Fue su amor, su único amor. Se conocieron en un restaurant gracias a una torpeza de él, le pidió disculpas, ello lo insultó, el la insultó, y entre carajos y mierdas empezaron a preguntarse si era necesario discutir por algo tan ridículo. La posterior reacción de ambos no se hizo esperar, ella fue invitada a comer por él. Era una ferviente católica creyente del amor que se sabe esperar. Él un ferviente evangelista que había tenido un día muy duro, llenos de desdichas y dificultades, las disculpas de él no se hicieron esperar, luego las risas y una siguiente invitación, y otra, y otra, hasta finalmente empezar a comprenderse mutuamente en sus mundos tan distintos, demás está decir que ella lo amó con locura, que finalmente era el quien la tomaría en sus brazos y haría suya toda la virginidad guardada para un hombre, su hombre. Ambos hicieron planes para casarse, ella se adapto a su mundo, a sus errores, sus virtudes, sus fallas, sus capacidades y sus potencialidades. Ella lo amó tanto como lo dice las miles de historias de amor que se cuentan, le daría lo más preciado, le otorgaría su virginidad, su cuerpo, le daría el permiso de recorrerlo todo, desde acariciar sus cabellos hasta besar las plantar de sus pies.
Fueron a cenar, luego de un atardecer majestuoso y lleno del romanticismo literario que nos cuentan tantas de esas estúpidas historias de amor (las cuales aborrezco) alquilaron una habitación, no sabía para que funcioban los espejos...lo supo muy pronto.
La despojó de sus ropas con la ternura que ella había soñado toda la vida, primero fueron las caricias en su cabello para continuar besándola despacio desde al cuello hasta los brazos, sus pechos, aunque no muy grandes, no le impidieron a su hombre a hacer una fiesta de ellos, lamiéndolos en círculos hasta morder sus pezones. Ella, totalmente desnuda se aferró a su pecho con fuerza, el no dudó en penetrarla y ella sintió el dolor y el placer al mismo tiempo...hasta olvidar por completo el dolor para sumergirse en el infinito saber que culminó con la explosión de sus emociones en la primera experiencia de un orgasmo.
Al día siguiente el ya no estaba, se vistió y fue a preguntar al conserje quién le entregó un hermoso ramo de flores que tenía una tarjeta la cual decía:
" Hola Preciosa
gracias por la noche
Bienvenida al mundo del SIDA"
Es triste el relato, porque ella le entregó a esa persona algo valioso para ella, y él fué cruel por sabia que estaba enfermo y lo hizo a sangre fría, por eso cuando hagamos el amor debemos usar condon.