No se ni como fue empezando, lo que si se es que cada día como una gota de agua sobre la piedra se compenetran, se tocan se rozan y se van dando forma.
El cómo inició, no debe tener importancia ahora, lo que si tiene es el camino que recorre cada día.
Después de mucho buscar la ocasión, esta se dio de la forma más inesperada que podría haber imaginado. Son las 9:30, en la oficina suena el teléfono, no alcanzo a identificar por el número quien habla, pero la voz del otro lado de la línea me dice “sabes, tenias razón esto no lo debemos detener ni un día más”, a lo cual respondí lo contento que estoy de lo que me esta pasando, no me dejaste hablar mas y me indicaste solamente tenemos la mañana para cumplir nuestros deseos, acto seguido me indicaste lugar donde nos veríamos, un número que no debía olvidar y colgamos.
Rápidamente invente una reunión con un cliente importante, corrí con Juan Pablo y le indique que saldría de la oficina, que en caso de requerir algo, me hablaran al celular, tome saco, llaves, celular y mis sueños y corrí hacía ti, cada segundo que transcurría en el tráfico incrementaba mi ritmo cardíaco, pero me hacia ver lo cerca que nos encontrábamos, pero el tiempo transcurrió más rápido de lo que me imaginaba.
Por fin estoy frente a esa gran puerta de cristal, marco por el celular el numero indicado, solamente recibo como respuesta “ya no tardes más”, la puerta se abre y al entrar te veo, luces hermosa, de tus ojos se emite una luz que me hipnotiza y me vuelve loco, nuestros cuerpos se apresuran en juntarse, es cuando el primer beso funde nuestras bocas, tus brazos me envuelven, cerramos la puerta.
Adentro, mis labios van recorrido tu cuello, y su nota nuestra excitación, cada movimiento de tus manos sobre mi cuerpo están finamente articulados para robarme un poco de placer, mientras tanto no puedo dejar de tocar tus piernas y subir un poco la falda negra que traes puesta, voy sintiendo de entre tus piernas las medias a forma de liguero que traes, y me dices espero te guste, acto seguido soltamos una carcajada que nos permite separarnos un poco, lo que permite que caminemos hacia la sala, me jalas y caemos sobre el sillón, nuevamente nos empezamos a besar, pero ahora los besos son más largos y húmedos, mi miembro empieza a responder a tus caricias y yo inicio desabrochándote la blusa, me permito admirar el brasier que traes, negro y de encaje, lo que permite admirar tus bellos pechos con el pezón erecto, no tardo en quitártelo y en besa tus exquisitos senos, mi boca recorre cada milímetro de tu piel, tu cuerpo se arquea y tu respiración acompaña mi excitación, la boca sigue su camino hacia tu conchita, el obstáculo de la falda es rápidamente dejado atrás y me sorprende al ver la tanga de hilo dental que usas de color rojo y de tela transparente, tus manos sobre mi cabeza presionan cuando la lengua toca los labios de tu conchita para encontrar que la humedad de mi lengua se funde con tu excitación y de esa manera logramos tu primer orgasmo, sin dudar un solo segundo tus manos arrancan la ropa que utilizo, la corbata es quien da un poco de problemas, pero ahora completamente desnudo, inicias besándome el pecho para continuar tu camino hacia mi miembro, el cual te aguarda con desesperación, lo besas, acaricias y tus húmedos labios hacen que mi mente vuelen y solamente puede acariciar tu cabeza y frotar tu cabello, y tu me arrancas un gran gemido, que nos sirve para observarnos nuevamente, y recordarnos lo que sentimos el uno por el otro.
Ahora tu me volteas y me empiezas a cabalgar haciendo que tu cuerpo se apodere del mío, yo te admiro y no dejo de tocar sus senos y frotar tus nalguitas tan perfectas, es en ese momento que con tu sudor el brillo de tu piel me excita más, nuestros cuerpos toman un ritmo de velocidad que me hacer sentir como tu conchita aprisiona a mi miembro y nuestros jugos se mezclan en un gran orgasmo, caes sobre mi y nos besamos suavemente.
La temperatura corporal comienza a bajar y no me canso de admirarte y besarte. Cuando nuestros pensamientos se encuentran recorriendo cada uno de los rincones de nuestro hermoso encuentro, suena tu celular, por el identificador de llamadas sabes quien es, contestas y dices, “hola…, vine a recoger unas cosas que ocupaba, nos vemos en un rato afuera del colegio,… tu los recoges y vamos a comer, ok… bye”. Volteas y me dices, el tiempo es muy corto cuando estamos disfrutando un rico helado de chocolate, nos reímos y te ayudo a vestirte y tu me correspondes.
Nos damos un beso y cada quien toma su camino, sin antes decirnos lo que sentimos y recordarnos que el próximo fin de semana nos veremos con nuestras familias respectivas.
Tomo mi camino y no dejo de disfrutar en mi mente cada imagen tuya, esperando que nuevamente pase este encuentro.
Con todo mi cariño, sabes que tienes un lugar muy especial en mi corazón.