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EL VECINO DE GUDY 6
Habían quedado resoplando y buscando aire. Pilín salió del lugar en donde estaba y su cola chorreaba jugos eróticos y calientes, pegajosos. El pedazo de Gudy cayó a un costado, aún gordo, inflado, con un hilito de semen aún saliendo por el ojo.
Roger se acomodó al lado del hombre. Uno a cada lado. Se acariciaron dulcemente. Tocándose los rostros afiebrados. Cansados, pero no agotados. Buscaban aire, un poco de resuello.
Los chicos en un momento encontraron los pezones del macho y empezaron a tocarlos, rozarlos con los dedos, para luego pasar a acariciarlos con la lengua, minutos después el hombre ya daba alaridos al ser chupado, succionado con fiereza y ardor. Mordían provocando dolor, para luego besar y jugar con aquellos pezones gordos y llenos de vida y placer.
Con sus manitos delicadas y bellas, acariciaban el pedazo de carne que los hacía feliz y este ya buscaba levantarse otra vez, para beneplácito de los jóvenes putones que querían su ración de leche.
__¡Ohhh que bueno, me hacen gozar!!!__ se quejaba ardiendo el macho
__¿Te gusta?
__¡¡Siii me encanta, ahhh, que putones diablillos, son un amor!!!__ suspiraba muy caliente aquel hombre en medio de los besos, chupones y caricias de los jóvenes amantes.
__¡Queremos tu leche otra vez!!__ comentó entre gemidos Roger, acariciando las bolas de toro bravío. El cada vez más atrevido Roger su fue hasta el ombligo y lo beso y lo lamió con gusto y suavidad, habían empezado a caer salobres gotas de sudor. Era un hombre que sudaba mucho Gudy. Parecía siempre tener calor. Las bolas estaban al alcance y Roger no taró en llegar a ellas y besarlas, acariciarlas. Llenarlas de saliva.
Los gruñidos del hombre empezaban a hacerse oír. Era un toro bramando. Salvaje y a punto de hervir. La lanza se volvía a levantar. Era un guerrero otra vez listo, con su lanza venosa y gruesa, alzada, vibrando, esperando el momento de atravesar. De penetrar. Álgido halcón.
Los chicos a su vez, también tenían sus pijas a punto. Duras otra vez. Listas, para gozar. Las bolas del macho no paraban de ser besadas y mimadas, con suavidad y delicia. Estaban húmedas, y prontamente se iban volviendo más duras, llenándose otra vez de líquido, fluidos furiosos, latentes. Esperando por volver a salir y llenar las bocas y las colas de los efebos enloquecidos de ardor y lujuria.
Las salivas se escapaban y caían sobre las porongas ahora del macho. La boquita de Pilín empezó a succionar la cabeza de aquella morcillona gruesa. Mientras los labios de Roger trataban de tragar las bolas increíblemente enormes de toro.
Las manos del macho hurgaban en el culito de Pilín, le metía un dedo y luego dos. Luego de pasado unos momentos, dejo de hundir los dedos en el anillo dilatado y listo de Pilín.
__¡Roger ven aquí, quiero besar tu colita!!!__ pidió el encendido Gudy. Enloquecido.
__¡Ahhh eres un vicioso, machote, cariño!!__ comentó Pilín el endiablado vecino. Antes de esto Gudy tiró de los cabellos finos y sedosos del chico y lo acompañó hasta su boca , se fundieron en un profundo beso alocado y caliente, espumoso. Se entrecruzaron las lenguas sedientas de pasión y no calmadas. Juguetearon un buen rato intercambiando sus salivas en tanto Pilín aprovechaba y le daba un buen bocado a aquel firme garrote de su vecino. También besó y degustó de forma suave las enormes bolas del toro, que poco a poco se iban agigantando, cada caricia , cada lamida, cada chupada, se iban incrementando en volumen, al llenarse de testosterona a cada segundo de chispazos.
Así llegó Gudy y atrapó las nalgas firmes de Roger, las estrujó, las acarició, las amasó a gusto y con mucho placer. Las pellizcaba con suavidad y la vez pasión. Llegó con la boca a las preciosas carnes del chico. Pasó su lengua por las blancas y redondas nalgas. Buscó el anillo y metió su boca para chupar el preciado anillo. Lo fue llenando de jugos. Abriendo los pliegues del culito con ambas manos fuertes. Atragantándose de lujuria, besando y besando el arito de Roger, y el chico gritaba y lloriqueaba de un infinito placer.
En tanto su primo se apoderaba de la vara del macho. La baboseaba. Se la comía con desesperación y ganas. La mantenía en alto.
La lengua de Gudy se regodeaba con el anillo de Roger. Lo escarbaba. Lo dilataba. Ya estaba listo para ser atravesado por la firme y gruesa vara.
