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Categoría: Transexuales

El jardinero logra satisfacer todas mis necesidades

Hace algún tiempo y por extrañas razones que no vienen al caso, me hice de un departamento allá por el sur de la capital mexicana… a mi familia no le gustó, sobre todo por su ubicación, lejana de todas nuestras amistades y familiares, así que se quedó vacío, pues tampoco me animaba a venderlo… desde luego eso le vino de perlas a Laura Coral, mi alter ego femenina, pues como todos los mujercitos muy femeninos saben, nuestro mayor problema es donde guardar nuestra ropa y nuestras cositas, así que empecé a llevar allí todo lo que me compraba y le hice algunos arreglos para que se viera como un departamento “normal” habitado, eso si, por una mujercita muy femenina… ya saben muebles con toque femenino, cortinas con diseño floral, carpetitas muy femeninas en los muebles, las paredes pintadas en tonos pastel, muy delicados y femeninos, etc.

En este departamento, mi sitio mágico, es donde vengo a hacer realidad esas hermosas fantasías que solo se nos ocurren a las chicas como yo, pero casi siempre sola… han venido a visitarme algunas amigas y la hemos pasado muy bien, pero por lo general estoy sola, cosas de la distancia…

Uno de esos días, me sentía muy contenta cuando, al terminar de arreglarme me miraba en uno de los espejos de cuerpo entero que son indispensables para nosotras las narcisistas… me gustaba lo que veía pues han de saber que a veces una consigue ponerse muy bonita y otras no nos gusta para nada el aspecto que logramos, sobre todo en el maquillaje, hasta la fecha no se en que radica la diferencia… en fin, que había logrado un aspecto que me parecía muy bello y sensual, más aún porque el día anterior me había depilado toda y así me sentía muy femenina y las medias me lucían mucho, aparte de que el contacto de mi delicada y muy sexy lencería con mi piel sin vellos me encantaba y me excitaba… también me había hecho un lavado “vaginal” con benzal, pues quería practicar con mi enorme dildo… eso me calentaba demasiado…

Me había puesto un minivestido de spandex, rosita pastel, con tirantitos spaghetti y delicado estampado de florecitas lilas, muy escotado, con un atrevido tajo en la falda; La lencería era lilita: brassiere strappless y tanga, ambos con delicados holancitos de encaje rosa, me lucía más porque además de depilarme por completo me apliqué una crema hidratante que encontré en el baño de la casa… mi piel quedó tersa y desde ese momento empecé el delicioso juego de sentirme mujer… ¡genial idea y eso que aún no sabía lo que iba a servirme tomar esa decisión! Las sedosas medias color juvenil, denier 10, sujetas con un sexy liguero lila con delicadas y sexys aplicaciones de encaje rosa sumamente coqueto, a juego con el brassiere y la tanga, me hacían sentirme muy sensual… el atuendo se completaba con unos preciosos tacones pump pointy, de acabado “animal print snake” de charol rosita, tacón alto stilletto metálico dorado de 13 cm, adornadas con un coqueto moñito solferino en el costado del escote. Me encanta caminar en altos tacones porque me balanceo naturalmente y mis caderas se mueven provocativamente… al menos yo lo pensaba después de haber practicado por largo tiempo.

Me maquillé cuidadosamente, me había depilado las cejas de manera unisex y unos cuantos toques de lápiz corrector les daban una preciosa forma muy femenina… quería lucir muy sensual por lo que puse especial cuidado al colocarme las largas pestañas postizas que me hacían verme muy sexy, aplicando tres capas de rímel, así como con el delineador y las sombras combinadas: púrpura y lilitas… me apliqué el rubor y finalicé con un labial de color rojo pasión (mi favorito) y gloss que, combinado con lo atrevido de mi maquillaje de ojos me hacían ver preciosa y deseable. Ya completamente maquillada y vestida como toda una femme fatale, perfumada con un sensual “Carolina Herrera” y con una larga peluca ondulada color caoba con mechas rubias, me dedique a ponerme uñas postizas largas pintadas a juego con el labial y con las uñas de mis pies. Así, esplendorosamente femenina, me dispuse a hacer la limpieza del departamento, pues como vengo muy poco, había telarañas por todos los rincones. Hacerlo así, vestida y maquillada muy sexy y en tacones altos, es muy grato para mí, pues me siento toda una mujer casada, arreglando la casa para que cuando llegue su marido, encuentre todo a su gusto y sobre todo que encuentre a su mujercita muy hermosa y deseosa de que la lleve al paraíso con su poderosa verga. ¡Cuán poco imaginaba lo que me deparaba el destino!

