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El Mandingo me cobró caro por su silencio I

El Mandingo me cobró caro por su silencio I

Como relate anteriormente, había sostenido varios encuentros sexuales con un compañero de clases que habían terminado mal, pues su tío nos había atrapado con las manos en la masa.

Si bien había sido terrible que nos hubieran descubierto, creo que no habría podido ser alguien peor el que me encontró en aquella situación. Su tío era un hombre negro, delgado, bastante feo, ex boxeador, que nos había relatado con orgullo, como él y un par de amigos habían abusado sexualmente por meses de un gay en el ejército hacía años atrás.

En resumen de cuentas, el tío de mi amigo el negro era bastante morboso, hasta sádico diría yo, le gustaba coger a otros hombres, pero no que lo cogieran a él. Incluso nos había dicho recomendado coger a otros muchachos, todo esto antes de saber, que sería su sobrino el que a la postre me estaría cogiendo a mí.

Para colmo de males, mi amigo el negro era menor de edad (yo lo sabía) y si bien había sido él quien inició todo, fácilmente yo podía ir a la cárcel por “corromper” a un menor. Luego, aquel hombre (a quien llamaré Mandingo) tenía a su disposición una información muy crítica para mí, siendo que era un abusivo y manipulador, no vaciló en chantajearme, pidiendo mis favores sexuales a cambio de su silencio. Parece mentira, pero muchos de estos hombres que pertenecen a grupos donde se supone que son digamos más machos que los demás (ejército, policía, deportes y otros) a veces son los más pervertidos, al parecer estar hombres solos despierta el deseo entre ellos.

El jueves, había quedado en encontrarme con él el sábado a las 2:00 de la tarde. El viernes, al salir de clases lo encontré afuera esperándome, se me acercó, me apartó del grupo y me dijo, bueno, ya sabes, mañana a las 2:00 te paso buscando, no te me vayas a echar para atrás porque cuento todo, no te asustes, te voy a dar lo que te gusta. Yo sólo dije está bien. El dijo, quiero que temprano te pongas un lavado, no quiero que hagas desastres en la tarde. Yo pregunte que como debía hacerlo, entonces me explicó cómo hacerme el lavado usando la ducha del baño. Porque no me llevó el mismo viernes no sé, pero eran clarísimas sus intenciones para el sábado.

Aquel viernes en la cama, comencé a pensar en lo que me venía, estaba preocupado, pero también comencé a fantasear con la situación, lo que me excitó mucho y terminé masturbándome.

El sábado bien temprano en la mañana me llamo por teléfono, 2 veces seguidas, luego de saludarme sólo me decía, cuento contigo, ya sabes, hoy a las 2:00 y bien limpiecito.

Tomé un baño y me hice el lavado que Mandingo me había ordenado. A las 2:00PM en punto tocaron el timbre, era el que venía por mí. Su expresión denotaba ansiedad, parecía un perro detrás de una perra. Subí a un viejo auto medio destartalado que tenía, una vez dentro me dijo, te voy a llevar al apartamento de un amigo mío, me lo prestó para esta tarde, allí vamos a estar tranquilos, nadie nos va a molestar.

Llegamos al lugar, no era muy grande, más que un sitio donde viviera una persona, parecía un lugar para follar. Enseguida pasamos al cuarto, me dijo que tomaría una ducha, que me desvistiera completamente y me metiera a la cama. Así lo hice, estaba en esa cama bastante ansioso, con una mezcla de excitación y enojó.

Por fin salió de la ducha pero con una toalla en la cintura, no le pude ver la verga o pipe como ellos le decían, eso me preocupaba considerando el tamaño de la de su sobrino, quería ver a que me enfrentaría.

Se sentó en la cama y me pidió que me pusiera de pie, de espaldas frente a él con el cuerpo inclinado. Con sus manos abrió mis nalgas y examinó mi culo, con un dedo húmedo en saliva masajeaba mi ano. Me beso una de las nalgas y luego la mordió suavemente, para después lamer mi culo. Entonces esa sensación de enojo y miedo se fue alejando de mí, me relaje y poco a poco mi verga se fue parando. Yo quería evitar aquello, pues ponía en evidencia que me gustaba y excitaba.

