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EL GRUMETE 10
El que hablaba parado delante de mi era el negro Jim.
__¿Tu conoces al Capitán Sparrow?
__He navegado con el por años muchacho….
__Pero porque no me has dado algo de ropa…
__No te preocupes al Capitán no le parecerá mal
__Quisiera darme un baño, me siento terrible
__Veré que puedo hacer. Aquí la pasaras bien, no te preocupes, estamos navegando a mares abiertos y desconocidos para ti
__Sí, luego dame alguna tarea para realizar, no te olvides que conozco de barcos…
__¡Claro chiquillo, de barcos y mástiles__ dijo riéndose a carcajadas. Al rato volvió. Vino para llevarme a otro camarote un poco mas amplio, allí había una bañadera de metal. Hundí mi cuerpecito allí totalmente emocionado.
__¡Ahh, ahora necesito un poco de comida!!___ dije sin temor
__¿Pero me has tomado por tu sirviente niñote?
__¡Disculpa Jim, no es eso!
__¡Está bien, ya vuelvo..__ volvió a salir de allí. Se sentía el navegar de la nave mítica. Estaba muy tranquilo. Hacía rato que no me encontraba así. Realmente estaba de maravillas. El agua y el jabón pasaban por mi cuerpo. Me masajeaba. Me acariciaba. Cuando llegué a mis genitales me extasié con ellos. Lentamente mi cuerpo cobraba vida. Mi pija empezaba a crecer. Ahora limpia y perfumada.
En eso estaba cuando entró el negro Jim con una canasta de comida.
__Esto es lo que pude rescatar de la cocina. El gordo Enrico ni cuenta se dio. Le di unas palmadas en el culo y quedó muy contento__ salí de la bañadera aún con mi verga alzada. Jim me vio y acarició mi cola mientras ayudaba a secarme un poco. Así como estaba me senté en un pequeño camastro. Empecé a comer en tanto Jim seguía tocándome como al descuido. Bebí un poco de vino dulce. La comida estuvo bien pero Jim estaba comiendo mi pija. Dándole besos y chupadas. Respirando sexo. Besando mis pelotas con un pequeño monte de vellos finos y rubios. Me mamaba con gran devoción y espíritu. Quería tragarme. La saliva iba cubriendo lentamente mi verga. Ella se tensaba. Daba pequeños saltos. Con sus fuertes manos la sacudía de un lado a otro. Daba gracias por haber encontrado a aquel negro que era tan perverso como yo. Le gustaba la carne. No se saciaba fácilmente y me había traído a este lugar. Desconocido para mi aún.
Sacudiendo mi pija rápidamente sacó la leche. Mientras brotaba la iba tomando sin dejar nada. Era un tremendo chupón este Jim. Me tomaba las bolas y las acariciaba como queriendo ordeñarlas. Exploté cayendo de espaldas hacia el camastro. La verga se fue a un costado. El negro se tiro a mi lado y busco mi boca. Pasó restos de semen a mi boca. Mezclamos las salivas. Nuestras lenguas bailaron una danza caliente. El fuego permanecía en aquel lugar. Busqué su endurecida víbora. El reptil esta presto. Bajo su pantalón y dejo que atrapara su animal que coleaba y se sacudía listo para empernarme. Lo palpe. Lo acaricié. Apretaba aquella herramienta endurecida. Bien parada. Lo sobaba. El negro Jim se revolvía en la cama y gemía. Acariciaba su pecho desnudo. El calor avanzaba. Nos cubría. Estábamos en eso cuando gritos afuera del camarote echaron todo a perder. Jim como pudo se vistió y salió lanzado al grito de __ ¡Es el Capitán, el Capitán Sparrow!!
La puerta se abrió y no alcancé a cubrirme. Un hombre mediano de estatura. Con modos extraños. Con los ojos pintados de negro y una botella de ron en la mano.
__¡¡Vaya, vaya, vaya, pero que tenemos aquí!
__¡Es un honor Capitán Jack Sparrow!!
__¡Oh, conoces quien soy!!
__¡Sí, se que estamos en el Perla Negra!!
__Bien, bien__ decía así y se empinaba la botella descaradamente. Era tal cual lo habían descripto. Bien parecido, pero de modales chabacanos. Grasientos. Baratos.