Cuando vengo a vestirme, trato de no ser sorprendida pues ninguno de mis vecinos sabe de mi VERDADERA manera de ser, de manera que cierro cortinas y ventanas para evitar intromisiones incomodas, así que me sobresalté al oír un toquido en una ventana que, imprudentemente, había dejado abierta para ventilar casa…

– Seño, ¿no quiere que le arregle su jardín?

Sorprendida, solo atine a voltear y sin pensar, asentí con la cabeza, … cierto es que el jardín estaba muy desarreglado y necesitaba de cuidados que yo, por mis visitas dedicadas totalmente a feminizarme, no podía atender… sin embargo, mientras el jardinero echaba a andar la podadora, no podía dejar de pensar en el lío en el que me había metido, puesto que yo no era precisamente una “seño” y a la hora de pagarle, tendría que lucir y hablar como una autentica “seño”, (señorita, me corregí) lo cual me ponía un poco nerviosa (ya saben, siempre esta latente el miedo a “no pasar” y los problemas y consecuencias asociadas). Cuando el jardinero se asomó por la ventana no tuvo tiempo, según yo, de verme con detalle, el solo vio a la señora de la casa (eso sí, más glamorosa que cualquiera de las vecinas y ¡en tacones altos!) y yo no hablé, así que cabría la posibilidad de que al estarle pagando y a lo mejor tener que hablar, me iba a descubrir.

Me senté en el comedor y mis primeros pensamientos fueron de terror puro tan solo de imaginar que si esto no funcionaba, que escándalo con los vecinos, pues el jardinero podría hablar mas de la cuenta… tendría que asesinarlo por “saber demasiado”. Sin embargo, entre mis habilidades no se encuentra la de emular a la “femme Nikita”, así que esa no era opción.

Por supuesto, tenía la alternativa de hacer que mi “marido” se presentara de repente y se encargara de pagarle… aunque, claro, mi “marido” era la persona que menos quería ver por ahí… me había costado mucho arreglarme tan bonita, así que estaba muy reacia a tener que desmaquillarme y disfrazarme de hombre otra vez, solo por este tema.

Además, estaba la tentación de probar lo prohibido, de transgredir las normas por una vez… y desde luego, comencé a autoconvencerme de algo que, en mi interior, yo sabía que estaba decidido desde el principio…

Con una sonrisa traviesa decidí recibirlo como estaba, por lo menos yo pensaba que me veía bien. Decidí mostrarme también algo coqueta (horas de ensayo frente al espejo, me respaldaban y tenía estudiadas algunas actitudes), la idea no era conquistarlo, claro que no (¿o si?), solo era jugar un juego que me moría por practicar… estar con alguien mas, ajeno, que me apreciara y me sirviera de sinodal en cuanto a si pasaba como mujer.

Continué con el arreglo de la casa y al terminar, repasé mi aspecto con ojo más crítico aun, retoqué mi maquillaje para verme más bonita, revisé las largas uñas postizas de mis manos, acomodé las medias, revisando y ajustando los broches del liguero y finalmente me puse un poco más de perfume en los lugares estratégicos (¿por qué lo hice en mi derriere?, mmm) y me senté a esperar a mi Jardinero… al rato, oí otra vez el toquido en la ventana, me acerqué y le hice seña de que pasara a la puerta del frente.

Le hice entrar a la casa y entonces pude observarlo con detenimiento y desde luego el lo hizo conmigo también. El era alto, aun más que yo con todo y mis altísimos tacones stilletto, moreno, no muy guapo pero si muy varonil y atractivo, con esos fuertes pectorales y sus poderosos brazos que, por un momento imaginé estrechándome fuertemente contra él. Como traía la camisa desabrochada, me fijé que estaba muy velludo, lo cual sin pensarlo me excitó… ¡jamás me había imaginado que me gustaran los hombres velludos! Me estaba calentando mucho y rápidamente!, usaba un bigote recortado y en ese momento recordé algo que había leído respecto al tamaño de las manos masculinas relacionado con el tamaño de su verga, así que me fijé que sus manos eran muy grandes, saque mis conclusiones y fue en ese momento que sentí las famosas “mariposas en el estómago” como aquella primera vez que salí a la calle vestida… también con cierto asombro, me di cuenta de que su olor, un olor a sudor definitivamente masculino, no me había “chocado”, como había supuesto… ¡que sorpresa! me resultaba agradable y muy muy atrayente…

Todo esto que les comento, sucedió con la rapidez del rayo pues inmediatamente que entró le ofrecí asiento y un vaso de refresco que el bebió de un solo trago, eso si, sin quitarme la vista de encima.

