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Comenzaré diciendo que durante la redacción de esta historia tuve que parar 3 veces ya que redactar esa noche me hizo masturbarme recordando estos momentos que aun provocan en mí una excitación increíble de una de las vivencias más fuertes que he tenido en mi vida.
Dicho lo anterior, pasaré a presentarles a los involucrados en este relato, el primero, mi amigo Gerardo, un tipo común y corriente, este último adjetivo más recalcado que el primero. Mi esposa siempre me decía por que seguía conservando esta amistad, ya que para ella (o en ese momento) le parecía un tipo menos interesante y de perfil bajo, físicamente nada peculiar, moreno y un físico cuidado debido a su gusto al deporte que en eso puedo decir no es algo que compartimos mucho.
Nos conocimos en la universidad, ambos típicos estudiantes fiesteros que les encantaba salir de rumba antes que los estudios, sin embargo esto nos llevó a vivir incontables experiencias que años después serian el tema de todas las pláticas acompañadas de un par de cervezas al momento de recordarlas. Al egresar de la universidad el destino me favoreció con un buen trabajo dentro de una de las empresas más grandes de mi ciudad, para ser específicos en el área de tecnología, en cambio a mi amigo Gerardo la vida le jugo un par de situaciones complicadas que lo hacían tener trabajos informales y lejos de lo que ambos habíamos estudiado.
Así pasaron los años y aun cuando yo crecí laboralmente él siguió siendo el hombre en busca de trabajos sin futuro que solo lo estancaron y lo volvieron en un ser sin muchas ambiciones, aun con todo esto yo siempre le tuve afecto y podía encontrar en él un amigo que me escuchara y pudiera desahogar las penas.
Laura es mi esposa, nos conocimos tiempo después de yo ingresar al trabajo antes mencionado, ella es una mujer de familia tradicional, educada con valores y todo lo contrario a mí, una excelente estudiante graduada con honores de su carrera, físicamente es una chica de estatura promedio, piel clara, pelo castaño hasta los hombros y unas lindas caderas acompañadas de un par de nalgas bien redondas y paradas, unos senos promedio pero adornados de unos pezones que te invitan a succionarlos o pellizcarlos cuando están en mis manos. Sus nalgas nunca pasaron desapercibidas a la mirada de mi amigo Gerardo, que en más de una ocasión pude cacharlo tratando de escapar una mirada de reojo a esas suculentas carnes, lo cual hasta ese momento me causaba cierta excitación culposa de sentir que era el deseo de otro hombre.
Nuestra vida sexual fue como la de cualquier matrimonio, momentos de mucha actividad y otras de temporadas bajas, reviviendo el fuego gracias a alguna noche de copas y lencería sexy que despertaba la virilidad que me caracteriza, pero que cada oportunidad yo aprovechaba para cuestionarla sobre su pasado sexual con sus antiguas parejas, ya que eso me excitaba mucho y sobre todo una historia de un chico que conoció muchos años atrás antes que a mí y que la poseía en el momento donde a él le pareciera y en el lugar donde estuvieran, esto me causaba unas erecciones que le arrancaban un par de orgasmos y que cada que vez que terminabas exhaustos me decía que porque esa historia en particular me causaba tanto morbo, a lo cual le respondía que era una fantasía que me gustaría cumplir, pero que rápidamente era interrumpido con un “loco, solo lo dices porque estas caliente” dejándome con las ganas de decirle que estaba hablando en serio y que se estaba volviendo en una fantasía verla coger con alguien más.
Mi mujer conoció a Gerardo mientras fuimos novios y siempre entendió que no estaba a mi altura y en varias ocasiones no pudo dejar escapar la pregunta ¿Por qué Gerardo es una persona sin ambiciones y solo se acostumbra a trabajos de guardias nocturnos o de monitoreo? Ella siempre me dijo que yo tratara de incentivarlo a crecer profesionalmente, sin embargo respetaba mi amistad, la forma de ser de él y tenían una relación no de amistad pero si de cordialidad con el cuándo lo traía a casa, así fue durante varios años hasta que una noche todo cambio.
Dicho todo lo anterior, una noche invite a Gerardo a casa a tomar un par de cervezas ya que llevaba un par de meses sin saber de él, me contó que había terminado con su novia y sus aspiraciones de encontrar una mujer con la cual formar su vida se desvanecían. Así que decidí escucharlo y darle algunas palabras de apoyo para reanimarlo, esa noche sin saberlo, le daría algo más que palabras.
Esa ocasión mientras degustábamos de los tragos, mi esposa llego a casa después de una jornada de trabajo, al entrar vio a Gerardo y rápidamente se acercó a saludarlo con un beso en la mejilla, esa tarde ella vestía un falda negra arriba de los muslos ajustada a sus torneadas piernas y cintura, una blusa de seda blanca semitransparente y debajo una blusa de tirantes que cubrían sus lindos pechos. Esta vez pude notar que el alcohol empezaba a causar efecto en Gerardo y no pudo disimular clavar su mirada directamente en el contoneo de las nalgas de mi esposa la cual se retiraba diciendo “no se pongan muy borrachos, ya no tienen 20 años”, este comentario fue acompañado por una carcajada de ambos y la vimos desaparecer en las escaleras.
