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El Otro Lado de Sondra (II)
original en inglés por Patrickal
Volvimos al club y ella se fue directamente al chico. Se sentó justo en su regazo y le susurró al oído, y en 5 segundos iban al área VIP. Me senté en el escenario cuadrado de nuevo y observé a la última "aficionada" (que obviamente era profesional) terminar su show. Era una caliente rubia clara con un cuerpo perfectamente proporcionado. Yacía en el piso y se había llevado los pies hasta detrás de su cuello. La vista era sorprendente. Después que acabó hubo un lapso de alrededor de 30 minutos mientras los jueces comparaban sus puntajes. Sondra y las demás continuaron con las rondas de baile, y para el momento en que las llamó el DJ al escenario cuadrado para anunciar las ganadoras, llevaba más o menos 5. No vi que ninguna cara triste dejara el área VIP.
Cuando el DJ anunció la ganadora no puedo decir que me sorprendiera. Las profesionales siempre ganan, y la rubia se llevó el botín. Pero Sondra quedó en segundo lugar, y por la aclamación de la multitud dirías que merecía el primero. El segundo lugar eran $750, y Sondra los tomó con una gran sonrisa en su rostro. Todas fueron a los vestidores a cambiarse, y 5 minutos después íbamos en el carro rumbo al hotel. No pudo parar de hablar un minuto mientras conducíamos. Me habló de las rondas de baile, y cómo el estudiante estaba sorprendido. Mientras se le sentaba en el regazo, ella había sentido como la punta de su vara se escapaba por encima del cinturón. "¡Debe medir como 30 centímetros!" dijo. Ella se había abalanzado dentro de sus pantalones y se la había meneado duro, halándolo a la vez. "¡Se vino como un cohete! Había semen por toda la camisa. Menos mal que tenía puesta una camiseta, pues tuvo que quitarse la camisa antes de salir de la cabina. ¡Fue espectacular!"
Para este momento yo había llegado al parqueadero del hotel y nos registramos. Su cuarto quedaba en piso distinto al mío. "Baja a mi cuarto tan rápido como puedas", dijo. Subí a mi cuarto y tiré mis cosas sobre la cama, luego bajé volando a su habitación. Cuando toqué a la puerta hubo una ligera pausa y abrió. Estaba completamente desnuda. Sólo estaba en la puerta mirándome, y luego retrocedió. Entré y cerré la puerta tras de mí. Había ido a la primera cama en el cuarto, y al empezar a caminar hacia ella dijo, "Me has visto desnuda, ahora es mi turno". A los cuarentas no soy Mel Gibson, de lo que estaba un poco más que consciente, pero nunca le doy tiempo de dudar a una mujer que me quiere ver desnudo. Me deshice rápidamente de mi ropa mientras ella estaba allí. Para cuando terminé, estaba tan erecto como la Torre Eiffel.
Caminé hacia ella y ella alargó su mano y tomó mi polla. Después de todo lo que había visto y experimentado esa noche, estaba a un pelo de disparar y así se lo dije. "Bueno, si ese es el caso, ¿porqué no la descargamos de una vez para que nos podamos tomar nuestro tiempo?", fue su respuesta. Fue hacia el tocador y tomó la botella de aceite de bebé que había conseguido en el club y regresó hacia mí. Extendió mis manos y derramó algo de aceite sobre las palmas. Una vez que estuvieron llenas, puso a un lado la botella, me tomó las manos y se las puso en los pechos. Suavemente esparcí el aceite. Luego me volteó y me sentó al borde de la cama. Arrodillada frente a mí, tomó sus tetas llenas de aceite y las colocó alrededor de mi pene. Sosteniéndolas y uniéndolas las deslizó arriba y abajo de mi vara, sin dejar de mirarme a los ojos con una inmensa sonrisa en su rostro. "Apenas me pusiste el aceite en el club pensé en intentar esto. ¡Se siente taaaan bien!" "¡¡También me gusta!!", dije mientras expulsaba un chorro casi a un metro de altura. "¡De verdad estabas lleno!" dijo entre risas. No podía creer en la fuerza de la descarga. Fue por mucho el orgasmo más poderoso que había tenido y se lo conté. "Bueno, ahora me toca a mí. Haz lo que quieras para que me venga".
