Ahora ya tenía dos mujeres en el trabajo para coger, con Regina siempre los domingos, y con Zoe una o dos veces por semana, en su casa, ya que me voy con ella al salir del trabajo. Yo sabía que a las otras dos promotoras les gustaba, y siempre me miraban de forma provocativa, pero ignoraban lo de Zoe, pués con Regina ya nos habían visto.

Pasó el tiempo, tenía más confianza tanto con Margarita como com Aura, nos saludabamos de besito en la mejía, ellas me abrazaban por atrás, y yo a ellas, cuando nos saludábamos con Margarita, yo le besaba las frente y las dos mejillas, a vece cuando ella entraba a la oficina me abrazaba por atrás y me besaba la mejilla. Margarita era casada, tenía 24 años, era delgadita, 1.55 mts de estatura, chiches medianas, culito parado, pero de peso tendría unas 105 ó 110 libras,pero tenía un rostro precioso, nariz respingada y boca sensual, ojos verdes, rubia y sobre todo una sonrisa dulce. Yo estudiaba por las mañanas, y por la tarde ayudaba a mi madre en cosas de kla oficina, pues un día no ,uy lejano tendría que manejar la empresa. Un día entre semana, no hubo clases en el Liceo, mi madre había salido hacia la planta de producción, y regresaba ya entrada la noche, como a las diez de la mañana sonó el timbre de la casa, al abrir la puerta estaba Margarita, con un folder de documentos, y me indicó que mi madre por teléfonio le había pedido el favor de llevarlos a casa y entregarmelos, ya que por la noche los revisaría para darle trámite el día siguiente. Le ofrecí algo de tomar, yo estaba sólo en casa, estando en la cocina, la tomé de la cintura, como sienpre lo hacía, le besé la frente, y las dos mejillas, busqué su boca y la besé, ella correspondió a mi beso, y luego muchos más, ela estaba ya calientona, y metí mi mano bajo su blusa tipo polo, y empezé a acariciar su espalda, ella buscó mi boca, y nos fundimos en otro beso, quité el broche de su sosten, y con todo y blusa saqué su ropa, quedaron sus pechos desnudos, de pezóncito rojo, y aureala rosada, besé los pechos, ella temblaba, la tomé de la mano y la lleve a subir las gradas y luego a mi habitación, sauqé su pantalón de lona, quedandose en una miniscula tanguita, se la quité y apareció su vulva completamente depilada, sus labio abiertos, rojitos, su clítoris diminuto, abrí sus piernas delgaditas, y empezé a besarle su vulva, genía de placer, sólo murmuraba que no la fuera a penetrar porque ella era casada, yo seguía besando y chupando, saqué mi ropa, y le acerqué la pija a la boca, me dijo que nunca había chupado una, poco a poco se amoldó, y luego ya me había sacado la leche, bajé de nuevo a chupar su vulva, que según me dijo ella su marido nunca se lo había hecho, la hice venirse, mi verga estaba de nuevo a punto, y empezé a penetrarla, su canal era estrechísimo, pero poco a poco, logré metersela al fondo, ella seguía mi compás, subió sus piernas a mi cintura, me apretó y se vino, la puse en cuatro, y se la metí al fondo, sus nalguitas redonditas y chiquitas, giraban en círculos a mi ritmo, no aguanté más y me corrí. Lo hicimos dos veces más esa mañana, salimos a almorzar y ya juntos nos fuimos a la oficina, fue genial esa cogida, en el camino me dijo que cuando se la metí sintió que la partía, pero que hacía mucho tiempo que deseaba ser mía, que quería sentir mi verga taladrandola, que desde que me la había visto el día que husmearon y yo estaba con Regina, que en las noches me añoraba, de los polvos que tuvimos con Margarita son uno de los mejores.