En cierto lugar que no me place decir, existían varios personajes bastante notorios, pero lo más relevante es esta historia que os cantaré acerca de un mudo y un tartamudo. En una oportunidad y aprovechando la desgracia del pobre mudito, el tartamudo le propuso que si deseaba aprender a hablar, este frenéticamente asentía con su cabeza, imaginese usted, poder lograr hablar, eso sería lo máximo en su vida. El mudito lo citó entonces para su casa a fin de darle las primeras lecciones.
Quince minutos antes de la hora señalada el mudito hizo acto de presencia en el lugar, --¡Seeee…..veeee….queeeee….tienessss…muuuu…..chaaaaassss… .gaaaa…nas….de…apreeeenderrrr.! –, el pobre mudito le hacía señas de que si con su cabeza.
--Buuuu….eeeee…..no…. quiiiitaaaateee el paaaannnntalooooo…ón—
El mudito lo miró un tanto extrañado, pero con el fin de lograr aquello tan ansiado para él aceptó.
--Ahoraaaa…aaa….quiiii…taaaa…teeee…eeell…calzoooon….ciiiillooooo—
Ahora el mudito le decía que no con su índice y el tartamudo volvía a insistirle en sus deseos de aprender a hablar. Este se quitó el calzoncillo y bajó su cabeza medio abochornado. El tartamudo se colocó a sus espaldas y lo inclinó un poco hacia delante y de un solo golpe ¡¡¡ZAAAAZZZZ!!, se la metió hasta los huevos.
--¡¡AAAhhhhhhhhhhhhhhhhhhh!!—, fue lo único que pudo brotar de la garganta de aquel pobre hombre por el dolor que le causó aquella clavada inesperada de que fue víctima.
--¡Veeeeen maaaañaaaaanaaaaaa pa enseñaaaaarteeeee la B.—
El relato es un chiste viejo y gastado, parece que la inmaginación se te terminó.