Con mi mejor voz, le pregunté cuanto le debía… trataba de hablar lo menos posible, adelgazando la voz y desde luego muerta de nervios… el me dijo el precio y yo di la vuelta para buscar mi bolso, me dije que era el momento de saber si mis movimientos al caminar eran tan femeninos como a mi gustaba creer. Sentí su mirada fija en mis caderas y nalgas, que se bamboleaban al ritmo que marcaban los altos tacones de mis preciosas y muy femeninas zapatillas, con felinos movimientos de vampiresa. Al salir de la pieza y al regresar, me fijé que el seguía pendiente de mi. No noté nada raro y la confianza me estaba empezando a volver.

Abrí el bolso, manejando con maestría mis largas uñas manicuradas muy femeninamente, saqué el coqueto monedero rosa y le di el dinero, el me agradeció y nos quedamos en silencio, durante un momento… que se fue haciendo mas largo y se volvió un poco extraño… me di cuenta de que el no dejaba de mirarme toda y yo a mi vez no apartaba mi vista de su entrepierna, sus fuertes brazos y ese pecho velludo que me daban unas ganas enormes de recorrer con mis largas uñas… de esos ojos que me “comían” literalmente (haciéndome sentir muy especial y deseada) y de sus labios que me estaban volviendo loca de ganas de que me besaran toda… yo quería seguir jugando el juego y me di cuenta de que él tampoco quería irse… ¿que hacer?

– ¿aun tienes más trabajo? – le pregunté para conversar un poco.

– Pues no, realmente no hay mucho trabajo este día

– ¿quieres más refresco? o…

– ¿o?

– Quizás prefieras algo más fuerte…

– Gracias!, me caería muy bien algo así, con todo este sol

– ¿Ron está bien?

– Oh si, ¡es mi favorito!

Otra vez ondulando las caderas y repiqueteando los altos tacones de mis zapatillas, me dirigí a la repisa donde tengo las bebidas, tomé un vaso y me agaché un poco a tomar hielos de una hielera, pero al hacerlo sin doblar las piernas (a propósito, claro), el minivestido, inevitablemente se subía, así que, creo que “inconscientemente”, (está bien, MUY conscientemente) le di un poco de show, el cual creo que le agradó porque cuando voltee muy discretamente a verlo, el tenia la vista fija en mis piernas y mi derriere… y es que al agacharme así mis nalgas se mostraban en todo su esplendor… ¡me sentí soñada! Serví dos cubas y me di la vuelta.

Como no tengo sillones, nos sentamos en el comedor cuya mesa es de cristal, de manera que el me podía ver completamente a su gusto… y yo a él, mmmh. Uno de mis pequeños grandes placeres es cruzar las piernas para sentir el roce de las medias y así lo hice esta vez, muy femenina y sexy, con lo que le dejé ver la mayor parte de mis muslos aumentado por el insinuante tajo de mi vestido, mostrando el puño de las medias y tanto los coquetos moñitos de los broches del liguero como la belleza de mis tacones. Pude notar que le gustaba lo que estaba viendo porque su paquete se estaba marcando agradablemente y me sentí muy bien pues mi arreglo estaba logrando eso… obviamente mi vanidad estaba por los cielos… El se sintió obligado a quitar la vista un momento y con voz que se le notaba tensa, me preguntó:

– ¿Cree usted que a su marido le gustará el arreglo del jardín?

Me levanté alisando la falda del vestido y fui a la ventana con mi femenino contoneo para ver el jardín que, mágicamente, se veía precioso, volteé a verlo sonriendo y le dije:

– si tuviera un marido o novio, estoy bien segura de que estaría encantado con tu trabajo

La tensión bajó, el se sintió mejor y lo advertí en su modo distendido

– a que se dedica usted seño?

– Soy diseñadora, me llamo Laura Coral y por favor háblame de tu

– Esta bien… Coral…

– y ¿que me dices de ti?

– Bueno… yo me llamo Raúl, tengo una vieja por aquí, por eso vine… y trato de ganarme unos pesos haciendo esto de la jardinería

– Pues lo haces muy bien, me gustó tu trabajo

– Gracias

– ¿Y esa mujer es tu novia? – le pregunté

– No, es una mujer que me da “chance”, yo no estoy casado

(Y pensé – wow, como me encantaría “darle chance” yo -)

Seguimos platicando de banalidad y media, me encantaba la situación de poder estar con alguien más, de manera “normal” y si a eso le añadía el que mi interlocutor era un hombre que me estaba gustando más y más, al cual le estaba coqueteando, bastante descaradamente por cierto, pues mejor que mejor.