La dispuse en la cama y me senté a su lado. Me incliné y le di un suave y largo beso. Su boca era tan suave que me quedé allí varios minutos. Mi mano derecha jugaba por todo su vientre, desde justo por encima de su coño hasta sus senos y de nuevo hacia abajo. Después de subir y bajar la mano unas cinco veces, dejé que siguiera derecho hasta su concha. Sus piernas, ya un poco abiertas, se abrieron para mí. Levanté mi cabeza de la suya y me senté recto para admirar su cuerpo. Lentamente moví mi mano en círculo mientras presionaba la palma contra su valle. Estiró su cuello y con los ojos cerrados gimió suavemente.
Entonces me moví entre sus piernas, y empecé a besar su estómago. Me moví lentamente pasando por sobre su concha, besando y lamiendo su muslo interno. Me moví hacia la otra pierna y volví a subir. Entonces abrí mi boca tanto como pude y la coloqué en su vulva. Mientras presionaba con la lengua contra sus labios, lamí en un movimiento de atrás hasta el frente de su raja. Ella tomó mi cabeza y la empujó fuerte hacia ella. En ese momento cerré la boca alrededor de sus labios y la absorbí, moviendo mi lengua rápidamente sobre su clítoris mientras este crecía en mi boca. Sondra se movía mucho, intentando acentuar mi movimiento. Seguí besando y mordisqueando a la vez que jugaba con las manos subiendo y bajando por su cuerpo desde sus pechos hasta el trasero. Empujé mi lengua dentro suyo tanto como puede y usé mi pulgar derecho para dar círculos alrededor de su clítoris. Todo el tiempo aumenté el ritmo y ella se movía más y más rápido. De repente puso las dos manos tras mi cabeza y me empujó tan duro hacia su coño que casi no podía respirar. Moví mi lengua tan rápido como pude por toda su concha y clítoris. Podía sentir cómo venía el orgasmo. Todo su cuerpo se puso rígido y temblaba entre convulsiones, en tanto que ella gritaba una y otra vez. Mantuve el movimiento hasta que ella alejó mi cabeza, y luego sólo me moví y me acomodé sobre ella, mientras mi polla endureciéndose quedo sobre su coño aún en movimiento.
Permanecimos así por al menos 10 minutos hasta que pudo volver a respirar bien. Estaba empapada de dolor y su rostro y pecho estaban enrojecidos. "Esta es una noche de noches", dijo. "Sólo una persona me había bajado allá un par de veces, y nunca tuve un orgasmo así". "Estás bromeando", le dije, "¿a quién no le gustaría hacértelo?" "Me voy a quedar desnuda toda la vida si me prometes hacerlo otra vez", afirmó. "No hay problema", repuse. "Es sólo que no puedo creer que conociéndonos todos estos años llegaríamos así de lejos tan rápido". "Lo sé", me dijo. "Pensaba en ti a veces en el pasado. No creo que hubiera intentado lo que hice hoy con otra persona. No salí allá con la intención de tener algo contigo, pero cuando salí y vi tus ojos observándome, supe que te deseaba y mucho".
Con sólo escucharla mi polla empezó de nuevo a llamar la atención, y ella también pudo sentirlo. Se estiró y puso la punta de mi verga a la entrada de su chochito. "Terminemos", dijo. Me puse en mis rodillas y brazos cuando abrió sus piernas. Lentamente me introduje y se la metí hasta las bolas. Tenía las piernas rectas en el aire en una gran V. Lo saque todo hasta que sólo la punta estaba en su entrada y luego se lo metí de nuevo. Se sentía exquisito. Manteniendo un ritmo lento y constante, me seguí moviendo arriba y abajo hasta que sentí que crecía el orgasmo número dos. Repentinamente enroscó sus piernas tras mi espalda y me haló hacia ella y se empaló en mí con un movimiento circular. ¡¡¡Se estaba corriendo de nuevo!!! Empujaba mi trasero tanto como podía y yo estaba tan adentro de ella que podía sentir la punta de mi verga contra la cima de su coño. Hice un disparo tras otro y me derrumbé sobre ella. "Va a ser una larga semana", me dijo. Tenía razón.
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