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El viejo conserje y la muy inocente universitaria

Día 1



Antes de nada, me gustaría presentarme. Mi nombre es Sebastián Morales, “Sebas” para los amigos, soy un hombre de 64 años que aún tiene la necesidad de seguir trabajando en el puesto que llevo más de 35 años, soy conserje de un edificio de pisos del centro de una importante ciudad del país, que aunque, no siendo un piso de lujo, pueden permitirse tener a un conserje que les haga todas las funciones propias del puesto. Limpiar, barrer, recoger la basura etc. Vivo en el mismo edificio en un pequeño apartamento, debajo de la portería, muy pequeño, pero en el cual no pago nada, ya que puedo residir en el a cambio del trabajo y de un sueldo algo más reducido.



Los residentes de este edificio han ido cambiando con los años, desde gente muy adinerada y petulante, hasta algunos pisos para estudiantes o gente que va y viene. He estado siempre soltero, y tengo que decir la verdad, he sido muy vicioso y me ha gustado siempre ir con unas y con otras, follar con putas, con alguna que otra vecina, en fin, digamos que soy un puto viejo verde. En una ocasión, una de las estudiantes que residía de alquiler en uno de los pisos del edificio, llegó tan borracha, que di buena cuenta de ella, pero bueno eso es otra historia.



Físicamente, no es que sea excesivamente agraciado, otro de los motivos este, por el que no me he casado nunca. Mido 1.75m, peso 135 kilos, calvo y con una barriga prominente.



Como os dije, en el edificio donde trabajo hay gente de todo tipo, pero me había llamado la atención desde hace unos meses atrás la hija de la vecina del 12º piso, una linda y jovencita de 18 años recién cumplidos, rubia de ojos azules, hija de una señora mayor que enviudó hace más de 12 años, una mujer chapada a la antigua, que tuvo a su pequeña con bastantes años, casi 45, al morir su esposo, y dejándolas llenas de deudas, educó a su hija como pudo, teniendo que trabajar horas y horas, limpiando en casas de gente de mucho dinero a costa de un sueldo mísero que apenas les daba para vivir y pagar el alquiler, es más, llevaban casi 6 meses de retraso del alquiler y yo, afortunadamente, y habiéndomelo ordenado antes los propietarios del piso, era el encargado de cobrarles el alquiler.



Esta ricura de niña llamada Clara, acababa de cumplir 18 primaveras y como os he dicho había sido educada muy a la antigua, propia de una mujer que había sido la típica ama de casa de zonas rurales de finales de los 70, donde las mujeres solo estaban para hacer las labores que les mandaba su marido. Una jovencita muy introvertida y tímida. Solo iba del colegio a casa y de casa al colegio, y ahora en este caso acababa de entrar en la universidad del opus dei, se había matriculado en historia. No salía con amigas ni se le conocía ningún novio.



Iba siempre vestida con ropa ancha y cómoda que no marcase nada de su cuerpo, o bien con el uniforme de la universidad, si así es, dicha universidad se daban las clases por sexos y obligatoriamente debían llevar el uniforme. Uniforme típico, como el de los colegios de monjas, y pude saber también, que la madre pagaba las mensualidades de dicha facultad, cuando y como podía, para no perder la educación estricta y rígida que ella quería para su única hija y aunque nunca llevaba ropa que pudiera marcar su figura, si es cierto que se podía adivinar una preciosa figura escondida bajo sus atuendos y yo no paraba de imaginármela desnuda arrodillada ante mí, haciéndome una intensa mamada hasta el final, o a cuatro patas taladrando su precioso culo.



Tenía que follármela a toda costa, convertirla en mi puta para el resto de su vida, así que urdí un plan y me dispuse a ponerlo en marcha.



Lo primero que hice fue ponerme en contacto con los propietarios del piso, que eran los hijos de un señor mayor fallecido hace años, concretamente con el hijo mayor del fallecido, y que además residían en otro país y les comenté el retraso tan largo que llevaban en los pagos, a lo cual el inmediatamente se puso en contacto con ellas informándoles de que si no procedía a pagar las mensualidades que les adeudaban procedería a demandarlas y a echarlas de la casa y que hablaran conmigo para arreglar el tema de los pagos, que ya me encargaría yo de gestionarlo todo adecuadamente.



