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Ellas solo querían animales

~Viviana estaba entre los blancos muslos de Gabriela, chupando con ansias su jugosa vulva, la menuda y rubia actriz había invitado a la animadora estrella de la Televisión y otras amigas del medio artístico a la pequeña finca de sus padres, ubicada en el estado Guárico, a pasar un fin de semana de descanso. Viviana, que tenía tiempo sin tener sexo, estaba supercaliente oyendo hablar a Gaby sobre las poderosas y apetitosas vergas de sus caballos. Viendo a Gaby desnuda, se la imaginaba mamando y follando con aquellos animales, mientras seguía concentrada en aquella almeja rubia y llanera, húmeda y caliente, como el llano mismo. Ella sabía que Chiquinquirá y Marisa, que habían venido con ellas también, estaban "chingas" por probar el Sexo animal, y que Gaby se desvivía por una buena mamada de cuca, fuerte y pareja.

Viviana no dejaba de lamer y chupar aquella concha de la catira actriz, a quien conoció por vez primera cuando le tocó animar el concurso del Miss Venezuela, de donde había salido Gabriela a la palestra pública y de donde había salido incluso ella misma, unos años antes. Subiendo por aquel cuerpo de porcelana, besó el vientre y el pecho, le tocó el turno a aquel par de senos apetitosos que Gaby se gastaba, mordiendo con avidez los diminutos pezones, erectos ya por el trabajo hecho por toda una experta en dar placeres lésbicos. Viviana se imaginaba todo lo que podrían gozar si ella reuniera a su amante hembra con su propio macho de turno, Daniel, el marido de Chiquinquirá y a la sazón, su propio amante desde hace un tiempo, hecho que era público y notorio.


Viviana volvió a bajar, separó con sus dedos los delicados labios del coñito estrecho de Gaby, aquella esencia femenina directamente salida del manantial de la pequeña hembra era realmente deliciosa. Probó un poco más con su lengua la temblorosa gruta, que ya delataba una temperatura muy elevada. Gabriela arqueó su espalda de puro placer y Viviana la agarró por las nalgas, con firmeza y suavidad.


Ella había aprendido a dar placer oral a mujeres haciéndolo con Chiquinquirá y Marisa, una joven actriz de 22 años, tan caliente como la perra mas puta, de hecho, aún alterna su trabajo como actriz con su verdadera vocación: La Prostitución, por supuesto, protegida por un oportuno disfraz que usa cada vez que callejea por la Avenida Libertador de Caracas, además de las debidas precauciones para evitar enfermedades de transmisión sexual. Su tarifa es relativamente modesta, ya que lo que ella busca es el placer y no el dinero, eran raras las noches en que no recibía "lo suyo" de al menos treinta hombres por jornada, buena parte del dinero que consigue con su cuerpo caliente es debidamente donado a la Iglesia, de donde es devota, y a varias instituciones de caridad, porque claro, le gusta hacer el bien, con donaciones anónimas, por supuesto.


Viviana alcanzó el palpitante clítoris de Gabriela. Aquel botón del Amor estaba bastante desarrollado para una chica de contextura pequeña como Gaby (mide 1, 71 mts.), casi parecía un pequeño pene. A Viviana le encantaba mamar aquel botoncito jugoso, mientras la pequeña lasciva era llevada a placeres inenarrables. Al tiempo que Viviana mantenía su boca ocupada, sintió otra boca en su propia cuca, cuando aquella lengua desconocida hizo contacto con su propia pepita, ella, que estaba "de a toque", comenzó a correrse. Concentrada en su propio orgasmo, cerró los ojos, al abrirlos entre los muslos de Gaby, pudo ver a Chiqui, trabajando con esmero las tetas de Gabriela, succionando aquellos piquitos con mucha energía, ambas, Viviana y Gaby, alcanzaron el clímax casi al mismo tiempo, sacudiendo sus cuerpos con movimientos fuertes y al final sintiéndose en el Paraíso. Viviana agradeció el gesto amable de Marisa de darle una buena mamada de crica.

