fruto del estemecimiento que te produce mi lengua en tu coño moviéndose a duras penas, estimulando las paredes de tu vagina. Al poco, saco mi lengua, empapada de jugos y, dirigiéndome directamente a tu ano realizo unos movimientos circulares alrededor del mismo, y sin dudar introduzco la puntita de mi lengua por él, un poquito sólo. Pero te produce una sensación inmensa, al oírte decir mientras sueltas aire: ooooh Dios .. Puedo notar cómo dejas suelto el ano, dispuesta a dilatarlo más en esta sesión de placer que te estoy propinando en la entrepierna. Después de tu ano levanto la cara para verte el culo desde algo más lejos, y me encanta lo que veo. Ahora está todo más abierto y todo está empapado por tu sabroso líquido y mi caliente saliva. No puedo parar. Ahora no lamo exclusivamente mi niña. Ahora a cada lamida de tus labios menores le sigue un regalo de succiones con mi boca, de chupadas de cada labio por separado, no lamidas, sino que tomo cada labio con mi boca y lo chupo como si de un polo se tratara. Tirando hacia mi, estirando todo lo posible dándote placer al máximo. Con cada chupada y con cada lamida alterno rápidos aleteos con la punta de mi lengua en tu clítoris, cada labio, la entrada de tu vagina, cualquier saliente en tu coñito que encuentre a mi paso. A veces las succiones son muy intensas, y me centro en tu clítoris, donde coloco mis labios en forma de o y succiono rítmicamente. Comienzas a gemir ya explícitamente, de viva voz, sin ningún tapujo, te encanta que te haga esto. Pero de repente a mi succión rítmica de tu clítoris añado mi dedo índice, que introduzco sin parar un momento, nada de poco a poco, hasta donde más puedo en tu vagina. No empiezo a moverlo cuando para mi sorpresa te oigo gritar: Ohhhhh sí Ángel, méteme dos, ¡méteme dos amor! No te voy a meter dos dedos mi niña, no sólo dos dedos por el coño. Pausadamente ero sin detenerme introduzco los deditos índice y corazón por tu vagina, pero acompañan a estos mi dedo anular, que meto en tu culo a la misma velocidad. Tu ¡¡OOOOOHHH SIIIIIII!!!!! que gritas retumbando toda la habitación me enamora los oídos al escucharlo, sí, angel, por el culo, por el culo, por el culo, por el culo dices continuamente en voz baja tras cada respiración acelerada. Tal respiración se hace cada vez más fuerte, ahora te meto y saco los dedos ampliamente, rápidamente, rítmicamente, salen de tu vagina y de tu recto sin ningún problema por la terriblemente dilatada que estas. Ahora ya ni te lamo, me dedico a contemplar cómo cada vez acelero el proceso, y tus gemidos ahora exagerados continúan su tono ascendente. Quiero que te corras. Quiero que te corras mi María. Para ello ahora introduzco dos dedos en tu vagina, pero ahora también meto dos en tu recto. Y en cada vaivén María en cada vaivén arqueo los cuatro dedos como rebañándote, rozando con fiereza las paredes de tu coño y tu culo. Por si fuera poco añado mi otra mano te golpetea el clítoris una y otra vez y lo masajea con mucha rapidez. Cada vez más deprisa, cada vez más al fondo, cada vez más enérgicamente, deseando verte llegar ya . GIME MI AMOR, GIME HASTA CORRERTE, EXCÍTATE HASTA QUE TU COÑO Y TU CULO EXPLOTEN DE PLACER!!! CÓRRETE AHORA!!!!! Caes al suelo rendida, aún con mis dedos metidos dentro. Los voy a sacar, pero me dices que esté dentro unos segundos más. Te complazco. Al poco me separo de ti, y me siento a tu lado unos segundos. Esto aún no ha terminado. CARTAS A MARÍA EN EL APARTAMENTO DE LA PLAYA.  TERCERA PARTE. Ahí te vi, tumbada en el suelo, sentado a tu lado, observando cómo tras desfallecer en el suelo respirabas aún rápidamente, pero cada vez con más calma, una respiración que reflejaba perfectamente la satisfacción que produce haber llegado a un orgasmo increíble. Mis dedos y mi boca te hicieron algo que jamás olvidarías, pero todavía quedaba mucho por darte esa tarde. Una vez más dediqué unos segundos a mirarte el cuerpo ahí tumbadito boca abajo, aún con tu camiseta mojada puesta, sin pantalones ni tanga. Me quedé mirando fijamente tu culito sedoso peligrosamente entreabierto por tus piernas algo separadas, un culito empapado por tus jugos, un culito que ocultaba un coñito y un ano plenamente dilatados, y mojados. Sólo de mirar ese panorama hizo que progresivamente se me volviera a poner dura la polla hasta tenerla totalmente erecta hasta la verticalidad y anchura máximas. Sí, esa polla has pajeado hasta el orgasmo. Esa polla que ahora sólo deseo que esté dentro de ti. Tienes la cabeza girada de tal forma que no me ves. De repente me incorporo y me sitúo de rodillas abiertas a la altura de tu culo. Apoyo las manos cerca de tus hombros, haciéndote dar cuenta que estoy ahí y no llevo buenas intenciones. Entonces, me recuesto sobre tu cuerpo tumbado, orientando mi polla hacia la entrada de tu coño. Sin mediar palabra comienzo a metértela hasta donde más puedo, no es mucho dada la posición, pero sí suficiente. No me muevo, sólo te la meto. Pero me resulta una sensación indescriptible de placer, porque es lo que llevaba deseando hacer desde hace mucho tiempo. Ohhhhh Dios tu polla .. Oh Dios, tu polla adoro tu polla . no sabes cómo adoro tu polla .. dices en voz baja, casi inaudible, como un pensamiento que se te escapa de la cabeza. Suavemente te beso el