__¡Debo decir que nuestro amigo Jim me ha hablado de ti!!
__Espero que bien Capitán…
__Sí si claro__ mientras hablaba se balanceaba como si se fuera a caer de un momento a otro. Se quito el gorro que llevaba puesto. La camisa desprendida hasta el ombligo terminaba en un nudo. Debo decir que cayó, literalmente, en un sillón de amplio respaldo, de un color verde. Me miraba, pero no sabía si me veía. Estaba en estado de ebriedad. O tal vez así se movía generalmente. Lo precedía la fama de borrachín. Y estaba demostrando que era cierto.
__¿Así que has navegado en el Ranger y con el Capitán Molle??__ peguntó babeante el Capitán Sparrow.
__¡Si señor!
__Has conocido a Barba Negra, o sea que tiene un recorrido extenso para tu edad….
__Creo que he tenido suerte señor…__ dije cubriendo mi cuerpo con un lienzo que había por allí.
__¡No te cubras!¡Me gusta la vista!__ dijo el bribón.
Vi como se quitaba el grueso cinturón. Con un poco de esfuerzo su pantalón voló por los aires. Una verga oscura. Dura. Blandía en las manos del Capitán. Estaba alzada. Se la veía grande. Se masajeó un par de veces. Soltándola para que saltara enérgicamente. La vara era gruesa. Un capullo rosado la encabezaba caliente. La vergota brillaba en manos de aquel hombre.
Me miraba burlón. Bebió un poco más de ron. Se acarició sus bolas llenas. Con sus dedos me llamó a su lado. Me puse de pie. Su cara me miro de arriba abajo. Admirándome.
__¡Eres un encanto, precioso!__ me halago y me hizo girar. Acarició mi duro culo. Apretó mis nalgas. Estaba alzándome sin remedio. Mi sangre caliente comenzaba a revolucionarse. Rozó con sus dedos mi piel. Yo estaba que ardía. El lo sabía.
__¡Eres tan joven!!__ volvió a decirme, en tanto rozaba mi pija que se erguía de a poco, pero sin descanso. La tomó. La apretó. Como queriendo sacar leche. La llevó y la trajo varias veces hasta que mi verga se puso realmente dura. Una vez eso, la dejó. Me sentó a horcajadas, sobre sus rodillas. Con mis nalgas rozaba su dura poronga. El la apretaba. La pasaba de arriba abajo. Chocando mis nalgas contra ese mástil portentoso y febril. Adorable tranca que me sumía una vez mas en placer enloquecido y que me enceguecía. Sacaba mi culo golpeando aquella vara rígida. Que quería comerme y hundirse en mi ser. El Capitán mordisqueaba mi cuello. Lo chupaba. Mis brazos pasaban por su cuello. Sus gemidos se iban haciendo notar. Respiraba cada vez mas fuerte. Vibraba. Busco mi boca y se hundió en ella. Las lenguas se fundían férreamente. Nuestras salivas chorreaban por los labios. Hilos de baba caían a un lado y a otro de nuestras caras sedientas y ardientes. Chupábamos las bocas. En tanto su fierro ya pugnaba por entrar en mi ojete, que se iba abriendo para aquel hombre. Despacio. Despacio se iba introduciendo en mis carnes.
Mi agujero por fin se dilató del todo y aquella vergota avanzo hacia mi interior. Lo abracé fuerte. El grito cuando me hubo penetrado. La vara entró en su totalidad. Haciendo ancho mi canal. Subía y bajaba de aquella tranca adorable. El me abría las nalgas un poco más. Se aferraba de ellas tratando de no perderse muy rápido. Yo lo cabalgaba con ansias y calor. Nuestros cuerpos se agitaban y se retorcían volviéndose animales salvajes. El Capitán Jack gemía y buscaba mi boca.
Así en un movimiento me levantó con sus brazos y sacándome del culo su pijota se engulló la mía. Tragó mi verga hasta el fondo. Se ahogó. La sacó y la volvió a comer. Mis sacudidas eran brutales. Dejando mi culo la masturbaba. La volvía a tragar. La llenaba de saliva. Chorreaba. Movía la herramienta. Le daba besos en la cabeza para volverla a comer. Hasta que al fin exploté en su boca. Tragó hasta la última gota de semen. Me vació de momento. Termino de chupar hasta que ya no salió mas nada. Luego volvió a sentarme en su tranca. Deliciosamente me sentó en ella. La sentí resbalar hasta el fondo. Comenzó a moverme. Un rato después quedaba con la vergota enterrada en mi cola, quietos, buscando aire. Para volver a empezar a darme verga sin resuello.
