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Categoría: Confesiones

En Boca Ratón y en la boca del lobo

Muy por la mañana, tipo, 6:30 am, adolorida y todo, fui al aeropuerto de San Juan, y partí rumbo a Boca Ratón (cerca de Miami), hora y media duró mi viaje hacia este destino, una mujer como yo, Alfonsina Roberzzi, de mi edad 48 años, de 1.82m, buscaba aventuras, de todo tipo, y Miami, es la oportunidad más adecuada para vivir mis experiencias de todo tipo.



En el avión, recordaba cada una de mis vivencias sexuales que tuve en Puerto Rico, sobretodo mi doble cogida, que aun estaba adolorida, me sentaba de ladito un poco, porque me dolía mi concha y sobretodo mi culito, escapando sin querer, una risa pícara, cómplice, señal que quisiera volver a repetir tremenda doble sesión con Daniel y Carlos.



Llegué a Boca Ratón, a un hotel, cercano a la playa, que es maravillosa, entré a mi habitación, contemplé la vista al mar, por la tarde del primer día, así como lo hice en San Juan, salí a explorar la playa de ese lugar, me quedé sorprendida de lo espectacular que es la playa, había turistas de todo tipo, con cuerpos radiantes y bien trabajados (sobre todo en los hombres, jajaja), con un atardecer maravilloso, fascinada de lugar, fui a mi habitación, y cansada de, viaje, me fui a descansar.



Al día siguiente, llegan al hotel, un grupo de personas, por el acento, eran cubanos, por curiosidad, pregunté a uno de los botones del hotel, él me dijo que era un grupo católico cubano, conformado por 5 mujeres y 4 hombres, eran personas de humildes orígenes, me imaginaba que estaban de retiro, cuando salí del hotel, a correr por la playa, llegando al gimnasio y a la piscina del hotel, cuando bajan 2 hombres y 3 mujeres, a tomar baños de sol, ellos eran personas de mas o menos 40 años, pero los hombres tenían cuerpos trabajados, las mujeres igual, me acerco a ellos, con las mujeres hablé, me dijeron que estaban de retiros, la mayoría eran parejas, pero solo el líder era viudo, igual que yo, en plana conversa estaba, cuando aparece un hombre negro, de unos 50 años, siquiera de 2.01m, encanado tipo Morgan Freeman, se saca la camisa y se pega un clavado, que atravesó toda la piscina, al salir de la misma, tiene un cuerpo ejercitado, pero un poco descuidado, no era ni gordo, ni tan flaco, al acercarse a mi amiga María, ella muy amablemente me lo presentó:



María: Alfonsina, él es Juan, el líder del grupo,



Recordé las palabras de ella al decir que él es viudo, así que:



Yo: Mucho gusto Juan, tengo 48 años, soy sudamericana y mido 1.82m.



Juan; El gusto es mío en conocerla bella dama (sonriendo me dijo eso). cierto tengo 52 años, y mido 2.01m, lidero a estos chicos para que vayan por el buen camino.



Me dio un beso en la mejilla, que me dejó marcada hacia él, sin duda, a pesar de que es religioso, comencé a tener una atracción hacia él, María se alejó de nosotros, y comenzamos a platicar, Juan es un tipo muy simpático, con buen sentido del humor, me sacaba más de una sonrisa, eso en un hombre me encanta, me excita, estuvimos conversando toda la tarde con él, cuando me dijo algo:



Juan: Alfonsina, quiere venir tal vez a mi reunión que vamos a tener esta noche con los chicos, verás que no te vas a arrepentir, la vas a pasar bien...



Yo solo quería que me invite a estar a solas con él, para poder comerlo y cogérmelo.



Yo: Bueno, ya que no conozco a nadie aquí en boca ratón, un rato de distracción, será bueno.



Juan; Entonces nos vemos tipo 8pm en el Lobby



Yo: Ok, a esa hora en el lobby.