cuello, pero pronto mis besos comienzan a transformarse en lametones y chupadas de todo lo que alcanzo en tu cuello, mientras empiezo a moverme un poquito dentro de ti. No te penetro mucho, sino que te meto el capullo completo y lo saco lo suficiente para que tropiece con la entrada de tu vagina y tus labios menores, haciendo un pequeño ruidito que aumente mi excitación, y también la tuya. Te estás poniendo de nuevo muy cachonda. Con un rápido movimiento la saco de tu coño y me incorporo, agarrándote del brazo para que te incorpores también y me sigas. De pie te quito la camiseta y el sujetador instantáneamente y te propino incesables mordisquitos, chupadas y lametones super apasionados en todas tus tetas, en tus pezones, en todo lugar donde abarque mi boca, que parece un torbellino, un torbellino de pasión que reparto indiscriminadamente en tu pecho cachondo. Mientras hago esto aprieto mi polla en vertical contra tu tripita, haciéndote sentir lo cachondo que estoy también. De repente me separo de ti, tras darte un último y largo lametón en una de tus tetas mientras sobo otra con mi mano. Te tomo de la mano y te obligo a seguirme hasta la mesa. Entonces te subo a ella y te abro de piernas al máximo mientras quedo de pie frente a ti. Durante unos segundos vuelvo a entrar en una nube al volver a observar tu coño ahora bien dilatado y asombrosamente lubricado, todo para mí. Para que meta mi polla. No puedo esperar más, ese regalo que es contemplar tu desnudez, y tu coño empapado me supera, me excita demasiado. Me dedicas una mirada muy muy cómplice y una sonrisa mientras te recuestas totalmente boca arriba sobre la mesa y abres un poquito más las piernas. Me agarro del pene justo por su mitad, y comienzo a golpetear con el capullo tu clítoris, ahora fácilmente identificable, rodeado de flujos y saliva, produciendo un ruidito placentero y super excitante al golpetear repetidamente. De pronto, bruscamente paro y, tras colocarlo en la entrada de tu vagina empujo sin detenerme hasta que no puedo llegar más dentro de tu coño, dejándote sin respiración. Cuando digo hasta que no puedo llegar más dentro, quiero decir que esta penetración la hago realmente hasta el fondo, hasta que mis huevos se estrujan literalmente contra ti. Adoro observar que produzco en ti un placer tremendo, tu cara me lo dice todo, adoras que te la meta, y yo metértela (o me equivoco???). Tras unos segundos apretando bien, comienzo a moverme muy acompasadamente, pero no lentamente, sino con cierta rapidez, producida por el momento de terrible excitación que estoy viviendo contigo, y que si sigue así me correré dentro de muy poco. Cómo me gusta follarte. Y mirar cómo te follo. Pero sobre todo mirarte a ti, observando todo, mirándome a los ojos, mirando mi polla rasurada cómo entra y sale rítmicamente. Y es que mi polla te recorre íntegra la vagina. Íntegra. La meto hasta que mis testículos te golpean cerca del ano, y rápidamente la saco hasta que asoma un poquito el capullo. De hecho hay veces en las que la saco totalmente y me dedico a observar cómo tienes de dilatado el coño durante esas escasas décimas de segundo que pasan hasta que te la vuelvo a meter. Ese movimiento nos resulta a ambos muy placentero, a mí por lo visual y por el roce, y a ti exclusivamente porque sientes perfectamente cómo se te abre y cierra completamente el coño cada vez que lo hago, cortándote la respiración cada vez. Pero no puedo evitar penetrarte con rapidez extrema. No puedo porque mi respiración y la tuya nos piden acelerar el paso, y porque cuando te follo con tanta rapidez adoro mirarte a los ojos directamente y observar lo inyectada de lujuria que estás. Todo comienza a moverse, toda la mesa tiembla y da saltos con cada embestida a tu coño, donde ahora me deslizo fácilmente. Oh Dios, cómo te follo, con qué ritmo acelerado y apasionado te follo mi niña. Mis huevos bailan como locos mientras te la meto y te la saco con tanta rapidez .. Dios amor .. estoy notando cómo te vienes al orgasmo . Córrete amor mío, córrete mientras te follo!!! De pronto sueltas un grito continuado, indicándome que tu orgasmo te está durando mucho, porque no paro de follarte mientras te corres ..tu grito funciona además como un resorte para mí. Nada más dejar de gritar noto cómo se me acumula ya el semen a punto de salir, apunto de darme otro orgasmo increíble en esta tarde de sexo inolvidable (y contigo qué no es inolvidable?). La saco rápidamente, porque quiero correrme encima tuya, quiero que veas cómo me salta de mi polla a tu cuerpecito . Apenas la pajeo dos veces cuando mi corrida te inunda la tripita por completo. Todos los chorros caudalosos van a caer ahí, en tu tripita. Me encanta correrme encima de ti. Te encanta que me corra encima de ti. Te encanta. Al igual que a mí me encanta que te corras en mi boca y tu coño vibre y chorree encima de mi boca. De nuevo he producido mucho líquido que te ha empapado enterita. Y lo he producido porque me excitas muchísimo, y lo sabes. Quedamos rendidos, y antes de caer literalmente al suelo nos vamos a la cama, donde nos tumbamos, y, al lado unos del otro nos quedamos mirándonos a los ojos unos instantes, hasta que quedamos dormidos con una sonrisa en la boca

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