__¡Oh eres tan hermoso!!__ susurró en mi oído
__¡Cógeme papi, eres un toro, hazme tuyo, ahhh, ahhh!!!__ le gemía en la oreja, haciendo que el Capitán se enloqueciera un poco más. Con esto aceleraba sus embestidas. Yo le pellizcaba las tetillas que las tenía muy excitadas a esas alturas. Luego volvía la clama. Se movía lento. Apenas. Sentía inflamar la espada en mi cola. Chocábamos las lenguas. Fuera de las bocas. Yo la succionaba. Trataba de morderla. El hacia lo mismo. Momentos después me estaba cogiendo otra vez a velocidad.
Así salió de mi ojete. Con su pija bamboleante se puso de pie y la enterró en mi boca. La tragué. Empecé a besarla. A lamerla. Chupando despacio. Tragando el sable. Armoniosamente. Tomando sus pelotas con mis manos. Sopesándolas. Amasándolas. Acariciándolas. El Capitán dando gritos casi desgarradores. Pidiendo que siguiera chupando su chota. Mi lengua golpeaba suave la cabezota que largaba gotas salobres.
__¡Oh chiquillo, ahhh, chupa, chupa, mi niño, chupa mis bolas, hazlo, ahhhh!!!__ gemía gutural, aquel Capitán sacado. Caliente. Ardiendo. Afiebrado. Dándome su espada para que yo la mamara sin vergüenza. El hombre se tensaba. Sus musculos se arqueaban. Ahora me aferraba a sus nalgas firmes. El iba y venía dentro de mis fauces. Yo lo comía sin remedio. El aplastaba mi cara contra sus partes. Delicioso mástil, deliciosas bolas. Su gemidos y la inflamación de su vergota hacían presagiaban el final próximo.
__¡Ahhhh, quiero darte mi leche, ahh, quiero que la tomes!!__ acelerando sus embestidas, sentí el primer chicotazo en mi garganta y luego otro y otro, los desgarradores gritos del Capitán. Su mástil engordando dentro de mi boca feliz. Tragaba y tragaba. Su acabada fue interminable. La leche rebalsó mi boca y el líquido se escapaba de las comisuras. El Capitán Jack seguía moviéndose dentro de mi cueva. Fui tragando su néctar. El acariciaba mi cabello y suspiraba hondamente. Un poco mas calmo cada vez, pero su garrote seguía firme. Lo limpié delicadamente. Sacando y volviendo a meter en mi boca aquel mástil. Suave, suave, lo agitaba con mis manos. Tomándolo. Agarrándolo como tabal de salvación. Mi lengua se pasaba por el ojo del glande. Ya no salía nada más. Besaba las bolas del Capitán Jack Sparrow. El seguía de pie. Como alzado estaba su cipote engrosado y rígido.
__¡Ahh, eres un diablillo, un encanto, un amorcito!!¡No recuerdo otro muchachito como tu, tan salvaje y voraz!!¡Eres una perdición!!__ dicho esto. El hombre agarró la botella de ron y se mandó un trago. Luego me convidó, bebí un largo trago.
Aquella bebida me quemó pero la disfruté. Luego se tiró en la cama en todo su largo. Su miembro saltaba hacia el techo. Apuntaba hacia arriba. No había decaído en lo mas mínimo. Me llamó a su lado. El estaba acostado. Me beso tiernamente. Con su mano acariciaba mi pecho. Luego lamió un momento mis tetillas. Volvió a subir por mi cuello. Con mis manos yo movía su chota endurecida y altanera.
__¡Ven aquí, dame tu culito primoroso que quiero chuparlo!!__ me coloqué sobre su boca. Su lengua se explayó y entró en mi ojete. Allí lo excavo. Metió su aguja hasta lo mas hondo. Se extasió. Lo rodeó. Su saliva fue lubricando el agujero. El con sus manos me abría las nalgas, para llegar más cómodo en mi abertura fogosa. Yo estaba como sentado sobre su cara. También el Capitán con sus manos se aferraba a mi verga que ya estaba dura otra vez. Me masturbaba. Se extasiaba a la vez con mis pelotas. Mientras hundía su baboso molusco en mi túnel ya abierto. Ya dilatado. Ya chorreante.