Por supuesto, hacía mucho tiempo que me había dado cuenta de que los hombres (sus cuerpos musculosos, sus pectorales y nalgas, sus deliciosas, gruesas, venosas y enormes vergas así como sus jugosos huevos) me encantan demasiado (y más aún si están velludos como acababa de descubrir!), pero al igual que nos sucede a muchas, solo cuando estaba transformada. Me fascinaba ver páginas web porno de mujercitos, como yo, vestiditos y maquillados muy femeninamente, teniendo relaciones sexuales en tacones altísimos como los míos, con potentes mashos a los que satisfacían oral y analmente. Me encantaba imaginar que se trataba de mí al ver las caras de esos mujercitos en éxtasis, con los ojos en blanco, al mamar o recibir muy dentro de sí, esos hermosos y venosos miembros así como sus sustanciosas descargas de semen en sus boquitas pintadas, en su carita o dentro, muy dentro de su palpitante tesorito. Y ahora, inesperada pero deliciosamente, tenía enfrente a uno de esos hermosos hombres, atractivo y musculoso al que imaginaba una verga larga y gruesa, ¡mm deliciosa! Y me sentía muy bien porque estaba aprobando el examen definitivamente, por lo menos hasta ahora, ya que él me veía con ojos de evidente lascivia y no lo niego, yo también lo veía a el así… me tenía arrobada viéndolo tan masculino y hermoso, ¡qué bello mi jardinero!.

Ya nuestras miradas estaban de pleno uno en el otro, pero no estaba en mis planes seducirlo, por lo menos no en esa primera vez, tenía temor de que me rechazara o, peor aún, que me hiciera daño al saber la verdad de mi anatomía, así que cuando terminamos nuestras bebidas, me levanté y le pregunté, con una coqueta y pícara sonrisa, cada cuando vendría a cuidar “mi jardín” (y no pensaba en el pasto, eh?). El me contestó que siempre que yo quisiera pero que recomendaba hacerlo cada 15 días… acepté y le dije que lo esperaba en ese lapso. Me despedí muy muy cerca de él, dándole suavemente la mano, con otra amplia sonrisa, otra mirada coqueta y con unas ganas enormes de que me tomara en sus fuertes brazos, me besara y me hiciera suya, pero me contuve, estreché su mano un poco más de tiempo de lo normal (¡me encantaba su calidez!) Y cerré la puerta para regresar a mis sueños y mi cotidianeidad.

Me excitaba pensar que vendría en dos semanas y ¿quien sabe? Algo podría pasar…

Después de que se fue, regresé a mis ensoñaciones de mujer, me sentía feliz de haber tenido este encuentro y haber sabido portarme tan femenina y coqueta con ese hombre tan macho y varonil, aunque claro, me hubiera gustado que él hubiera avanzado a más… ¡realmente me había gustado! fui a retocar mi maquillaje frente al espejo y solazándome con mi femenina imagen de mujer feliz, aunque sexualmente insatisfecha, puse atención especialmente en el rimmel de mis pestañas, así como en mis labios aplicando el lipstick y el gloss así como un poco más en las sombras y el rubor… y un poquito más de perfume… regresé al comedor y me senté, cruzando las piernas con femineidad y mientras encendía un cigarro, las descruzaba y volvía a cruzar, sintiendo el delicado tacto de las medias al rozar mis piernas y muslos y contemplando la belleza de mis altos tacones stilletto y mi sexy vestido, disfrutando del aroma de mi femenino perfume… era una fantasía hecha realidad, el encuentro me había hecho sentirme muy mujer y me estaba preguntando qué hubiera pasado si él hubiera hecho algún intento de seducirme…

¡Pero claro que me hubiera dejado llevar, me había puesto muy caliente y en celo, nada más de imaginarme acariciar ese velludo pecho mientras sus labios me comían a besos o tocar y mamar su verga (que adivinaba) potente y hermosa… o de sentirla bien clavada muy dentro de mí, haciéndome gemir de pasión y deseo… ayy que rico!!!…

