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Creo que una vez pasadas las elecciones ya puedo contarlo.
Soy arquitecto, estoy vinculado a un partido político y he tenido que usar mis influencias para conseguir algunos trabajos últimamente, pues con esto de la crisis llevaba viviendo de mis ahorros algún tiempo.
Durante esta campaña de las elecciones europeas, me vi forzado a colaborar por petición expresa del presidente del partido de mi ciudad, un antiguo amigo de la familia que me había conseguido los últimos trabajos, era imposible decir que no. Como Cristina, mi esposa, estaba desocupada, me acompaño a pesar de la manía que les tiene a los políticos.
Hubiera sido una campaña como tantas otras si no hubiéramos tenido un acto especial: La visita de la candidata a nuestra ciudad, algo que no ocurría desde hace más de 8 años. El presidente del partido me encargo de organizar su visita, de negociar con hoteles y restaurantes, alquiler de coches, chofer, permisos, etc. Algo que por mis contactos y antiguos empleos, desempeñe con efectividad. Todo estaba bien preparado.
Ella apareció el lunes pasado, la verdad, que era más bajita de lo que había imaginado, no era guapa e intentaba parecer más joven de los 52 años que ponía en su DNI, pero rebosaba esa magnificencia y serenidad que da el poder.
Estresada y activa corría de un lado a otro, dirigiendo al personal, todo debía estar en orden y cada detalle debía estar controlado.
Me puse un poco nervioso cuando quedo frente a frente conmigo y me observo unos segundos sin decir nada. No supe cómo actuar hasta que ella rompió el silencio: - ¿de qué te encargas tú?
- Del alojamiento.
- Bien espero que sea un buen hotel.
Y como una culebra se escabullo delante de mí, gritándole a uno de sus colaboradores.
El mitin resulto un éxito, todos me felicitaron, acudió mucha gente y no hubieron fallos, para acabar fuimos a cenar con la candidata y su sequito a un restaurante escondido, solo con dirigentes del partido más cercanos.
La cena había casi acabado cuando el presidente local acerco una silla donde estábamos Cristina y yo
- Habéis hecho un trabajo excelente. La candidata está muy contenta con vosotros. Me lo ha dicho personalmente
- Gracias. Dile que es un placer trabajar con ella.
- Me gustaría pediros un favor. Algo bastante personal. ¿Hasta dónde estarías dispuestos a llegar por el partido?
- Me asustas con esa pregunta ¿No será algo ilegal?
- Ja,ja,ja. ¡Que va! Pero si un tanto delicado.
- Dime, si está en nuestra mano, lo haremos.
- Más que en tu mano, va a estar en tu polla.
- ¡Qué dices!
- Pues que le has gustado a la candidata. Ya sabes la tensión y el estrés al que está sometida, necesita momentos de relax y quiere que te relajes con ella.
Mire a mi mujer que estaba muerta de risa. El presidente local esbozaba una sonrisa guasona, que me incomodaba.
- Vamos. ¿Qué quiere que me la folle?
- El partido te sabrá recompensar. ¿Te parece bien un puesto como asesor urbanístico en la diputación?
Al oír esto mi mujer dejo de reír y asintió con la cabeza. Sería el fin a nuestros problemas financieros. Pero la mujer no me atraía, era una cincuentona poco sexy. ¿Se me levantaría el miembro cuando estuviera con ella? ¿Daría la talla? Siempre me ha tenido que poner una mujer para acostarme con ella. Vaya situación más incómoda, pensé. No podía dar un no, eso se volvería en mi contra.
- ¿Qué tengo que hacer? ¿Subir a su habitación y metérsela? Pregunte alterado.
- Tranquilo. Quizá no tengas que llegar a tanto, depende lo que le apetezca. Ahora nos ofrecerá a los más cercanos tomar una copa en su habitación, una vez allí algunos se irán. Te indicaremos el momento.
- ¿Esto lo hace siempre?
- Siempre que lo necesita. Máxima discreción. ¿De acuerdo?
- No te voy a fallar. Le dije convencido.
- Cuando quedemos pocos, iremos caldeando el ambiente. Ahí entras tú. Añadió refiriéndose a mi esposa.
- ¡Ah! Yo también participo.
- Tienes que calentar un poco el ambiente. Que se note la fiesta y tu rebosas sensualidad.
- ¿Cómo quieres que lo caliente?
- Ponte sensual, hazte la loca, haz un pequeño striptease.
- ¿Delante vuestro? Qué vergüenza. Pero delante de la gente que conozco no.
- Tranquila, solo serán los que vienen con ella.
- Ja,ja,ja. Sera divertido. Pero algo cortito, ¿Eh? En ropa interior.
- Tomate otro ron y veras como te sale solo.
Poco después la candidata dio un pequeño discurso de despedida y levanto la sesion. Yo no perdía de vista al presidente local que alterado, avisaba al coordinador de campaña y le mostraba la puerta del aseo.