Llegué con mis manos a su vara fulgurante. Trepidante. La apretaba. Jugaba con ella, mientras mi cola desbordaba de calentura. Los suspiros cubrían el espeso aire. El sudor de nuestros cuerpos se iban soltando y cayendo en gotas por nuestras espaldas. El sable del Capitán Jack era un muñeco endemoniado. Eléctrico. Lo besaba y lo metía en mi boca. Otra vez. Mi culo era bañado y mimado por el hombre que lamía y besaba aquel agujero. Movía mi pija. Llegaba a mis bolas con su boca las engullía. Se las metía en la boca. Tragaba mis pelotas y mis gemidos son estruendosos. Me retuerzo. Agito mi cola. Vuelve a hurgar en mi anillo prieto. Mis manos rebosantes de verga masturban al hombre que gime. Lanza improperios. Sonidos guturales. Sonidos espectrales. Abro mi boca y vuelvo a tragar aquel caño. Lo baño en saliva espesa. Mientras juego con sus bolas. El hombre resopla y se mueve distorsionando su imagen. Ya ha metido dos dedos en mi arito. Las mueve. Ensanchándome. No deja de tocarme. No suelta mi pija alzada.
Me pide que me acueste con el. Dejo su espada erecta. El me hace colocar de espaldas. Le doy la cola una vez más. Con su perno grande busca mi orificio. La cabeza se hunde. Doy un gritito de placer. Suspiro. El me abraza mientras me clava su estaca, no se detiene. Muerde mis hombros indistintamente. Siento que sus pelotas golpean mis glúteos. El va y viene dentro de mi. Taladrándome. Me habla al oído y luego lo muerde. Besa mis orejas. Las chupa. Me hace cosquillas. Aprieta mis tetillas duras, paradas, excitadas.
__¡Que buen culo tienes, mira que he probado, tantos, que ya no recuerdo, hasta de muchachitas vírgenes!!¡Pero el tuyo es magnífico!!¡Me haces gozar tanto!¡Ahhh!¿Me sientes??__ clamaba el Capitán
__¡¡Siii clávame tu estaca, la siento, claro, eres un amante increíble, me tienes totalmente entregado Capitán….!!!__rogaba yo con su espada en mi ojete. El hombre seguía penetrando. Serruchando sin contemplación mi arete insaciable. Mordía mis labios y el metía sus dedos. Yo los apretaba con mis dientes. Sin lastimar, pero jugando al filo. Llenaba de saliva sus dedos. El entonces atacaba mi pija. La sacudía. La masturbaba. Sacaba su vergón. Un momento. Después volvía a buscar mi agujero deseoso. Volvía a picarme con su aguijón. Volvía a sacudirme. Me hincaba su puñal bravío. Salvaje.
__¡Ohhh sí Capitán, eres mi macho cabrío, soy tuyo, ahhh, ahhh!!!__ gemía yo totalmente caliente. El apuraba sus embestidas. Me sacudía. Mordía mi cuello. Agarraba fuertemente mis caderas. Pasaba sus manos. Marcaba la figura. Parecía extasiarse. Aquellas caricias me estimulaban. Cuando volvió a apoderarse de mi pija no pude aguantar y lance líquido para todas partes. El Capitán besaba mi cuello. Sin largar mi verga babeante.
Levantaba mi pierna. Dejaba su otra mano en mi miembro que desfallecía poco a poco. Sacaba su herramienta. Volvía a meterla. Me taladraba sistemáticamente. Con paciencia. Luego aceleraba. Volvía a detenerse. Volvía a darle velocidad a sus embestidas. Me besaba el cuello. Ahora sus manos se pasaban suavemente por mi cuerpo. Lo recorría. Finalmente saco su vergota de mi túnel. Me giro la cara y me beso largamente. Profundamente.
Sentía su estaca golpeando en mi vientre. Me fue subiendo un poquito. Así de frente buscaba meter su pene grande. Hice esfuerzos. Por ubicar aquel pedazo en mi culito pringoso. Por fin me clavó. Sentí como aquel pedazo se metía otra vez en mi culito ya abierto a los deseos del Capitán Jack. No dejaba de besarme. La cara. La boca. La nariz. Me daba bomba con frenesí, con desparpajo. Grotesco. Animal.