Imaginaba que él me abrazaba sin pedirme permiso y comenzaba a besarme apasionadamente en mis labios, abiertos para él, mientras acariciaba mi delicado cuerpecito, metiéndome mano por donde él quisiera y haciéndome sentir toda una mujer, ¡mi gran sueño! ¡ay que rico!, mis piernas se rozaban una contra la otra nada más de imaginar la deliciosa escena… me sentía muy caliente de deseo y de ganas de coger con ese hombre tan fuerte, varonil y masho, estaba arrepentida de haberlo dejado ir… pues… lo deseaba! Me sentía muy femenina y sobre todo muy ardiente… me recriminé por haber sido tan miedosa y tonta al no habérmele insinuado más y me dije que eso lo iba a tener que solucionar con una súper sesión con mi largo y grueso dildo… mmm

En eso estaba, cuando sonó otra vez el toqueteo en la ventana… que seguía abierta por supuesto… con el corazón palpitante me levanté a ver y SI!, ahí estaba el de nuevo, sentí mi estómago retorcerse y una calidez interna me invadió, sabía por qué había regresado y me entusiasmaba saber que iba a hacerme suya… el pretexto fue que había olvidado sus llaves y sí, las vi en la silla que había ocupado… le dije que fuera a la puerta del frente y rauda, me enjuagué la boca para quitarme el aliento a cigarro y esparcí spray quita olores por la sala…

Fui a abrir y le hice pasar. El, muy propio, se disculpó (aunque ambos sabíamos que lo había hecho a propósito)… y me dijo que había sido un descuido, yo, muy cerca de él, intoxicándolo con mi perfume y sonriéndole coquetamente, le dije que no había problema, que me daba gusto recibirlo de nuevo pues me había caído muy bien y que si no tenía más compromiso, le invitaba otra cuba.

Con una sonrisa que se me antojó bella y lasciva, aceptó y se sentó en la silla que había ocupado previamente, volví a hacer el numerito de agacharme por los hielos y el minivestido se subió de nuevo aún más, mostrándole el menú, lo que ahora estaba segura de que se iba a comer…

Mi corazoncito se me salía del pecho por haberlo provocado tanto y tenerlo ahí a mi alcance, pensé que no se me iba a ir sin haberme hecho suya, así que, sonriendo seductoramente y entornando mis largas y curvadas pestañas postizas, brindé con él y me senté para mostrarle una vez más mis piernas a través del cristal de la mesa y el descarado tajo de mi vestido, su mirada lo decía todo, estaba embelesado y se sentía muy masho, con ésta hermosa hembra (en realidad un hermoso mujercito) que le estaba coqueteando abiertamente, pues debo decir que yo, mirándolo ya a los ojos o a su hermosa entrepierna, donde advertí, fogosa, una prometedora prominencia, le sonreía con calidez, con la pierna cruzada, mis altísimos tacones balanceando, queriendo hacerle saber que lo deseaba, ¡que me moría por ser suya!

Comenzamos a platicar de esto y de lo otro y el empezó a galantearme:

– ¿Sabes? Ninguna de mis clientas es tan bonita como tu…

– ¡Ay gracias! ¿De veras?

– Sí, es que te ves tan femenina y hueles tan rico que…

– Que qué- le dije retándolo a avanzar…

– Que dan muchas ganas de estar más tiempo contigo, no te oculto que lo de las llaves fue un pretexto…

– ¿En serio?- noté que él, poco a poco, acercaba su silla hacia mi…- ¿y por qué lo hiciste? (pregunté haciéndome la ingenua)

– Porque me agrada estar contigo, eres muy bella y además, platicas muy rico…

– Me agrada que te sientas bien conmigo…- le dije guiñándole un ojo, enmarcado por las largas y rizadas pestañas – es muy halagador, viniendo de un hombre tan guapo como tu…

– ¿Te lo parezco?

– Pues sí, me pareces muy atractivo y muy muy varonil…

– ¿Y por qué no tienes pareja, si eres tan bonita?

(Mi corazoncito se aceleró al oír esto)

– Humm, es complicado… algún día te contaré…

Él me sonreía al platicar y por supuesto yo también, me comportaba como toda una damisela coqueta y ardiente, dándole a entender que me gustaba, que quería más de él.

Las cubas se terminaron y le pregunté, toda modosita y servil, si quería otra, él contestó que bueno y me incorporé para servirle, siempre sonriéndole sugerentemente, acomodando la orla del minivestido y haciendo un muy femenino click clack con mis altísimos tacones… enseñándole las nalgas y piernas al agacharme por los hielos con las piernas rectas… cuando me acerqué para depositar su vaso en la mesa, me sorprendió acercándome hacia él para sentarme en su regazo, aunque ambos sabíamos que eso iba a pasar pues la tensión sexual era ya muy patente entre los dos… por supuesto que no me resistí… ayy me tenía tan caliente!! Y dejé caer suavemente mis nalgas deseosas en medio de sus muslos, solo para sentir la majestuosa virilidad de su verga rica… ay ¡que hermoso saber que yo lo había excitado!!! ¡Se le había parado esa belleza por mí! Cierto es que me había vestido para eso, pero confirmarlo era un sueño… y la sentía, palpitando grande y turgente contra mi derriere… mmm ¡que rica sensación!

