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"La vida de pablo y ana laura y su caída en desgracia"
No sé lo que me pasaba por la cabeza. Desde que me había metido en esas malditas paginas pornográficas y de relatos eróticos, ya nada parecía ser lo mismo en mi cama y las pobre de Ana Laura, Mi Donna, era justamente la hoy, estaba pagando por ello.
Con Ana Laura nos conocimos en persona en una noche de bar. Y digo en persona porque yo ya le venía echando el ojo desde la secundaria, allí donde todos lo que la rodeaban no le podían sacar los ojos de encima, siendo ella una de las mujeres más hermosas del instituto privado al que íbamos.
En ese tiempo ella solía andar con un chico mayor. Un tal Andres, que luego con el tiempo descubrí que efectivamente era su novio y había sido su primer amor.
Con Andres, Ana lo había dejado después de salir de novios durante 3 años, justamente un día en el que ella descubrió una de las tantas infidelidades de aquel, pues siendo un tipo de 25 años, en aquel entonces, contra los 19 años de Ana, pues a Andres no le era difícil embaucarla y llenarla de cuentos para envolverla en la relación tóxica y repleta de infidelidades que mantenía con ella por aquel entonces y que fue, gracias a dios, el motivo por el cual ella lo terminó dejando para 3 meses después comenzar a salir conmigo.
Fue en esa noche de bar a mediados del invierno en el cual Ana llegó acompañada de un grupo de amigos y amigas, pero yendo está del brazo de Emanuel, el cual por cierto era mi amigo, el cual parecía no querer perderle pisada dado lo hermosa que de por cierto era Ana Laura.
Emanuel en ese momento venía intentando terminar una relación, también tóxica, con laque era una loca obsesiva de su novia Milena, la cual, a pesar de ser también muy hermosa y con un cuerpo de escándalo obtenido por su trabajo como Profesora de Fitness y que de hecho sabía lucir a la perfección en las ajustadas ropas que solía llevar.
Milena era por cierto una diosa morocha de pelo muy largo, el cual lucía siempre anudado en una larga cola de caballo, peinada con un peinado ajustado, lo cual le daba el aspecto de una tirana. Pues tras ello, su altura, su físico imponente y su cara de sería tirando hacía la mala leche, la verdad es que imponía un respeto tal que se le fruncía el culo a cualquier hombre que pensara en querer intentar abordarla. Y no solo era por su aspecto, pues aquella mujer en realidad estaba obsesionada con Emanuel, el cual en su momento había logrado doblegarla tanto por su aspecto varonil musculoso, su quijada cuadrada, su mirada profunda y por cierto con esos tatuajes que aquel llevaba desde su pecho trabado hasta abarcarle más de medio brazo derecho, lo cual no era para menos, ni desbocado, ya que Emmanuel era un maestro del Tattoo llevando adelante un estudio de tatuajes por demás de reconocido en la zona en la que vivíamos.
Con Emmanuel nos conocíamos desde hacía ya varios años. Él siendo un par de años mayor que yo, aquel siempre se jactaba de salvarme las papas a la hora de los típicos conflictos de riñas de la adolescencia y emotivo por el cual, dado el respeto que aquel imponía, nunca había necesitada terminar de agarrarme a las piñas.
Claro que eso era algo de lo que aquel solo se jactaba a modo de chiste, pues yo nunca había demostrado para nada ser un cobarde ni mucho menos, sino todo lo contrario. Ya que aprovechando lo apuesto que aparentemente soy, la vida de lujos que obtenía a través de mis adinerados padres y en la cual, ya a joven edad, conducía un coche último modelo que era la envidia de todo el instituto, pues la verdad es que me hacía respetar y haciendo valer aquel lugar de popularidad que me había ganado en aquella exigente y rigurosa vida social.
