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El Mandingo me hizo prometer que le daría el culo otra vez.

El Mandingo me hizo prometer que le daría el culo otra vez.

Entonces aquella tarde, de mi primer encuentro con el Mandingo, había tenido de todo un poco, en el primer polvo me humilló e hizo sufrir mucho, en el segundo me hizo gozar tremendamente. Venía el tercer encuentro y yo me preguntaba cómo sería.

Pasó un buen rato, después del segundo encuentro, de hecho me quede dormido unos minutos. Entonces sacó de la gaveta, un consolador, pero no de goma, era de madera, un palo muy pulido y bien barnizado, ligeramente arqueado, con la punta redondeada, tenía un tope en la base y un mango o empuñadura, mediría poco menos de 20 centímetros de largo (sin la empuñadura) y unos 3 ó un poco más de diámetro.

El forró el palo con un preservativo. Yo me había masturbado a veces con objetos, pero algo más pequeños. Era claro lo que pensaba hacerme.

Me monte sobre él en forma de 69 y poco a poco fue hundiendo el palo en mi recto, me follaba con aquel roble, lento pero firme, lo hundía a fondo, luego lo sacaba, incluso en oportunidades lo sacaba completamente.

Entre tanto yo le propinaba una fabulosa mamada, chupaba y lamía aquella pinga con todo gusto. Lo hundía hasta más no poder en mi boca, lo saboreaba como si se tratara de un cono helado. Atrás había quedado mi resentimiento por la manera en que me llevo hasta allá y en especial por el primer polvo donde había sido tan desconsiderado conmigo.

Estando así me preguntó, te gusta? Yo dije que sí. El acelero el ritmo del mete y saca en mi culo, comencé a sentir el orgasmo venir. Entonces me dijo, esto es un entrenamiento para que aprendas a mamar con un pipe en el culo, para que te prepares cuando te toque con dos.

Yo gemía muy ahogado, pues tenía el su verga en mi boca. En el justo momento del orgasmo, tuve que sacarlo, pues reaccione apretando los dientes. A penas me relaje, el ordenó, abre la boca vamos, abre la boca; lo hice y di un par de chupadas pero no aguanté, el orgasmo era muy intenso. Lo saque nuevamente. El dijo qué pasa? Sollozando de gusto respondí, es que no aguanto papito, no puedo. Eso seguido de un argg, largo, pues estaba acabando.

Después que se aseguró yo había acabado. Me ordenó ponerme de rodillas ante él para que se lo siguiera mamando. Así lo hice, con una mano agarraba su polla y con la otra sostenía el palo dentro de mi culo.

Me dijo, mama sin usar las manos. Así lo intenté, pero era bastante difícil, en varias oportunidades acomode la verga en mi boca con la mano, lo que iba seguido de un “no, así no” de regaño. En un momento, me tomó de la cabeza y hundió el pipe a fondo, sentí me ahogaba y como reflejo lo aparte con la mano. Me dijo, si vuelves a usar las manos te vas a joder. Un minuto después, se repitió la situación. Entonces me dio un par de cachetadas, no con toda su fuerza, pero si suficiente para lastimarme. Seguido hundió nuevamente la verga hasta hacer toser. Irrumpió con una carcajada, dijo, así es carajo, la próxima vez te amarro las manos.

Luego, me colocó acostado boca arriba, en el borde de la cama, subió mis piernas a sus hombros y dijo, así te va a entrar hasta la patica. Seguido me clavo profundo, maltratándome un poco. Preguntó duele? Yo dije, cuando vas muy profundo. El siguió, quieres gozar o sufrir, respondí, gozar claro. Entonces comenzó un vaivén muy rico, clavándome a fondo de cuando en cuando. Comencé a sentir mucho placer, preguntó te gusta así o te reviento el culo? Respondí, así está bien, no me rompas más el culo papito, por favor.

Entonces siguió, bueno, qué me vas a dar para que no te rompa el culo? Respondí, qué quieres? El dijo, que me vuelvas a dar el culo en la semana. Yo estaba en camino a acabar nuevamente, respondí, claro, te lo doy las veces que quieras. El siguió, pero me lo vas a dar para que no te haga sufrir o porque te gusta? Respondí, por las dos cosas.

Entonces siguió el mete y saca en silencio, mi culo se puso tenso y acabe muy rico e intenso. Aún me quejaba de gusto cuando, el dijo, quiero que le sigas dando el culo a mi sobrino, para que gane experiencia, pero cuidado nada de pedírselo a él, no quiero que termine en marico como tú. Preguntó cuento contigo? Se lo vas a dar otra vez? Yo dije si claro; el preguntó, cuándo? Yo dije el martes, el martes se lo doy. El siguió bueno, el martes primero le das el culo a él y después a mí. Yo asentí.

Luego me dijo, bueno, ya gozaste, ahora me toca a mí, aguanta que voy con todo. Comenzó a penetrarme profundo y muy duro. Me lastimaba, tanto que los quejidos de dolor se me escapaban. Le pedí, por favor, no aguanto más. El sólo respondió, aguanta que falta poco, aguanta no joda. Así hasta que por fin acabó descargando su semen en lo más profundo de mí.

Esa tarde fue la más intensa que había experimentado hasta ese momento, hace mucho de esto pero el recuerdo muy bien. También fue el inicio de una serie de encuentros con este hombre, durante los cuales, fui humillado y rebajado, me hacía gozar pero también sufrir. Aplicó una técnica de dominación en mí, que consistía en premios y castigos, quebrando mi voluntad y haciendo que permitiera abusos que nunca habría imaginado. Como he dicho en alguno de mis otros relatos, una cosa es fantasear con ser dominado y otra muy distinta serlo en realidad.

Espero que te haya gustado mi relato, regálame tus comentarios y dime si quieres que siga contando.

JP
Datos del Relato
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