Esta noticia callo muy fuerte en la madre de Clara, más si cabe que dicha llamada fue hecha a primera hora de la mañana, pasando un calvario durante todo el día pensando cómo podría afrontar dicha deuda, casi 4000 euros.



Ese mismo día ya bien entrada la tarde, a eso de las 22:00, decidí subir al apartamento de Isabel, que así se llamaba la madre de Clara y empezar a poner en marcha la primera parte de mi plan.



Llame a su puerta y entre en su casa, bastante humilde por cierto, sin televisión ni si quiera y empecé a hablar con ellas dos que estaban allí, con un tono muy serio, directo y amenazador, dándoles de plazo 15 días para que al menos pudieran cancelar la mitad de la deuda. Isabel entre un mar de lágrimas dijo que era imposible pagar todo eso, que por favor les ayudara con el dueño. Me quede mirándolas fijamente con semblante pensativo, mirándolas de arriba abajo, sobre todo a Clara, que iba en pijama de verano ya. Aprecié entonces su voluptuoso cuerpo y sus más que grandes tetas, y casi me vuelvo loco allí. Mi mente empezó a enloquecer.



Entonces, y después de hacer como que me quedaba pensativo y de decir en varias ocasiones que no podía hacer otra cosa, que los hijos del dueño que había fallecido eran los que mandaban en este asunto. Al oírme decir eso, la madre se echó a llorar abrazando a su hija, la cual se abrazó a ella llorando también, como en un gesto de caridad cristiana con ellas inicie la parte más importante de mi plan para hacerme con la chica, de modo que les hable proponiéndoles lo siguiente:



Sebas- Podríamos hacer lo siguiente Doña Isabel, yo tengo mucho trabajo aquí en el edificio y ya soy mayor, necesito a alguien que me ayude a limpiar mi casa, que me haga la comida me planche, etc. vamos necesito una chacha, ¡una criada de toda la vida de Dios!



Si usted se encargara de hacer todo eso, yo me encargaría personalmente de hablar con el hijo mayor del propietario, para que les dejara pagar poco a poco. Es más, si estuviera satisfecho con sus servicios, yo mismo me encargaría de pagar su deuda, siempre y cuando estuviera todo el día conmigo en casa realizando todas y cualquier tarea que yo le ordenase sin poner pega a ninguna de ellas, ya fuese limpiar, planchar fregar, cocinar, limpiar las escaleras por mí, tareas del edificio que a mí no me gusta hacer. Cualquier cosa que yo le ordenara usted la haría para mí sin poner objeción alguna. Si usted cumpliera con todas mis exigencias, yo pagaría su deuda con sumo gusto. Todo eso evidentemente si con su trabajo yo estoy como le dije anteriormente muy muy satisfecho.



Isabel puso cara entre aliviada y extrañada, no sabía que decir, a lo cual le insistí que esas eran mis condiciones para hacerme cargo de su deuda, a lo que ella, después de unos segundos en silencio, cabizbaja y pensativa, pero con lágrimas en los ojos me contestó:



Isabel- Me encantará poder llegar a ese acuerdo con usted Don Sebastián, pero si lo hago, tendría que dejar todos mis otros empleos y tengo que ir a limpiar a muchos sitios para poder sacar algo de dinero para pagar la universidad de mi hija, los gastos diarios de casa, la luz y el agua. Si lo hago, no podría pagar el resto de cosas….no puedo hacerlo Sebastián, lo siento de veras y creo que es usted un buen hombre y un cristiano ejemplar que quiere ayudar a una viuda en apuros a la cual su difunto marido dejo arruinada antes de morir y a su única hija. Ella es lo único que tengo. Lo siento no puedo hacerlo, Tendremos que irnos del piso Sebastián.



Dijo compungida con cara triste y mirando al suelo, llenándose sus ojos de lágrimas, a lo cual Clara, al terminar de hablar su madre y viendo como lloraba desconsolada porque no podía hacer nada y conocedora de todo lo que su madre trabajaba por tratar de sobrevivir y de darle una buena educación, habló, en un tono muy bajo y mirando al suelo con los ojos llorosos:



Clara- Madre, yo me haré cargo de ese trabajo ya que usted no puede. Ahora podría encargarme de estas tareas por usted y ayudarle a pagar la deuda madre, ahora empezamos ya las vacaciones de verano y podría hacerlo por usted y por las dos madre, ¡déjeme ayudarle madre! Déjeme que haga esto para devolverle al menos un poco de todo lo que usted me da a mí.



