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El tío de mi novio (1)

Alfonso insiste en que conozca a su familia, accedo ante la insistencia, Él es un buen chico, dulce, divertido el chico que mamá adora, mi padre considera amigo, el chico que me ama con locura, y con la polla más grande que he sentido jamás, quizás esto último es lo que me mantiene atada en la relación que a veces se torna demasiado simple, no negaré que es apasionado aunque demasiado delicado, me trata como a un flor pura y delicada, quizás es eso mismo lo que hace que no le diga mis fantasías, y cuando me folla muerdo la almohada para no pedirle que me folle como a una perra.



Bajamos del auto y poco a poco me presenta a cada miembro de su familia, son una de esas familias elegantes, llenas de formalidad y amabilidad. El licor es demasiado suave, la música no te invita a bailar, quién lo diría, lo elegante a veces se traduce en aburrido.



Alfonso me rodea con un brazo, mientras cuenta una repetida historia sobre alguna carrera de autos, miro a todas partes intentado no bostezar ante la historia de Alfonzo, y ahí están un par de ojos mirándome lo suficientemente sigilosos para pasar desapercibidos, pero tan obvios para que yo pudiese captar la forma intensa en la que me observan; devuelvo la mirada y sonrío mostrando todos los dientes, es un hombre de unos 40 y tantos años, alto de cabello claro, excesivamente guapo; vuelvo a la conversación, puedo sentir el olor de alcohol que desprende Alfonzo.



-Aquí estas, tu tía me dijo que viniste, pero no lo creí -Una voz fuerte y amigable habla detrás de nosotros.



Alfonzo se gira haciéndome girar con él, es el hombre que me miraba.



Alfonzo le da un gran abrazo, parece feliz.



-No sabía que habías regresado de tu viaje, te presento a Sophi -Dice emocionado- Es mi tío Andrés, es como un padre para mí.



Le doy una sonrisa dulce, y tiendo mi mano hacia él, él aprieta mi mano significativamente, y acaricia mi palma justo antes de soltarla, me devuelve la sonrisa. Alfonzo me cuenta que es hermano de su madre y está casado con la mejor amiga de esta, en toda la noche no ha dejado de mirarme, le devuelvo las miradas, solo es tonto coqueteo, beso Alfonzo mientras me encargo de mirarlo, Andrés el parece un halcón, su esposa es muy dulce.



Son poco más de las 12 de la madrugada, Alfonzo está muy bebido como para conducir, el insiste en llevarme a casa, Andrés se acerca y le dice que él personalmente me llevará, Alfonzo parece satisfecho con esa idea.



Subo al auto y disimuladamente subo un poco la falda de mi vestido, Andrés toma asiento a mi lado, hablamos trivialidades, puedo sentir sus ojos en mis piernas, las cruzo y miro por la ventana dándole todo el tiempo para que mire.



-¿Te divertiste? -Pregunta



-Lo suficiente, ¿y usted? -Digo fingiendo inocencia



-No lo suficiente -Dice sonriendo- ¿Quieres tomar algo?



-En mi casa tengo suficiente vodka -Digo con voz dulce.



-¿Eso es una invitación?



-Somos familia Sr. Andrés, mi casa es su casa.



Le indico el lugar, baja del auto, me encargo de caminar delante de él, entramos al apartamento, sin decirle una palabra camino a la cocina y saco el licor.



Esta sentado en el mueble grande, tomo asiento a su lado con las rodillas sobre el sillón, no decimos nada nos limitamos a beber.



Solo han pasado menos de 15 minutos, coqueteo descaradamente, lamo mis labios, los muerdo, subo mi vestido.



Mira con descaro el nacimiento de mis pechos, mete un mechón de cabello tras mi oreja, muerdo mis labios intentado no reír, quizás lo delicado es de familia, por algún motivo Andrés me excita, no me importa si es aburrido, quiero follarmelo, su dedo baja por mi clavícula, luego asciende a mis labios, lo atrapo y chupo el dedo sin dejar de mirarlo, lo rodeo con mi lengua, introduce otro dedo en mi boca y chupo mientras gimo, chupo con descaro; los saca y me mira sonriendo.



-Sabía que eras un putita -Dice con una sonrisa, mi respiración se acelera. Me siento mojada.- ¿Tienes hambre?



Su voz es fuerte, seductora.



Asiento. Me toma del cabello mientras saca su gran polla, abro la boca, es gruesa, llena de venas, y está parada, lamo mis labios y me voy por ella, abro la boca y la meto toda dentro de ella, él me tiene aún tomada del cabello, guía mi cabeza con movimientos rápidos, de mi garganta solo escapan sonido guturales de necesidad. Me hala del cabello sacándome la polla de la boca.



