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Categoría: Incestos

El enfermito de la tia

Quiero empezar este relato, contándoles que hace algunos meses tuve un accidente, lo que me tuvo en cama durante mucho tiempo y después vino la recuperación.

Al inicio y para atenderme en todo, estaba mi esposa quien pidió vacaciones en su trabajo y así poder ocuparse 100%, pasó el tiempo, sus vacaciones terminaron y tuvo que volver al trabajo, pero para eso yo ya me encontraba bastante recuperado, faltando únicamente la terapia.

El medico habia recomendado por ser delicado, que la terapia debia hacerse a diario y muy metodica, para que los musculos y huesos afectados quedaran totalmente reestablecidos.

Para esto hubo necesidad de buscar a una persona que se hiciera cargo de la terapia, habiendo procedido mi esposa de inmediato a buscarla.

Estando en la busqueda, resultó que una tía de mi esposa era terapista en un hospital, habiéndola contactado, de inmediato accedió a iniciar la terapia.

En la casa me quedaba solo yo y la señorita encargada de hacer la comida y la limpieza; se presentó la terapista para inicar el tratamiento, pero por lo delicado había que dedicarle mucho tiempo para que quedara como nuevo y por consideración, ella se quedaba más tiempo.

La tía de mi esposa o sea la terapista, rondaría por los 50 años y de una figura bastante aceptable y muy bonita.

Pasaron los días y ella se presentaba puntual a ralizar su trabajo, eso si con mucho profesionalismo; por estar yo en cama mucho tiempo y no tener mucho sexo con mi esposa por mis condiciones, mantenía la verga muy parada y con muchas ganas de coger, llegando hasta llamar a la señorita encargada de hacer la comida y la limpieza, para acariciarla, que me la viera y me la tocara, cosa a la que ella accedía, dejándose manosear todo su cuerpo, pero nunca permitió que la cogiera ni mamármela, pero ya era bastante que se dejara acariciar y ella me masturbaba torpemente pero lo hacía para mi satisfacción, nunca la quise forzar, teniendo siempre listas las toallitas desechables para esperar mi semen.

Era tanta mi excitación, que al contacto con las manos de la terapista me excitaba aún más, hasta que ella no lo pudo resistir y me dijo que pensara en otra cosa porque me mantenía muy grave, creo que tal vez por su trabajo estaba acostumbrada a esas reaaciones.

En una ocasión y lo que creo normal, ella se estaba excitando o tal vez siempre lo hacía, porque el contacto era mucho y yo no podía ocultar más tener la verga parada, cuando dejó la terapia por un lado y se dedicó a pasar sus manos mucho más cerca de mi verga, sintiendo como se acercaba cada vez más y cambiaba de tema.

De repente me la fue agarrando suavemente encima del calzoncillo y apretandola, cuando me dijo, que barbaridad hijo que grande e hinchada la tiene, está bastante grave y necesita una terapia para relajarla, me dejó frió pero lo sentí agradable, porque al final se había destapado y había hecho lo que yo deseaba y necesitaba, entonces aproveché para acariciarle las piernas sin pasar de los muslos y ella no decía nada, pero no quería ser abusivo y tocarle las nalgas para no arruinarlo todo.

Bueno hijo me volvió a decir, como tu estado no te permite tener relaciones sexuales normales, y lo que tu necesitas es eso, vamos a aplicar una terapia muy especial que se utiliza en estos casos; me saco la verga del calzoncillo, quitándome completamente y quedé desnudo frente a la tía, para que ella me aplicara su terapia especial.

Empezó a acariciarmela muy delicadamente para despacio empezar a mamarla, lo hacía con una delicadeza tan especial que nunca nadie me la había tratado así, se deleitaba con mi verga adentro de su boca y yo feliz de la vida que me estuviera haciendo gozar la mejor mamada de mi vida; aproveché para subir mi mano hasta sus nalgas y acariciarlas, esperando que ella me lo impidiera, pero no fue así, notando que le gustaba, le fui buscando su panochita hasta sentirla humeda, estaba ya bastante excitada, seguía acariciándosela hasta que separó las piernas.

Era tanta mi excitación y de la formidable mamanda que me estaba dando la tía, empece a moverme haciéndole saber que ya me venía, cuando ella con ese encantó con la que me la estaba mamando hizo que acabara en su boca, tragándose toda mi lechita y exprimiendome bien la verga para que perdiera ni una sola gota; me dejó quieto y sin ganas de nada más, totalmente exausto.

Cual fue mi sorpresa, que nuevamente me dijo a no hijo lindo eso no se vale, yo te quité las ganas y ahora tu me dejas con ganas, así no es la cosa; entonces le respondí, no tía de ninguna manera la voy a dejar con ganas, solo deje que tome aire y le toca a usted quitarse las ganas

Yo seguía acariciándole la panochita, la que tenía bien mojada, ella con las piernas abiertas se movía al compás de mi mano; cuando nuevamente se agachó y empezó a besarme la verga y metersela en la boca hasta que alcanzó otra tremenda erección, ella se quitó el pantalón y el calzonsito y se acomodó encima de mi, lo hizo de una manera tan profesional que no me molestó para nada, empezó a meterse la verga poco a poco, dándose gusto y deleitandose con la verga del esposo de su sobrina que nadie se lo podía imaginar, se la fue metiendo toda y empezó a hacer unos movimientos que hicieron que me excitara mucho más, no cabía duda era una buena terapista hasta en estos casos.

Seguía moviéndose y podía ver en su cara una excitación tan divina que me tenía loco, hacía movimientos de arriba-abajo de adelante-atras, que pude ver perfectamente donde era el punto donde gozaba más, cuando hizo movimientos más rápidos, me empezó a decir que se estaba viniendo y quería que yo me viniera con ella, sentía como su lechita se le escurría por las piernas y mi verga la tenía blanca, cuando no me pude aguantar más y me vine al mismo tiempo.

Se acomodó encima de mí sin molestarme, hasta que terminó de escurrirme la verga y se fue aguadando, ella estaba rendida pero feliz.

Nunca me imaginé que fuera ser mi terapista la que me quitara las ganas de coger ya que estaba cansado y aburrido de masturbarme y solo tocar y acariciar a la persona que más tenia a la mano, no era lo mismo, quería meter la verga en una panochita y ahi estaba la tía, cumpliendo un doble trabajo. Seguimos cogiendo no solo durante la terapia, sino después, eso va en la próxima.
Datos del Relato
  • Categoría: Incestos
  • Media: 4.97
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