Al escuchar eso, creía que me desmayaba, estaba aceptando mis condiciones sin saber lo que le esperaba desde ese momento



La madre la miro y la abrazó llorando, agradeciéndole lo que estaba haciendo por la familia y le dijo en voz alta y delante de mí, con voz muy apenada por la situación, pero agradecida al mismo tiempo por el sacrificio que ella iba a hacer. La besó con fuerza en la frente y mientras la tenía abrazaba y su pequeña ricura le devolvía el abrazo, le dijo:



Isabel- Gracias hija mía, muchas gracias por lo que vas a hacer sacrificando tus vacaciones para ayudarnos a sobrevivir, gracias.



Las dos estaban fundidas en un abrazo que duró más de tres minutos, y yo estaba allí contemplando dicha escena, pero sin dejar de mirar de reojo a la quien pensaba convertir en mi esclava particular, contemplando sus formas y sus curvas que se vislumbraban ahora perfectamente, notando como al abrazarse con su madre uno de sus pechos se veía a través del lateral del pijama de tirantes que llevaba.



Isabel- Hija mía este hombre tan bueno, tan cristiano nos ha sido enviado por el creador y gracias a su bondad y con la ayuda de Dios nuestro señor nos va a ayudar a salir de este problema tan terrible que tenemos. Gracias a Dios aún hay hombres buenos. Así que por favor obedece a don Sebastián en todo lo que te diga y haz todas las tareas que te ordene por muy dificultosas y extrañas que te parezcan. Él nos va a ayudar con todo esto. Es un buen cristiano y debemos expirar nuestros pecados a través de nuestro trabajo con él y de nuestro sacrificio sirviéndole en aquello que ordene, ¡en todo hija mía!, ¡en todo lo que él nos ordene hacer!



A lo que al oír lo que decía, me apresuré a ganar terreno a mi favor con la pequeña, y hacerle ver y entender que debía obedecer en todo, de modo que interrumpí las palabras de Isabel hacia su hija, para que pudiera entender quién era el que mandaba allí, y hablando con tono alto y autoritario dije lo siguiente:



Sebas- Evidentemente, la pequeña estará a prueba durante una semana y si me convence y me satisface plenamente a todas y cada una de las tareas que le ordene hacer, todo lo que yo ordene repito, si es así, y durante esa semana me demuestra que quiere ayudarla de verdad, entonces y solo entonces, me haré cargo de la deuda, y si me hago cargo de la deuda, tendrá que trabajar para mi todos los días del año, jornada completa en fines de semana y vacaciones, y todas las tardes durante la época universitaria, ¿lo habéis entendido las dos?¿estáis dispuestas a hacerlo por muy tedioso y extraño que os pueda parecer aquellas tareas que os pida que hagáis?



Clara iba a contestar, pero su madre la interrumpió diciendo que no me preocupara que su hija obedecería en todo lo que yo le dijera y obedecería en todo sin poner ninguna excusa.



No me lo podía creer, estaba obligando a su hija a obedecerme en todo lo que le dijera y ordenase. Lo que su madre ignoraba evidentemente era que tipo de cosas iba a hacer su joven hija para mí. La cabeza me daba vueltas. No podía esperar a mañana así que le improvisé en ese instante y dije.



Sebas- Me parece muy bien, así me gusta que todos entendamos el acuerdo al cual hemos llegado…. (Me quedé pensativo durante unos segundos mirándolas a las dos y volví a hablar diciendo) - perfecto, pues vamos a hacer lo siguiente, voy a hacerte una prueba ahora mismo Clara, quiero que bajes conmigo y me hagas una demostración durante un par de horas, para ver así como trabajas y te desenvuelves obedeciéndome en las tareas que vas a realizar para mí, ¿de acuerdo?