Instintivamente levanté mi cara hacia él, con los ojos cerrados y los labios entreabiertos y entonces él me tomó de la barbilla y ¡ME BESÓ!!! Ay que rico, me quitó todo el resuello y me transformó definitivamente en la mujer que siempre he sido, haciéndome olvidar que había nacido “hombre”, que tenía pareja, ¡TOOODO!… que ricos labios, que rico sentir su lengua explorando mi boca, ay y como le correspondí, cerrando los ojos para disfrutar más la caricia, enroscando mi lengua con la suya y anudando mis brazos en su cuello, me entregué completamente al que ya sentía como mi hombre, mi macho, mi semental… mientras sus manos recorrían voluptuosamente mi talle y mis nalgas, haciéndome sentir deseada… toda una mujer. ¡MI primer beso con un hombre! ¡Mi sueño cumplido!

Vi, embelesada, que mi labial había quedado en sus labios y presurosa, se lo quité con más besos, me sentía como una muñequita desenfrenada pues había anhelado esto toda mi vida, sentía un placer inenarrable al notar como su barba de dos días, raspaba mi delicado cutis. Descubrí que me encantaba besar y acariciar a este hombre que me había calentado tanto, como nunca pensé que lo iba a sentir.

El me acariciaba toda y me metía mano por todos lados, le gustaba saber que ya era suya y me poseía con sus caricias… mi sueño de saberme envuelta por esos fuertes brazos y acariciada con tanto deseo ¡se había hecho realidad! Una de mis manitas se metió bajo su camisa para realizar otro sueño: acariciar ese velludo y varonil pecho, mmm era delicioso y muy excitante poder sentir sus bellos vellos y jugar con ellos con mis largas uñas postizas, en tanto que mi otra mano bajaba, mientras seguíamos besándonos, tocando su bragueta donde pude sentir un tremendo montículo que abultaba deliciosamente sus jeans y comencé a acariciarlo con amor y deseo… ¡haciéndole saber que lo deseaba! fui bajando lentamente, besando ese cuerpo viril y sudado, oliendo a macho alfa, a rico sexo masculino, buscando, buscando… nerviosa y anhelante desabroché su cinturón y descorrí el zipper de sus jeans, luego los bajé y también el bóxer para seguir buscando ansiosa…

Y encontrar ese enorme pistón que mi jardinero poseía, ¡ay que portento de herramienta! Era más de lo que me había imaginado… ¡que bella cabeza en forma de hongo!, que rico mástil tan largo, grueso y potente con unas venas turgentes que surcaban toda esa hermosa longitud, que deliciosos huevos tan enormes y repletos de su anhelada semilla que deseaba tener dentro de mi… le besé y acaricié con la punta de la lengua el frenillo, lo que le arrancó un enorme suspiro, luego lamí toda su enorme longitud y grosor… Comencé a introducirla en mi boca, tragando más y más verga y luego dejándola salir lentamente con mis labios apretados en el bello mástil… la mamé con deseo, haciéndole saber que la adoraba, tal era la fruición con que lo hacía… deseosa de nunca despegarme de ahí… ¡sabía delicioso!! Me sentía por fin completa, ávida de ese masho, de su masculinidad tan hermosa, wow!, chupé sus enormes huevos llenos de su delicioso néctar… mmm era una delicia recorrer con mi lengua ávida su tronco maravilloso, sintiendo sus prominentes venas repletas de sangre, acariciándolo, lamiéndolo y besándolo… lo mamaba con pasión y supe entonces que ese era mi destino y ya no había vuelta atrás… me sentía taaan realizada con su enorme tronco en mis labios y la cabezota en mi garganta… y yo vestida taan sexy!

