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Categoría: Confesiones

El inolvidable.

Elisa lo adoraba. Él la queria mucho y se sentía muy feliz junto a ella. Su relación intíma la disfrutaban al máximo. Ella lo llevaba al cielo y él la subia a las nubes. Sus besos eran besos de amor, besos salvajes. A ella le gustaba como él la acariciaba, su piel se estremecía al contacto de esas manos fuertes y calientes cuando la tocaba toda, haciendole sentir un placer nunca sentido, exageradamente rico. Él también gozaba de aquella pasión, lo besaba de una manera qué lo hacia gemir, y esas mordidas suaves qué le daba por todo su cuerpo lo ponían tan caliente, qué de su cuerpo varonil brotaba aquel sudor qué se juntaba con el de ella cuándo la apretaba fuertemente. Entregandole lo qué ella anhelaba, su jugo de macho dentro de su vientre hermoso. Hacer el amor con aquella mujer era lo más bello qué le podia pasar y para Elisa entregarse por completo al amor de su vida era como estar bañandose en un mar de miel, placer y olas de lujuria. Sus besos eran su vida, para él verla desnuda era como mirar a una diosa y disfrutar de sus encantos.

Pero aquel amor qué parecía perfecto y eterno se nubló cuando una noche, despues de una sudorosa y caliente entrega sexual de amor, Milton le dijo a Elisa algo qué le desgarró el corazón. " Amor, tú sabes muy bien cuanto te quiero. Eres lo mejor qué me ha dado la vida, la mujer perfecta. Pero con dolor en mi alma te digo qué aquí todo acabó. Me voy de tu lado para siempre." Elisa sintió un escalofrío por todo su cuerpo aún desnudo. Quedó sentada en la cama. Él atrás de ella tratando de consolarla. Las lágrimas le hacian daño a su bonito rostro. "¡Qué estás diciendo Milton, te has vuelto loco! ¿Acaso esto es una broma?." "No Elisa, no es una broma. Me voy de tu vida a pesar de amarte tanto. Como tú no habrá otra mujer en mi vida, pero por mis hijos tengo qué cambiar. Los tengo muy abandonados y me están reclamando." Elisa lo sabia, Milton era divorciado y tenia tres hijos. Su primera esposa le habia sido infiel y se llevo sus hijos lejos de él. Ella llegó a su vida cuando más dolido y triste él estaba. Milton estaba sufriendo un doloroso engaño y abandono.

Conocio a Elisa en un supermercado. Ella era la gerente. Él fue a hacer un reclamo sobre un producto qué compró y quedó encantado con aquella mujer tan amable, cariñosa, dulce, bonita y honesta. Más tarde se enteró qué de parte de ella fue amor a primera vista. A ella le atrajo mucho su manera de ser, su educación, su amabilidad, su carácter, su sonrisa, su manera de expresarse. A la semana Milton la llamó al trabajo para darle una vez más las gracias por lo bien qué le había resuelto su problema. Agradecido por su buen trato la invito a cenar, ella aceptó. Él le contó por todo lo qué estaba pasando y Elisa le dió su amistad, su apoyo y su cariño. Gracias a ella pudo olvidar un poco su dolor y cuando siguieron viendose y por fin unieron sus calientes cuerpos, sus almas se enredaron y en Milton surgió el amor de nuevo y olvidó el pasado. Se enamoró perdidamente de Elisa. Su corazón volvió a latir al ritmo de la felicidad. Todo era muy bonito entre ellos, hubo alegria, enojos, risas y llanto, pero el amor lo cura todo, se perdona fácilmente y cuando viene la reconciliación es algo muy bonito, y hacer el amor es aún mucho más agradable y sabroso. Esa triste noticia qué Milton le daba le parecía más una pesadilla qué una realidad.