Con el tremendo calor que hacía, salí con un pantalón ligero y blusa, ambos color blanco, se notaba mi figura, más mis curvas, iba un poco atrevida, ya que por dentro, llevé una minitanguita y brazier blancos, sin ida, me vi sexy, como para levantarme a cualquier hombre, más aún a un exponente cincuentón de ébano cubano, bueno, llegó la hora planeada, fui al lobby, y me sorprendí, no solo por la puntualidad de Juan, sino por lo elegante que iba, todo de blanco, fuimos junto con el grupo, al principio me aburrí un poco, por lo que iban de rezo, claro está que a mi si me gusta rezar, así que no tuve problema, al llegar a la playa, hicimos una fogata, Juan sacó una guitarra, tocó música entre católica y cubana, vaya que él si canta bien, acompañábamos con las palmas, como estaba frente a él, noté que Juan no separaba su mirada de mi, quizá lo dejé pasmado, con mi vestimenta que fui a esa reunión, hacíamos dinámicas, en grupos de a 2, y para mi suerte, caí con el líder, conversamos un poco, como para conocernos más, nos presentamos mas formalmente, casi serían las 10:30 cuando Juan les dijo para irnos al hotel, todo el grupo, la verdad, la pasé bien con los chicos del grupo.



Cuando llegamos al hotel, estaba dispuesta a ir a descansar, cuando Juan, me dijo que me quedara un rato en el lobby, aprovechó el momento en que todos se fueron a sus cuartos, me invitó a pasear un rato en la playa, me contaba muchas cosas, ahí me enteré de verdad que era viudo, desde hace 5 años, ya que su esposa murió de cirrosis hepática, con lágrimas en sus ojos, decía que su difunta esposa era alcohólica, no paraba de beber, me amostró la foto de ella (era hermosa), de sus 2 hijas y de sus nietos, (2), que no superaba aun la muerte de ella, y de como murió, se puso a llorar, y ahí aproveché para abrazarlo, noté enseguida que su cuerpo es fuerte, pese a su edad, me apretó duro, cuando:



Yo: Tal vez, te has vuelto a enamorar de alguien...



Juan: No, decidí este tiempo estar sólo, para encontrarme con Dios, y si hallo a alguien, que sea una mujer que me entienda lo que pasé.



Después de consolarlo, le tomé la mano y caminamos por la playa, sin duda, me estaba excitando al sentir sus manos cogiendo las mías, me hacía reír, era un señor agradable, que sin duda, me enamoraría de él, hasta que:



Juan: Alfonsina, es cierto que las sudamericanas son pasionales?



No me imaginé que me preguntase eso, un líder de un grupo católico, un exponente macho de la raza negra, entrando en la vejez, tomé un suspiro, le apreté la mano, de buena manera, balanceándola, y:



Yo: Así dicen de nosotros, que todo lo hacemos con pasión, porque la pregunta...



Juan: Porque noté que me mirabas todo el tiempo, desde que canté, hasta que nos fuimos al hotel. Dime la verdad, talvés te gustan los tipos como yo, cubanos, negritos y entrando a la vejez?



Otra vez me quedé sorprendida, no pensé que era un tipo encarador, me puse un poco nerviosa, cuando me dijo eso, pero no era de miedo, sino como señal de que lo estaba esperando con todas las ganas:



Yo: A mi me gustan de todo tipo, más los experimentados, porque los niños, no lo hacen bien jejeje..



Sin querer, le respondí demás. Juan notó que estaba excitada, así que se acercó:



Juan: Así, que te gustan los hombres como yo?



Yo: Si, pero tú eres líder del movimiento católico y eso está prohibido...



Juan: Pero, todos pecamos, no...



En eso, se me acerca casi a mi boca, me le hice para atrás, cuando:



Yo: Tú debes ser ejemplo para los jóvenes que vinieron a buscar el camino correcto gracias a ti?



Juan: Claro, pero, yo también quiero buscar mi camino, y te encontré mi amor...



