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El Negro que se aprovechó de mi I

El Negro que se aprovechó de mi I

El relato que sigue sucedió hace ya algún tiempo, yo tenía mis 18 apenas recién cumplidos. Hacía unos años antes me había iniciado sexualmente con mi primo, con quien sostuve varios encuentros donde el siempre llevo la iniciativa y el dominio, yo en cambio fui sumiso y me entregue a sus exigencias sexuales, tuve en total unos 6 encuentros con mi primo, pero bastante espaciados en el tiempo (puedes saber más de cómo fue leyendo mis relatos titulados Iniciándome con mi primo…) En fin, volviendo al inicio de este relato, hacía un par de años que mi primo me había follado por última vez. Luego, ellos se mudaron y él se casó muy joven y no nos habíamos vuelto a ver.

Desde ese entonces yo no había tenido ningún otro encuentro sexual con otro hombre, sin embargo, había tenido encuentros esporádicos con algunas mujeres. Me masturbaba la mayor parte de las veces pensando en chicas, pero otras imaginaba estar con algún hombre o recordaba los encuentros candentes con mi primo. También de cuando en vez me masturbaba analmente pero no muy seguido. Pensaba, mi conducta de gay no volvería.

En fin, estaba estudiando un curso técnico por ese entonces, haciendo tiempo mientras entraba a la universidad. Un día quedamos un grupo de amigos quienes estudiábamos juntos en ir a ver una película porno en casa de uno de mis compañeros, que comentó que su tío había llevado una película muy caliente y que los martes por la tarde su casa se quedaba sola. Entonces fuimos un grupo de 4.

El nos llevo a un estudio en su casa donde estaba la TV y VHS y colocó la peli, la verdad estuvo súper caliente, lo malo, es que mirando esa película allí en grupo, nos excitábamos al máximo pero no podíamos masturbarnos, ni nada. Al final cada quien fue a su casa a darse un buen pajazo.

En fin, el jueves de esa misma semana, el mismo chico, a quien llamábamos el negro, no de forma despectiva, si no porque era negro en verdad, muy alto, delgado y negro, negro tipo africano. Nos invito nuevamente, pues martes y jueves por la tarde su casa se quedaba sola. Quedamos en ir los mismos 4, pero finalmente los otros dos no pudieron y fuimos sólo los dos. En verdad yo no era muy amigo del, más bien uno del grupo era un amigo en común.

Como la vez anterior fuimos al estudio, colocó la película, después de la primera escena, se retiró y regresó con un rollo de papel higiénico. Dijo que eso lo excitaba mucho, que como estábamos los dos podíamos masturbarnos, comprendí entonces que el papel era para limpiarnos.

Avanzó la segunda escena y de pronto el negro sacó su verga y comenzó a sobarla y masajearla lentamente. Yo tenía una tentación terrible de verla, pero me mantuve quieto, pues para nada quería que el pensará me gustaban los penes, en todo caso además eso podía terminar muy mal.

Sin embargo, en un descuido del pude mirarlo, su pene estaba hinchando, erecto, parecía que iba a estallar, era digamos grande, no tan grueso pero si largo, la cabeza era enorme en comparación con el cuerpo del pene, negro como un neumático en la piel y la cabeza negra rojiza. Recordé entonces un comentario de los otros compañeros, que decían lo habían visto desnudo y se habían “acomplejado” por el tamaño del pene del negro.

Comenzó una escena donde una chica mamaba la verga de un hombre, de pronto me imaginaba como sería de rico mamar la verga de mi amigo. En otro descuido volvía a mirar su verga, pero esta vez, me quede absorto contemplándola. Me percate que él se había dado cuenta. Sin embargo, el no dijo nada. Yo disimule y seguí mirando la película.

El me dijo entonces, que si me gustaba la película porque no me masturbaba también, yo me saque el pene y comencé a pajearme suavemente igual que el. Mientras la película pasaba me preguntó si alguien me había pajeado alguna vez, desde luego no le conté que mi primo. Comenté de mis encuentros con las chicas. El comentó que también lo había hecho con un par de putas.

Me preguntó que si podía confiar en mí, contarme algo que había hecho, yo asentí. Entonces me comentó, que un primo de su pueblo le había propuesto una vez masturbarse, que lo habían hecho el uno al otro en varias oportunidades mientras veían porno. Pensé para mi, si supiera que mi primo me había follado varías veces por el culo y que también había mamado su verga e incluso tragado su semen.

Entonces me propuso masturbarnos el uno al otro. Yo aún tenía la duda cuando el sin perder tiempo ya había agarrado mi pene. Luego, llevó mi mano hasta su verga. Era contrastante, por un lado yo tengo manos pequeñas y delicadas, por el otro, el tenía unas manos con unos dedos enormes, lo molestaban a veces diciéndole ET (el de la película) Mi pene, digamos normal, lucía pequeño en esa mano enorme, por el contrario, el suyo, parecía un gigante en mi mano pequeña, para colmo tan blanca, sobre aquella verga negra.

Cuando sentí su mano en mi pene me agrado, pero cuando sentí el palpitar de su verga en mi mano, tuve una sensación en el ano, unas ganas tremendas de darle el culo. El estaba sentado a mi derecha y yo a su izquierda, siendo que ambos éramos derechos, yo lo podía pajear mucho mejor que él a mí.

Entonces mientras mirábamos la película nos pajeabamos pero muy suavemente, yo de cuando en cuando volteaba a mirar su pene de forma disimulada.

Le comenté que yo en ocasiones me masturbaba poniendo un poco de saliva, lo cual hacía deslizar suavemente la mano. El dijo que también hacía lo mismo, pero tal vez a mi no me gustaría tener su saliva en mi mano, yo respondí, que si a él no le importaba tener mi saliva en su pene podíamos hacerlo así. El enseguida asintió. Entonces escupí en la palma de mi mano. Pase la palma primero por su glande y luego baje la mano tomando todo el tronco. El suspiró de gusto. Volví a escupir mi mano para tener más saliva. Y repetí la caricia.

En esta oportunidad, no hubo ningún disimulo, miraba fijamente su verga, el glande lucía muy apetitoso, bañado en mi saliva. Tenía la excusa perfecta, mirar donde estaba mi saliva. Lo estuve masturbando así suavemente, ya no mirábamos la película, sólo mirábamos ambos su pene.

Entonces él me advirtió, me dijo, no aguanto, voy a acabar; digamos el no esperaba llegar a eso. Yo le dije, acaba tranquilo, seguí pajeandolo, salió un chorro de leche disparado muy fuerte, justo hacía arriba como un cohete, luego otros chorros más, que luego de subir cayeron de regreso en su pene mi mano que aún se movía suavemente. Que ganas tuve de introducir aquella verga bañada en leche en mi boca, sin embargo me contuve.

Al ver mi mano llena de semen, el me ofreció disculpas, yo le dije que no importaba, mientras el tomaba papel higiénico para limpiar todo. Aparte mi mano llena de su semen y comencé a pajearme rápidamente, estaba tan excitado que acabe en un minuto.

Finalmente nos despedimos como si nada hubiera ocurrido.

Déjame saber si te gusto mi relato y si quieres que siga contando lo que paso después.
Datos del Relato
  • Categoría: Gays
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