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Queridos lectores, en esta ocasión os contaré una de mis experiencias en una de las etapas más queridas y especiales para mí, como fue mi época de embarazo. El destino, o quizás mi comportamiento, hicieron que quedase embarazada. Tras esto, decidí momentáneamente, y durante mi embarazo, no ejercer como prostituta, como anteriormente venía haciendo, y dedicarme a vivir con lo que había podido ahorrar hasta entonces.
No me avergüenza reconocer que al vivir sola, y el haber parado mi actividad, llegó un momento en el que el dinero no era suficiente para mantenerme, por lo cual, a pesar de estar embarazada, tuve que volver a vestirme y realizar un servicio como puta, a fin de poder mantenerme. Fue esta experiencia, la única vez que me prostituí durante mi embarazo, que os cuento en esta ocasión.
He de decir, que el proceso de selección del cliente con el que mantendría relaciones, fue una especie de subasta, en el sentido de que sólo acepté la mejor oferta que obtuve, por la cual recibí más dinero que lo que usualmente suelo percibir por un servicio, ya que al estar embarazada me había convertido en la fantasía de muchos hombres.
Finalmente, fui contratada por un hombre de mediana edad, aproximadamente 48 años, el cual estaba acompañado por dos compañeros de trabajo. Evidentemente, yo sería la distracción después de una jornada de trabajo, y el precio fue pagado entre todos, habiéndome ingresado la cantidad antes de realizar el servicio, como yo misma exigí.
La historia (Es una experiencia real), sucedió de la siguiente manera.
Era una noche fría de invierno, y había llegado la hora de acudir a realizar el servicio. No habíamos acordado nada en particular, y simplemente me comprometí a acudir a la hora indicada y ofrecer mis servicios, en principio como camarera, y como profesional del sexo después.
Me puse unos calcetines de algodón, para proteger mis pies del frío, y unas botas de invierno. Hacía demasiado frío para simplemente vestir una falda, que era lo que usualmente utilizada para follar (Ya que es fácil de subir y simplemente meterla), por lo que también vestí unas mallas de licra marrones, que protegían mis pierna. Arriba, una camiseta, también de algodón blanco, y una chaqueta de cuero.
Me dispuse a acudir a la casa, para lo cual me trasladé en taxi, llegando hasta una calle céntrica en la cual los clientes habían alquilado una habitación en un hotel de calidad mediana. El apartamento se encontraba en la tercera planta. Por el camino me crucé con diversas personas allí alojadas, hasta que finalmente llegué a la puerta en la cual se encontraban los clientes, y toqué a la puerta.
Esta se abrió, y al cabo de unos minutos (Tuve que esperar mucho), se abrió la puerta, encontrándome con un hombres, de mucha mayor edad que yo, de estatura mediana, y de enorme sonrisa, el cual muy educada y dulcemente me recibió.
-Buenas noches, adelante pasa, no te quedes ahí, hace mucho frío fuera-
Me sorprendieron las dulces y educadas palabras de éste, algo a lo cual no estaba acostumbrada a recibir por parte de mis clientes. Dentro había dos habitaciones. En la principal, se encontraban otros dos señores, de su misma edad aproximadamente, ambos sentados en una mesa, fumando, y con signos de haber terminado de comer (Había platos usados y copas medio llenas de vino). Uno de estos hombres era un señor grueso, bajito y con apenas pelo. El otro, algo más alto pero no mucho, era delgado, tenía el pelo blanco y largo, y bigote aún negro.
Yo permanecí inmóvil delante de ellos, esperando a recibir mi primer comando. El hombre que me recibió en la puerta se sentó al lado de los otros dos, y sonriendo nuevamente me dijo:
-Ven y nos acompañas preciosa, siéntate aquí- Dijo a la vez que indicaba con su mano su pierna. Obediente, hice lo que me dijo, sentándome sobre su pierna lentamente, sintiendo como esta apretaba mis glúteos. A continuación, el hombre lleno una mano sobre mi cabeza, y comenzó a acariciarme.
-Vaya, eres muy joven, pero eres preciosa. ¿Sabes ya si el bebé será niño o niña? Eres muy joven para ser madre-. Dijo a la vez que lentamente bajaba su mano y comenzaba a acariciar mi vientre.
-No aún lo no sé-. Al decir estas palabras, sentí como el hombre comenzó a besar mi cuello.
-Bueno pequeña, sabes muy bien para lo que te hemos contratado, ¿verdad? Queremos pasar un buen rato contigo- Los otros dos hombres, uno de los cuales se encontraba fumando, sonrieron perversamente. Entonces el caballero que aún me sostenía, me rodeó con uno de sus brazos, y lentamente introdujo su mano bajo mi camisa, subiendo hasta mi sujetador y comenzando a acariciar uno de mis pechos.
-Eres muy joven, es la primera vez que haces esto?- Me preguntó a la vez que uno de los otros dos hombres llevaba su mano dentro de su paquete y el otro observaba lo que pasaba.
-No, no es mi primera vez- Contesté.
-Eres muy joven, ¿con cuanta edad perdiste la virginidad?-
A la vez que pronunciaba estas palabras, a la cuales decidí no contestar, el hombre, junto conmigo, se puso en pie, y haciendo presión levemente sobre mis hombros me obligó a agacharme, quedando en cuclillas delante de él, con la intención de que le hiciese una felación. En esta postura, el hombre desabrochó la cremallera de su pantalón y dejó salir su miembro, ya medio erecto, el cual quedó delante de mi cara.