Con eso, no opuse resistencia, y me besó, si, me besó rico, sabía mover sus carnudos labios, su lengua se metía en mi boquita, me abrazó de la cintura, como él era grandote, sentí su palo en la altura de mi vientre, noté que era grande, como todo negro lo tiene, en el ritmo de los besos, él era encantador, me besaba el cuello, sin duda, estaba en pleno éxtasis, ni siquiera mi difunto esposo, me besaba así, peor los chicos de Puerto Rico, cuando:



Yo: Juan, que estamos haciendo, no es justo para ti, que estés expuesto a que los chicos te vean besándote con una desconocida como yo.



Juan: Hay una solución fácil...



Se me vino a la mente, llevarlo a mi cuarto, a que pasemos la noche juntos,



Yo: Vamos a mi habitación, es grande, ahí podemos hacer lo que queramos, mi negro...



Juan: No, Alfonsina, no. Mejor vamos al mío, que es la suite presidencial. O tienes miedo a que te haga sentir...



Yo: No tengo miedo a nada Juani, así que vamos ehh…



Nos besamos mas rico si quiera unos 5 minutos, cuando llegamos al hotel, en el ascensor, nos seguíamos besando, nos metíamos mano, en especial, yo acariciaba su palo, que estaba firme, llegamos al último piso, donde es su habitación, entramos al mismo, con besos y todo, nos fuimos sacando nuestras ropas, él tenía su torso trabajado, chupé sus tetillas, eso lo excitaba mucho más, cuando bajé hacia su bragueta, besé su palo por encima de su cremallera,



Juan: así, que quieres ver lo que traigo escondido mi hembra...



Yo: si mi negro, quiero verte todito, desnudo, con tu pene apuntando hacia mi, que tengo hambre de zorra...



En ello, Juan se baja el pantalón, junto con su bóxer, quedando desnudo, delante de mí, su verga era casi el doble de larga y gruesa, que la de Daniel y Carlos juntos, enseguida, me la metí lo que pude de su miembro en mi boquita, le daba ricas felaciones, chupaba su cabeza, junto con su líquido preseminal que emanaba de su glande, era rico el olor a macho que destilaba Juan, luego, el me penetraba mi boquita, lo hacía rico, tosía, me sacaba arcadas, paré un poco, me quité mi blusa y pantalón blanco, quedando en ropa interior, seguía mamando esa rica vergota, cuando, noté que se venía, a lo que Juan, paró sus embistes, me levanté, lo besé rico en su boquita, saboreando sus carnudos labios,



Juan: te gustó mi pene cosita rica.



Yo: si mi amor, tu verga me pone así, de excitada, me moje rico cuando me culeabas mi boquita...



Juan aparte de ser buen hombre, pese a sus 52 años, seguía siendo fuerte, porque me levantó como recién casados, fuimos a su cama, una grandísima cama, me acostó, me desabrochó con una sola mano mi sujetador, dejándome con mis tetas grandes al descubierto, él las chupaba como desesperado, como niño lactante, me estaba viniendo un rico orgasmo, después de mamar mis senos, bajó a la altura de mi vagina, cuando:



Juan: Alfonsina, hueles a hembra en celo, ahora te voy a comer tu almejita, vas a ver que te voy a hacer ir al cielo...



Yo: Juani, cómeme todita, soy tuya, solo tuya...



Enseguida, Juan, de un arrancón, me quita la tanguita, rompiéndola por completo, quedando desnuda ante él, un negro entrado en años, pero con la vitalidad de un joven, al sentir su lengua jugando con mi clítoris, me vino una sobrecarga eléctrica, que me hizo perder el conocimiento, sin duda, Juan, un líder religioso, sabe cómo complacer a una mujer, me hizo una comida de concha que sin duda fue espectacular, metía su lengua grande dentro de mi vagina, haciéndome venir de nuevo, rico, delicioso:



Yo: aaahhh Juani, que rico lo haces bebe, más sii, siiii, más masss, que rico, asi asi, asi.



