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EL ITALIANO DEL PENT HAUSE

Susane, Samantha, Mariel y yo éramos vecinas y amigas desde que estábamos muy pequeñas. Nuestras edades oscilaban entre los 14 y 16. Era nuestro segundo año de preparatoria y a pesar de que ya habíamos tenido algunas experiencias sexuales, andábamos entonces con la hormona más alborotada que nunca.
Teníamos la costumbre de reunirnos los fines de semana y hacer cosas en grupo o bien por separado.
Cuando nos juntábamos todas la cosa se ponía peligrosa en sentido de que hacíamos mil travesuras; bebíamos alcohol, hacíamos una especie de orgias, si es que se le puede llamar así a besarnos y masturbarnos con algunos chicos de nuestra clase o vecinos del edificio. Ya en ese entonces muchas de nuestro grupo de amigas habían cruzado la línea, pero otras estábamos impacientes por saber que se sentía estar con un hombre. Era mi caso que a mi irrisoria experiencia sexual que tan solo se limitaba a un par de besos, manoseos, masturbaciones y alguna que otra mamadas mutuas. Lo último lo había hecho con mi novio actual en ese entonces, el cual se había ido a estudiar a estados unidos y yo me quedé con todas las ganas de seguir explorando. Solo pasó unas 3 veces y a decir verdad me quedé con toda la curiosidad pues lo habíamos hecho a escondidas en mi habitación bajo un sinnúmero de interrupciones mientras fingíamos que estudiábamos para un examen de matemáticas que estaba en nuestro calendario escolar.
Recuerdo que me puse un vestido para más comodidad y sin nada debajo. No cerramos la puerta, no podíamos pues eran una de las reglas de mamá. Pero nos las arreglamos para darnos placer cuidando de que no nos viniera ni mi molestoso hermanito menor ni mi distraída (a su conveniencia) madre. Y así Juan y yo nos dimos tremendas mamadas, cubriéndonos la boca para no gritar de la excitación, probando grandes orgasmos, en tanto mi familia ni enterada.
Mariel, una de mis amigas más cachondas y por consiguiente más activa sexualmente hablando, un día saliendo del colegio nos invita al grupo a comer en un restaurante que estaba situado cerca de nuestro colegio.
_Oye Mariel, pero y de donde vas a pagarnos un lugar tan caro y lujoso como ese?_ le preguntó Susane algo preocupada.
_Amiga, usted tranquila, que hay como pagar el doble de lo que consumamos ahí_ respondió la chica con mucha serenidad.
Yo me había hecho la misma pregunta porque ninguna trabajaba y nuestros padres ni en sueños nos darían tanto dinero como el que llevaba Mariel aquel día.
Y no se pero últimamente andaba estrenando ropita nueva y que se compraba todo cuanto viera en la calle y le gustara.
Intuí que algo raro había, pero luego en privado le cuestionaría acerca de esto.
Y cuando terminó nuestra comida más tarde, cuando llegábamos a casa la confronté al subir las escaleras.
_Mariel, quieres explicarme de donde estas sacando tanto dinero?_ 
Mi amiga sonrió con cierto aire de mujer de experiencia y me responde;
_Te aseguro que disfruté mucho consiguiéndolo. Y te diré mi querida amiguita que no me lo dieron mis padres_ y se rió gustosa al final.
Me dio a entender que algo estaba haciendo para conseguirlo y me preocupé pensando lo peor. Por mi mente cruzó toda clase de ideas pero me sentía incapaz de hacer cualquier pregunta al respecto puesto que no deseaba ofenderla o decir una tremenda tontería.
Pero no hizo falta que le preguntara nada porque ella comenzó a hablar;
_Te voy a contar, pero prométeme que al igual que otras cosas que te he contado no dirás a nadie_ me dijo con cierto aire de misterio. Algo me decía que esto era más serio y aún más que de todo lo que ella me había confesado antes.
_Sabes que puedes confiar en mi Mariel_
_Si, lo sé y te agradezco mucho lo discreta que eres. Fiangie, amiga, no se si has visto o conoces a Ángelo Duponne el italiano mayor que vive en el pent house desde hace alrededor de unos 8 meses?