 


"Cuando quieras, puta", dijo Marisa riéndose, "tu cuca tiene un sabor muy rico, chama, pero la verdad yo lo que quisiera es gozar con Príncipe y Negrito", concluyó. "Coño Gaby, dime una cosa: ¿has tirado con novillos?" pregunta Chiqui, "¡no chica, como crees!", responde Gabriela, "yo nada mas me he dejado coger por mis dos caballos, los novillos me dan como miedo dan muchas coces".


Las chicas partieron, desnudas como estaban, al establo, a ver a los animales. Los padres de Gaby estaban de viaje hacia la capital y ella había despachado a los pocos peones que trabajan en la finca; Sin nadie a kilómetros a la redonda, éstas cuatro evas podían exhibirse y desahogarse en aquel entorno rural a su antojo; Viviana, la mayor, con 41 años, tiene todo en su lugar, pechos turgentes, muslos pronunciados y una pelambre azabache perfectamente cuidada que se destacaba en su monte de Venus; Chiquinquirá era otra hembra caliente salida del Miss Venezuela, 34 años, piel blanca aderezada con algunas pecas, de medidas 88, 62, 88, tetas altivas que se bamboleaban al aire y un señor culo respingón, que sería la envidia de Jennifer López, a decir verdad, desde muy joven siempre había hecho uso de su cuerpo para lograr sus propósitos, la "Operación Colchón" era su técnica y nunca le fallaba, así, todos los profesores de secundaria y alguno que otro alumno habían probado aquella cuchara maracucha y la Bachiller Chiqui nunca presentó finales. En la Universidad hizo otro tanto, aunque nunca se graduó, metas mas ambiciosas decidieron el curso de su vida. Media docena de vergas y la marabina entró al Miss Venezuela, escaló posiciones, se cotizó como modelo, contrajo nupcias con un afamado cantante, tuvo una hija, y se convirtió en un sólida actriz de telenovelas. Su segundo matrimonio con Daniel, no la separó del camino de la Lujuria, siempre procuraba darle a su cuerpo lo que éste le pedía.


Marisa, la más joven del grupo no se quedaba atrás en el Sexo vicioso, al contrario, habiéndose prostituido a voluntad desde los trece años, aquel cuerpo de "Teenager", trigueño y bien formado, podía contarles una cuantas historias a cualquiera. Cuatro monumentos desnudos paseaban sus pieles sudorosas bajo el sol de los llanos guariqueños.


Al llegar a la caballeriza, amontonaron unos pajares para instalarse, Viviana quería ver si las chicas se atrevían a algo, mamar la verga de un caballo por ejemplo, pero ella misma no estaba segura de participar, aún sentía algo de temor por los animales.


Gabriela inició todo. Sacó a "Príncipe", un hermoso potro alazán, de su casilla, lo presentó a las chicas, para luego agacharse y comenzar a manipular aquellos enormes testículos. La verga equina despertó, mostrándose orgullosa entre las blancas manos de Gaby, hábiles para despertarlo, la bestia relinchó, dando coces.


"Tranquilo mi niño, tranquilo", dijo Gaby, "somos tus amigas, no vas a patearnos, ¿verdad mi niño? Pero por si acaso…Viviana, tráeme unas cadenas que están colgadas en la pared, detrás de ti". La animadora tomó las cadenas y se las dio a su amiga, eran unas cadenas fuertes, especialmente diseñadas para refrenar las patas traseras, las cuales le fueron colocadas. Gaby llamó a las muchachas para que se acercaran, no podían perderse ningún detalle de lo que iba a pasar.


Consiguieron un taburete de madera. Gabriela se puso debajo de Príncipe, muy cerca de su cipote, aquella reluciente vara de carne se había salido de su funda sólo unos diez centímetros, pero cuando su ama acarició aquella suave y tibia piel, comenzó a crecer y a crecer.

 


Comenzó a besarlo en la punta, para luego besarlo con cariño, rápidamente intentó una mamada directa, abriendo bien su boca, para recibir ocho o nueve centímetros, sus mejillas se hincharon, tomando aquella mandarria viva con sus dos manos, a fin de tragarlo, aquel miembro equino se hundía sin piedad en su boca.


Pero la puta llanera no quería que el caballo acabara, ella quería darle a sus amigas el espectáculo completo, así que pasó a lo mejor: Se acomodó en el taburete de madera, suficientemente largo como para que ella pudiera recostarse, ofreció un buen ángulo a Príncipe: Estaba lista para ser penetrada por la bestia.