A lo que la madre contestó que ya bajaba ella a hacer esa tarea y se dispuso a salir. Me iba a joder la madre con sus ganas de agradarme, de modo que la hice parar y le dije que lo sentía mucho pero, que la que iba a trabajar para mí, era Clara y ella tenía que serla que hiciera esta prueba sin ayuda de su madre, ya que su madre no iba a estar para ayudarla en sus tareas diarias conmigo como mi criada. Entonces ella asintió comprendiendo la situación y Clara dijo que bajaba en unos minutos en cuanto se quitara el pijama que llevaba, y que bajaba enseguida y que por supuesto que sería muy obediente y haría todo lo que le ordenara para trabajar y pagar la deuda.



Sebas- no te preocupes pequeña, no es necesario que te cambies, será una prueba de un par de horas solamente...



Me di la vuelta dirigiéndome a la puerta, mirándola desafiante indicándole con la mano que se diera prisa en salir. A lo cual ella rápidamente salió por la puerta delante de mí, rozando su cuerpo contra él mío. Una vez salió y mirando a su madre, le habló tratando de calmar los llantos de su madre para que no se preocupara, que haría bien su trabajo.



Salimos entonces los dos del apartamento, cerrando yo la puerta de un portazo y nos dirigimos hacia el ascensor que estaba al final del pasillo, lejos de la vista de su madre a través de la mirilla de la puerta del apartamento, a lo que su madre, mientras nos íbamos, le grito desde dentro.



Isabel- ¡Hazlo bien hija y obedece en todo lo que te diga el señor Sebastián que es nuestro salvador en la tierra enviado por Dios nuestro señor!



Nos dirigíamos hacia el ascensor que estaba a unos escasos 5 metros de su puerta pero en el lado opuesto, de modo que la madrecita no podía ver ya nada de lo que iba a pasar desde ese momento.



Ya había conseguido lo que quería, y ella estaba a mi merced, pensaba hacer con ella barbaridades que jamás hice antes con nadie y he de admitir que soy sexualmente muy activo, dominante, a veces hasta extremos insospechados y con ella, pensaba empezar de manera inmediata, iba a conseguir lo que yo quería de esa nenita, y no iba a esperar mucho, no iba a llegar ni si quiera a la portería ni a mi apartamento sin empezar a llevarme ya, desde ese mismo instante mi primera recompensa, iba a empezar a disfrutar de ella inmediatamente. Así que cogiéndola del brazo la atraje hacia mí, poniéndola justo delante de mía, pegando su cuerpo completamente al mío, y dejando su culo a la altura de mí ya más que dura y empalmada polla, cogiéndola de las caderas, la apreté contra mi paquete, lo hice como pude ya que mi oronda barriga hacía que esa tarea fuera difícil, pero aun así, lo conseguí.



Ella lo notó y trató de echarse hacia un lado, pero en ese instante, apreté más fuerte aun si cabe, mis manos en sus caderas y apreté su lindo culo a mi polla con más fuerza aún que instantes antes, notando como ella se ponía extremadamente nerviosa por lo que estaba pasando, a lo que acercando mi cara a su oreja, le susurré muy despacio al oído, con tono desafiante y dominante al mismo tiempo.



Sebas- En tus manos está que yo pague la deuda que tenéis, así que si no me obedeces en todo lo que te ordene, os echaran de aquí y os tendréis que ir a vivir a la calle. Dime nenita, ¿vas a obedecerme en todo lo que te diga? ¿Vas a obedecerme tal y como te ha dicho tu madre que hagas en cualquier cosa que yo te ordene siempre y sin preguntar ni rechistar en nada??



Hubo unos segundos de pausa, mientras se disponía a contestarme, yo apretaba cada vez más mi polla contra su exquisito y durísimo culo, metiéndola entre sus dos cachetes, a través del corto pantalón de su pijama, disfrutando cada segundo de aquel momento. Metía también una de mis manos por debajo de su camiseta hasta llegar a uno de sus pechos, duros, jóvenes pero ya de buen tamaño, apretándolo con todas mis fuerzas, pellizcando su pezón con fuerza, a lo que ella hizo una muesca al sentir el dolor que le estaba provocando. Instantes después, una voz muy bajita que casi no salía de su cuerpo dijo:



Clara- Si don Sebastián, así lo haré no se preocupe. Haré cualquier cosa que me ordene.



Mientras hablaba, percibía sus lágrimas entre su entrecortada voz, pero en mi interior no podía sentirme más satisfecho de lo que estaba consiguiendo. Además todo era de manera consentida, tanto por ella como por su madre que fue la que le ordenó hacerlo.