_Si, se quien es.
_Ah, pues, ese señor es muy pervertido y le gustan las chicas muy jóvenes. Es capaz de lo que fuera por tener una niña en sus manos y realizar su mayor fantasía sexual que consiste en hacerle sexo oral, nada más amiga.
_Y tu como sabes eso?_ le dije totalmente sorprendida
_Amiga, pero como no sabes que el ya se la ha mamado a varias chicas del vecindario? Si eso es pan nuestro de cada día. Todas las chicas del edificio lo comentan que el italiano les paga una fuerte suma a cambio de tan solo una mamadita en el coñito. 
_Quee?_ dije incrédula y de inmediato me entro una curiosidad; Estaba claro, Mariel también había ido a hacer aquel intercambio. Eso justificaba todos los billetes que tenia últimamente.
Amiga y tu ya fuiste con él?
_Si, claro. Y dejame confesarte que estuvo bien rico_ expresó con fascinación_ Tan rico que yo soy quien debería pagarle a él jajaa.
Nos reimos y ya estábamos en el pasillo de nuestros departamentos cuando vimos que un hombre alto, vestido elegantemente se desplazaba por el pasillo.
Al cruzar a nuestro lado saludó a Mariel.
_Chao Cara mia!_ y se detuvo un poco. De inmediato supe quien era él.
Se me quedo viendo y yo me sentí algo vulnerable ante aquella mirada devoradora y tan sexual.
_Ella es mi amiga Fiangela, le decimos Fiangie_
_Sono conocerti bellezza deliziato_
Yo no entendí nada de lo que dijo pero digamos que intuí que decía cuando estrechó mi mano. Luego se despidió.
Mariel al quedar sola me confirmo que este era el hombre del cual me estaba hablando.
Yo ya lo había visto en el pasillo o las escaleras, pero no tenia idea de aquello que hacia con las chicas.
Mi amiga continúo contándome sus experiencias con él y su habilidad para hacer sexo oral, además del buen dinero que pagaba.
_Según como vayas yendo más seguido, más dinero te da.
_Aja, Y no te dio pena hacer eso con él?-
_Tu sabes que no. Sabes que me encanta el sexo y ahora mismo ninguna tiene pareja así que me dije porque no divertirme un rato y además ganarme un buen billete.
Tu deberías hacer lo mismo. Mira que le has gustado a nuestro vecino.
Mas tarde, cuando estaba en casa comiendo con mi familia en la mesa, recordé las palabras de Mariel.
“tu deberías hacer lo mismo. Mira que le has gustado a nuestro vecino.”
Era evidente, yo me había percatado de que le gusté aquel hombre. Pero me daba algo de temor ir hasta su departamento y dejar que me tocara. Me daba un miedo terrible pero no podía negar que me moría de curiosidad por estar en ese pent house y entregarme a los caprichos sexuales de aquel hombre. Hacia tanto que no sabia lo que era un beso, unas caricias eróticas, un orgasmo...
Juan se había marchado unos 10 meses atrás y desde entonces no había tenido un novio, ni siquiera un amigo para sacarme las ganas y la verdad las hormonas me estaban atacando mucho últimamente.
Para serenarme me masturbaba a veces recordando como Juan y yo, o con los otros que me había rosado sexualmente, pero entendía que necesitaba algo más.
Esa tarde me metí a mi habitación y me encerré disque a estudiar, pero en verdad lo hice para masturbarme ya que aquella historia de Mariel con ese hombre me dejó algo inquieta.
Esa noche no dormí nada y muchas veces estuve tentada de hablarle por teléfono a Mariel y pedirle que me hiciera el arreglo para ir a ver a ese hombre.
Pero no lo hice. Me sentía con algo de vergüenza y desconfianza pues que me garantizaba que una vez a solas con ese hombre no intentara algo más que sexo oral. 
Aquel día que lo vi en el pasillo sus ojos denotaban lujuria. Así que solo imaginarlo me aterraba. En tanto había alentado mi curiosidad y en conjunto con la calentura que llevaba en aquellos días, fue suficiente y terminé aceptando que era muy posible que un día fuese con el extranjero aquel.