Acostada boca arriba, separó sus labios vaginales con su mano izquierda, mientras que con la derecha introducía aquel miembro equino, de pronto, de un solo envión, y sin que ella pudiera evitarlo, quince centímetros de carne viva se enterraron en aquella gruta sedienta y húmeda.


"¡Ugghh, coooño!" gritó Gabriela al sentirse invadida por aquella gruesa y larga vara equina, que la perforaba inmisericorde. "¡Coño que bolas!" replicó Marisa "¡ésta puta sí que es bien arrecha!", riéndose del asombroso espectáculo, no dejaba sin embargo de destilar abundante savia de su propia gruta, Chiquinquirá se dio cuenta enseguida de esto, Marisa se acercó mas, apoyando sus manos en sus rodillas para ver de cerca aquella colosal penetración a su colega y amiga. Sus piernas se abrieron dejando expuesta por atrás su propia supertrajinada y encharcada cueva, gotitas fluían de su interior, cayendo al piso, dos centímetros de separación entre sus labios carnosos, daban fe del trabajo que Marisa le daba a su cuchara. Chiquinquirá no pudo resistir y atacó desde atrás, "esa puta yegua de Gabriela sí que tiene suerte", dijo, al tiempo que acariciaba la jugosa vulva de Marisa, pronto metería cuatro dedos, los cuales entraban con mucha facilidad en esa cuca, joven y prostituida.


Viviana no decía nada. Concentrada en aquella imagen alucinante, creía maravilloso el contraste de aquella piel de porcelana de Gaby, aquellos muslos y piernas de tez blanca, aquella vulva con sus labios rosaditos, recibiendo sin compasión la entrada de 27 centímetros de esa vara brillosa y oscura como el ébano. Viviana deseaba que fuera ella a quien aquel caballo estuviera follando.


"¡Ay que rico, que rico, me está matando, me está matando!", Gabriela sollozaba de dolor y placer, sentía que ya no podía resistir mas tanto castigo. El semental acelera sus movimientos, revelándose como un macho salvaje dispuesto a no dar cuartel. De repente, el clímax equino estalló, un poderoso chorro de semen inundó el estrecho coño de la llanera, litros de leche equina se proyectaron fuera de su vagina, escurriendo por entre su culo y sus piernas, era imposible que ella pudiera guardar toda esa abundante y pegajosa crema en su modesto útero.


Marisa se apretaba las tetas, mientras Chiqui ya podía meterle la mano completa en aquella encharcada concha, ya muy dilatada, Viviana castigaba su clítoris, sentada en un pajar, viendo el delirante espectáculo concluir. Ella estaba endemoniadamente birrionda, quería ser follada a como diera lugar, quería verga.


Gabriela estaba bañada en leche de caballo, todo su cuerpo empapado en sudores y jugos, mucho había caído en el banco que le sirvió de cama y en el piso, al poder levantarse seguía escurriendo leche de su vagina ensanchada. Allí mismo busco un tobo con agua para lavarse un poco, mientras les decía a sus amigas: "Okey, putas, Príncipe acabó, pero denle un chance y se pondrá a tono en un rato, mientras, tenemos a Negrito disponible, éste caballo es tremendo macho, ¿quien va a ser la próxima?", hubo tres segundos de silencio, cuando Marisa dijo: "Yo. Ustedes esperen a que Príncipe se recupere, pero yo quiero que Negrito me coja ya".


"Bien, Mari", contesta Gabriela, "pero espera que te lo prepare, voy a lavarle el miembro", la rubia actriz trae a "Negrito", un potro zaino, de su casilla, toma agua con un tobo y se esmera en preparar aquel semental para su amiga, con sus caricias pronto el animal reacciona, enseñando una poderosa verga, tan grande y soberbia como la de Príncipe.