En ese momento el ascensor llego. Era un ascensor antiguo, de los que tienes que abrir la puerta tú y luego dos puertas abatibles y también debes cerrarlas, pequeño y que daba muchos problemas.



Abrí la puerta, y entramos dentro, más bien, la empujé hacia dentro, empotrándola contra la pared del ascensor. Introduje la llave maestra que baja directamente hasta el apartamento que estaba debajo de la portería, sin parar en ningún piso.



El ascensor paraba en el piso inferior al bajo, que era donde estaba mi vivienda y a esa zona nadie podía acceder, solo yo, y si yo usaba esa llave, el ascensor solo bajaba hasta mi planta, más concretamente, dentro de mi vivienda.



Empezó entonces a bajar hacia abajo, lentamente, ya que era un ascensor viejo y teníamos que bajar desde la planta 12. Me acerque a ella y sin pensarlo ni un instante, me puse justo delante de ella metiendo mis manos dentro de su camiseta, apretando con fuerza sus pechos, haciéndola sentir el dolor, mientras pellizcaba sus pezones, al mismo tiempo, metí mi lengua dentro de su boca, lamiendo la suya como si no hubiera un mañana. Me retire de su boca y le dije:



Sebas- Desde este momento vas a ser mi puta, y haré contigo lo que me apetezca sino quieres que la puta sea tu madre. Me llamarás amo en todo momento y yo hare contigo lo que me plazca. ¿Entiendes bien zorra?



Clara- si mi amo, si mi amo. Decía mientras no paraba de llorar. Haré lo que usted me pida que haga.



Ya no podía más, le quite la camiseta y por fin tuve esas perfectas tetas delante de mí. Las cuales empecé a morder y a pellizcar los pezones, mientras gemía de dolor y sus ojos seguían brotando lágrimas constantes de pena y humillación.



A todo esto, el ascensor seguía bajando hacia mi vivienda, sabía que mientras estuviera la llave puesta, nadie podría ni llamarlo ni interrumpirme y sinceramente, mi polla no podía esperar más.



Sebas- ¿sabes lo que es chupar una polla zorrita? ¿Lo has visto alguna vez?



Clara- no señor, jamás he visto el miembro de un hombre, solo en los libros de ciencias y una vez en una foto de un móvil que me enseñó una compañera de universidad hace un par de días. Mi madre me dijo que mirar eso es pecado, que solo lo he de ver del hombre con quien me case y no antes del día de mi boda. Que debo ser pura para mi esposo.



Sebas- jajajaja, de verdad pequeña…..pues hoy vas a saber lo que es bueno de verdad, te vas a hinchar de disfrutar de una polla, mi polla.



La empuje hasta el suelo y la puse de rodillas con su cara frente a mi polla aun dentro del pantalón, casi a punto de estallar. Me desabroché el pantalón y lo dejé caer hasta el suelo, apareciendo inhiesta delante de su cara a escasos 2 cm de sus labios. Ella seguía con los ojos llenos de lágrimas, pero no me importó lo más mínimo. Cogí entonces mi polla con una mano y la dirigí hacia su boca, aun cerrada.



Sebas- Abre la boca puta, que vas a chupar una polla por primera vez.



La abrió solo un poco, pero yo empuje mi polla con fuerza obligándola a abrirla aún más y llegándole casi hasta su garganta, la metí toda entera, de un solo golpe. Notaba como se atragantaba.



No estaba dispuesto a parar, de modo que con la mano que tenía libre la cogí por detrás de la nuca y empecé a follarme su boca como si del coño más rico se tratase, dando embestidas profundas dejándola dentro de sus tiernos labios y disfrutando como un loco, golpeando su barbilla con mis gordas pelotas y al mismo tiempo su frente con la barriga sudorosa.



Que locura de aquel momento, no podía parar de follarme esa linda boquita. Estaba tan caliente que no pude aguantar mucho, así que después de un par de minutos brutales, me corrí en su boca obligándola a que se lo tragara todo. Ella un poco más y vomita del asco que sintió.



