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El Negro, me usó como juguete sexual 2.

El Negro, me usó como juguete sexual 2.

Me encontraba yo durmiendo en el mismo cuarto con mi amigo el Negro y su primo, después de una fiesta que tuvo lugar en su casa. Su primo dormía plácidamente en la cama, mientras en un colchón en el suelo, estábamos acostados el Negro y yo. El Negro me propinó una buena cogida que tuve que aguantar en silencio para evitar que su primo despertara.

Producto del trasnocho, de cuanto habíamos bebido y desde luego de la follada, ambos nos quedamos dormidos profundamente. Yo estaba cubierto por las sabanas pero totalmente desnudo, acostado de costado, con el culo apuntando al Negro, listo para cuando él quisiera gozarme nuevamente.

Pasado un rato, no sé cuánto, me desperté, sentí al Negro acariciándome el ano con uno de sus dedos lleno de saliva. Empujó hasta introducir su dedo anular en mi culo. Con lo jugoso que estaba mi recto, su dedo se lubricó totalmente. Lo sentí muy rico. Sin siquiera voltear, le dije, quieres culito verdad? Quieres echar el segundo, no es así? El no dijo nada, sólo siguió jugando con su dedo en mi ano, moviéndolo circularmente. Uff, sentí un escalofrió de placer. No sé por cual razón, pero cuando me cogían y yo no lograba acabar (analmente) cuando me cogían por segunda vez (digamos una o dos horas después) sentía un placer inmenso, de inmediato, muchas veces acababa con sólo tener la pinga dentro, apenas moviéndome muy poco, es decir, casi sin mete y saca.

Entonces aquel dedo en el culo me puso a volar de gusto. Le dije muy suavemente, para evitar que su primo despertara, le dije algo así, hay papito que rico se siente, si así es con el dedo, como será cuando metas el pipe, me vas a matar de tanto placer.

El retiro su dedo y apuntó su cabezota en mi culo, que estaba más que listo para recibirlo. Sin embargo, no apuntó bien, pienso como en esa posición él no podía ver y yo tenía toda el área llena de baba, digamos la cabeza del pene no es tan sensible como para reconocer si está justo en la entrada o no. Entonces la cabeza de su pinga estaba justo arriba de mi ano, el presionó, pero imposible que entrara allí. Le dije, más abajo un poco más abajo. El apunto nuevamente y preguntó ¿aquí sí? Me quede helado, no era el negro, era su primo quien se disponía a cogerme.

Cuando uno no tiene mucha experiencia, pues uno se sorprende con cada nueva vivencia, pero luego al transcurrir el tiempo, uno se da cuenta que muchas situaciones se repiten, a veces con personas distintas, pero muy similares. Recordé como hacía pocas semanas atrás el amigo del Mandingo me había clavado estando dormido, sin haber pedido mi consentimiento.

Volviendo a aquel momento, entonces el primo del negro estaba listo para empalarme. Había cambiado de lugar con el Negro, quien ahora dormía como un lirón después de haberme cogido. Reaccioné girando el cuerpo y quedando boca arriba, instintivamente dije, no. El dijo pero qué pasa, te vas a echar para atrás, anda ponme el culo que yo se que te gusta. Entonces le dije, es que yo pensé que era el Negro, no sabía que eras tú. El no me creyó e intercambiamos algunas palabras. Después de todo yo me le había ofrecido, sin saber que era él, pero me había ofrecido.

Entonces el insistía. Le dije, como estúpida excusa, es que ni siquiera sé que me vas a meter. El me mostró su verga hinchada, era larga, pero normal, no tan larga como la del Negro, lucía muy apetecible. El insistió, anda, dame el culo. Le dije, pero no lo vayas a contar ni comentar con nadie, el dijo claro, está bien. Entonces me voltee nuevamente de lado, dejando el culo disponible. El apuntó nuevamente su verga y yo la guié con mi mano justo hasta mi ano, le dije aquí. El empujo y un segundo después estaba dentro de mí. Sentí un inmenso placer, ahh, exhale de gusto.

Luego quede totalmente boca abajo, con el encima de mí, sentía su peso sobre mí, su pecho sobre mi espalda y su pinga bien dentro de mí. Me vine muy intenso. Temblaba de gusto mientras él seguía allí clavado, apenas moviéndose lentamente.

