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EL VECINO DE GUDY 7
El sol de la tarde iba cayendo, se iba perdiendo entre los majestuosos árboles de aquellas tierras desiertas y que todavía no habían sido ganadas por la gran urbe.
Gudy y el primo Roger seguían desnudos., Uno tirado en el sofá, el otro yendo y viniendo arreglando una cosa y otra.
Pilín no había regresado aún.
__¡Creo que iré a tomar un ducha!__ dijo el maduro hombre
__¿Puedo ir?__ cuestionó ansioso Roger
__¡Como no, si quieres, ven!__ el chico jovencito de cabellera larga lo siguió como un autómata. Entraron al baño que era amplio. Abrió el grifo y el agua empezó a chocar contra el piso lentamente. Gudy se metió debajo y lo siguió Roger sonriendo. Buscaron el jabón que era líquido y de aroma perfumado. Exótico.
De frente al joven las manos de este empezaron a sobar y lavar el garrote de Gudy que agradecía aquellas febriles caricias. Entusiasmado el chico frotaba los enormes huevos de toro. Metía el dedo en el ombligo. Le gustaba esa sensación. Sin dejar la morcilla espléndida. La misma buscaba levantarse, este Gudy también era un tipo insaciable. Roger lo pensaba mientras acariciaba el cuerpo de aquel macho esbelto. Poderoso. Los dedos del chico se apoderaron al pasar de la s tetillas hinchadas. Se pusieron de pie, las frutillas en el ancho pecho. Los gemidos del hombre empezaron a invadir el lugar mientras el jabón hacía espuma y las manos del chico pasaban por un hueco y por otro repasando el cuerpo caliente del macho. Gudy tomó del cuello al joven ardiente y buscando los labios suaves se fundieron bajo la ducha en un beso hondo y largo, serpenteando lenguas, chocándose. Pegándose una con la otra mientras las manos de ambos se tocaban, se hurgaban inquietos y salvajes.
Lentamente Roger hizo girar al macho y empezó a jabonar la espalda, los hombros, la cola, metiéndose dentro de la zanja que humeaba de ardor y ganas. Con los deditos empezó a recorrer el túnel ya abierto y dilatado por su primo Pilín que aun no regresaba, pero a pesar de ello, estaban disfrutando a lo loco.
El anillo estaba semi abierto cuando le metió dos dedos a fondo, Gudy gruño y tiró un poco más su culo hacía atrás. La pija de Roger estaba como roca. Se pasó allí mismo un poco de jabón líquido. La banana estaba al máximo esplendor. El chico mordisqueó los hombros de Gudy que gemía emputecido y muy caliente.
__¡Ohhh me gustaría penetrarte!!__ gimió Roger en su oído.
__¡Hazlo bebe, hazlo, ya, cógeme!!!__ la verga del joven se posicionó esbelta y dura. Una manguera nada despreciable. Buscó. Empujó. La entrada estaba resbaladiza y abierta, entregada, el chico avanzó y la cabeza de la víbora se fue metiendo inquisidora, taladrante, profunda. Gudy, el macho, se sacudió, sintiendo la fiebre crecer y llenar su ojete dispuesto.
A la vez su mástil se ponía duro y desafiante. Las manos del joven se prendían de los pezones muy erguidos que casi le dolían de placer. Golpeaban las bolas del chico en las nalgas del hombre. Serruchaba incansable. Con fragor, con velocidad.
Con una mano bajaba hasta la espada de Gudy y la masajeaba de forma constante y sabrosa, gemía el macho atravesado por el perno. Lo bombeaban. El sacaba su culo para recibir la morcilla mucho mejor. El culo lleno, glotón, tragón.
El pistón entraba y salía de la cola de Gudy que gemía gozando. Casi chocaba contra los azulejos del baño. Los dos parados. El chico dentro del hombre. El aguijón clavándolo. El gozando a pleno y el joven también. Mordía los hombros del macho que bamboleaban sus bolas en un loca danza desenfrenada, chocándose entre sí, el toro bramaba de fuego, salvaje.
Las embestidas carnales eran supremas, el chico tenía guante, porque serruchaba muy veloz y con gran fuerza.
Pilín volvió a la casa y encontró a su primo serruchando a Gudy, se sonrió y al instante entró al baño. Cerró el grifo del agua que caía sin ton ni son. Se arrodillo frente a Gudy y empezó a mamar la hermosa poronga de aquel vecino perverso.
Tragó la morcilla. La besuqueó, lamiendo sin cesar. Le daba besos, chupones y volví a meter la espada en la boca, metiéndola hasta el fondo de la garganta, llenándola de baba.
Roger comenzó a hacer sonidos de ultratumba, apurando, aferrándose a las caderas del macho y así fue largando la espesa catarata de pegajoso jugo.
Agitado mordisqueaba la espalda ancha de aquel excelente hombrón. Alguien que no dudaba en gozar y hacer gozar al que tuviera al lado, se entregaba al máximo. Dando todo, no guardando nada, asi lo demostraba Gudy.
Le dio unos cuantos mordiscones a la bella espalda del macho sediento. Mientras Pilín se comí la espada soberbia. Salió chorreando semen de la cola de Gudy . Se unió sin vueltas a su primito.
