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El Negro que se aprovechó de mi III

El Negro que se aprovechó de mi I

Como relaté anteriormente, después de un par de años comportándome totalmente heterosexual, había caído nuevamente en mi comportamiento homosexual. Había propinado una fabulosa mamada a un compañero de estudios (a quién llamábamos el negro), que había culminado con su abundante acabada en mi boca. Aquello había sido un jueves en la tarde, mi compañero, me habría invitado para una fiesta justo al día siguiente.

La fiesta estuvo bien, bebidas, comida y baile, no había muchos jóvenes, más bien era una fiesta de mayores y un par de amigos como yo. Se hacía tarde, entonces un grupo iba de salida y comenté que me iría con ellos. Luego, mi amigo el negro me dijo que me quedará un rato más y su tío se ofreció a llevarme luego a casa.

El grupo se había reducido bastante, quedaron los padres del negro y otros familiares en la sala, fui por una cerveza a la cocina y luego el negro y su tío también, nos encontramos y comenzamos a hablar allí. Caímos en el tema sexual, de las mujeres, que uno siempre andaba en búsqueda y cosas así.

El tío del negro entonces comentó, que cuando él era joven como nosotros, se había cogido un montón de veces a una burra que había en su casa allá en el pueblo de donde eran ellos. Así digamos entró en el tema, argumentando que había que aprovechar a cualquiera que se descuidara, a manera de broma dijo que tuviéramos cuidado, porque de pronto alguien tomaba provecho de nosotros si no estábamos alerta.

Comentó luego que estando en servicio militar, descubrieron que un compañero era gay y que él y otros dos más, se habían cogido a aquel muchacho en innumerables ocasiones. Que lo ponían a mamar y lo cogían por el culo con mucha intensidad. Que aquello había sido durante los últimos seis meses de su servicio. Contó de algunas maldades que le hacían al chico, quien se dejaba abusar por ellos.

El tío era un negro flaco y bastante feo, entonces comentó que no tenía muchas oportunidades con las chicas cuando joven, por lo que aprovecho aquella ocasión en el ejército. Ya para terminar la conversación, nos dijo que no perdiéramos una oportunidad si se nos presentaba, que eso eran tonterías, que si uno le daba por el culo a otro, el otro era el marico, uno no. Terminó diciendo, como un chiste, eso sí, tengan vaselina a la mano, porque si le duele mucho el marico se puede arrepentir.

Hasta el momento, nuestro comportamiento (del negro y mío) había sido normal y si bien en más de una ocasión recordé, que justo el día anterior había estado mamando el pene de mí amigo, ninguno de los dos estaba en ese plan. Pero el relato del tío nos puso a pensar a ambos en cuanto habíamos hecho. Desde luego ninguno de los dos comento nada.

Avanzó más la noche, ya era bastante tarde por sobre las 4 de la madrugada. El último grupo (unos vecinos) se disponía a irse. Entonces le pregunté al negro por su tío para que me llevara a casa. Fue a buscarlo y se encontró con que su tío se había dormido profundamente. Entonces la mamá del negro dijo que me quedará a dormir hasta que amaneciera. Pensé, si me quedo este negro me va a coger, una parte de mi deseaba quedarse, otra más racional pensaba que era mejor irme. Insistí en irme a pie, pero la Sra. No me dejó, en verdad era muy tarde y un poco peligroso.

Rápidamente el negro acomodó un colchón en el piso de su cuarto para que yo durmiera allí. Me acosté sólo en calzones. Yo dormía abajo y el negro en su cama. Unos minutos después me quedé rendido, pues había tomado mucho.

Más tarde, escuche un ruido que me despertó, era la puerta del cuarto, el negro salió al baño. A su regreso cerró la puerta con seguro y en lugar de ir a su cama se acostó a mi lado, al segundo sentí su verga recostada a mis nalgas, digamos estábamos en la posición de cucharilla.

Levantó la sábana, entonces bajó mis calzones, restregaba su verga contra mis nalgas y ano. Ambos estábamos echando chispas.

Luego abrió mis nalgas con una mano. Con un dedo untó crema en mi ano. Sin saberlo, unas horas antes, el tío le habría dado instrucciones precisas a su sobrino de que hacer conmigo. Es decir, él tío habría dado aquellos consejos sobre aprovechar la oportunidad y usar vaselina, sin tener idea de lo que pasaría entre su sobrino y yo.

Cuando sentí la vaselina en mi culo entendí que ya me iban a encular. Por un segundo quise evitarlo, pensé que no debía, entonces le dije, no, no, eso no. Coloqué mi mano hacía atrás separándolo un poco de mi. El preguntó, porqué?, respondí, mejor no, no me gusta. El dijo, si de verdad no te gusta porque tienes lo tienes parado (refiriéndose a mi pene) Entonces no supe que más decir, el retiró mi mano y unto más vaselina.

Después, sentí su glande, esa cabeza enorme y un poco desproporcionada con el grueso de su pene, era más gruesa que el resto del pene. El apuntó bien, estaba justo donde debía, preguntó, allí? Respondí sí. Entonces sentí como su cabezota abría mi esfínter. Hacía unos 6 meses, tal vez más, que yo no me masturbaba analmente, estaba un poco cerrado. Pero con tanta vaselina ofrecía poca resistencia. Sentí un dolor agudo que me hizo saltar hacia adelante y apretarme el ano con una mano para aguantar un poco el dolor.

El preguntó, qué paso? Yo dije me dolió. Entonces quito mi mano, yo trate de ponerla nuevamente interrumpiendo la entrada, el dijo, vamos, vamos, déjate de pendejadas, ni que fueras una niña. Untó más vaselina y volvió al ataque, esta vez, dolió algo pero no intenso. Comenzó a meter lentamente su verga, larga y negra en mi culo.

Luego comenzó a moverse lentamente, penetrándome lento pero firme. Lo sentía realmente delicioso. Pensé que a pesar que aquella verga era más larga que la de mi primo no me producía el mismo dolor en lo más hondo de mi. Me percate en ese momento que no me había clavado a fondo aún, que un buen trozo de aquella tranca negra estaba fuera. Desde luego la seguí gozando sin comentar nada.

Me había comenzado a gozar estando todo muy oscuro, pero ya estaba amaneciendo. El se movía lentamente, gemía un poco, estaba gozando de lo lindo, pero él no quería acelerar el ritmo para no acabar. Así estuvimos un rato. De pronto gruño, arrg, me abrazó fuerte y clavó su ponzoña hasta lo más profundo. Tuve que ahogar mi quejido en la almohada.

El descargó una buena cantidad de semen en mis entrañas. Luego se relajó un poco y sacó un par de centímetros de su verga, lo cual para mí fue un gran alivio. Me pajeo así clavado hasta hacerme eyacular.

Le pregunté que si había estado con otro hombre antes, el dijo que no, pero que le había gustado mucho hacerlo conmigo. Entonces, pensé que era una mentira, pues demostró tener cierta experiencia. Le dije, pero no parece, creo que si has estado con otros. El respondió que no, pero que su tío, le daba consejos acerca de qué hacer.

Nos quedamos callados un rato, terminó de amanecer y me fui a casa. Esa sería la primera vez que me cogió el negro, pero no la última.

Déjame saber si te gusto mi relato y si quieres que siga contando lo que paso después.
Datos del Relato
  • Categoría: Gays
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