Luego él se puso de pie, me dijo, yo sabía que te gusta la vaina, esta tarde vas a saber lo que es bueno. Sirvió un par de tragos de ron y dijo, salud, por la cogida que te voy a dar. Me ordenó, tomate todo el trago de una vez para que te relajes. Así lo hice.

Entonces me dijo, arrodíllate, así lo hice. Su verga quedo a la altura de mi cara, pero aún yo no la veía, estaba bajó la toalla pero se notaba que estaba parada. Finalmente el se quitó la toalla, tenía esa pinga bien parada, larga, gruesa y venosa, se parecía un poco a la de su sobrino, pero tal vez un par de centímetros más larga y definitivamente más gruesa, tan negra que parecía de goma. Un par de bolas grandes le colgaban con bastante piel. Al verla sentí excitación y miedo, pensé que si su sobrino me había hecho sufrir, con esta sería mucho peor.

Me quedé casi hipnotizado mirando aquel palo. Entonces el dijo, bueno, qué esperas, una invitación? Yo dije cómo? El siguió que si estás esperando una invitación para ponerte a mamar, anda trágate ese pipe completo. Lo tomé con mi mano, mientras con la otra sopesaba sus bolas, introduje en mi boca y comencé a chupar suavemente, luego comencé el mete y saca en la boca, chupando muy fuerte cuando iba de salida. El colocó su mano en mi cabeza para controlar un poco el ritmo.

De pronto me dijo, metete lo que más puedas. Lo introduje hasta el límite. Entonces el empujó la verga, sentí su cabeza en mi garganta, sentí que me ahogaba, el sostenía mi cabeza y un minuto después me libero. Después lamia su pinga por los lados, de arriba abajo como una perra. El hacia shh y gemía un poco de gusto.

Si bien yo estaba disfrutando mamar aquella verga, su rudeza me preocupaba, pensaba me va a reventar cuando me lo meta. Pensé, en darle una mamada fabulosa y tal vez hacerle acabar, evitando la penetración. Luego usé un truco que había hecho suspirar a los dos que antes me habían cogido, me agache más y comencé a lamer y mamar sus colgantes bolas. Efectivamente le encantó, dijo hay carajo, mamas bien rico con razón mi sobrino no te perdonó.

De pronto comencé un mete y saca rápido en mi boca, con la intensión de hacerle acabar. El dijo ya basta, ponte en 4 patas. Yo respondí, porque mejor tú no te acuestas y yo me monto encima. Yo quería tener una posición menos comprometida para mí. El dijo, aquí mando yo, en 4 te dije.

Me puse en 4 patas sobre la cama, entonces el untó mi culo con un poquitito de vaselina. Me pareció muy poco para aquel pollón. Le dije, por favor, ponme un poco más. El dijo, no, así es suficiente, la idea es que resbale un poco, no me gusta ese grasero, quiero sentir tu culo, no un poco de grasa. Entonces le dije, Mandingo (desde luego este no es su nombre real) en fin, le dije, Mandingo, es que lo tienes enorme, eso me va a doler mucho. El dijo, (mientras rozaba mis nalgas con la punta de su pinga) cuando estemos así quiero que me digas papi, dime papi, por favor, ponme más vaselina, suplica si es que quieres algo. Entonces me humillé aún más, dije, papi por favor, te lo suplico, ponme más vaselina.

El respondió así es, así es que tienes que comportarte. Entonces tomó un poco más y hundió uno de sus dedos en mi culo. Dije, papi más anda, por favor. Secamente respondió, ya te puse demasiado.