A esa edad, a pesar de contar con absolutamente todo lo que un joven puede desear a su edad, incluso un rotundo éxito con las mujeres, yo, no era lo que se pudiera llamar un muchacho que contaba con decenas o cientos de amoríos, pues sacando los estereotipos que me habían impuesto los demás, yo era un tipo más bien introvertido, tímido y de carácter tranquilo, dejando muy oculto lo mucho que me costaba poder encararme a una chica bonita o de como llevar adelante la relación con ella una vez que ya había iniciado, durando todas las relaciones que había tenido hasta aquel entonces, dado el punto que nunca había encontrado en ninguna de aquellas nada por lo que deseara poder luchar.
Eso fue exactamente lo que me llevó a hacer algo tan incorrecto y que de entrada sabía que estaba mal y que fue el hecho de acercarme a Ana Laura, lo cual aproveché aquella noche de bar desde el mismo momento en que Emanuel fuera interrumpido abruptamente por una más que sacada Milena que lo abordaba de manera histérica llenándolo de reclamos sobre la compañía de Ana Laura, luego de tan solo haberse ambos dado un tiempo para replantearse las cosas de su relación.
En aquella noche, en la que Emanuel no pudo sacarse de encima a su ex durante más de 3 horas en las que no pararon de discutir, fue en la que yo, su amigo, comencé a salir con la que supuestamente era su próximo proyecto de chica.
Claro estuvo que al regresar Emanuel de la discusión con su ex, yo ya estaba sentado junto a Ana Laura, cautivado hasta tuétano por lo espectacular que ella me parecía y al parecer a ella también apareciendo lo mismo de mí y llevando a Emanuel a irse de aquel bar de manera enfurecida ante, no solo el fastidio que tenía por la discusión con Milena, sino además con la supuesta traición sufrida de mi mano, o sea su mejor amigo y también de la que era su acompañante, lo cual si bien me dio pena ante la noche de mierda que aquel pobre habría tenido, la descomunal atracción que sentía en esas horas por Ana Laura, no me dejaron plantearme siquiera el de ir a su búsqueda, sobre todo ante el implacable terror que me daba perderla.
Dicen que por Amor una hace locuras? Pues sí. Esa noche jodí a uno de mis mejores amigos por la que hoy, después de 6 años aun seguía siendo el Amor de mi Vida.
Pasando por alto éste pequeño incidente mal interpretado por Emanuel y logrando que nuestra amistad se fuera a la mierda por más de 3 años hasta que al final lo habíamos retomado con el tiempo, pero ya sin que fuera lo mismo que antes, mi relación con Ana Laura, "Mi Donna”, como yo le decía, hacía sido sencillamente perfecta desde el minuto cero.
Ella casi ni se había preocupado por Emanuel en cuanto éste la dejó sola para comenzar a discutir con una supuesta novia histérica del pasado de aquel, para centrarse en mí desde el primer momento en el que, tragando saliva y temblando de miedo, me había animado a invitarla a una copa a la espera de que Emanuel regresara.
En ese minuto ella me dejó bien en claro de que aquello no era importante, de que su salida con aquel no había surgido sino a través de la caprichosa insistencia de su buena amiga Paula, la cual al parecer era también conocida de Emanuel a través de Lucas, el novio de aquella, los cuales se conocían con Emanuel por el gimnasio al que mi amigo se había cambiado luego de dejar a Milena y con el cual había hecho buenas migas de inmediato y al cual conocía solo de unas salidas que habíamos hecho en los últimos tiempos, tal como la que se había producido esa noche de bar, tragos y amigos y en la que terminé conociendo a Ana Laura y ponernos de novios de forma rapidísima dado la indudable química que existió entre nosotros desde el primer segundo que me senté junto a ella.
Hoy, 6 años después, vivíamos en un piso bellísimo en el centro de la cuidad, gracias al buen pasar económicos de mis padres, así como los de mi familia, la cual me permitía a mi llevar una vida de lujo trabajando sin ningún estrés en una de las sucursales de la empresa de bienes raíces propiedad de mi familia.
En cuanto a Ana Laura, ella era mucho más relajada que yo. Andando de manera errática por la vida, ella había encarado mil cursos luego de la secundaría, en tanto se abocaba a intentar practicar decenas de deportes, tales como el tenis, el boxeo, Artes marciales, natación, Futbol femenino, Jockey, volley, etc. Pero sin quedarse nunca en ninguno, tal como tampoco solía terminar otras proyectos más académicos, tales como aprender ingles, decoración de interiores, Pintura artística y que sabe cuantas más que había encarado para terminar por abandonarlas por otras que le surgían a mitad de camino.