Como al descuido me aferré a sus bolas. Esto hizo que el hombre diera un grito de placer, pensé que estaba al borde de la muerte. Las dejé y solo pasaba los dedos por aquellas infladas pelotas. Endurecidas. Que ya habían juntado más semen pronto a saltar por los aires. Fui llegando a su redondo ojete. Hundí un dedo allí. El Capitán no dijo nada. Solo gimió y al moverse se hundió mucho más. Luego busqué meter dos dedos y entraron fácilmente. El dejaba hacer y no dejaba de cogerme fantástico. Urgente.
__¡Hazme feliz!¡Hazlo clávame tus deditos!¡Ahh, ahh, ahh!__ me gritaba al oído aquel hombre desalineado. Mis dedos iban y venían dentro del canal del Capitán del Perla Negra. Así mismo el pistón del hombre no cejaba en su intento de llenarme y darme placer. Les daba mi dedos a la boca y el hombre los chupaba. Luego volvía a clavarlos en su arito. Los tenía un momento dentro. Los sacaba y volvía a llevarlos a la boca del Capitán. Repetimos la historia. En un instante el hombre se puso más tenso. Arqueó su cuerpo. Me abrió un poco más las piernas. Apuró sus ensartes y tras un largo soplido, casi bufando, fue largando su líquido en mi culo. Lo fue llenando. Rebalsando.
Sentía la leche cayendo por los costados. El hombre me abrasaba fuertemente. El Capitán Jack se agarraba a mis caderas. Me levantaba hasta vaciarse. Hasta derramar la última gota de su leche. Los labios del hombre se pegaban a los míos. Su lengua desenvolvía pliegues. Mandaba señales eléctricas. Sus manos ahora se corrían a mis nalgas. Las palpaba. Las tomaba. Las estrujaba. Su tremenda poronga fue saliendo de mi anillo. Los fluidos chorrearon y cayeron como catarata. Mis brazos rodeaban el cuello. Descansaron relajados saliendo de ahí. Su virilidad se había caído hacia un costado. El Capitán respiraba agitado. Busco la botella y la empino sin claudicaciones. Volvió a convidarme y volví a beber. Quedamos extasiados y tranquilos. La botella se vació.
__¡Que suerte que he llegado a conocerte!!__ exteriorizó el hombre
__¿Le ha gustado nuestro encuentro?__ pregunté haciéndome el inocente
__¡Por supuesto chiquillo. Los días en el mar son duros y si no tomamos estos recreos sería muy difícil sobrevivir!!
__¡Yo lo único que quiero es que usted sea feliz!!
__¡Claro que soy feliz!!__ me besó en la boca doblando su cara que miraba al techo. Los dos desnudos nos dormitamos unos momentos. No sabía si era de día o de noche. El mar se notaba tranquilo. La navegación era constante. Suave. Las aguas se notaban tranquilas. Me dio hambre cuando desperté. Estaba despojado de mis ropas. El Capitán no estaba a mi lado. No había señales de que hubiera estado allí. Pensé por unos instantes que todo había sido una fantasía. Un sueño. Una idealización.
En eso entró el negro Jim. Como siempre oportuno-.
__¿Te has despertado?__ preguntó aquel hombre inquieto.
__¡Ah, dormí un poco, creo!!
__Has dormido bastante y el Capitán pensó que despertarías con hambre!!
__¡O sea que no fue un sueño!
__¿Qué?¿Tu y el Capitán?
__¡Sí, si..
__El Capitán no es tonto. No perdería un amante joven ni borracho, ni loco…
__¿Te ha comentado algo?
__Su cara lo ha dicho todo. Además de la preocupación por ti….
__¿Eso es bueno?
__¡Claro, estas en su pensamiento. Te ha considerado. Además de que volverá a dormir contigo!!
__¿Que hora es?
__Recién noche. Pero hasta más tarde no volverá. Te has vuelto su favorito.
__¡Que halago!
__Sí claro. También eres mi favorito y pienso terminar lo de la mañana…__ diciendo así el negro Jim se acercó a mi cuerpo. Y empezó a besarme desde los pies hasta las bolas. Veo que esta desnudo y con su tremendo garrote alzado. Me cogió hasta entrada la madrugada. Me gozó de todas formas. Y yo gocé con el.
Navegué durante años con el Perla Negra y con el Capitán Jack Sparrow. Cruzamos muchos mares. Muchas tormentas. Muchos amantes. Muchas islas. Muchos hombres. Al pasar de los años también me convertí en Capitán y tuve muchos grumetes que empezaron su dura vida en el mar bajo mis órdenes. Eso lo contaré en otras historias.-
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