Apuntó la punta de su pinga justo en mi ano, presionando un poco, preguntó, poco a poco o de golpe? Yo dije poco a poco, entonces, me clavo de un golpe, apenas me metió un pedazo sentí un dolor muy intenso, sin lugar a dudas me había roto el culo, instintivamente me hice hacia adelante, de hecho, me dolió tanto que me pare de la cama, camine agarrándome el culo.

Dije oye, si eres, te dije poco a poco. Entonces con su cara de sádico me dijo, yo te acabo de decir como tienes que pedir las cosas y tu no haces caso, entonces, te hice eso para que aprendas. No entendí, el siguió, no te dije que tenías que decirme papi y pedir por favor, quien coño te dijo que me puedes dar órdenes.

Sentí rabia e impotencia, quería irme de allí, pero sabía que no tenía alternativa. Entonces me ordenó ponerme nuevamente en 4 patas, pero de rodillas en el piso, con el torso sobre la cama, me abrió un poco las piernas y apuntó nuevamente su verga, preguntó, entonces cómo lo quieres? Respondí, poco a poco papi, por favor, de golpe no. Me dijo, no me convences, parece que no te importa, convénceme que en verdad sea poco a poco. Respondí, pero qué más quieres que te diga? El dijo bueno, atente a las consecuencias. Pensé que no debía humillarme más ante él, no dije más nada y me preparé a aguantar su arremetida.

Apuntó su verga y en un movimiento lento, pero firme, me fue empalando completamente, sentía esa pinga hirviendo en mi culo, me dolió aunque no tanto como antes, me ardía el ano, gemía un poco, un ayy, ayy, era inevitable, comencé a respirar profundo para tratar de relajarme, pero, entre el tamaño de la verga, el miedo y el enojo, no lograba relajarme. Sin haberlo metido completamente, comenzó a moverse poco a poco mientras mi ano se dilataba.

Me lastimaba, pero yo lo toleraba, unos par de minutos después, mi ano estaba más dilatado y lubricado, me ardía mucho en la entrada, pero lo estaba llevando mejor, entonces el comenzó a moverse enérgicamente, clavándome a fondo, en lo más hondo de mis entrañas su cabeza se estrellaba contra mis órganos, haciéndome sufrir, traté en vano de detenerlo con una mano, me sometió, clavándome salvajemente, yo gritaba, ayy, uyy, no, por fa, no, el preguntaba, cómo se dice? Entonces, yo, no papi, te lo suplico, así no. Minutos antes me sentí con la valentía de enfrentarlo, pero ahora, con el golpe constante de su pinga, tuve que rendirme y humillarme.

Esta cogida es para que aprendas a respetar, que aprendas quien manda, me decía, al tiempo que me follaba sin piedad. Un par de minutos (que parecieron una eternidad) se clavó muy fuerte, gruño arrg, descargó su abundante semen dentro de mí, luego, se relajó un poco y terminó por sacarlo.

Sentí como liquido salía de mi culo, me quedé así un rato, extenuado. Cuando me incorporé, vi que dos “hilos” de sangre bajaban por cada uno de mis muslos, el ataque había sido total, el piso, estaba salpicado con una mezcla de baba, sangre y semen. Me ordenó que limpiara todo y lavara bien el culo y las nalgas.

Cuando salí del baño, comencé a vestirme, pensando que ya lo había complacido, el dijo, deja todo allí, te falta mucho todavía, por lo menos 3 polvos te voy a echar hoy. Luego me acosté junto a él a mirar la televisión, mientras él se recuperaba para el segundo polvo.

Pensé, que distinto puede resultar la realidad a una fantasía, yo fantaseaba muchas veces con que un hombre así me sometiera a su antojo, incluso me hiciera sufrir un poco, pero que distinto fue lo que sentí, sobre todo, la parte dolorosa, fue muy intensa.

Esa tarde fue larga y difícil para mí, ese sería el primero de varios abusos al que fui sometido. También fue muy placentera, fue una combinación de sensaciones que espero seguir relatando más adelante.

JP
Datos del Relato
  • Categoría: Gays
  • Media: 5.43
  • Votos: 51
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