No podia creer qué ese hombre al qué tanto amaba, qué le había dado todo a cambio de nada,la fuera a abandonar para siempre. Abrazandose a él fuertemente le dijo: "Amor, ¿vas a volver con tu ex-esposa despues de lo qué te hizo? ¿Qué pasó con nuestro amor?" Milton le beso la cabeza con dulzura y dijo: "No amor, jamás volveria con ella. Ya no la amo y ella nunca me amó. Pero si amo a mis hijos, los extraño y quiero volverlos a ver. Quiero dedicarme a ellos por completo. No quiero relaciones amorosas con nadie, quiero dedicarme a mis hijos. Está relación tan bonita qué tuvimos debe terminar bien. Seamos buenos amigos Elisa." Elisa se levantó furiosa de la cama, cubriendo su cuerpo ya frío por el dolor y el miedo de perder a su hombre. La pasión y la fiebre qué le hacia dar tanto placer se habían esfumado."¡Eres joven Milton, no puedes renunciar al amor! ¡Y menos tú qué eres tan fogoso! ¡Eso son excusas tuyas, son dos amores diferentes! Puedes querer a tus hijos, estar con ellos, darle tu tiempo, pero eso no quiere decir qué dejes de disfrutar tu vida. Dime la verdad Milton, ¿te has enamorado de otra?" Mientras se vestia, Milton decia: "Tú lo has dicho, aún soy muy joven. Tengo tiempo para volver a amar, pero en estos momentos no quiero una relación seria con nadie. Quiero dedicarle todo este tiempo perdido a mis hijos, son mi prioridad. Te quiero mucho Elisa, pero nuestra relación tiene qué terminar, no quiero compromisos con nadie, con mis hijos me basta para ser feliz. Aceptalo Elisa y aprende a vivir sin mi." ¡Qué fácil decir eso! ¿Cómo podria vivir sin él si lo amaba más qué a su vida? No era justo, Milton era cruel en esos momentos. No la amó tanto si podía dejarla asi tan fácil. Ella si lo amó y lo amaba y no sería nada de fácil vivir sin su presencia.

Todo estaba dicho, no lo podia obligar a qué se quedara a su lado. "Milton yo te amo. No me dejes. Eres el hombre de mi vida. Comparte tu vida con tus hijos y conmigo. Pero por favor no me abandones. Te amo con todas mis fuerzas y mi corazón y mi cuerpo te van a extrañar como la luna extraña las estrellas, no podre vivir sin tus caricias." Milton se acercó a ella, limpió sus lágrimas con sus manos, la beso en la frente y dijo: "Aprende a vivir sin mí, yo voy a hacer lo mismo. Lo de nosotros fue algo muy bonito, pero todo se acaba Elisa. Nada es eterno. Cuando se ha amado como yo una vez amé y eres traicionado, el corazón queda para siempre lastimado y aunque el amor vuelve a renacer, nunca se puede comparar con el primer amor, los demás amores son trozos de un corazón qué fue partido. Entiendeme Elisa, te amé, pero ya todo pasó." "¡No me amaste como yo te amé! ¡Aún en tu corazón quedan trozos de una dolorosa traición! Sácate eso del corazón porque nunca vas a ser feliz. Ama con intensidad y olvida a quién no te supo amar ni valorar. Aunque dices qué está muerto pero aún así no has podido sacar ese engaño muerto de tu ser, de tu alma. Sé qué amas a tus hijos y quieres estar con ellos, pero son una excusa qué has usado para apartarte de mi vida, para dejarme." Milton no le contestó, recogió sus cosas para abandonar para siempre ese hogar donde fue feliz con aquella mujer completa, qué se entregó a él en cuerpo y alma, qué lo amó como ninguna mujer lo habia amado. "Adios Elisa, fuí muy feliz contigo. En la intimidad me llevastes al paraiso. Estarás siempre en mí y en mi pensamiento. Me voy pero nunca te olvidaré. Qué seas muy feliz. Hoy me lloras, pero mañana reíras con otro." Elisa no se movio de donde estaba. Lloraba sin consuelo, entre sollozos le contestó: "Milton te amo y te seguiré amando siempre. Serás inolvidable para mí. Podrán pasar por mi vida otros amores pero ninguno como tú. Quizás vuelva a reír con otro, pero esa risa no tendrá la misma fuerza ni las mismas ganas de cuando tú y yo reíamos juntos. Adiós Milton, nunca te olvidaré, aunque jámas te vuelva a ver. Has quedado para siempre clavado en lo más profúndo de mi alma." Milton volvió a acercarse a ella y la beso con dulzura en la boca, ella hizo lo contrario. Se abrazo a él y le dio un beso salvaje, mordiendole los labios, chupandole su lengua y besando con furor su boca. Milton sintió un deseo enorme de volver a acostarse con aquella mujer qué era como un volcán en erupción. Con delicadeza se soltó de ella y de prisa, como para no arrepentirse, se marchó. Dejando allí parada a una mujer desnuda, lastimada, con el corazón echo pedazos y deseando como una loca el cuerpo ardiente de aquél hombre qué cruelmente la abandonó. "Te esperaré siempre Milton. Aunque pasen cincuenta años. Ni mi cuerpo ni mi corazón te olvidaran. Eres inolvidable para mi". Pasaron dos años y Elisa seguía esperando por Milton. Nunca supo más de él, como si la tierra se lo hubiera tragado. Pero Elisa no se daba por vencida. Algún día vendría de nuevo a tocar su puerta y ella sin pensarlo dos veces se la abriría. Milton fue y seguía siendo su hombre.
Datos del Relato
  • Categoría: Confesiones
  • Media: 5.56
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