"¡Eso no es nada pá mí!", dice bromeando Marisa, "deja que me acomode en la banqueta", tomó Marisa la misma posición que antes había tenido Gabriela. "Oye bien, Mari", le dice "no te vayas a descuidar, Negrito es mas tranquilo que Príncipe, pero es muy fuerte, es tu primera vez, no conviene que te aceleres mucho, toma su güevo con tu mano y controla tú misma la penetración". Viviana y Chiqui se quedaron embelesadas tocando aquella enorme polla, tersa y tibia, pronto la bella trigueña de Marisa sabría lo que sienten las yeguas.


Gaby llevó la colosal polla a la entrada de la joven cuca, Marisa se acomodó un poco en el banco, mejorando su ángulo. La verga equina se abrió paso violentamente en aquella vagina jugosa.


"¡Ughguaoooo, coño!" gritó Marisa "¡me llegó al fondo! ¡Es lo mas grande me haya cogido nunca!", jamás se había sentido tan llena, todo su ser temblaba ante semejante invasión a sus entrañas de forma tan monstruosa.


"voy a moverme un poco mas, quiero mas", decía Marisa, "no hay problema", replica Gaby, "gózalo, es posible que se corra pronto". Viviana y Chiqui colaboraron y, tomando aquel miembro animal, controlaron la penetración salvaje que le hacía a su puta amiga, la cual estaba en el séptimo cielo.


"¡Mi madre, que cogida, rico madre, que polvo!", Marisa desvariaba, su cuerpo empapado en sudor denunciaba el tremendo esfuerzo físico de aquella "cabalgata".


"¡Ooooh uuggghh!", 31 centímetros eran detenidos por el estrecho útero, que se resistía a tan brutal violación. Viviana y Chiqui se esforzaron porque el caballo no metiera más.


Viviana miró a Marisa, sus gritos y su rostro indicaban un paraíso incontrolable de orgasmos. Viviana estaba decidida. No importaba si era Príncipe o Negrito, de allí tenía que salir cogida por un caballo, no podía dejar de experimentar ése placer tan grande que ella veía en sus amigas, su cuerpo se lo pedía. El potente chorro de semen que inundó a su amiga la despertó de de sus pensamientos. Marisa estaba desfallecida.


Tres minutos después, ya calmada, comentó: "Muchachas, ¡que cogida tan arrecha me acaba de dar éste animal! ¡No lo hago más con humanos! ¡Me lo llevo para mi casa!" bromeó riendo, al irse a lavar añadió: "Lo malo fue el banquito ese, hace falta una cama mas cómoda".


"Eso, buena idea", replicó Chiquinquirá, "vamos a tomar esta paja, le colocamos aquella tela, y hacemos una cama para tirar sabroso".


Gabriela fue a buscar a Príncipe otra vez, una vez mas comenzó a jugar con su miembro, que poco a poco salió de su funda para mostrarse otra vez listo para probar alguna hembra humana.


Viviana y Chiqui colocaron apropiadamente la paja bajo el caballo, le pusieron una tela grande que consiguieron y pronto tenían una "cama" bastante aceptable. Chiquinquirá tomó la delantera y pronto estuvo en la nueva cama, lista para ser la hembra del caballo, Viviana estaba molesta, ella quería ser la próxima en ser follada, pero la cachonda Chiqui se le adelantó.


"¡Coño! ¿Y yo que hago?", reclamó Viviana, "estoy demasiado caliente y no creo que pueda aguantar mas". Gabriela vio a Príncipe. Pensó que debían darle un poco más de tiempo, mientras veía como Negrito, ayudado por Marisa, enterraba con firmeza veinte centímetros de su polla, de cuatro centímetros de grueso, en la muy abierta concha de Chiquinquirá, quien lo recibió con gusto, gimiendo de placer.


"¡Coño, quiero tirar, no joda!", protestó Viviana, casi llorando, mientras estrujaba su hermosa "crestita de Gallo" con dos dedos. Gabriela lo pensó un segundo y una idea bizarra cruzó por su mente lasciva, ella sabía lo que estaba sintiendo Viviana porque la conocía, su carácter licencioso sólo podía compararse al de la Emperatriz romana Mesalina, o al de ella misma, no conocía putas tan arrechas como ellas. No lo dudó más para hacer su propuesta.


