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Categoría: Dominación

Ellas y la bruja.

Éramos un grupo de diez chicos varones que habíamos salido esa noche dispuestos a encontrar alguna buena aventura.



Llegamos hasta una multitudinaria berbena allá próxima a un gigantesco bosque, y un hermoso baile se celebraba entre antorchas que le daban a aquella nocturnal fiesta, un color como de antigua fiesta medieval.



Enseguida encontramos otro grupo, éste de chicas, con quienes de inmediato trabamos amistad iniciando con ellas nuestra diversión mezclándonos en aquel baile pleno de alegría y bullicio.



Pronto el gran desmadre allí comienza a darse, y el desenfreno se generaliza : Una chica que se sube sobre los hombros del chico con el que estaba de baile, y ya otra que la imita...y ya otra también...y otra, y otra, y otra más...y una generalizada sonoridad de femeninas carcajadas comienzan a escucharse al ellas tomar aquella osada iniciativa de dominante acción que contaba con la masculina complicidad de los chicos varones que se dejaban uno tras otro así por ellas montar. Pronto, aquello era una generalizada muestra de mujeres subidas sobre los hombros de todos nosotros...hermosas, robustas, muy insinuantemente vestidas con muy cortas minifaldas que exhibían sus enormes piernotas gordas, y con enormes tetas practicamente todas ellas.



Sí: aquéllo, parecía como cosa extraída de una verdadera historieta erótica!



La luz que emitían aquellas candelas le daba al festivo hecho aquél un carácter como fantasmagóricamente lujurioso, y aquellas antorchas llegaban hasta la interior arboleda de un bosque contiguo al lugar aquél.



Y la sonora y muy potente voz de una eufórica muchacha montada sobre uno de los muchachos, así tronó como indicando una excitante propuesta a todas y todos, así exclamando:



-"¡Al bosque todas...al bosque a montarlos y andar por el bosque en ellos montadas!!!"



¡Y comenzó inmediatamente el desfile masivo aquél en el cual todos marchábamos con nuestras amazonas sobre nuestros hombros marchando obedientes hacia el bosque, en medio del reír a carcajadas de todas ellas y sus voces y frases socarronamente humillantes hacia nosotros!!!



Entramos con ellas así montadas en nosotros al bosque, y en aquella penumbra de algunas antorchas alumbrando, vemos aparecer a las risas, a una hermosísima muchacha muy blanca, de larguísimo cabello negro, larga naríz, y...completamente desnuda que allí sobre una alta roca y dirigiéndose a todas las chicas, comenzó así a decirles:



-"¡Soy la bruja de este bosque, y yo fuí quien maquinó todo esto que está ahora pasando, y lo que pasará de inmediato, porque desde ahora, ustedes podrán hacer con todos ellos cuánto ustedes hacerles quieran, y ellos sólo serán obedientes y sumisos machos calientes con potencia sexual enloquecedoramente ilimitada que los dejará enloquecidos de tanto placer, pero que que gozarán la cosa y encima, sentirán en sus cuerpos la intensidad del amor que ustedes les harán, millones de veces más potenciadas y aunque queden locos de placer, lo aceptarán sin poder resistirse...así que chicas: ¡A disfrutarlos!!!"



Aquéllo fue una estridente gritería femenina de eufórica algarabía de risas y carcajadas, y ya, ahí mismo, comenzaron todas sobre todos nosotros, una verdadera locura orgiástica desnudándonos a todos dejándonos completamente desnudos y comenzando en nuestros calientes cuerpos de machos calientes como burros, un hacer y hacer que nos sumía en desesperaciones locas de amor soportándolas en aquel alocado hacer donde todas nos azotaban con sus haceres endemoniadamente cargado de lujuriosidad absoluta.



La bruja, revolcándose a las carcajadas, celebraba aquéllo que ella había así pergeñado con su mágico poder incontenible, mientras todas hacían con cada uno de nosotros, las cosas más insólitamente enloquecedoras.



Todo era gritos desesperados de varones que aullaban y gemían en un loco suspirar y bramar, exclamar guturalismos donde el placer loco y la desesperación se mezclaban, mientras ellas soltaban las carcajadas y nuestras vergas soltaban los chorros inmensos de leche que nos hacían saltar como de manera asombrosamente desmesurada.



Pajas y mamadas y folladas y azotes y todas las más variadas muestras de una dominación absoluta de ellas sobre nosotros allí sin pudores del más mínimo se daban, y una vez tras otra nos hacían estallar en bestiales orgasmos al tiempo que ellas también como diablas obviamente gozaban divirtiéndose sin ningún límite haciendo de nosotros sus más completos esclavos.



Los desaforados aullidos masculinos llenaban el nocturnal espectáculo aquél, y las carcajadas de las mujeres los aderezaban.



Cientos y cientos de chicos varones, sometidos así mágicamente por cientos y cientos de muchachas que haciendo uso de aquel poder por aquella bruja otorgado, aprovechaban disfrutándonos a sus más cochinas anchas todas. La voz de la bruja tronó:



-¡"Ésto, seguirá así, mientras la noche sea aún noche...así que disfruten, chicas, disfruten!!!"



La noche, que recién había dado comienzo, al gritar la bruja aquéllo, se pobló allí de las más estridentes carcajadas y aplausos y mil gritos de desenfrenada algarabía de todas ellas. Nosotros, en alocada desesperación de inusitado y desconocido placer, sacudíamos nuestras cabezas apretando los dientes pero sabiéndonos ya perdidos, reíamos resignados a aquella lujuriosa suerte que nos había tocado sufrir. Ellas, mirándonos, también reían y nos dirigían las más cómicas y socarronas morisquetas burlonas.



¡Toda una noche absolutamente entera, enterita entera, nos tuvieron sometiéndonos en una verdadera pesadilla erótica en la cual fuimos sus más absolutos objetos..! Cuando las primeras luces del amanecer se insinuaban en el horizonte, un desmayo comenzó a invadirnos súbitamente a los varones todos. Ya las luces de los rayos del sol comenzaban a penetrar por las hojas y troncos del boscaje, y...comenzamos a despertar, solos y tendidos desnudos todos, por un lado y otro.



Ellas, nuestras amigas y la bruja...ya no estaban.



Juro, que no fue un sueño!


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