-Vamos preciosa, chúpame un poco para empezar- . Obedeciendo, cerré los ojos, agarré su pene, y lo metí en mi boca, comenzando a realizarle una mamada. El hombre cogió mi pelo, moviendo suavemente mi cabeza al ritmo que también moví sus caderas, comenzando a gemir poco a poco. La habitación estaba en silencio, si sólo se escuchaba el sonido que hacía mi boca al chupar, y las bocanadas de humo del hombre que se encontraba fumando (El más delgado de ellos).
A los pocos minutos, este hombre que fumaba se acercó hacia a nosotros, y sacando su miembro se colocó en la misma postura de su compañero, para recibir también una felación. Ellos me obligaron a ir alternando, y mamar la polla de uno mientras masturbaba al otro.
Tras unos minutos, en los cuales permanecí haciendo la misma acción, uno de ellos gritó:
-Para para… me voy a correr-. En ese momento me detuve, y ambos hombres se sentaron una silla.
El tercero de ellos, que estaba bastante gordo, se acercó a mí entonces, y cogiéndome de la mano me levantó, quedando ambos de pie. Tras esto me abrazó, y tras levantarme la falda comenzó a acariciar mis glúteos con ambas manos por encima de mis leggins.
-Que buen culo tienes zorra- Dijo mientras babeaba mi cuello-
El hombre introdujo su mano dentro de mis leggins, y agarrando mi tanga desde atrás (Era de hilo, color blanco con dibujos de manzanas, y una lazo rojo delante) tiró fuertemente de él hacia arriba apretándome.
-Yo me la voy a follar ya, me voy al cuarto y luego vais vosotros. Venga vamos perra- Me dio un pequeño empujón en dirección a la habitación. Tras entrar cerró la puerta.
-Venga quítate la ropa- . Dijo a la vez que él se desnudaba completamente, quedando al aire su gran barriga y pechos de hombre. Yo obedecí, y comencé a quitarme la ropa, hasta quedar completamente desnuda delante de él. Mi vientre de embarazada era ya considerable. Se acercó a mí, y cogiéndome por detrás agarrando mis brazos, me dejo car sobre la cama, quedando yo tumbada boca abajo.
-Perdona podemos… -Intenté decirle que la postura era incómoda para mí, pero no me escuchó y tuve que colocar una de mis manos debajo de mi vientre para no aplastar este con la cama y no dañar al bebé. Inmediatamente, él se subió encima de mí, dejando caer todo el peso de su cuerpo sobre mi. Tenía el pene de un tamaño grueso, pero de pequeña longitud. Eso hacía que le costase atravesar mis glúteos para metérmela, y que tuviera que intentarlo varias veces. Finalmente, consiguió introducir la punta de su pena en mi vagina, y comenzó a moverse sobre mi. Comenzó a embestirme. A menudo su pene se salía de mi cavidad, pero el volvía a introducirlo. Después de cinco minutos follándome, no pudo aguantar más y se corrió en la entrada de mi vagina, saliendo su semen de ésta.
Al terminar me tumbé bocarriba, y en el momento en el que salió él, otro hombre, el delgado de pelo blanco, entro en la habitación volviendo a cerrar la puerta.
-¿Por dónde te ha follado?- Dijo a la vez que se desnudaba por completo.
-Vaginalmente- Contesté
El hombre se acostó en la cama, quedando tumbado mirando al techo. Sus palabras fueron.
-Perra móntate encima y siéntate, pero métetela por el culo.
Diciendo lo que me indicaba, me senté sobre él, y agarrando su pene, puse la punta sobre la entrada de mi ano, dejándome caer poco a poco a la vez que su polla me penetraba entera.
-Cabalga puta- Dichas estas palabras, y sujetando mi vientre para evitar que el bebé sufriese, comencé a moverme sobre su pene. Mientras me lo follaba, se oyeron las palabras…
-Te voy a dejar embarazada por el culo puta-. Tras una rato, el terminó corriéndose dentro de mi, saliendo el semen de mi culo cuando me levanté para dejarle libre.
Finalmente, llegó el tercero de los hombres, el mismo que me recibió en la fuera. Al entrar vio mi tanga tirado en el suelo, y tras agacharse al suelo a cogerlo, lo puso sobre su cabeza a modo de sombrero.
Sin decir nada, me puso boca arriba, alzó mis piernas, y metió su pene en mi vagina. Gemía muy fuerte, casi gritando, agarrando mis piernas me embestía, viendo yo su cara de disfrute, con la boca abierta, y los ojos cerrados.
-Me voy a correr -Dijo jadeando.
Tras esto, el hombre justo antes de correrse, sacó su pene de mi interior, y colocándolo sobre mi barriga, deposito su leche sobre mí, haciendo que la cavidad de mi ombligo quedase llena. Sonrojada yo, el hombre comenzó a acariciar mi barriga con su mano, esparciendo su semen sobre ella.
-Con esto el bebe crecerá sano.
Y hasta aquí os contaré acerca de esta experiencia. Espero que la historia no os excite, sino que consiga haceros pensar en cómo me sentí y en lo que tuve que hacer para poder mantenerme y sobrevivir. Si os ha gustado, comentad.
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