Al día siguiente Mariel volvió a insistirme con el tema.
_Amiga, en serio que deberías de ir. Piensa que podrías comprarte lo que quisieras!! Es fabuloso. Además amiga, nadie lo sabrá. Esto es un secreto bien guardado entre todas las chicas ya que saben que si se entera algún adulto pues no habrá más billete y se arma tremendo lio.
Te aseguro que este tipo es un experto y no tienes mas que abrir tus piernitas y dejar que el haga el trabajo solo.
_Ay Mariel, la verdad me da como pena y algo de miedo. Y si se le ocurre cogerme?
_Querida eso no pasará. A este hombre no le gusta coger. Lo suyo es mamar coños, solamente eso_ me aseguró con simplicidad mi amiga, al parecer segura y convencida de que no iría más lejos de practicarme sexo oral.
Lo cual me hizo sentir más tranquilidad. Por lo que de inmediato le pedí a Mariel que me arreglara una cita con el para esa misma tarde.
Luego me fui a casa a esperar la llamada de mi amiga.
Como a las 7 pm me llamó Mariel indicándome que subiera al pent house, que el italiano me esperaba y me echaba unas cuantas bromas al decir esto. Nos reímos un poco y luego que colgamos me fui asear un poco, me arreglé y me encaminé al pent house diciéndole a mi mamá que iría a estudiar a casa de Mariel. Esta debería decir lo mismo en caso de que mi mamá llamara. 
Cuando llegué al pent house más tarde, llamé a la puerta y el italiano abrió a la primera.
Entendí que me estaba esperando con ansias. Luego me invito pasar y yo quede impresionada por la suntuosa decoración del lugar.
En cada rincón se veía un despliegue de lujos de muy buen gusto y por cierto costosos muebles, cortinas y cuadros, etc.
_Tu sei bellissima ragazza_ dijo en tanto sus ojos se entrecerraban y aprecie cierto destello en estos. 
Sus ojos verdes brillaban enigmáticamente y solo hasta entonces me percaté de lo atractivo que lucia.
A pesar de ser mayor, su cuerpo lucia aun vigoroso, bien cuidado. Su atractivo físico resaltaba a la vista.
Su cabello era canoso, lo llevaba muy cortito. Y por un segundo me pregunté como habría lucido en su juventud. Me dije que quizás había robado suspiros a más de una mujer pues aún lucia sexy y atractivo a pesar de que estaría rondando los 50.
El me tomó de la mano al ver que yo me quedaba inmóvil allí y me condujo por su casa.
Luego me llevo a la habitación y allí había una cama muy grande con sabanas de satín dorado y una cómoda con un espejo de marco dorado, a lado izquierdo de aquella cama.
Las cortinas estaban cerradas. Eran de nylon blancas y con borde dorado. La habitación se veía semi iluminada por la luz blanca de unas pequeñas lámparas sobre la cómoda. 
Cuando estábamos frente a la cama el me indicó que me acostara sobre esta y yo lo hice.
Estaba algo nerviosa y el lo notó asi que me dijo como pudo que me calmara que el me iba a relajar.
Me acosté sobre la cama sin poder creer aun que en verdad me habia atrevido a ir allí.
Estaba vibrando por la crispación de mis nervios. Evitaba su mirar a cada instante y le había visto sonreír maliciosamente.
No estaba arrepentida de estar alli en lo absoluto, pero necesitaba relajarme y el me dijo con mucho esfuerzo que esto seria rápido y placentero para los dos. Entonces yo sonreí forzosamente sintiendo que mi estomago se hacia un nudo cuando lo vi acercar su mano a mi pierna.
Después sentí como su mano acariciaba mis muslos, deslizándose bajo mi falda sutilmente.
Entonces cerré los ojos, escuché como su respiración aumentaba y mis nervios se alteraban aún más pero la caricia suave en mis muslos conseguía ganar cada vez más su propósito de relajarme y al cabo de unos cuantos segundos más sentí como la excitación emergía en mi entrepierna.
