El la llamó por teléfono y le dijo que se vistiera elegante pues irían a cenar a un restaurante con unos banqueros importantes y sus señoras y tenía que impresionarlos.
Cuando llegaron al restaurante ya estaban los demás invitados, dos parejas de aproximadamente 50 años, muy elegantes con aspecto de beatas y ellos de muy moralistas.
Ni bien se sentaron en la mesa, todas las miradas se posaron en ella, lucía un vestido de hilo lila claro, por debajo de las rodillas, pero con una transparencia que iba desde debajo de sus nalgas hasta el final de la falda, muy sexy y sensual.
La cena era sumamente aburrida ya que la conversación era entorno a negocios, prestaciones bancarias, temas que a ella no le interesaban y no conocía a las demás señoras como para entablar una charla amena.
Mientras se deleitaban con el postre, se le ocurrió realizar una de sus travesuras, se quito la sandalia y con su pie descalzo comenzó a acariciarle el pene al señor mayor que tenía frente a ella al tiempo que disfrutaba de la cara de asombro que él ponía, pero tratando de disimular la situación.
Su pareja se percató que algo estaba sucediendo y la dejo que continuara ya que también le divertía lo que estaba pasando.
Al cabo de un rato, siente la erección del señor bajo su pie y disimula que se le cayó al piso una caravana y se agacha a buscarla; una vez debajo de la mesa, le baja el cierre al señor y empieza a chupársela como saboreando un delicioso helado. La esposa de éste estaba sentada a su lado, y le pareció divertido mientras se la chupaba al marido, acariciarle las piernas a la señora; ni bien puso sus manos en las piernas, la señora cerró las mismas, lástima que no podía ver sus rostros, pero si se los imaginaba.
Suavemente fue apartando las piernas y subiendo sus manos hasta llegar a la vagina, al tiempo que continuaba haciéndole la mejor fellatio que ese viejito haya disfrutado en su vida.
Poco a poco la señora fue cediendo y se abrió de piernas, ella delicadamente le corrió la ropa interior e introdujo un dedo en esa rajita ya húmeda y excitada.
Cuando el viejo empieza acabarse, retira su boca para que se venga en sus pantalones y así dejarlo todo sucio. En el momento que la vagina de la señora mostraba una dilatación y excitación suficiente como para llegar a un orgasmo, se levanta y vuelve a sentarse.
Los mira, se sonríe, pide permiso y se retira al toillete. Una vez allí entra la señora, con el rostro enrojecido, un poco por la vergüenza y otro poco por la excitación que la embargaba.
Ella la mira se ríe y le pregunta como se siente, la señora le pide por favor que continúe, jamás en su vida había sentido tanto placer.
La situación la cautivaba, entonces decidió complacer a la viejita y darle un poco más de goce a su existencia.
Le pidió que se colocara frente al espejo, mientras ella se colocó atrás acariciando esos pechos grandes y caídos, en tanto que se deleitaba con la cara que la mujer ponía, con su otra mano le fue subiendo la falda suavemente y comenzó a acariciarle las nalgas arrugadas y dominadas por la gravedad.
A medida que sus caricias iban en aumento, la excitación de la señora era proporcional, poco a poco sus gemidos se escuchaban con mayor claridad, a la vez que su pedido de más por favor.
Ella se imaginó que la señora nunca había experimentado una situación similar y todo ello no solo la excitaba, si no también que la divertía profundamente.
Cuando se percató que la señora ya no podía contenerse más, saco un consolador de su cartera y de un solo empuje se lo introdujo de una vez en el ano, al tiempo que un grito de placer invadió el baño, sintiéndose hasta en el restaurante.
Al salir del toillete se cruza con la otra señora que con cara de preocupación se encaminaba hacia allí, ella le sonríe y sigue su camino hacia la mesa.
Una vez allí, se despiden de los demás comensales y se retiran.
Este cuento me parece muy realista y serio creo que es bastante bueno,sin embargo te aconsejaria endurecerlos un poco para incrementar la excitacion de tus lectores.Pitto