Con disimulo entraron y se encerraron en uno de los wáteres, cual espía entre poco después tras ellos, pensé que iba a decirle si habíamos aceptado o no, mis sospechas se confirmaban, se estaban metiendo algo por la nariz e iban a tratar el tema, aunque solo pude oir parte de la conversación me quedaron algunas cosas claras:
- Este lo va hacer bien.
- Espero que será discreto le dijo el coordinador de campaña.
- Seguro. Si no me encargo yo.
- No quiero que sea uno de esos bocazas.
- Tranquilo. Es buen tipo. Además tiene buena polla. Hemos jugado al futbol juntos y te digo que el chaval gasta bien.
- ¿Te fijas en eso?
- Ja, ja, ja. Me fijo más en las tetas de su mujer.
- Ya me fije durante el mitin. Tiene un buen par de perolas.
- A esta me la quiero follar hoy. Tiene unas tetas estupendas.
- Es muy mayor para mí.
- ¿No te gustan las maduritas? Esta puede enseñarte muchas cosas.
- Varias de las chicas que hay en la cena me han dado su teléfono. Solo tengo que llamar y tengo a un bombón de 20 añitos aquí mismo.
- Eres un fantasma. No te vayas, sígueme el rollo, si no me la follo por lo menos le toco las peras, si estas me sirves de excusa. Llevo tiempo queriendo meterle mano a esa pájara.
Entro otra persona y al escuchar el ruido se callaron, yo salí del aseo. El muy hijo de puta quería aprovechar para montárselo con mi mujer.
No pude decirle nada a mi mujer pues ya había ido para el hotel en su coche mientras yo acompañaba al resto de la comitiva y al llegar subimos directamente a la habitación donde uno de los guardaespaldas me cacheo a la entrada.
En la habitación ya estaban al asalto del mini bar cuatro de los colaboradores y mi esposa que junto al presidente y otros dos del partido local esperamos que llegara la candidata. Era una suite grande con un pequeño salón, con varios sofás, una decoración minimalista, con todos los detalles rematada por unos ventanales de inmejorables vistas a la iluminada plaza, el dormitorio quedaba tras unas puertas correderas.
Aun continuamos hablando de la campaña y tomamos dos whiskies, una pareja se despidió y poco después otros dos más. En ese momento Cristina se contoneaba a ritmo de la música. El presidente con un gesto pícaro le insinuó que comenzara a quitarse ropa, ella le indico que NO en un movimiento de cabeza, y le susurró al oído le indico que si no se iba uno de los que conocía del pueblo no haría nada. Esto incomodo al hombre, que deseosos y contrariado hablo con esa persona que al momento desapareció del lugar.
Quedábamos muy pocos. Se llenó una tercera copa al tiempo y la candidata se retiró al dormitorio con la intención de ponerse cómoda.
Tardo poco en volver descalza y con albornoz puesto, se sentó en el sofá y dijo en voz alta: ¡Qué bien me vendría un masaje!
Al verla así, la situación paso de ser tensa a familiar; solo quedaban dos de sus colaboradores, el presidente, mi mujer, ella y yo.
Cristina metida en su papel de stripper, totalmente desinhibida por el alcohol se contoneaba delante de todos acompañada en su baile por uno de los chicos y la atenta mirada del presidente que babeaba en cada movimiento.
Yo descubría los hombros de la candidata y le masajeaba el cuello, ella cerraba los ojos, relajada de la tensión de un día duro.
Al cambiar la canción, mi esposa se quitó la camisa, el murmullo de los hombres hizo abrir los ojos de la candidata que se quedó impresionada del enorme sujetador de mi chica, sonrió y aplaudió uniéndose a la algarabía general, que animaba a ir mas allá. Y así ocurrió, después fue la falda, se aceleró el baile, cada vez más provocativo, hasta que se volvió para frotar con su culo el paquete del chico que bailaba con ella, este sin perder la oportunidad desabrocho el sostén. Cristina, entregada al espectáculo, lo agito al aire mostrando sus pechos como cantaros colgando a la vista de todos.
- ¡Joder y Joder! Dijo el presidente, que dé pie agarrado a su Cardu y tocándose la entrepierna contemplaba la escena.
- Que grandes, por dios, dijo el chico que bailaba con ella.
Ella continuaba acelerada, cachonda, le agarro la cara y la puso entre sus tetas. Luego el chico comenzó a sobarlos con intensidad.
Mientras el coordinador de campaña se reía y le decía al presidente que era una mujer madurita, con barriga y celulitis, pero el presidente solo tenía ojos para ella, le gustaba ver esos melones al aire botando excéntricos, libres.