Después me relaje un poco aunque seguí gozando aquella polla. El preguntó, te gusta? Yo dije si claro, lo siento muy sabroso. El comentó, sabes el Negro me comentó hace tiempo con lujo de detalles como se estaba cogiendo a un amigo suyo, que hasta se lo mamaba y todo, pensé que eran mentiras del, cuentos.

Yo estaba un poco sorprendido, pero entregado a aquel tipo, gozando esa pinga en medio de aquella “conversación”. Pregunté y qué más te dijo. Todo lo que sigue fue lo que me contó el primo, refiriéndose a la conversación que él tuvo con el Negro. “Dijo que nuestro tío El Mandingo, los había sorprendido y también te estaba cogiendo. Entonces apostó $$ conmigo, dijo que te cogería esta noche después de la fiesta… le pregunté que si habría chance para mí y dijo que creía que si, que por tu comportamiento y por lo que le había contado su tío, seguramente tu me darías el culo a mi también y bueno por eso vine hoy para la acá.”

Después supe que aquel primo, fue con quien el Negro se masturbaba mutuamente hacía algún tiempo, así que decidió compartir su juguete (es decir yo) con su compañero de viejos juegos sexuales. Por “casualidad”, pues su primo también era negro. Mirando hacia atrás, bien que se dieron gusto conmigo varios negros de esa familia.

Estando así los dos, ya sin nada que ocultar de mi parte, le pregunté, y qué tal, valió la pena el viaje y perder la apuesta? El respondió, claro que si, tienes ese culo bien sabroso y una puta cobra más caro. Aceleró el ritmo, dijo entre dientes, te voy a hacer sudar cada centavo que perdí por culpa tuya carajo, en ese momento acabamos los dos simultáneamente, yo analmente y el eyaculó dentro de mí.

Se retiró para ir al baño. Sentía el culo tan lleno de baba, semen, etc. que no quise voltearme y ensuciar las sabanas. Le pedí que me trajera un poco de papel para limpiar mi culo. Tenía unas ganas enormes de pajearme, pero estando boca abajo se me hacía incomodo.

Comencé a pajearme lentamente, cuando el Negro me interrumpió. El había visto parte de la faena anterior, seguramente se había despertado por los jadeos, en fin, la escena lo había puesto a punto nuevamente. Enterró su vara negra y cabezona en mi culo sin miramientos, sin mediar palabras, me tomo así boca abajo. Si bien esa posición no permite una penetración tan profunda como otras, de inmediato pude apreciar la diferencia de longitud de las dos vergas, esta llegaba en ocasiones hasta el fondo, haciéndome sufrir y gozar a la vez.

A pesar que me penetraba con mucha fuerza, con un frenético mete y saca, no acabo rápidamente, me hacía gozar, pero sin llegar al orgasmo. Hum, hum, lo escuchaba resoplar cuando se clavaba con fuerza. Yo gimoteaba, sentía que me faltaba el aire. Tanta pinga me tenía agotado. No hubo comentarios, ni cambio de posiciones, ni nada, sólo yo boca abajo y el martillando mi culo como si fuera una maquina.

En eso regreso su primo del baño, nos encontró en plena labor, se sentó en la cama a mirar aquello. Un ratito después, el Negro bramo como un toro y su leche fue a dar a mis profundidades.

El se bajó y acostó a mi lado boca arriba. Entonces su primo me entregó el papel que le había pedido minutos antes para limpiarme. Mientras yo limpiaba mi trasero, de rodillas en el colchón. El primo dijo, el hijo de puta tiene ese culo sabroso, verdad? El negro contestó y eso que no te lo ha mamado, ahora más tarde lo ponemos a mamar, vas a ver qué rico mama.

Finalmente me fui al baño, me senté en el wáter y lave bien el culo. Después me di un pajazo el cual me hizo acabar rápidamente. Estuve rato en el baño, hasta que decidí regresar.

De vuelta ya amanecía, el sol iluminaba el cuarto a pesar de las cortinas. Ambos negros yacían dormidos, relajados después de haber desahogado sus deseos conmigo, confiados en que más tarde podrían hacer nuevamente conmigo lo que gustarán.

Así amanecí aquel día, cogido nuevamente por dos tipos, usado como un juguete sexual por un par de Negros.

JP
Datos del Relato
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1 comentarios. Página 1 de 1
Culito
invitado-Culito 23-12-2017 08:46:47

Que rico yo quuero comerme hasta tres negros a la vez

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