Solo oía sus quejidos y diciéndome cositas deliciosas:

– Coral, Coral, que rico mamas ¡eres única! Así, chúpame los huevos, bésalos, me das mucho placer…

– Cómetela así, mi vida…mmmpp… como me encantas

Yo no le respondía, consciente de que una delicada mujercita no debe hablar con la boca llena y me concentraba en mamar esa gruesa, larga y venosa verga con mis labios para darle y darme placer… recorriéndola con mis labios y mi lengua, deleitándome con ella, Humm que rico era mamarla con adoración, con ritmo lujurioso, sintiendo sus enormes manos en mi nuca, marcando el ritmo de mis mamadas… y alternaba, besando, chupando, lamiendo y acariciando los hermosísimos y enormes huevos llenos de su masculino semen que deseaba inyectara dentro de mí. Que bien me habían servido mis practicas con mi dildo para eliminar la sensación de ahogo… seguí tragándome esa hermosura y de repente sentí su bellos vellos púbicos en mi nariz y labios… ¡ME LO HABIA COMIDO TODO! ¡QUE MARAVILLOSO¡, oía sus quejidos de placer al darse cuenta de eso… le gustaba así y continué haciéndolo… mmm que rico sabía su verga, mmm deliciosa, nunca hubiera imaginado que me gustara tanto su sabor y su contacto, me sentía feliz y realizada viendo de reojo en el espejo, la lujuriosa imagen de mí, vestidita y maquillada como toda una mujer sensual arrodillada ante su masho, con bellos tacones altos y rindiendo pleitesía a su hermosa verga… pasé un largo rato adorando esa preciosa herramienta, consciente de que mi destino estaba sellado…

No quiso venirse en mi boca, me di cuenta de que ya sabía que yo no era mujer biológica y que eso no le importaba, lo excitaba… lo había ya calentado demasiado y quería penetrarme… me cargó en sus fuertes brazos, los míos se anudaron automáticamente en su cuello y con muchos besos me llevó a la recámara… juro que nunca me sentí taan femenina y frágil, taan protegida por él… me depositó en la cama y yo seguí mamándosela, estaba ansiosa y no me cansaba de su sabor delicioso; Siempre con su bella verga en mi boca, se recostó quedando yo en 4 sobre de él… mientras mi boca seguía devorando su fierro hermoso, empecé a sentir su dedo en mi anito… lo que me calentó aún más… entraba y salía, sin descanso, haciéndome sentir ansiosa de que fuera su hermosa herramienta… luego fueron dos y comprendí… me estaba dilatando para penetrarme… ¡ay que emoción! Finalmente ya eran tres de sus gruesos dedos los que entraban y salían abriendo mi pussy… y yo… yo me sentía FELIZ, sabiendo lo que venía

Me puso en 4 alzando la orla de mi vestido y haciendo a un lado el hilo de mi tanga, (¡afortunada idea de usar medias y liguero y tambien la costumbre de hacerme el lavado con benzal!) me dio mi primer beso negro… ¡ay que rico! ¡Qué locura divina!, ya estaba entregada completamente, sintiéndome la mujer más hermosa del mundo y su lengua en mi depilado, palpitante y deseoso anito me daba unas pulsaciones eléctricas, mmm ¡qué bien me excitaba mi macho! Enseguida empezó a recorrer mi rajita con su verga, provocándome a parar más las nalgas… me volvía loca de desesperación sintiéndola recorrerlas y acariciarlas y volviendo a sentirla en mi rajita de amor… ansiosa por sentirla penetrando mi tesorito, ¡que rico! Me daba piquetitos con su gruesa cabeza en mi pussy, lubricándolo con su precum y teniéndome desesperada porque que me penetrara, lanzaba tiernos quejiditos de tan ansiosa que me puso. Pero él, sabiamente, retardaba el momento, sabedor de que me estaba calentando al máximo.

Por fin, colocó la hermosa cabeza de su rica verga en la entrada de mi ano y empezó a penetrarme…