-Arrodíllate frente a mí -Dice, su voz autoritaria me hace obedecer.



Hago lo que me pide. Se levanta y quita los pantalones, me toma del cabello, lo miro pidiéndole a gritos que me folle, se quita la ropa, abro la boca y él mete la polla completa de un solo tirón, y la saca igual de rápido, repite el movimiento, a pesar de la dificultad para respirar abro las piernas, hago a un lado las panties y comienzo a frotar mi clítoris, tengo el coño mojado y sensible. Él se detiene.



-Chúpamela como la perra hambrienta que eres -Dice y esas solas palabras me hacen enloquecer, tomo su polla y la meto en mi boca mientras masajeo sus huevos, lo miro mientras me la trago toda, mi saliva se mezcla con su semen, me toma del cabello y me folla la boca con fuerza, siento que estoy a punto de vomitar, entierro las uñas en sus caderas, me folla duro la boca, trato de alejarlo, mete un par de veces más su polla hasta mi garganta y hala mi cabello de modo que saca la polla de mi boca, respiro con dificultad, pero me siento tan excitada que solo puedo mirar su deliciosa verga.



Me levanta y empuja con brusquedad sobre el sillón, abro descaradamente las piernas, él sonríe.



-¿Te gusta mi verga?- dice acariciándosela.



Asiento excitada.



-Dilo, di que quieres que te meta mi verga entera.-Dice a tiempo que me hala la ropa interior. Lo miro con hambre.



-Méteme la verga, joder, métela toda.



Arranca mi vestido sin dejar de mirarme, estoy abierta para él.



Besa mis tetas, estoy tan excitada, me retuerzo bajo de él, agarro su cabello, mientras él está rozando su polla en mi clítoris, bajo mis manos hacia su trasero incitándolo a que me la meta.



-Por favor-Digo, muerde mi pezón, grito.



-¿Quieres puta?, ¿Quieres verga?



-Sí, follame, follame -Lloriqueo.



-Voy a cogerte dónde él te coge -Dice levantándose.



Por un momento no sé qué hacer, pienso en Alfonzo, y la idea me excita, me levanto y él me sigue, al entrar en la habitación el me besa con fuerza, mete su lengua en mi boca, aprieta mi trasero, me toma por los brazos con brusquedad y me gira quedando a mi espalda, me tira sobre la cama y sin dejarme incorporar me toma de las caderas colocándome en cuatro.



Siento una fuerte nalgada que me obliga a gritar, luego otra más fuerte, el dolor envía descargas a mi coño.



Me toma de las caderas, muerdo mis labios. Mete su polla fuertemente, mi boca se abre, él empieza a darme embestidas fuertes, me toma del cabello sodomizándome.



-¿Te gusta puta?-Dice entre dientes.



Solo puedo gemir. Empieza a darme nalgadas muerdo la almohada, acabo tan fuerte debo cerrar los ojos, sus embestidas disminuyen en cuanto a la fuerza, sale de mi y gira, abre mis piernas.



-Tu coño es precioso -Dice sonriendo- Esto es lo que mi sobrino disfruta.



El hecho de que lo nombre me hace sentir caliente, antes que pueda decir algo me penetra nuevamente.



-Joder -Grito.



Se posa sobre mí, me mira directamente mientras me folla con rudeza.



-Eres una puta -Dice embistiéndome.



-Lo soy, joder, soy una puta.



-Dilo putita, ¿te gusta que te follen?



-Si, como a una perra -Grito de placer- oh, sí, sí, si joder, sí.



Me penetra con tanta fuerza que me causa un poco de dolor, es delicioso, chupa mi teta derecha dejándome una pequeña marca, ni siquiera me importa, lo atrapo con mis piernas, no lo creía posible pero siento su polla endurecerse aún más dentro de mí, me vengo de nuevo digo todo tipo de guarradas, él se viene dentro de mí, su semen caliente llena toda mi concha dándome alivio, se detiene y la saca, trepa sobre mi colocando su polla en mi cara, no espero que diga nada y empiezo a lamerla.



-Eres una glotona, una perrita hambrienta -Dice sonriendo. Lamo hasta dejarla limpia.



Nos levantamos, se supone que esta es la parte incomoda del sexo, pero al contrario, lo miro absorbiendo su espectacular cuerpo, su pene flácido sigue siendo perfecto a mi parecer, sonríe, y se acerca.



-Un placer traerte a casa sobrina.



-cuando quieras. -Digo sonriendo.



-Créeme, y así será. Cuando yo quiera. Ahora eres mi puta personal-Su voz suena amenazante, "quizás esto no fue la mejor idea" dice una voz interior, pero mi coño dice otra cosa.


Datos del Relato
  • Categoría: Dominación
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