Juan: amor, termina rico, así, mójate más, quiero probar tus jugos vaginales, que hembra de verdad me estoy comiendo...



A lo que me vine, sin querer mojé a Juan, en su rostro, que rico que terminé, ya no tenía aire, él se recostó encima mío, me besó tiernamente, para hacerme recobrar fuerzas, cuando de la nada, sentí que de golpe me clavó media verga, que rico, mojé su palo para que pudiera entrar todita en mi, en la pose del misionero, lo hacía riquísimo, el mete y saca era magnifico, sus bolas chocaban con mi culito, eran tremendas sus embestidas, pese a su edad, el viejo Juan era resistente, con su vergota, me hizo estallar:



Yo: aaaahhh dame duro, así, así, si, que rico que me culeas Juan, dame duro, si, duro.



Juan: toma mi hembra, bien dicen que las sudamericanas son fogosas y apasionadas, toma, toma, dime quien es tu macho, ehh



Yo: tu mi negro, eres mi macho, mi hombre, mi líder.



Me da un beso, y as ensartada en esa vergota, me siento encima de él, comencé la cabalgata, que rico era tenerla todito ese trozo de carne dentro de mi vagina, lo cabalgué como toda una potra, mientras él acariciaba mis tetas, yo seguía el toma y daca, que rico que es ese espectáculo, que nunca en mi vida soñé, con mis caderas le hacía movimientos circulares, otro rico y delicioso orgasmo vino hacia mí, pero sentada encima de Juan,



Yo: aaahh que hombre, cogeme así, rico, más mas, mas, así papito.



Juan: nadie te va a culear rico como yo, tu negro, tu viejo negro, que ahora te seguirá culeando toda la noche, toma...



Enseguida me puso de lado, y me siguió taladrando mi conchita, se movía a mi ritmo, y él también imponía el suyo, durante el tiroteo que hacíamos, Juan me aprieta con una mano las tetas, y con la otra, me masturba, juega con mi clítoris, que rico que sentía ese momento, cuando sentí las contracciones del pene de Juan, señal de que se venía:



Yo: aaaahh si, que rico, Juani, eres un campeón, culeame así, siiii, lléname con tu leche mi vagina, quiero sentir tu semilla dentro de mí.



Juan: me vengo cosita, siii, toma, siii siii, que rico, ahi te va... Ooohh.



Siento que de la verga de Juan, sale tremendas cantidades de semen, que son descargadas en mi vagina, que rico sentir ese líquido caliente dentro mío, es maravilloso que un negro viejo, como Juan tenga una vitalidad enorme, su vergota, después de inseminarme, se salió solita de mi vagina, me volteó, nos besamos como señal de satisfacción, nos abrazamos, sudados y desnudos, nos quedamos dormidos..



Me despierto, y eran tipo 3am, que rico quedarme dormida en el pecho de mi macho, que me hizo sentir hembra en esa noche, busqué mi vestido, mi sostén, mi tanguita estaba rota, él se dio cuenta, se levantó hacia mí, y otra vez me cogió, si, la fuerza de Juan era sorprendente, él parado me hizo el amor, me penetraba con todas las de la ley, me hizo tener orgasmos, y otra vez me llenó de leche mi cuevita, que ya había sido regada anteriormente por el mismo macho.



Estaba saliendo las primeras luces del día, cuando me vestí, dejé a Juan dormido en la suite, sin antes decirme que la pasó espectacular conmigo y quería que nos siguiéramos viendo. Al cual yo accedí con gusto durante el tiempo que pase en Boca Ratón.



Sin querer, me uní al grupo católico que llegó a Miami, compartí con ellos muchas cosas, y con su líder, sin duda, la pase fenomenal, ya que me hizo suya un par de veces, y yo sin querer, caí en la boca del lobo...


Datos del Relato
  • Categoría: Confesiones
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