Claro que todo eso Ana Laura lo podía realizar gracias a mi buen pasar económico y al inmenso amor que nos teníamos, pues a decir verdad, doy mi vida por ella e intentando darle sin problemas todo lo que desea.
Ni que decir que de todas esas experiencias “Fallidas”, Ana Laura no solo era una persona muy culta y por cierto, siempre enfocada por cierto en la lectura, sino que además, producto de sus aventuras deportivas, ésta había cogido un cuerpo de infarto, lo cual eran otras cosas, que como un extra al amor que sentía por ella, no podía sacarle los ojos de encima.
Oh! Mi Donna!… Si que es una diosa!… Mi diosa!… Mi Mujer Maravilla!
Pues que me pasa entonces si todo esta así de bien?… Pues mi estupides… Que otra cosa sino. Pues quien lo tiene todo y quiere aun más, corre el serio riesgo de perderlo todo y eso era justamente lo que estoy sufriendo hoy en día y que es el motivo de lo que les vengo a contar.
Ya lo dice el dicho… “Cuidado con lo que deseas, pues corres el inmenso peligro de poder encontrarlo”… Eso señor@s, es lo que hoy mismo he conseguido… Justamente lo que tanto estaba deseando… Eso que me enferma, me mata, me destroza y me hunde en la casi imposible agonía en la que se ha convertido mi vida.
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CAPITULO II
LA CRISIS
Que decir que el sexo con Ana Laura era simplemente “Espectacular”. Pues no solo el sexo era lo que nos importaba estando acostados en la cama revolcándonos por ella como dos enfermos depravados, sino que todo siempre había sido acompañado por ese profundo sentimiento de amor que nos profesábamos a cada segundo, a cada instante de nuestra maravillosas vidas.
Ana Laura y yo nos entendíamos de muerte. Sabiendo yo como hacerla acabar y conociendo ella cuando era el momento de hacerme sufrir para retrasar mis orgasmos de forma humillante, lo cual era una de las cosas que más me enloquecían de nuestros encuentros carnales. Yo dándolo todo para llevarla a miles de ellos y ella, por su lado, con una risa sarcástica y maligna, retrasándolos hasta que me retorcía y le terminaba suplicando imperiosamente a que me lo permitiera. Lo cual, cuando sucedían, si bien era una vez por semana, aquellos eran simplemente, “Sublimes”. Fantásticos. Maravillosos. Tan desgarradores y demoledores como el Amor que sentía por ella y los cuales nos permitían a ambos enredarnos como animales en una explosión de amor infernal en donde nuestros cuerpos terminaban abrazados tan fuerte, tal como si quisiéramos meternos uno dentro del otro para ser uno solo.
Ella, bajo risas burlonas me trataba de pervertido asqueroso, en tanto yo le profería mi absoluta devoción y adoración como si fuera mi Única Diosa, lo cual por cierto no hacía más de derrumbarla de amor y demostrando lo mucho que ella me amaba, incluso con más pasión y devoción que la que yo le demostraba. Que decir? Se que agoto con tanta palabrería cursi y ridícula, pero eso era y es lo que siempre he sentido por ella. Aun hoy, o quizás más, al saber que estoy a poco de perderla, si es que eso ya no ha sucedido.
Maldigo el momento, el instante, en el que dejándome llevar por el enfermizo morbo de cual hoy ya se que era adicto, comencé a visitar esas paginas de pornografía en busca de… de… de uno sé que en realidad, pero que justamente de allí, de ese malévolo mundo, fue que surgió aquella maldita idea que tuve.
Esa misma que, dejándome arrastrar por un centenar de películas, historias y relatos, me dieron a conocer el mundo del “Cuckold”, de la infidelidad consentida, de los cuernos, de la humillación y de tantas otras prácticas enfermizas que me terminaron por cagar la perfecta vida que llevaba hasta esos días.
