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Categoría: Parejas

El trabajo final...

Era el inicio del cuatrimestre en la universidad donde estudio el Post grado, el primer día de clases donde por lo general los grupos de trabajo se hacen y es el momento en el que el profesor asigna los trabajos finales. Para mi desgracia ninguna persona conocida como para hacer grupo, cinco mujeres y cinco hombres éramos los componentes del grupo y el profesor escogería cinco sub grupos de dos personas para trabajar en un proyecto final. De las cinco mujeres habían tres realmente atractivas y dos que ni para el sueño. Me tocó con una de las tres atractivas por mera suerte y escogencia del profesor, quien dedocraticamente escogió los grupos de trabajo. Al principio la mujer me miró con un grado de insignificancia que me dieron ganas de retirarme del grupo, pero por la importancia de la materia debía mantenerme. En la primera cesión de trabajo de grupo, Karla mi compañera asumió una posición de insoportable, mientras que yo fui un poco más tolerante y deje llevar las cosas hasta ver en que punto no aguantaba tal comportamiento. Debo reconocer que era una mujer atractiva, sin embargo su forma de actuar era tan deprimente que hubiese preferido trabajar con la mujer más fea del grupo. Después de tres reuniones de grupo, tuvimos el enfrentamiento esperado; me cansé de sus modales y le recriminé con un tono fuerte, echándole en cara todas y cada una de sus actuaciones. Al principio se defendió pero creo que poco a poco fue cayendo en razón y la situación dio un giro inesperado para mi: la mujer cambió su forma de actuar, su trato era diferente y esto nos permitió empezar a trabajar mejor y conocernos más. En el momento de la presentación del trabajo final, el profesor nos felicitó por haber obtenido el mejor rendimiento y al final de la clase, ella me ofreció invitarme a cenar como agradecimiento y como disculpas por su actuación. Salimos y decidimos escoger un restaurante de comida italiana y nos proporcionaron una mesa en un rincón cálido y oscuro, con velas en la mesa. Era una situación que nunca imaginé, pero era real. De un momento a otro, Karla me comentó que tenía muy metido en la cabeza mis palabras del día cuando tuvimos el encontronazo y que la había hecho meditar a cerca de la realidad de la vida. Se me acercó y tomando mi mano me dijo: quiero pasar la noche contigo, me encanta como me has hecho sentir cosas que había dejado de sentir. Posteriormente nos besamos apasionadamente y nos retiramos a un lugar más intimo. Durante el trayecto a nuestro destino – su apartamento -, mi mente me daba vueltas una y otra vez, para determinar si iba a poder tener sexo con una mujer que la verdad no soportaba, que me invitaba a descubrir ese hermoso cuerpo que tenía pero que podría destruir mi orgullo y mi dignidad; esos veinte minutos se me hicieron eternos, cuando llegamos ingresamos a su apartamento, sin mucho hablar comenzamos a derretirnos en unos largos besos que querían acabar con nuestras lenguas y gargantas; mordiéndole el cuello a poquitos fui bajando hasta llegar a sus preciosos pechos endurecidos por el calor de la situación, para empezar a chuparlos sin compasión, un intenso intercambio de pechos en mi boca, le produjo un orgasmo que terminó de hervir el ambiente, automáticamente mis manos fueron en busca de su vagina húmeda por demás, liquida, caliente, con una facilidad para tragarse mis dedos inimaginable. Sus manos buscaron mi pene, su boca lo saboreaba y en una posición sesenta y nueve probamos nuestros jugos; ella se tragó un poco de leche salida de mi excitado miembro y yo tragué sin cesar una buena porción de líquidos vaginales. El resto era solo cuestión de tiempo, mi endurecido palo atravesó su deliciosa concha, una y otra vez entraba y salía para goce de ambos. Para ese momento se me había olvidado absolutamente todo lo vivido durante el curso e inicié un trato bestial como si quisiera desquitarme de tantos malos tratos, le introduje mi verga en el culo, haciéndola gritar, toda de golpe fue adentro de su estrechísimo agujero, tanto que con un revolcón sobre la almohada disimulaba otro orgasmo, hasta que le llegué a dejar mi lechita caliente saliendo a borbotones de su ano. Después de eso, me di una ducha y me retiré, Karla se había quedado dormida y no quise despertarla con despedidas.

Esa fue la celebración del final del curso, después de eso, vinieron las fiestas navideñas y de fin de año; no nos llamamos, no nos vimos, pues ella me había indicado se iba del país por unos días. Pasados esos días no supe nada de Karla, sin embargo el profesor me mencionó haber sido solicitado por una persona para trabajar con ella en el trabajo final, adivinen como se llama...
Datos del Relato
  • Autor: Memo
  • Código: 10131
  • Fecha: 24-07-2004
  • Categoría: Parejas
  • Media: 6.18
  • Votos: 38
  • Envios: 2
  • Lecturas: 2652
  • Valoración:
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