"Ella es una mujer de hoy, decidida, que sabe lo que quiere y que cuando algo quiere lo busca y lo toma, si a ella tuviese que ponerle un nombre para relatar su historia la llamaría Claudia. Claudia es una mujer que ocupa algunos de sus momentos de ocio en escribir relatos eróticos los c..."

Ella es una mujer de hoy, decidida, que sabe lo que quiere y que cuando algo quiere lo busca y lo toma, si a ella tuviese que ponerle un nombre para relatar su historia la llamaría Claudia.

Claudia es una mujer que ocupa algunos de sus momentos de ocio en escribir relatos eróticos los cuales comparte en algunos foros dedicados a este tema igualmente le gusta leer los relatos de otros autores.

Esta mañana fría como tantas otras Claudia conecta su ordenador con el fin de leer un poco, hace pocos días conoció un nuevo sitio y a el se dirige, comienza a leer sin prisa pero sin pausa y las escenas que en cada relato se narran comienzan a transportarla al mundo de fantasías en el que todos soñamos estar.

Por instinto mientras su mente esta haciéndole verse la protagonista del relato que lee en ese momento su mano asciende hasta presionar uno de sus prominentes pechos, al tomarlo con su mano un escalofrió recorre su cuerpo recorriéndolo todo hasta morir en el vértice entre sus piernas, sigue inmersa en el relato en el que en este punto el protagonista tiene su cabeza metida entre las piernas de la chica, la mano de Claudia se desliza de su pecho a su vientre para perderse bajo el pantalón primero y bajo el tanga después para acabarse perdiendo en su sexo, al acariciarlo no puede evitar el primer gemido de placer,

Su cuerpo responde al estimulo, sus pezones se endurecen al punto de que el roce de la prenda que los cubre se hace inaguantable, Claudia libera sus pechos y con sus dedos acaricia los pezones, produciéndose pequeñas descargas de placer que humedecen su tanga.

El relato sigue ahora la chica es la que toma el sexo enfebrecido de el y lo desliza dentro de su boca, Claudia siente como si ese miembro estuviese profanando su boca, casi percibe hasta su dureza y sabor. Presa de su propia fantasía se deshace de la ropa que le queda y mientras sigue la lectura sus dedos exploran los labios de su húmedo sexo, una mano en el pecho la otra descubriendo cada pliegue de su húmedo tesoro.

Como si sus dedos fuesen el sexo del protagonista del relato y cuando este penetra a la chica del mismo sus dedos penetran en su húmeda abertura, los duros pezones son acariciados por la otra mano soñando quizás que es la boca de el quien los toma,

Enfebrecida Claudia estimula su clítoris mientras sus dedos penetran en su cuerpo una y otra vez, sacándolos impregnados de la humedad de su sexo, esa misma humedad que pasa de sus dedos a sus pezones cuando los acaricia, mientras se revuelve ansiosa sobre la cama.

Cuando el miembro del protagonista comienza a penetrar el ano de la chica Claudia introduce un dedo mas dentro de sí, el placer se acerca, su cuerpo vibra con cada penetración, su clítoris ha doblado su tamaño y su dureza, siente como la humedad se escapa de su vagina y baja lenta por sus muslos, con gemidos ahogados llega el ansiado orgasmo justo cuando él estalla en el interior de la chica.

Sudorosa pese al frió ambiente Claudia después del violento orgasmo deja su mano sobre su sexo sintiendo como este continua palpitando, como este late bajo su mano, su respiración se va pausando pero el calor de sus entrañas no disminuye.

Las imágenes siguen agolpándose en su mente y siente como el deseo vuelve a renacer, lleva la mano que antes estuve dentro de su sexo a sus labios y los dos dedos que penetraron su interior desaparecen en su boca, el sabor de su reciente placer le hace sacarlos y con su saliva en ellos endurecer aun más si es posible sus pezones, esos que coronan sus magníficos pechos, lo que hace de detonante para que Claudia nuevamente busque el placer.

Han pasado unas horas y Claudia esta contando en un chat cualquiera al escritor de esos relatos lo que le provocaron esta mañana y como logro dos maravillosos orgasmos al leerlo. Lo que Claudia no sabe es que según narraba su placer el sexo de ese escritor se desplegaba dentro de su pantalón llevado a imaginar que los dedos de ella eran él penetrándola una y otra vez dándole ese placer que horas antes ella había sentido.