ay ay ay ¡qué locura!, aunque me dolía musho, era delicioso sentir cada centímetro de ese hermosísimo fierro candente, entrando en mi derriere, haciéndome suya, apropiándose de mí, haciéndome morder la almohada para ahogar mis gritos… él se detuvo cuando la hermosa cabeza había pasado mi esfínter para dejarme acostumbrarme a ella… fue todo un detalle pero lo saboreé hasta después… entretanto el me acariciaba toda y me besaba en la espalda, el cuello y mis orejas, diciéndome cositas obscenas y sexys con lo que me ponía más loca de pasión, haciendo que olvidara el dolor… después de unos momentos éste se había reducido a niveles tolerables y comencé a sentirme muy feliz, llena del calor y el placer que su verga me estaba dando, de tener conciencia de que estaba, por fin, con un hombre que me estaba cogiendo taan rico, de saber que le había gustado como mujer y de que él me había encantado tanto… y lloré, si lloré de felicidad al saberme, por fin, realizada… como toda una mujer. El continuó la penetración lenta muy lentamente, para dejarme acostumbrar a ese delicioso invasor haciéndome berrear de pasión, me hizo dar gemiditos muy femeninos que lo excitaban a él y claro, me hacían sentirme más mujer, porque no estaba fingiendo… y empezó a moverse… era una delicia sentir esa preciosa barra de carne entrar y salir, mmm, deslizarse dentro de mis entrañas, cada vez más y más profundo, hasta que por fin sentí sus preciosos huevos chocar contra mis nalgas haciéndome sentir plena, orgullosa de tener a mi macho tan dentro de mi… que rico mi hombre, que gran amante es y que rica su verga hermosa que me hacía sentir tan llena y que placer cuando la sacaba muy lentamente, dejándome un delicioso vacío que inmediatamente volvía a llenar… uffff me llevó al paraíso, me hizo sentir la mujer más bella y deseada del mundo y empecé a destilar gotitas de semen de mi propio clit sin tocarme siquiera empapando mi tanga, ¡qué bien sabía coger mi macho potente y hermoso!… perdí la cuenta de sus envites ya que estaba ida, como en un sueño, plena y deliciosamente llena de verga, que entraba y salía como por su casa, (que así era ya) instintivamente, yo la apretaba cuando la sacaba y me aflojaba para dejarla entrar de nuevo… mmm que rico es ser cogida así, vestidita, perfumada, y maquillada de lo más femenina, con mis altísimos tacones puestos y bien ensartada por su delicioso miembro viril… estaba en las nubes sintiendo como esa hermosa verga me poseía. Instintivamente, comencé a mover el culo en círculos, lo que aumentó exponencialmente la sensación de placer y a él le encantó.

Acto seguido, me puso boca arriba con mis (sus) piernas en sus hombros y volvió a metérmela muy lentamente, ¡ay que rico es sentirla así!, me penetraba aún más profundo y me hacía querer más verga… y el me la daba, yendo y viniendo a su gusto, haciendo que mi calor se fuera hasta el infinito…

– Ay querido, me haces muy feliz – le gemía – soy tuuuya, solo tuya, cógeme así, métemela toooda, me encanta sentirte todo dentro de mí, mi macho hermoso, que rico me coges, la siento hasta la garganta, ¡me fascinas papito!

– Mi vida, eres una reina, estas muy apretadita y siento delicioso al metértela, ¿te gusta mi verga, te gusta cómo te penetro?

– Ay si, papito querido, eres lo máximo, dame más de tu verga, dámela toda, cógeme rico, así, así, no dejes de penetrarme taan profundo, así amor, así

Lo maravilloso de esa posición fue que, de repente, el me comenzó a besar, al tiempo que me la metía hasta el fondo, yo acariciaba su cuerpo, su cabeza, loca de pasión, sintiéndome como nunca antes al hacer el amor, me di cuenta de que era mucho pero mucho mejor estar así, “del otro lado del mostrador”… ¡que riquísimo!

En ese momento yo sentí que me venía como nunca antes, ¡mi primer orgasmo femenino! (o eso creí porque aún me aguardaba ¡una gran sorpresa!) viendo como mis piernas cubiertas por las sedosas medias y los hermosos tacones bailoteaban a cada empujón de verga que me daba y entonces me dijo al oído, besándolo previamente:

– Me voy a venir dentro de ti, voy a llenarte de mi semen… ¡disfrútalo mamacita!

Sentí como se tensaba al penetrarme hasta el fondo y su deliciosa verga se engrosaba aún más, ¡qué maravilla! y un enorme chorro de semen se vertió dentro de mí, ay no, fue la gloria de veras, su semen me inundó el recto, pues vino otro chorro y otro más y yo solo ronroneaba de placer, me sentí fuera de este mundo mientras él me bombeaba hasta la última gota de semen dentro de mí y yo, loca de placer, sentía su verga pulsante, fue la sensación más rica que había sentido nunca. Al terminar, se dejó caer al lado mío… yo estaba desecha pero alcancé a abrir el cajón de mi buró y sacando un butt plug me lo inserté para no dejar salir nada. El me preguntó:

– ¿Qué haces?

– Guardando tu semen querido, se va a quedar todo dentro de mí por todo el día

– Es raro mamacita pero me gusta el detalle

Ay que rico se vino dentro de mí… fue fantástico y me sentí desfallecida y plena de su verga, de la verga de mi hombre… Raúl.

Datos del Relato
  • Categoría: Transexuales
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