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Categoría: Lésbicos

El mejor dildo

Entramos a su casa ya calientes, besándonos intensamente. Era nuestra primera vez entre mujeres. La besé apasionadamente mientras acomodaba su cabello y le acariciaba las piernas por debajo de la falda del colegio. Cerró la puerta tras nosotras, y yo, hirviendo, me lancé hacia ella para tumbarla en el sillón. Me senté en sus piernas y frotaba mi vagina contra la suya, acariciando su espalda y saboreando sus deliciosos besos -Bárbara...- gemí, ella me jaló del cabello y me hizo darle la espalda, frotando su vagina contra mi trasero. Estaba tan excitada que lo único que quería era coger, sin detalles eróticos ni nada, quería simplemente tenerla entre mis brazos y hacerla mía. Pareció leer mi mente, pues me tiró hacia el suelo y se acostó sobre de mí... sin embargo, en ese momento, se cayó mi mochila y se derramó todo lo que tenía dentro de la bolsa de menesteres. Vaya sorpresa fue que un pegamento grueso llegó rodando hacia nosotras. 



Ella sonrió pícaramente y comenzó a besar mi cuello, mis hombros... se detuvo para desabotonarme la camiseta del colegio y besar mis pechos intensamente, mamando mis pezones. Le jalé el cabello mientras jadeaba ligeramente. Con su mano, rozó mi cadera suavemente y llegó a mi entrepierna, sin quitarme la falda, me hizo la braga a un lado y comenzó a tocarme suavemente. Recordé que ella tocaba bien el piano... al sentirla así, me sentía como un teclado perfectamente bien afinado. Uno que se vendría en cualquier momento. Me despojó de la braga y comenzó a lamer mi vagina, concentrándose en el clítoris. Jalé su cabello nuevamente y ella continuó con su actividad oral, dando lengüetazos bruscos y apasionados -Al final del día, eres mi puta- dijo, mamando mi clítoris. Yo, entre jadeos respondí: -Me haces como quieres... así que sí, soy tu puta...-. Metió dos de sus dedos en mi vagina y comenzó a acariciar mis paredes. Estaba excitada a más no poder. Ella, cuando comprendió que mi vagina era profunda, se limitó a sonreír, tomar el pegamento grueso y mirarme a los ojos. No pude decir ni hacer nada cuando de golpe lo metió. Rasguñé su espalda ahogando un pequeño grito. No obstante, ya que lo tenía dentro, comenzó a sacar parte de la barra, haciendo que éste me penetrara aún más. Pegó su vagina al otro extremo y comenzó a moverse contra de mí, lenta pero bruscamente. 


Datos del Relato
  • Categoría: Lésbicos
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