"¿Qué tanto quieres Sexo, Viviana?" preguntó Gaby, al tiempo que se abrazaba al cuerpo desnudo de su amiga lujuriosa, alzó sus talones y los cuatro pezones erectos se tocaron, "¿quieres tirar con animales, perra? ¿Quieres Güevo animal en esa totona?", Gabriela tocó con brusquedad, con su mano derecha, la entreabierta vulva de Viviana.


"Si…si…si… ¡coño, si, si, quiero tirar, quiero que me coja un animal de verga grande, que me coja ya, no joda!", gritó finalmente la muy zorra, enardecida. "OK, vamos a probar algo, vamos a hacer un experimento", replicó Gaby, "¿no querías un Güevo, puta? ¡Te lo voy a conseguir!".


Salieron del local donde estaban y entraron a un cuarto contiguo, mas pequeño, hecho de tablas, se veían correteando por ahí algunas gallinas y pollitos, y, amarrado a un palo por un mecate, se hallaba también un hermoso novillo de pelaje oscuro.


"¿Que…que estás pensando Gabriela?", pregunta Viviana, temblando de emoción y expectante, "¿no querías tirar, marica?", le dice Gaby socarronamente, "te ofrezco una verga que seguro no has probado antes".


"Pe…pe…pero… ¿un toro?", pregunta la cotizada actriz y animadora, ya sin ocultar su miedo, pero también su excitación. "Es un Novillo, todavía le falta crecer un poco, pero te aseguro que lo que tiene entre las patas ya está bastante crecido", responde la dueña de casa, "espera a que te lo prepare, vas a ver que cosa tan rica". A decir verdad, ni la misma Gabriela sabía que podía pasar de aquel "experimento", ella misma no se había atrevido a probar con aquella bestia, pues, aunque era manso, su comportamiento solía ser imprevisible a veces y no podía determinar como iba a ser su desempeño con una hembra humana, aunque, como semental lo había visto follarse a muchas novillas…mientras ella se masturbaba.


"Tranquilo chiquito, muéstrame lo que tienes", le susurró al oído del animal al tiempo que se agachaba y comenzaba a manipular hábilmente lo que parecía ser un modesto pene para semejante bestia. Con ciertos ejemplares o razas de Bóvidos pasa algo curioso: Al ir creciendo su miembro se va empequeñeciendo, al llegar a la plenitud terminan, en algunos casos, con una delgada tirilla velluda y negra.


La polla se despertó. Su largo máximo alcanzaría unos respetables veintidós centímetros, no obstante su diámetro colosal –seis centímetros de grueso- prometía una brutal -y satisfactoria- penetración.


"¿Tú…crees…que yo…que yo pueda?", pregunta temerosa Viviana, al tiempo que continuaba acariciando su vulva. "Eso es lo que vamos a averiguar, o tiras y gozas con éste animal, o mueres en el intento", contesta Gaby, con sonrisa pícara.


"Pero… ¿Cómo hago? Casi tendría que acostarme en el suelo bajo él, y además, se ve bien pesado, debe pesar como 100 kilos, me va a destripar.


"150 kilos, mas o menos, pero no te preocupes, ya tengo todo solucionado, ven que te señalo algo".


En el mismo cuarto, cubierto con una sábana que Gabriela se encargó de retirar, había un artefacto extraño al que no se le veía la utilidad: Se trataba de dos barras o tubos metálicos paralelos, enterrados al piso en sus dos extremos cada uno, separados unos 90 centímetros, los tubos arrancaban paralelos del piso hasta una altura de 1,30 metros, para doblarse, siempre paralelos, con una inclinación de treinta grados en dirección al piso, desde donde se doblaban por primera vez hasta el segundo doblez, mas cerca del piso, los tubos tenían una longitud de casi dos metros y estaban unidos por una gruesa lona acanalada como un chinchorro, cosida a ellos, el aparato semejaba un tobogán, por su inclinación.


"Mi Papá le llama ‘El Follador’, aquí montamos los toros cuando van a tirar con las vacas", explica Gaby. "Pero, ¿Por qué hacen eso? ¿No vá a poder la vaca con el peso del toro?", pregunta Viviana. "Ah, lo que pasa es que eso se hace sólo cuando recogemos su esperma, nosotros lo excitamos con su hembra, la llevamos entre los dos tubos y cuando el bruto intenta montarla, cae su cuerpo a la lona, que lo sostiene, y así podemos quitar la vaca y colectar su semen que se usa para la cría y se transporta sin necesidad de llevar el animal, ¿ves? Allí es donde ese bicho te vá a coger.