Cambio la canción por un pasodoble, todos abucheamos, pero no hizo caso, se acercó a mi mujer y se puso a bailar con ella, juntando los cuerpo, notando las dos enormes masas de carne apretadas en su busto y bajando la mano hasta el enorme culo de mama que sobaba sobre las delicadas braguitas de encaje.
Cristina no se resistía, continuaba en su rol de stripper desatada, pero no le gustaba su brusquedad con que el presi la manejaba. La giro de espaldas apoyo el paquete en la raja del culo y se froto fuerte arriba y abajo, le agarro las ubres por detrás, sosteniendo cada una en una mano, le rebosaban sin poder apenas acapararlas, su exuberancia le excitaba, el no poder dominarlas le motivaba a continuar apretándolas, tenían un tacto suave, mullido, le hubiera encantado que estallaran entre sus manos, mugía de placer en cada sobo, en cada pellizco. Buscaba los pezones y jugueteaba con ellos mientras cada vez empujaba su paquete duro entre las nalgas. Estaba obsesionado con las tetazas de mi mujer.
Los otros dos lo veían tan desesperado que se reían viéndolo como un conejito enganchado a su hembra, no la dejaba moverse.
El coordinador de la campaña se acercó y separo al libidinoso presidente, le sujeto el pecho con ambas manos a Cristina y le chupo el pezón, era un chico mas joven que el presi, con ese aire de triunfador que tienen los asesores, a Cristina le gustaba, recibió con alegría sus lametones y noto como bajaba la mano hasta acariciar su húmedo sexo. Para el no era mas que una mama rellenita de grandes tetas y espacioso pandero, resultaba divertido para el, era tan distinta a las jovencitas que lo idolatraban y con las que había alternado durante toda la campaña. Esto era distinto tenia tetas grandes, se las golpeo como si fueran balones, Ella se quejó, pero el continuo, las pellizco con toda la mano con fuerza, solo tenía ojos para aquellos pechos que colgaban como macetas. No eran los duros pechos de veinteañera que el manejaba con frecuencia, eran dos masas de carne que amasaba entre sus manos tan enromes que se le escurrían y volvía a balancear como campanas, le encantaba. Miraba a sus amigos, gesticulaba en referencia al tamaño y retornaba a sobarlos y morderlos.
Le susurro algo al oído, ella sonrió y dijo si con la cabeza. Le saco la polla y comenzó a masturbarlo.
- Saca una foto.
- No foto no dijo ella.
- Tranquila solo de mis manos agarrando las tetas. Esto es memorable.
El otro chico saco unas fotos con el móvil donde se veían las tetas de Cristina agarradas sobresaliendo entre las manos.
Acaricio la polla de uno de ellos mientras el presidente por detrás le bajaba las bragas, para regodearse después en el magnífico trasero sobándolo mientras se reía: -es enorme. Mira que abultadito, y le daba una palmada
Tenía en la mano la polla del coordinador, era larga y estaba dura, detrás de ella el presi se había bajado los pantalones y la arrimaba a su trasero, le buscaba la mano para que lo masturbara. Tenía una polla pequeña pero muy dura, parecía que iba a reventar, agarro los miembros de ambos y comenzó a masturbarlos mientras ellos entre risas seguían sobándole tetas culo y coño, todos permanecían de pie sonriendo, gastando bromas, mientras se tocaban por todas partes, siendo las tetas de Cristina lo más buscado.
El coordinador tenía una polla erecta más juvenil y aunque no era su tipo de chica, echar un polvo después de una jornada como la de hoy no estaba mal.
- Te gusta que te den por detrás. Le dijo
- Me encanta replico ella. Poniéndose de espaldas apoyada en el respaldo del sofá y mostrando su enorme y blando culo ante el coordinador.
Este, lo palmeo varias veces el culo y bromeo sobre él, se dirigió hacia la candidata y sonriendo le hizo un gesto indicando que era enorme, lo sobo despacio por encima, recorriendo toda la superficie era blando con puntos de celulitis, el pandero de una mama y le separo las nalgas buscando la apertura
Note una caricia sobre mi paquete, la candidata comprobó mi excitación contemplando la escena, me agarro la mano y me acompaño al dormitorio: - cierra la puerta, me dijo. Al volver la vista pude contemplar al coordinador culeando a mi esposa.
La música se había parado solo se oía desde la sala contigua el golear de la pelvis con las blandas nalgas de mi mujer.
La candidata se tumbó abrió las piernas y frívolamente me invito a que me la le practicara un cunnilingus, sin prisas.
Por la humedad de su sexo en mi boca note que también le había gustado el espectáculo de sobeteo de mi mujer con los dos hombres, gimió levemente con cada lamenton, hasta notarse suficientemente mojada, me ofrecí un preservativo y se tumbó de espaldas.
- Despacio, me dijo, nada de salvajismos. Házmelo suave.
