Cuando era un adolecente, el bus escolar me dejaba en la puerta de entrads del edificio donde funcionaban las oficinas y bodegas de la fábrica de aceite vegetal propiedad de mi madre. Hacía las tareas escolares y luego me ponía a hacer algo para ir aprendiendo el teje y maneje de lo que un día tendría que manejar. Al principio trabajaba con Regina, una mujer de 27 años, guapa, era un poco bajita, algo gordita, de bonitas piernas y chiches grandes, con ella tuve mucha confianza, y me gustaba observarla sentado frente a ella, ya que por abajo de una nmesita podía verle las piernas. En una ocasión nos invitó para almorzar en su casa por ser su cunpleaños número 27. Hizo una sopa de gallina criolla, y la carne de la gallina la preparó con crema y lorocos, que ese día con mi madre nos chupamos los dedos, como a mamá le encantó la comida convinieron que a partir de entonces ella llegaría a cocinarnos esa delicia todos los domingos. Ella llevaba su traje de baño y se metía a nadar por un buen rato en la piscina, a veces yo la acompañaba. Ni madre salía a las nueve de la mañana de casa, porque religiosamente los domingos iba a misa de diez, luego iba al supermercado para comprar lo de la semana y retornaba casi siempre pasaditas las trece horas. Uno de esos domingos estaba en la piscina con con Regina, estaba embelezado viendo su cuerpo, ya que ese día llevó un bikini, pero no se ató bién el cordón del brassiere, y estando en el agua se le zafó la pieza quedando al descubierto, ese opar de chiches hermosas, grandes y duras, inmediatamente la pija se me paró formando un bulto en pa calzaneta, ella se dió cuenta, y se me acercó, y no disimulaba que me veía la tremnendo bulto, luego me dice: huy que bultote se te hizo, déjame ver tu cosa. me bajó la calzoneta y saltó mi pene duro e hinchado, lo tomó con una de sus manos, y me dijo que ella había visto los penes de sus hermanos, pero eran mucho más pequeños, de tenerlo entre su mano instintivamente se lo llevó a la boca, y empezó a chuparmelo, sentí tan rico que no pude contenerme y me corrí en su boca, el semen le brotaba por las comisurasd de sus labios y caía en sus chiches, ella estana superexcitada, y me dijo que quería sentirlo entre sus piernas, le bajé la parte inferior del bikini, y se recostó sobre una toalla, abrió sus piernas y mpezé a lamer su almeja cubierta por bellos suaves y ralos, sentí su clítoris, durito, yme dijo que quería sentir mipene sobre su vulva, empezé a frotarle su raja que ya estaba super mojada, coloqué la punta de la verga en su entrada y me dijo que despacito porque era virgen, metí el glande y empezó a deslizarse hasta llegar al topede su himen, me agarrér la pija de la base para darle apoyo, y empujé, sentí el crujir de su himen, ella abrió mas sus piernas y deslizé hasta el fondo, ella se quejó, pero seguía el movimiento de sus caderas a mi ritmo, así estuvimos como unos diez minutos, yo sentía que ya me corría, y cuando pensaba que la iba adejar con ganas ella empezó a gemir y a temblar, se estaba corriendo precisamente en el momento que la llenaba de lechita caliente. A partir de ese domingo, sólo esperAábamos que mamá saliera en el auto, y a mi habitación a volar a huevo, ella utilizaba anticonceptivos, y por lo menos una vez entre semana a la menor oportunidad de estar sólos nos echabamos un polvo a la carrerita. Una tarde me dijo que Zoe, una trabajadora de la fábrica nos había visto cogiendo, y que lo comentó con otras dos compañeras, que un día mientras comían salió la plática, y le habían dicho que a ellaas les gustaría tenerme aunque sea sólo una vez, y allí empezé a formar mi pequeño harem, cuando aún tenía 14 años de edas, pero eso se los comentaré en otra oportunidad.