Estábamos cerca, muy cerca, mirándonos con una pasión llena de timidez. Cómo me gustan tus ojos. Te inclinas y me besas tiernamente, de pronto abres tus labios e intentas meter tu lengua dentro de mis labios, yo me sobresalto pero me dices que está bien, que probemos otra vez. Tu llevas tiempo deseándome pero nunca habíamos podido estar a solas. Me preguntas por qué no me tiendo y me relajo, lo hago y te acuestas a mi lado esperando un poco a que se me pase el nerviosismo. Me vuelves a besar, explorando suavemente mis labios y luego sigues la línea de mi quijada, encuentras mi oreja y me respiras tu aliento en ella, me mordisqueas el lóbulo y me cubres el cuello de besos y caricias con la lengua, me vuelves a besar. Yo callo y te dejo hacer, mi respiración empieza a cambiar y tú lo notas.
Me preguntas si no tengo frío (estamos empapados de lluvia) y te digo que sí, un poco. Me preguntas por qué no me quito la blusa y te respondo que no es necesario, no es tanto. Te pregunto por qué y me dices que lo deseas. Me besas el cuello y ya no digo nada, vas bajando hasta quitarme la camiseta, que está empapada, y como no traigo sostén se revelan perfectamente mis pechos, bastante grandes, porque después de esos besos escalofriantes tengo los pezones duros y erectos a más no poder. Acaricias mi costado sintiendo la plenitud de mi seno, la depresión de mi cintura, la suave curva de mi cadera. Me estremezco bajo tu contacto; acaricias los rizos de mi pubis y subes por mi vientre hasta llegar a la hinchazón turgente de mi seno. Me besas los senos con ternura pero eso produce ataques eléctricos en mi piel.
Me preguntas "¿Quieres que te de placer, Esmeralda?". Yo cierro los ojos y te digo que sí con la cabeza. Me besas el cuello y vas bajando poco a poco con un movimiento circular de tu lengua en mi seno hasta lograr que mis pezones palpiten de ansias de tí. Al principio mamas suavemente pero despues aumentas la succión y yo gimo con emoción. Con tu otra mano bajas hasta la parte interior de mi muslo, abro mis piernas y tu mano empieza a acariciarme; de repente sientes una humedad caliente que te indica que estoy lista para recibirte.
De mis senos bajas hacia mi pubis, cuando tu lengua alcanza la parte superior de mi hendidura brinco, dando un grito, recayendo de espaldas y gimiendo con gran placer. Tu virilidad palpita anhelante, impaciente, mientra cambias de posición para deslizarte entre mis piernas. Entonces abres mis repliegues y saboreas lenta y deliciosamente. Tú no podías oír los ruidos que yo hago mientras me sumerjo en ese estallido de sensaciones exquisitas que me recorren mientras tu lengua me explora en cada repliegue y cada borde. De repente me retuerzo, sollozando de éxtasis; con dos dedos penetras mi húmeda cavidad y aplicas presión en ella.
Te grito que te necesito, que te necesito con urgencia, y tratas de penetrar suavemente en mí, pero es tal mi éxtasis que con mis piernas te jalo hacia dentro de mí, acariciando tus nalgas y sintiendo tu piel. Mis profundidades húmedas y cálidas te reciben completo, te abrasan y te envuelven con desenvoltura. Te retiras un poco y me vuelves a penetrar. Mientras que mi paso te acaricia cual largo eres, gritas mi nombre soltándote y dándome todo de ti, hasta que me llenas de tí y entonces tus gritos más profundos surgen en armonía con mis sollozos mientras oleadas de placer inefable nos envuelven y con un alivio exquisito caes sobre mí
Incognito... me encantan tus relatos, me pones cachonda, cuando los leo es como si lo estuviera sintiendo en mi propia piel. Este me ha gustado mucho, pero los q realmente me ponen son los de sado. Espero leerte mas veces por aqui. Besos.