Viviana todavía estaba temerosa de hacer algo tan aberrante, pero su calentura pudo mas, era una verdadera hembra en celo y necesitaba un macho para calmar sus entrañas, así tuviera cuatro patas.


Gabriela volvió a la paloma de "Rocky", el joven novillo reproductor. "Ssshh, tranquilo, bonito, tranquilo", le dijo, "pronto vas a disfrutar una hembra diferente, si te portas bien, mas adelante me probarás a mí". Gabriela, experta en pollas de animales, no dejaba de gustarle tocar y acariciar aquel tolete de carne, sentada en el piso, con las piernas abiertas, no cesaba de masturbar aquel pene grueso, de color oscuro y un tanto áspero, mientras tocaba su propia pepita caliente. "Ponte debajo del aparato, Viviana, ya te lo llevo."


La ardiente hembra obedeció a su amiga, emocionada y temblorosa, desnuda como estaba, se puso en cuatro patas, rodillas y manos al piso, debajo de la lona de aquel extraño adminículo. El animal ya sabía que hacer, actuando por costumbre, se deja llevar mansamente por su ama, el portentoso bovino se encarama en la lona, haciendo el típico movimiento de follar. "Acomódate bien, córrete un poco mas, yo te ayudo", indica Gaby a la puta de Viviana, quien estaba por tener la experiencia de su vida. Gabriela guía la monstruosa vara, mas gruesa que su propia muñeca, hacia la gruta encharcada de su colega y amiga, Rocky parecía saber algo de lo que pasaba, por unos segundos dejó de moverse, dejó de embestir, Gaby pudo manipular su pene, pasando la cabeza por la entrada de la cuca de la viviana, de lo que sería su nuevo hogar, haciendo sufrir sádicamente a la ansiosa animadora. Colocó la cabeza entre aquellos labios carnosos y ya le iba a decir a Viviana que se moviera, cuando ambas son sorprendidas por una salvaje embestida del joven toro.


"¡Aaaaaghh! ¡noooo!", grita Viviana desesperada, con ojos desorbitados, "¡me lo enterró todo, me lo enterró todo!", efectivamente, un solo envión fue suficiente para ensartar aquella polla en la cuca de Viviana. Aunque habían sido decenas los hombres que ya habían estado ahí, ningún macho la había castigado tan fuertemente como Rocky. Las embestidas frenéticas aumentaban el intenso dolor, aunque pese a que estaba muy bien lubricada con sus jugos, la vagina de Viviana no podía soportar tal laceración. Gaby tuvo que sostenerla por la cadera, pasando su mano bajo su vientre, para que no se cayera o se levantara, pues podía ser peor, la empujó incluso hacia atrás, así, la penetración era total, de la vulva desgarrada, salían gotitas de sangre que salpicaban el suelo de tierra.


Era demasiado castigo, gritos y sollozos inundaban la covacha, el joven toro no tenía piedad con la hembra humana, la cogía sin parar."Relájate, no te concentres en el dolor, gózalo", Gabriela trataba de consolarla, asustada también, pensó con temor que se les había pasado la mano. El llanto de Viviana opacaba los quejidos de Chiquinquirá, que se encontraba en el cuarto contiguo, empalada también en una polla animal, pero equina.


La salvaje cogida continuó otro tanto, entonces, con la vulva mas dilatada, adaptada a las nuevas dimensiones que le exigían, Viviana sintió que el dolor disminuía un poco. Fue entonces cuando lentamente comenzó a disfrutar de veras aquella polla vacuna. Gaby ayudaba manipulando el clítoris. Abundante líquido trataba de escaparse del poco espacio que le quedaba en la cuchara de la animadora estrella de la Televisión. "Ay Gaby, ahora si, ahora si, creo que…si". El rostro desencajado de la hembra follada anunciaba un Orgasmo colosal, Gaby aceleró la masturbación frotando con furia el clítoris, entonces una vez mas el novillo las sorprende: Una descomunal corrida se proyecta en el útero de Viviana que casi la tumba hacia delante, Gabriela la sostiene para que no se salga el tolete de carne viva que perfora a su amiga pero no es posible, no es posible que entre tanta leche y tanta verga junta, en la humilde vagina de la caliente actriz, que cae rendida en el piso, bañada en semen de aquel novillo violador.