Los dos se encargaban ahora de la hermosa barra de carne que les ofrecía el dueño de casa. Parecían dos cachorros mamones que sacaban con crueldad todo el jugo. Roger se colgó de las bolas del semental. Empezó a comerlas como podía. Eran enormes. Los gemidos de Gudy se hacían oír, parecía estar a punto de morir. En tanto los labios de Pilín besaban, succionaban a destajo la manguera. La atacaban a mordiscones. Le daba besitos tiernos, y lo lamí como si fuese un helado de frutilla. Así se encontraron las bocas de los primos y se fundieron en un beso largo, mojado, con fuego. Explosivo. Degustando sus cavidades. La espada en medio y las bocas chupando, chupando para que el macho se regodeará de gusto y aullara de placer.
__¡Ohhh putones sigan así, ohhh, siii, me encanta, son unos mamones, los adoro, ahhh!!!__ las manos de los jóvenes, los dedos, las bocas, todo al servicio del macho que se apoyaba contra la pared a punto de desmoronarse. El tiempo parecía detenerse en aquellas malignas bocas que le quitaban algo de su alma perdida. Saboreaban los jugos. Dignos del infierno de Dante.
El sudor empezaba a cubrir el cuerpo del macho sofocado entre las dos bocas que se servían de su pedazo de carne. Los chicos también tragaban el sudor, ls gots eran salobres y gruesas.
__¡Esperen!__ dijo Gudy
__¿Qué pasa papi?__ preguntó Pilín
__¡Vengan vamos a la cama, estaremos más cómodos!
__¡Me encanta!!__ comentó Roger. Siguieron a Gudy que iba con su enérgica poronga por delante, dura y preciosa. Bien levantada, muy presta.
Cuando llegaron la gran habitación que no era la matrimonial. Se tiraron en la cama que era cómoda y grande. Se acariciaron entre los tres. Se besaban y los lengüetazos cubrían porciones de piel aquí y allá.
__¡quiero que se coloquen de esta forma…tu Roger ponte en cuatro patas…!!!__ el joven se movió con su pedazo de pija ya tratando de encumbrarse nuevamente.
__¿Así querido?__ preguntó muy emputecido
__¡Si, si y tu Pilín, cariño ponte de espaldas sobre la espalda de tu hermoso primo!!__ se movió el joven vecino del macho ardiendo. Una vez que estuvieron colocados así, hizo que Pilín levantará las piernas y abriendo las nalgas del chico metió sus fauces en aquel pequeño anillo que tan bien conocía. Degustó el lugar, abriendo con saliva el pequeño túnel rabiosos de humo y vapor. De allí bajaba hasta las nalgas briosas del primo Roger, corría el velo, el pliego de las nalgas y besaba el arito presto y y caliente que se iba agrandando a cada chupada a cada lamida del experto macho que los subyugaba y complacía. La boca de Gudy comía a placer. Daba rienda suelta su bajos instintos, mordisqueaba al pasar las vergas y los huevos de los jóvenes que gemían sacados y muy alzados.
Mientras hundía la lengua febril y bífida en la ranura blanda y abierta de Roger, clavaba un dedo en el hoyito de Pilín que se desangraba en aullidos de placer, volcánico. Sacaba el dedo y se aferraba a la pija, masajeándola, apretando las bolas del chico que volaba en ebullición salvaje y carnal.
De pronto se subió a al cama y entró de un golpe en el ojete de Roger que lo pedía a gritos. La lanza lo clavó, y en la penetración la pija de este se tenso como un espada fiera y feroz. Lo serruchó a media máquina besando las bolas de Pilín que gritaba como marrana y lloriqueaba, aún más cuando la espada llegó a su cola y allí se hundió sin piedad, lo bombeó unos instantes prolongando el delirio y la locura. Luego volvió a repetir la acción enculando sin consideración a Roger que seguía rogando y lloriqueando mientras largaba su leche sobre las sábanas blancas y limpias.
__¡Ahh papi me has hecho acabar otra vez!!!__ susurraba entre llantos Roger
__¡Me encantan sus colas ardiente, me vuelven loco putitas!!!__ exclamaba muy caliente y sacado Gudy mientras volvía a entrar en la cola de Pilín que recibía el garrote y pellizcaba las tetillas gordas del macho que lo penetraba de forma descomunal y veloz, sin descanso. tragaba saliva y gemía y se agarraba al cuello del macho que sacaba la poronga de su culito y la volvía a llevar hasta la cola lista y glotona de Roger.
__¡Ahh ya voy a acabar, ahhh, ya viene, ohhh, sí, si…ohhh!!‑_ sacó la verga del joven y mientras Pilín la tomaba y la apretaba contra la propia pija largaba semen sobre su estomago , Gudy empezó largar su propi leche, rociando la colita por fuera de Pilín y alcanzando a dejar su marca también en las orillas del anillo de Roger.
El dibujo gimnástico se desarmó y cayeron en la cama desparramados y satisfechos por unos momentos. Resoplaban con las colas llenas de semen y lujuria, los líquidos resbalaban, el sudor en el cuerpo de Gudy era cada vez mas abundante. Quedó en medio de los efebos y ellos lo besaban en el cuello, en los pezones, en los labios, agradecidos y bien cogidos. Plenos. Tomaban fuerzas, descansando.
Pasado un tiempo se fueron moviendo y saliendo de la modorra Gudy dijo
__¡Deberíamos comer algo!
__¡Creo que sí!__ dijo Roger
__¡Si tenemos unas horas mas, mamá quiere que no nos quedemos mas de medianoche!!
__¡Pero antes quiero bendecirlos!!__ propuso Gudy
__¿Como es eso?__ preguntaron casi a dúo. Gudy tomando su morcillona semi hinchada, comenzó a largarles su pis, bañando y esparciendo en los cuerpos alegres de los chicos que disfrutaban de aquel baño dorado.
Al rato se ducharon y fueron a comer algo.-
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