En esos días por cierto un convulsivo hecho, del cual desconocía sus insospechadas consecuencias, me llevaban a hundirme en un pervertido mundo de ensueños en el cual, Ana Laura se transformaba en una especie de desgraciada maniaca a la que ya no le importaba meterme los cuernos de manera inescrupulosa y desalmada delante de todo el mundo que comenzaba a reconocerme abiertamente como un pobre cornudo y en el cual, producto del morbo derivado de aquella insoportable humillación, la verga me alcanzaba una dureza nunca antes experimentada y para brindarme de eyaculaciones monstruosas y continuas, las cuales por cierto me había afanado en lograr de forma tan repetitiva y constante hasta conseguir que mi pene nunca estuviera ya en forma para poder hacerle el amor a mi adorada diosa.
Por supuesto que aquello no era algo de lo cual yo no me daba cuenta, sino que era justamente por ellos que lo venía haciendo de manera constante, dado que el hecho de comenzar a dejar a "Mi Donna" con aquel deseo voraz enterrado en la mitad de sus piernas, era el mismísimo objetivo fantasioso por el cual podría yo lograr, en mis pervertidos sueños y deseos más eróticos, que aquella terminara de serme infiel para terminar convertido al fin en un humillado cornudo. Locura?… Pues si! Ya lo sabéis… Es cierto que ha veces los hombre solo pensamos solo con la polla… Eso es aun hecho irrefutable de que ninguno de los que lleve un pene entre las piernas puede negar.
Así fue las prácticas sexuales con Ana Laura de aquellos días comenzaron a ser infructuosas, incompletas, en fin… Desastrosas. Relaciones en las que ha veces mi pene no se llegaba a poner erecto. Otras en la que las erecciones eran tan débiles que apenas si podía penetrarla a media dado lo flácida que tenía la polla y otras veces, las más decepcionantes para Ana Laura, eran aquellas que a mitad del coito se me bajaba de golpe, quizás producto del agotamiento de las más de 3 pajas que me había hecho en el día. No sé por que hacía aquello, pero lo cierto es que terminó por fastidiar a "Mi Donna" al punto al que comenzó a creer que la estaba engañando con otra, motivo por el cual una tarde, con su cara cruzada por el pánico, me encaró en el sillón de nuestro living para plantearme esas terribles dudas que pesaban dentro de su cabeza, no pudiendo evitar el comenzar a llorar, producto del miedo y del pavor que le causaría el enterarse de que yo estaba siéndole infiel y pudiendo perder todo aquella bendición que nos había regalado la vida.
No pudiendo ver así, esa tarde de lluvia, fue que no dudé en dejarle conocer lo que en realidad estaba yo haciendo con ella, confesándole bastante humillado y avergonzado en que, lejos de engañarla o de serle infiel con otra, su querido novio se había convertido en un pobre pajero.
Aquello por supuesto que la sacó de quicio no entendiendo de porque, su querido amor estaba haciendo aquello y comenzando así un batallón de preguntas a modo de interrogatorio en el cual no tuve más opción que la de terminar de mostrarle todo aquel material con el que su novio se la jalaba todos los días, quedando Ana Laura shockeada al comprender de lo que justamente todos aquellos se trataban.
Esa noche y otras más, pro primera vez en nuestra vida de pareja, pasé la noche durmiendo sin ella, lamentándome sobre las estúpidas acciones que me habían llevado a dormir esa noche en el sofá del living en tanto escuchaba hasta media noche a como Ana Laura, Mi Amor, Mi Diosa, llevaba sola en la que era nuestra habitación.
Los días fueron pasando, solo 3 de ellos gracias a dios, en el cual, al llegar de la empresa, Ana Laura me estaba esperando una vez más sentada en el sillón de living que se había convenido en mi cama. Allí fue que me volví a reunir una vez más con una más calmada Ana Laura, la cual no dudó un solo instante en invitarme a que volviéramos a conversar en forma calmada para así poder superar finalmente esa pequeña crisis que nos torturaba.
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