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Categoría: Confesiones

El Sol, La Playa y La Arena 2

Qué domingo tan espectacular igualmente de veraneo con los rayos del sol tan intensos y bravos especialmente picantes qué no hay ningun árbol, a la redonda donde resguardarse hasta descansar frente a las frías y cristalinas cómo azules reflejado en el fondo cómo espejo del agua rica de la misma playa.



Estamos disfrutandolo cómo gozandolo también ansiosos de correr y meternos al chapucear con el agua y quitarnos la tremenda cómo sofocante incluso agobiante especialmente fastidios calor, qué nos tiene sudando la gota mayor traspirando por todos nuestros cuerpos, comenzando asimismo desde nuestra cabeza qué baja recorriendo a lo ancho y largo de nuestro ser hasta llegar y finalizar en nuestros pies. 



Estoy fuera del automóvil, en una pequeña choza abierta por todos los lados del mismo panorama cómo paisaje y geografía de la playa donde estamos yo y Brooke. Llega Brooke qué luce muy sexy con un bikini de dos piezas, qué le tiro los ojos cómo un silbido a todo dar a las mil maravillas al subirme los lentes a la cabeza le digo estoy muerto he llegado al cielo qué me recibe un ángel divino cómo tú, es la primera ocasión qué la veo en traje de baño ¡oh! padre; ese culito cómo ese vientre hasta esos muslos y esos senos preciosos y bellos y naturales aflorantes en ella, todos servidos en bandeja de plata a flor de piel, siendo bendecido y consagrado a voluntad propia hasta seducido por una sirena qué personifica y me presentan ante mis ojos recién salida de las mismas aguas de la playa donde estamos nosotros. 



Nos agarramos de las manos no lo pensamos dos veces salimos corriendo a lo qué nos da nuestros pies, ya qué la arena está muy caliente al quemarnos las plantas de los píes si paramos, chapuceandonos al sanbullirnos y nadando parejamente los dos.



No nos damos cuenta qué una aguamala se le pega a una pierna de Brooke estando dentro del agua, gritando y diciendome me pico algo no me siento nada bien, nado hacia ella lo más rápido posible, la abrazo y salimos del agua acostandola boca arriba en la toalla tendida sobre la arena cercano a la choza abierta.



Veo qué está rojiza y algo inflamada el tobillo en qué la pico el aguamala dentro del agua, procedo a ponerle una crema humectante destinada para picadas de aguamala qué compre ayer comienzo aplicarsela al darle suaves masajes para qué penetre en el área de la picada por la aguamala, aliviandose y calmandose entonces Brooke me pide y me da el bronceador para qué se lo embarre en el cuerpo; primero en la espalda y hombros luego arriba de sus senos y brazos y piernas efectivamente, lo hago de mil amores al quererla y amarla actualmente aunque sea secretamente.



Bueno decidimos caminarlos de costa a costa o de punta a punta la playa en qué recogemos conchas, estrellas de mar, caparacones de caracoles, etcétera; olvidandonos y distrayendonos al ver el atardecer qué cuándo me fijo son seis de la tarde muy asoleados los dos, recogemos las cosas marchandonos hacia la ciudad en el auto; sumamente cansados y agotados pero feliz por el domingo maravilloso qué pasamos juntos en la playa yo y Brooke. 


Datos del Relato
  • Categoría: Confesiones
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