El inició una caricia con sus dedos sobre mi ropa interior hasta que llegó justo a colocarlos entre mis labios sexuales. A pesar de que esta era por encima del encaje de mis bragas yo podía sentir como despertaba en mis genitales un mar de deseo. 
Mi corazón se aceleró cuando el italiano con un movimiento suave me hizo recostarme en la cama y mientras él iba deslizando mi ropa interior que bajó hasta mis pies para luego sacármelas por completo.
Quede quieta, esperando ansiosa lo que seguía y sentí como sus trémulas manos volvieron acariciar mis piernas, esta vez la caricia inició desde mis pantorrillas hasta la altura de mis caderas, y yo suspiré recreando mi piel con aquel regodeo que se esparcía majestuosamente por mi cuerpo. Entonces me separó un poco las piernas y sus dedos de maravillaban acuciosamente con mi húmedo sexo que le facilitaba cada vez más su hazaña entre mis piernas.
Luego se inclinó entre estas y sin más preámbulos depositó su boca en mi sexo proporcionándome un delicado y fervoroso beso.
Yo sentía como su lengua suave, húmeda y caliente exploraba toda la zona de mis genitales y en la misma medida iba avivando una corriente frenética de goce en todo mi cuerpo.
Su lengua experta exploraba sin detenerse todos los lugares recóndito de aquella parte de mi cuerpo e instintivamente separé mis piernas percibiendo como su boca unida necesidad de placer exigía a cada instante más de mi, mientras que con una de sus manos acariciaba mis caderas y con la otra sus prácticos dedos creaban magias erótica juntos a su boca, en mi intimidad...
Mi cuerpo se crispó ante la antesala del placer y más luego experimentó una atenuación descomunal vibrando extasiado con aquel intenso éxtasis que lo invadió.
Me sentí totalmente relajada al experimentar aquel maravilloso orgasmo. El me indico que me quedara quieta sobre la cama cuando intenté moverme y entonces continuó con aquel beso erótica, lamiendo todo mi sexo y claramente escuché como en su idioma sensual exclamaba la fascinación al degustar mis jugos vaginales.
Y estuvo asi por unos segundos, de la misma manera haciéndome vibrar con los vestigios de su excitación.
Aquello fue tan fuerte que cuando me incorporé de la cama sentí que mi cabeza daba leves vueltas y me puse mis braguitas y mi falda.
Y entonces reparé en pensar que mi amiga Mariel se había quedado corta describiéndome lo que podía sentir al experimentar esto con este hombre del cual no sabía siquiera su nombre. Porque si ella lo tituló como todo un experto, yo le entregaba el magister en materia.
Y entonces él que se me había acercado me dijo con mucho esfuerzo en un mal castellano, que le había gustado y que me querría de vuelta por allí muy pronto y me tomó entre sus brazos con fuerza y acarició mi cabello por largos instantes sin dejar de repetir:
Cara mia, sei bellizima. Tu sei una principessa. Io ti piace di nuovo. Tornate presto.
(Mi querida, eres bellísima. Eres una princesa. Quiero tenerte nuevamente. Regresa pronto.)
Yo obviamente me sentí muy halagada y entonces él me entregó un sobre que deduje era mi paga y lo tomé, para ser honesta sintiéndome una mujerzuela, y lo guarde en el bolsillo de mi mini falda que recién me había puesto, sin dejar de sentirme mal porque no quería que pensara que había ido hasta allí con la sola intención de recibir dinero. No sé, antes me sentí atraída por él y ahora, después de experimentar todo aquello como que sentía cierta conexión entre los dos.
No quise irme sin que lo supiera aunque me detenía el saber que no me entendería como yo quería puesto que él no hablaba ni 5 palabras seguidas de castellano, menos iba a entender.
Pero como me fue posible se lo expliqué y al parecer me entendió perfectamente pues la expresión de su rostro parecía algo sorprendido y volvió abrazarme y me hizo prometerle que regresaría en otra ocasión y así lo cumplí.

Datos del Relato
  • Categoría: Varios
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