Mi nombre es José. Me casé a los 24 y mi esposa Mary tenía 19, nos casamos muy enamorados y hacíamos el amor todos los días. Tengo un amigo de la infancia que se llama Alfredo, su esposa se llama Aracely, con él tengo mucha confianza, casi hermanos, coincidíamos en edades así como nuestras esposas entre sí, ya que eran de la misma edad.
Cuando teníamos ocho años de casados, siempre rentábamos alguna película XXX para el fin de semana, y nos las intercambiábamos, con él tenía mucha confianza, pero con su esposa no, ya que era una persona de pocas palabras, después comentábamos las películas pero hasta ahí.
Un fin de semana me llamó y me dijo que su esposa no estaba y que si podía ir a su casa a ver una película que había conseguido, yo acepté. Cuando estábamos viendo la película, había silencio entre los dos.
De pronto me dijo, - Fíjate que estaba por decirte algo.... Qué cosa? le dije. Me dijo siempre que veo una película, pienso en tu esposa Mary y te quiero proponer que salgamos con ellas a algún lugar, y después a ver qué pasa. Hubo silencio y cuando reaccioné, le contesté, Me estás proponiendo un intercambio? así es, me dijo, con mucha emoción le contesté, pues no me lo vas a creer, pero siempre he tenido la misma fantasía, y a mí me encantaría que fuera con tu esposa, pero cómo las convencemos? si yo casi no veo a Aracely.
Nos quedamos callados y muy emocionados, y ya mas en confianza, platicamos sobre diversas cosas íntimas de nuestros matrimonios, al grado que me tuve qué masturbar, él hizo lo mismo.
Tres días después me llamó y me dijo que unos familiares suyos iban a tener una fiesta y que podríamos aprovechar para llevar a nuestras esposas. Durante todos esos días nos estuvimos visitando más de modo que entramos más en confianza entre todos.
Llegó el día de la fiesta y nos fuimos los cuatro, no sin antes dejar una botella de buen vino en la casa de ellos. En la fiesta estuvimos bailando con ellas y de ese modo entramos más en confianza y tuvimos el cuidado de darles una copa en la fiesta. Como a las doce de la noche decidimos regresar, y como nuestras casas quedaban cerca, regresamos caminando. En el camino, Alfredo dijo que querían que pasáramos un rato a su casa y así lo hicimos, sacamos la botella de vino y con eso nos relajamos, sacaron un álbum de fotos de la familia y lo estuvimos viendo. Nosotros hicimos nuestra parte y el vino hizo lo demás, y empezamos a platicar temas eróticos, les dijimos que hemos visto muchas películas pero que ellas estaban mejor, ellas se reían, entonces les dijimos que queríamos que nos modelaran en ropa provocativa. Ellas lo hicieron, se fueron a cambiar y salieron con ropa sumamente provocativa. Puse cara de asombro al ver las piernas de Aracely, lo mismo le pasó a Alfredo cuando vió las piernas de Mary. Las pasiones se encendieron y me dí cuenta que ya no había marcha atrás.
les dimos más vino, y nuevamente se fueron a cambiar de ropa para salir todavía más provocativas. Cuando regresaron les dijimos, queremos proponerles algo, se nos quedaron viendo y Alfredo agregó, queremos que esta noche nos complazcan con una fantasía que siempre hemos tenido, sin darles tiempo a contestar, agregó, queremos saber qué se siente hacerlo con las esposas cruzadas, es decir, queremos un intercambio de parejas por una noche. Todo quedó en un silencio sepulcral y tenso, sin decir nada, tomé de la mano a Aracely y le dije que me ayudara a traer más vino, fuimos a la cocina a traer el vino, y allá la tomé de la cintura y la besé en la boca, ella estaba temblorosa, cuando regresamos a la sala, les dijimos que ya no había más que hablar, y decidimos que yo me iba a quedar con Aracely en casa de Alfredo y éste en la mía por una noche. Fuimos a despedirlos a la puerta y después nos fuimos a la recamara con Aracely, no lo podía creer, la fantasía de toda mi vida estaba a punto de cumplirse, tener a la esposa de mi amigo por una noche y en su propio lecho matrimonial, sus piernas eran grandes como a mí me gustan, luego de mil caricias, nos colocamos en posición, antes de penetrarla, le froté la cabeza de mi pene en la entrada de su vagina. Ella no decía nada y se podían escuchar sus jadeos, luego lentamente la fui penetrando hasta quedar completo, fue algo divino y no dejaba de besarle la boca, no hubo necesidad de hacer movimientos rítmicos, las cosas se daban por sí solas. Ella daba unos leves gemidos, y de pronto sentí que estaba a punto de venirme. Cuando recibió la primera descarga de semen, se estremeció toda y gimió, acto seguido, los dos nos venimos al mismo tiempo. Yo pensaba que un intercambio de esposas era espectacular, pero este era mejor, cuando acabamos, me dejó la espalda un poco lacerada. Así quedamos por unos minutos, de repente se incorporó bruscamente y sentó en la orilla de la cama y creo que derramó una lagrima, lo que confirmaba que para ella también era la primera vez que estaba con otro hombre aparte de su esposo.
Después pasaron como dos semanas que no nos vimos, Alfredo me dijo que ella tenía un poco de pena. Pero poco a poco todo fue volviendo a la normalidad. Este intercambio tuvo un efecto muy positivo en nuestro matrimonio y notamos que en el de ellos también, los cuatro quedamos satisfechos y nos da más morbo el saber que también los cuatro fuimos cómplices. Esta historia es real.
esto es jugar con fuego y después no hay forma de apagarlo. Par a los intercambios no hay que involucrar sentimiento porque si hay atracción entre algunos de los involucrados se rompe el juego y siempre los cuatro junto y observándose