Ya hacia un par de minutos que el ascensor había llegado a mi planta y aun excitado y con la polla entre los labios de mi joven putita, llena de leche aun, que le goteaba hasta sus pechos, saque mi polla y con los pantalones bajados y cogiéndola de su rubio pelo, la arrastre hasta dentro de la habitación, mientras ella gritaba de dolor y lloraba pidiendo clemencia por el tirón de pelo que le estaba propinando. Cosa que no iba a suceder por supuesto, no pensaba parar de someterla, y de un empujón la tire contra el suelo y me senté en mi sofá delante de ella.



La dejé ahí tirada mientras me desnudaba por completo, y le dije que hiciera lo mismo. Cosa que ella hizo mientras no dejaba de llorar. Entonces pude ver por completo su cuerpo desnudo con un culo perfecto y un coño que aunque con pelo parecía bien cuidado.



Me levanté, me puse delante de ella y le ordené que se arrodillara de nuevo, colocándose entonces otra vez delante de mi ahora flácida polla. Cogí entonces mi polla, la puse delante de su cara, y le dije que abriese la boca y sacara su lengua. Ella lo hizo pensando que iba a chupármela otra vez, pero no fue así, comencé entonces a mearme en su cara y dentro de su boca. En ese momento pude ver una cara de terror que jamás había visto antes. Meándole en cara, su boca, sus labios, sus tetas, era una sensación increíble.



Unos segundos después, cuando terminé, le dije:



Sebas- ahora puta ve a fregarme los platos mientras descanso unos minutos, ¡vamos rápido!



Cosa que ella hizo de manera inmediata.



Tenerla allí, desnuda, llorando, sometida y humillada, delante de mí, era una sensación brutal y tengo que decir la verdad, no me podía esperar mucho más a follármela, así que no me lo pensé dos veces y apenas 5 minutos después de haberme corrido como un bestia, estaba empalmado otra vez. Me levanté y me fui hacia ella colocándome detrás de ella y poniendo mi polla entre su culo otra vez.



Sebas- prepárate zorra, ahora vas a empezar a pagar de verdad la deuda de tu madre. A ver si es verdad que vales 4000 euros.



La retire de la zona donde estaban los platos y la lleve hasta la mesa, la tumbe boca arriba y puse la cabeza de mi polla frente a su coño, y empecé a empujar con fuerza, pero estaba muy estrecho, no entraba con facilidad, a lo que ella no dejaba de llorar y de gritar. Quería partirla en dos, de modo que me aparte un poco, cogí un poco de aceite de oliva que tenía en la cocina y embadurne bien mi polla, su coño y su culo. De ese modo y sin más dilación, de un solo golpe, clave mi polla en lo más profundo de su coño, a lo que ella al sentirlo, grito estremecida de dolor y se desmayó.



Yo no pensaba parar de follármela en ningún momento, no, seguiría follándomela sin parar ni un solo segundo, no pensaba dejar de disfrutar de ese instante.



Pasaban los minutos y ella aún seguía desmayada por el dolor que sintió al ser desvirgada y follada por primera vez, sentía como sus paredes vaginales se adaptaban perfectamente a mi polla, estaba estrecho caliente e increíblemente lubricado. Aunque parezca mentira, y pasados unos minutos más, seguía follándomela sin parar ni bajar mi erección. Además lo hacía de manera brutalmente dura y agresiva.



Poco después, ella comenzó a despertarse y aunque seguía con lágrimas en los ojos ya no lloraba y yo seguía disfrutando de ella. Noté entonces como mis pelotas se cargaban se semen, estaba a punto de explotar en su coño, de modo que le dije que se arrodillara de nuevo y se metiera mi polla en la boca, que ella hizo sin más dilación corriéndome entonces como un bestia de nuevo en su boca, obligándola a que se tragase todo y limpiase mi polla hasta dejarla completamente limpia, cosa que ella hizo durante varios minutos hasta que la dejó perfectamente limpia y reluciente. Miré entonces el reloj, había pasado casi una hora de las dos que ella iba a estar allí probando su valía. Le dije entonces:



Sebas- ponte a fregar y a limpiar la cocina que eso es para lo que estás aquí también preciosa. Y descansa, que antes de irte repetiremos.



FIN DE LA PRIMERA PARTE.



Espero que os haya gustado, trataré de tener la siguiente parte pronto. Un saludo.


Datos del Relato
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