Tomados igual agarraditos de las manos firme como ferreamente enlazados como los autenticos noveicitos que son tanto la querida y fabulosa como fascinante hasta hermosisima Wilda junto a su galante amante; dandose una brisa agradable de verano caminan por la vereda de un parque divisando un árbol que les coviga sombra sentados en una banca, abrazados con la mano extendida a la altura de los hombros de Wilda y acariciando como sobandole la pierna derecha a su amante, sonrien contemplando la pasión enigmatica como atrayente adicional, deleítosa como provocante que hace momentaneamente se olviden de todo el mundo viviendo un amor puro, genuino, honesto, gemelo finalmente glorificante que nunca se imaginaban que iban a estelarizar fabulosamente por más de 4 años consecutivo trabajando para la misma universidad ambos. Casualidad pasa un vendedor de rosas, lo llama el amante al comprarle todas las rosas rojas y frescas que tenia el vendedor, al darselas a Wilda al olerlas y pegarlas contra sus pechos sonriente lo besa por espacio de cincuenta y cinco segundos reloj.
Continuan caminando ahora la lleva abrazada a la cintura y algunas veces le baja la mano izquierda el amante para manosearle y acariciarle como peñiscarles los sublimes gluteos de Wilda, le comunica no cargo para nada que digo para nada panti debajo de las medias y de la falda; al mirarla fijamente ese instante se percata y nota que esta sobresaliendole del zipper del pantalón el pené gigantesco, duro, erepto, eyaculante, sabroso, provocativo, seductor, coqueto, amoroso, fascinante, excitante, deseado, deleítoso, travieso, etcétera; le dice quieres diversión y juegos de alcoba conmigo ahorita llevame rapidito y sin perder el valiso tiempo para que nos entreguemos y nos fusiones para hacer el amor en el lugar que frecuentamos igualmente, vamos cuando nos nace hacerlo. Escuchandola salen corriendo agarrados de la mano parando un taxi de inmediato lo abordan salen a toda marcha al sitio predilecto por los dos.
Entrando pagando rapidamente y subiendo por el ascensor llenandola de puros besos como nalgaditas superficiales, suavecitas y acertadisimas en toda sus nalgas; abriendose la puerta de la habitación mágica como espectacularmente por el favor como la cortesía naciente de la misma Wilda al poco tiempo, de cerrar la puerta no se les vio hasta siete horas al pasarla y gozarla tirando la casa por la ventana ese sábado glorioso e inolvidable para los dos.