Evidentemente no era mi cara lo que quería ver, ni pretendía una noche loca de sexo. Encontré con facilidad el agujero de entrada para mi verga, y despacio la penetre, sin prisas, sin hacer ruido, ella solo cambio la velocidad de la respiración.
Ella estaba como muerta, notando mis suaves balanceos en sobre su culo, distendida, apenas unos pequeños suspiros de placer, pero me desmotive, no era suficiente el erotismo de darle por detrás a una eurodiputada, solo me excito lo que oía desde el salón donde los tíos seguían dándole caña a mi mujer.
- Ahora me toca mí, reconocí la voz del más joven.
- Si, tu. le dijo me mujer. Deja que me limpie primero, este guarro me ha manchado toda la cara.
- Que tetazas. Como están.
- Pon la aquí. Seguro que le iba a hacer una cubana.
- Que tetas por dios, que tetas.
Eso me mantuvo la polla dura.
- Joder, que me voy.
- Oí las risas de todos, estoy seguro que el chico se corrió entre los pechos.
- Si que estas sensible. Pude entender que decía el presidente
- Joder llevaba sin follar desde que empezó la campaña.
- Ya veras cuando se entere tu novia.
- Ni se te ocurra decírselo, para una vez que hago esto. Es que son unas tetas muy ricas, no podía evitarlo.
La carcajada subió de volumen, todos, incluida mi mujer, reían sobre la rápida eyaculación del más joven.
Luego hubo un instante de silencio fue cuando note un leve ronquido, se había quedado dormida con mi polla dentro. Por una parte me molesto, pero que más daba me había follado a una representante pública.
La verdad que la polla se me había quedado blanda. Me quite el condón y comencé a meneármela escuchando las voces del presidente local.
- Chupamela
- Te va a chupar esa mierda de polla, a ver si se lo traga creyendo que es un caramelo. Se burlaba el coordinador.
- Arrodíllate y chúpamela.
- No os riais. No sabéis como la maneja dijo mi mujer con voz cachonda, pero no me arrodillo que es muy incómodo, me quedo aquí sentada.
- Que tetas tienes, hija, que gusto. No sabes lo buena que estas. Chupa, chupa. Varios gemidos fuera de tono del presidente, causaron de nuevo risas.
- Nosotros nos vamos, ya estamos servidos.
- Tranquilos, no me hacéis falta.
- Cuanto tiempo he soñado con esto, cuando te veía con esas blusitas apretadas provocando. Estas muy buena. Túmbate que quiero follarte por delante.
Las aberraciones que el presidente le decía mientras se la metía a mi mujer, reactivaron mi verga, al personaje le encantaba ver las tetas moviéndose de arriba abajo, les lanzaba improperios y piropos mientras la penetraba con todo su esfuerzo, yo, aumente la velocidad de las manotadas
Era la hora de soltar la leche y la repartí por la espalda de la candidata. Mañana cuando se levantara tendría mi olor.
Cuando salí a la sala vi como mi mujer tumbada en el sofá con el gordo del presidente sudoroso, con la cara roja, su pequeño miembro entraba y salía a toda velocidad, mientras él se agarraba, desesperado, a los melones que se movían desorientados al ritmo de las embestidas. Ya entiendo porque se ocupaba tanto de ella durante la campaña, siempre atento y amable, estaba obsesionado por follarsela y desde luego lo demostraba con su desesperada penetración.
No paraba de decir “Que buena que estas” mientras resoplaba con ansia, parecía que le iba la vida en ello. Al verme salir se dirigió a mí: - Que suerte tienes, cabron. Termino y te la puedes llevar.
Cristina tenia cara de desesperación, ni siquiera notaba la verga, solo a un gordo, esforzado por correrse
- Venga dame tu leche ya, le dijo ella
- Me voy a correr en tu cara, zorra
- En mi tetas, córrete en mi tetas, veras que gusto te da
Ella se arrodillo delante de él y comenzó a menear las tetas sobre su polla, el hombre entre largos gemidos acabo corriéndose.
Nos recompusimos y salimos todos juntos. Al salir, el de seguridad le pregunto a mi mujer. ¿Cómo haces esto? Tú no eres una puta, se te nota. Seguro que tienes hijos esperándote en casa. De verdad te compensa dejarte hacer por estos sinvergüenzas. No te van a dar nada. Ya lo he visto muchas veces. Tienes que dejarme tu sujetador.
- Ni hablar
- Es el trofeo de la noche. Me lo ha pedido alguien.
Cristina se sacó el sujetador, se lo entrego, dejando sin apoyo sus pechos, el escolta aprovecho la ocasión de sobarla entera: le sobo el culo y acudió con presteza a manosear los pechos por encima de la blusa, al verlos tan voluminosos, metió la mano por debajo y pellizco los pezones.
Adiós guapa, pregunta por mí la próxima vez. Yo sí que se utilizar esas maravillas.
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