Cuando despierta, están sus tres amigas, lavándola con agua y esponja todo su adolorido cuerpo. Las cuatro estaban hechas un asco, con pegostes de semen en los cabellos y en algunas partes del cuerpo, a Chiquinquirá todavía le escurría un poco en su concha entreabierta, pero Chiqui, Gaby y Marisa trataban de limpiar con ternura el estropeado cuerpo de Viviana.


"¿Cómo te sientes?", preguntó Gabriela con suave mirada, Viviana parecía estar todavía en Shock, con el cuerpo aporreado, con la cabeza dándole vueltas, en unos segundos volvió en sí y con una sonrisa en el rostro contestó: "Me siento... ¡aliviadiiiita!".


Todas rieron, todo había salido bien, ayudaron a su amiga a levantarse, cuando logró hacerlo, varias onzas de cremoso semen escurrían de su raja.


"¡Vámonos al Río a bañarnos!" convidó Gabriela con alegría, ayudando a su amiga animadora, que no podía moverse bien. Llegaron a una quebrada, muy cerca de allí, y como dulces y traviesas niñas, las cuatro ninfas se dieron a la tarea de acicalarse unas a otras, exhibiendo su desnudez, la belleza de aquellos cuerpos entrenados para el Sexo, ante los Pájaros, las Flores, el Sol y el Río como testigos.


Durante varios días le fue imposible a Viviana ir a trabajar. El rumor era que tenía una fuerte infección con dolor, nadie sabía más. La indiscreción la cometió la secretaria del ginecólogo tratante: La famosa Viviana tenía una infección vaginal por causa de una herida que no se curó bien. Las especulaciones estaban a la orden del día. Siempre era así, rumores sobre éstas cuatro estrellas de la Televisión que nunca llegaban a comprobarse del todo, y es que el Deseo desenfrenado las llevó en mas de una ocasión a tomar riesgos demasiado peligrosos. Fueron muchas las aventuras que, en aras de la Lujuria acometían éstas cuatro putas arrechas; Gabriela, contratada para hacer una telenovela en México, se llevó a sus amigas, invitadas a Recepciones, Fiestas, Agasajos públicos y privados, etcétera.

Corriéndose el rumor en el medio artístico de que eran chicas fáciles fueron invitadas a una fiesta en un Rancho (Hacienda) en Tijuana, por unos colegas, donde bailaron, rieron, bebieron. El resultado fue una bacanal maratónica donde 37 actores mexicanos y estadounidenses follaron a las cuatro venezolanas toda la noche sin darles respiro. Según se dice entre ellos estuvieron un tal Charlie y un tal Jack, los gringos seguro pensaron que aquellas sluts eran generosos obsequios de sus pares aztecas, como muestras de admiración; Siempre retándose entre ellas, su amistad se afianzaba con cada aventura; Viajaron a Río de Janeiro, donde se hicieron pasar por prostitutas, ya que no eran conocidas allí, compitieron para ver quien atendía a mas clientes en una noche, por supuesto, la ganadora fue Marisa, veterana en esas lides, con un record personal de 57 machos, Chiquinquirá –que había follado con 52 hombres- protestó, alegando que Marisa hizo trampa, porque le hicieron el "Sándwich" (doble penetración) varias veces, pero sus amigas no aceptaron la protesta, alegando que una cogida es una cogida, y un cliente es un cliente, no importa por donde se beneficie, si por la boca, por la cuca o por el culo. En esa ocasión sólo cobraron 15 Dólares por polvo, todas unas putas baratas.


