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Categoría: Parejas

Ella

Apareció un día en mi vida y la cambio para siempre. En realidad la conocí a través de la lectura, es una mujer indescifrable: unas veces es como una santa, otras veces es todo un demonio. Para los que recuerdan los pecados capitales, ella es la síntesis: Un Demonio con un Mundo de Carne.



 



Tiene unos labios hechos para disfrutar: rosados, jugosos, incitadores, capaces de dar tiernos besos y las más espectaculares fellatios, una lengua que explora tu cuerpo, por todos los rincones y que no deja que tu piel pase desapercibida. Unos ojos profundos azules, que reflejan la calma después de la borrasca de la pasión. Te lleva al cielo y te trae de vuelta con un solo guiño. Habla con sus ojos.



 



Y una voz profunda y sensual, que es capaz de inducir en ti todos los sentimientos y de despertar tus más oscuros deseos. Cuando te propone hacer el amor es tierna, cuando te dice "culpemos" es salvaje. Y de todas maneras tú lo disfrutas.



 



Es capaz de los más grandes sacrificios por los que ama y de los más grandes odios por quienes la lastiman. No entiendo como es posible que haya alguien que la haya lastimado.



 



Su cuello es perfecto, largo, sensual. Lo recorres con tu lengua y saboreas el placer, mientras ella gime suavemente. Tú sientes que la combinación de lamer y gemir hace que tu verga responda de inmediato y la erección es salvaje y sostenida. Quieres poseerla, pero aun no es tiempo. Debes disfrutar a esta hembra, mujer, maravilla.



 



Sus senos son pequeños, pero hermosos, con un areola que rodea un perfecto pezón, el cual a tus caricias, besos y chupeteos se pone rígido y te invita a seguir jugando con ellos, además son el medio por el cual sus piernas van cediendo a tu acoso; ya se empiezan a abrir y su hermosa vagina se lubrica poco a poco.



 



Su estomago plano, con un apetitoso ombligo, donde puedes servir todos los néctares y elixires para el amor. No acariciarlo ni besarlo seria un error. Es como privarse de la parte que más te gusta del postre.



 



Y su vagina es todo un espectáculo, se nota que es obra de Dios. Hay encuentras todos los sabores, gustos, olores que hacen de ella una verdadera hembra. Y también puedes darle trabajo a tu verga, tratando de satisfacer esa voraz engullidora. Si lo logras estarás en la gloria, si no lo logras, pobre de ti.



 



Sus piernas son otra maravilla, con unos muslos para regodearse, unas rodillas y unos tobillos que puedes disfrutar y que si logras que te responda pueden enroscarse en tu espalda cuando la estas cogiendo, haciendo que tu miembro se clave más adentro de su conchita.



 



Así es ella: voluptuosa, angelical, ingenua y complicada, es la mujer que todos soñamos. La veo venir hacia mí: Estoy sentado desnudo con mi verga pidiendo guerra, ella camina sensual y lentamente, con sus medias negras y sus zapatos de tacón y nada más. Se monta a horcajadas sobre mí, me come y empieza a moverse y a hacer que disfrutemos juntos. Estamos muy lubricados, nos besamos con pasión, con entrega total, y logramos alcanzar un mito: el orgasmo al mismo tiempo. Espero no defraudarla para que siga siendo mía y yo pueda estar completo.


Datos del Relato
  • Categoría: Parejas
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