__¡Quiero cogerte ya, ahhh, me encantan, cachorros, ohhh, cariño!!
__¡Gudy ya te lo vas a coger!!__ dijo Pilín alabando la barra de carne. Corriéndose del lugar pero aún aferrándose a la dura espada erguida. Húmeda, chorreando saliva. Gudy se incorporó e hizo que el cuerpo de Roger girara y quedara con las rodillas apoyadas en el sillón y levantará su culito en pompa. Acarició las nalgas, tomó su lanza en la mano, la guió a la entrada, gemía el putón de Roger, rogando que lo ensartarán de una buena vez, estaba deseando esa poronga desde que había conocido a aquel macho que su primito Pilín ya había probado.
despacio la cabeza del miembro se apoyó en el anillo oscuro y semi dilatado. Empujó un poco. Espero los gemidos del chico, que se retorciera como un animalito indefenso. Lo tomo de los hombros y el cuello de Roger giró hacia el. Empujó otro poco y sintió que la barra se hundía en forma lenta, pero tan caliente, se sintió con el garrote apretado, acarició el cuello, con su lengua mojada, y sedienta a la vez, parecía la escena de una película de vampiros, porque al momento clavó sus dientes en el hermoso cuello del efebo entregado y caliente.
__¡Ohh papi me estas partiendo, ahhh, como duele tu garrote, ahh, ahh, ay!!!__ gemía el putito alzado.
__¡Disfrútala es para ti cariño!!__ susurraba en el oído, el macho caliente, ya con el caño clavado enteramente en el túnel. Serruchaba con pasión. Movía las caderas el primo Roger. Las bolas de toro golpeaban las nalgas firmes del chico. Roger se movía cada vez más con mas ardor. El dolor había quedado pasado, y hora lo invadía el placer. Su pija estaba tan dura como la del macho que lo atravesaba. Las manos de Gudy avanzaron sobre ella, las caricias y los masajes hicieron que prontamente volcará su semen sobre el sofá, arqueándose, vibrando, una especie de fiera salvaje atrapada en una trampa.
Pilín, que había estado un momento quieto y observando como su primo recibía el garrote de su vecino. Se arrodilló mordiendo las nalgas del macho alzado. Les pasó suavemente su áspera y alocada lengua. Lentamente, haciendo enloquecer al macho que apuraba las embestidas hacía su primo.
Abrió el libro del culo sabroso del macho. Con sus manos suaves y delgadas, corrió el velo y llegó al anillo explosivo. Ardiente. Palpitante. Se dirigió con la boca y empezó a besar el ojete. Gudy gritó, aulló de placer. Moviendo sus caderas para recibir las caricias profundas, oscuras, del chico. La lengua hurgó y prontamente llenó de saliva salobre el agujerito que se abría y se abría de a poco ante los embates de la maravillosa lengua del joven amante.
__¡Ohhh pequeño putón, me vuelves loco, ahhh, eres un endemoniado Pilín, ahhh, me haces gozar!!!__ aullaba el macho alzado con su garrote cada vez mas potente y firme. Rocoso. Hundido en el ojete de Roger, que gemía y se retorcía enloquecido.
Pilín, el vecino de Gudy, hundió febrilmente un dedo en el ojete sin vellos, totalmente depilado, hundió dos dedos y la satisfacción y el placer de Gudy llegaban al paroxismo total. Los dedos iban y venían en el ojete desnudo y presto del macho. Gudy empujaba y bombeaba al primo Roger que gemía y pedía más verga. Serruchaba con fruición y velocidad. Se tomaba de las caderas del chico. Empujaba firme. Las bolas del toro seguían golpeando llenas, abultadas. Gruesas, rojas, tan hermosas.
Fue largando su leche en la cola que o recibía fervientemente, caliente líquido, llenando, inundando, rebalsando el túnel. Pronto empezó a chorrear. Apoyada la cabeza de Roger en el respaldo del sofá, casi llorando, gritando, buscando aire. Ahí mismo como estaba Pilín apoyó la verga en la entrada del macho. Empujó, empujó. La pija fue entrando en el dorado anillo del macho que se agachó un poco más para facilitar la entrada de la aguja que lo sometía a el. Gozaba. Las manos del chico se prendieron de las tetillas duras de Gudy. Las masajeaba. Las frotaba de forma que Gudy lanzaba alaridos de placer.
__¡Ahhh me matas de placer, ohhh, siii!!!__ exclamaba ensartado Gudy. Zarandeaba las caderas histéricamente, el macho enculado, penetrado, disfrutando de aquella pija.
Pilín avanzaba, retrocedía, empujaba, gozaba, aullando y largando de a poco sus escupitajos, vaciándose en el ojete del macho que lo hace gozar plenamente.
Largó hasta la última gota en el profundo tubo del macho que siente como chorreaba leche entre sus nalgas.
Roger se acercó y los tres quedaron unos momentos tirados sobre el gran sofá que estaba salpicado de leche por todos lados.
Estuvieron unos momentos así. Luego Gudy con mucho cansancio sobre su humanidad se puso de pie. Buscando un trapo mojado fue limpiando el sofá.
__¡Eres muy ordenado!__ comento Roger
__¡Sí no quiero dejar ninguna marca.!__ dijo el macho sonriendo
__¡Me parece bien…tengo hambre!__ exclamo Pilín
__¡Preparamos algo!__ propuso Gudy
__¡No sé, creo que deberé ir casa a avisar!
__¡Que raro que tu madre no anda a los gritos!!__ todos lanzaron carcajadas. El chico se vistió rápidamente y salió de un carrera. En tanto Gudy seguía limpiando. Roger lo observaba, los dos aún chorreaban jugos.-
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