Una noche en Medellín, Chiqui se acordó del asunto y se los echó en cara a las demás, las otras la retaron a que hiciera algo mas audaz, para vindicar su condición de superputa, así que fueron en auto a un tenebroso barrio, donde Chiqui abordó un par de vagabundos, retándolos. El resultado fue que la llevaron a rastras a un solitario callejón donde procedieron a violarla un par de veces, aplicándole el "sándwich" por vez primera para ella. Las chicas vieron el Show desde el carro, ocultas, masturbándose a sus anchas; Vieron como el par de alcohólicos cambiaron a Chiqui por una botella de ron nueva, a un muchacho huele pega, como de 17 años, enardecido por la droga, quien logró desgarrarle el ano llenándoselo de leche adolescente. Varios niños de la calle se acercaron a donde estaba ella con el joven violador, quien viendo una oportunidad, la amarró a un poste con unos cables, le puso unos cartones debajo y cobrando unos veinte pesos por chico la alquiló a éstos, para que la follaran allí mismo, cerca de 15 jóvenes procedieron a violarla en aquel callejón, la pobre Chiqui no oponía resistencia –la oleada de orgasmos que le venían no se lo permitían- aguantó con estoicismo la cogida colectiva, los niños mas pequeños, de ocho y nueve años, incapaces de follarla, se limitaban a orinarle encima, bañándola del líquido caliente y amarillento de sus pequeños pipis.

El último en alquilarla, después de cuatro horas de sexo forzado, fue un borracho maloliente, que le pagó al improvisado chulo con una porción de Crack, pero estaba perdido de la embriaguez, al intentar cogerla lo único que hizo fue vomitarle en la cara, casi la ahoga con su vómito, estando tan perdidamente asquerosa ni siquiera esos vagabundos quisieron cojerla mas, así que el desgraciado drogadicto sólo se limitó a cubrirla con unos periódicos y se largó de allí. Eran casi las seis de la mañana cuando las chicas a hurtadillas rescataron a Chiqui, la llevaron a un hotel cinco estrellas y la colmaron de lujos y mimos por haberles provocado unos deliciosos orgasmos con su sacrificio sexual, la consecuencia final de esta aventura fue muy grave: Semanas mas tarde Chiquinquirá tuvo que viajar de incógnito a los Estados Unidos, a fin de practicarse un aborto.


Sin embargo, pese a todas esas vivencias, fue aquel fin de semana en la finca de Gaby, la experiencia más trascendente, pues descubrieron una fuente de placer sexual incomparable, que cambiaría notablemente sus vidas: La Zoofilia. Pronto descubrirían a un gran amigo -de las mujeres-y mascota sexual por excelencia: El Perro.


Como tenían recursos lograron reunir entre las cuatro a un total de 17 perros, los cuales daban en custodia a amigos y familiares, ya que no podían vivir con todos ellos a la vez; Eran de las razas mas finas, fuertes y mejor dotados. La colección incluía a un Husky, un Pastor alemán, un Terranova, un Retriever, un Pittsbull, un Bóxer, un Doberman y un Mastín napolitano, entre otros, todos amantes excepcionales. El preferido de todas era sin duda el Gran Danés, y es que era difícil que no quedaran satisfechas con aquella verga roja canina, venosa y de treinta centímetros de carne palpitante, sin incluir el nudo, del tamaño de un puño. Cuando juntaban los diecisiete perros, las cuatro duraban todo el día apareándose con ellos, ninguno se quedaba sin cogerse una perra humana, por lo menos, y alguno incluso repetía; Solían competir para ver quien de ellas se quedaba mas tiempo abotonada a un perro con el nudo, Marisa siempre perdía, su vagina estaba tan ensanchada que con el Gran Danés sólo duraba un máximo de 10 minutos trancada. Gaby una vez casi se muere de placer, al quedar doblemente abotonada, por el culo y por su almeja, con dos perros a la vez, durante más de veinte minutos.


La importancia del Bestialismo era tan grande que, en el extremo de la Lujuria y la perversión, Chiquinquirá orientó, entrenó e introdujo a su propia hija de trece años en el Sexo con perros, Chiqui, en su extraña concepción de "buena madre" no podía permitir que su querida niña se perdiera de aquellos placeres prohibidos. Aquellas jornadas de Sexo animal eran tan agotadoras para las cinco féminas -incluyendo a la niña- que durante días no podían mas que descansar y pasaban varias semanas sin siquiera hablar de Sexo. Siempre llegaban a la misma conclusión: Nada como el "Zoosexo", y es que ellas ya no querían follar con hombres, ellas sólo querían animales.

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