Cuando vi al octogenario entrar al Hostal, junto a una voluptuosa joven, lo primero que pensé, fue en llamar a la ambulancia, pues imaginaba que después del choque de trenes, el viejo iba quedar como puré. - ¡Un cuarto! - me dijo, mientras pagaba y dejaba sus documentos sobre la recepción. - Perdón - le dije -, ¿los documentos de la señorita? El viejo puso una cara de militar avinagrado, lanzándome como un mandato: - ¡Mi madre! ... ¡La llaves, que tengo prisa...! Desconcertado se las di, y lo vi marchar del brazo y del culo de la muchacha, rumbo hacia su cuarto; mientras ella, me miraba con aires socarrones. El patrón, era bien curioso, y en cada cuarto del hostal había una pequeña cámara, para saciar sus bajedades. Y este caso, ameritaba prender el equipo... - ¡Échate en la cama! - ordenaba el viejo a la chica - No... por favor... No... - respondió la jovencita - ¡Ya carajo! ¡Quítate el calzón! - arremetió el anciano - Pero, pero,... ¿qué me vas hacer...? - echa un ovillo, se refugiaba como una niñita. - ¿Cómo qué, qué?... ¡Para jugar a las escondidas...! - Me reí al ver que, el viejo si que sabía manejar muy bien a las mujeres... Luego, apagaron las luces, mientras se escuchaba los estertores y gemidos de la pareja. Apagué el equipo, y volví a mi puesto. Al cabo de una hora, escuché un grito a lo Tarzán, e inmediatamente vi salir corriendo a la muchacha. Me asusté, y angustiado fui hacia el cuarto; y cuando llegué, encontré al octogenario tumbado sobre la cama en medio de sábanas y ropas tiradas por todos lados. Maldije mi suerte, mientras iba de un rincón a otro, sin saber qué cosa hacer; de pronto, sentí que alguien me cogía la cintura y me tumbaba sobre la cama; sorprendido le empujé con todas mis fuerzas, y cuando vi quién era, atónito quedé al ver vivo al viejo... - ¡Qué te pasa...! ¿Acaso has visto a un muerto? - E inmediatamente comenzó a gritar, mientras me lanzaba de todo, diciéndome que le trajera a otra jovencita... Joe 09/10/03