Así transcurría la noche y Gerardo me contaba sus penas acompañadas de una cerveza tras otra, mi esposa bajaba para tomar algún refrigerio y retirarse a nuestra habitación a ver alguna serie en Netflix, sin embargo pude notar que Gerardo no despegaba su vista de mi esposa y trataba de convencerla de que se sentara a tomar un trago con la justificación de que le diera un consejo para encontrar una novia que lo quisiera con su estilo de vida, esta acción era acompañada de un comentario de Laura que estoy seguro nunca puso atención mi amigo por estar viendo sus nalgas en cada oportunidad. Al cabo de unas horas Gerardo estaba prácticamente ebrio, a lo cual le dije que no podía permitir que se fuera así y que le prepararía la alcoba de invitados para que pasara la noche y al otro día pudiera irse sin correr peligro, el solo acertó con la cabeza. Pero al intentar levantarse de la mesa pude darme cuenta realmente de su grado de embriagues, ya que casi cae al suelo y si no es por una rápida acción de mi esposa la cual estaba a un lado de él, este hubiera caído como un bebe que apenas aprende a dar sus primeros pasos.
Esta oportunidad no pudo ser desperdiciada por él ya que rápidamente al estar sujetado por mi esposa, este se afianzo fuerte de su cadera y con la otra mano aun sostenía la botella la cual sirvió a darse un trago profundo acompañado de las siguientes palabras... “perdón Laura, sino fuera por ti estaría en el suelo y tal vez muerto” sus palabras balbuceaban cual borracho en cantina.
Al seguir sujetado de mi esposa con la justificación de no caerse, este le dijo que lo ayudara a llegar hasta la habitación, lo cual mi esposa en su inocencia lo ayudo a subir la escalera y cada que subía un escalón pude notar como apretaba fuerte la cadera de mi esposa y en un movimiento rápido, pudo escabullir un dedo ligeramente debajo de su blusa para sentir su piel, esta acción rápidamente tuvo efecto en mí, ya que pude notar como una sensación de excitación invadía mi entrepierna y mi estómago revoloteaba de nerviosismo. Fue ahí cuando mi di cuenta de la oportunidad que podría no volverse a presentar. Deje que mi esposa se alejara con él a la habitación mientras destapaba una nueva cerveza, a lo cual Laura rápidamente me reclamo diciendo “aparte de cuidar a tus amigos borrachos, te quedas de espectador, ayúdame a cargarlo huevon” esto me saco una carcajada y fui detrás de ellos con mi morbosidad en mente.
Al llegar al cuarto él se sentó sobre el borde de la cama y le dijo “gracias Laurita, que pena que me veas en este estado y más en tu casa” a lo cual ella respondió “no te preocupes, el que te va a batallar es Ricardo, finalmente él fue el que te puso así” acompañado de una mueca de burla dirigida a mí. Le dije que se quitara los zapatos pero entendí que esto provocaría que pudiera caer al suelo, así que me di a la tarea de ayudarlo con esta tarea, pero al momento de inclinarme hacia el pude notar que un bulto fuera de lo común se escondía en sus pantalones, rápidamente le dije en tono de burla “epa, apunta esa cosa para otro lado, no me vayas a sacar un ojo”, el solo se quedó atónito al verse descubierto pero que en el estado etílico que se encontraba le dio el valor de decir la siguientes palabras “la culpa es de Laurita”, esto genero un golpe de adrenalina en mí que no supe cómo reaccionar y para no parecer un tonto solo pude contestar “será mejor que no te vea así o nos echa a los dos de la casa” acompañado de una risa nerviosa. Gerardo solo reacciono diciendo “nada que una buena puñeta no pueda solucionar”, nuevamente una risa nerviosa salió de mi boca y respondí “ya duérmete puñeton que mañana tendrás una cruda moral y física”, dicho esto me retire de la habitación y cerré la puerta.
Aun con sus palabras en mi mente entre a mi cuarto para ser rematado con un nuevo golpe de adrenalina, mi esposa estaba cambiándose en el vestidor y estaba bajando el cierre de su falda lo cual dejaba asomar una linda tanga negra de encaja la cual se perdía entre sus frondosas nalgas y que una vez la prenda estuvo por los suelos esta tomo los tirantes de la prenda y la reajusto hacia arriba, incrustando más el ligero pedazo de tela que se perdía en ese par de glúteos. Esta hermosa vista solo fue interrumpida por sus palabras, “te diste cuenta como tu amigo aprovecho el momento y me toco ligeramente una de mis nalgas” a lo cual respondí “¿de qué me estás hablando? El sería incapaz de algo así” seguido una risa burlona de ella y diciendo “pues sentí su mano debajo de mi cintura, pero entiendo que sea su estado etílico” diciendo esto camino hacia nuestra lecho matrimonial y yo solo pude concentrarme ver sus nalgas alejándose con ese bonito vaivén arriba abajo y solo su tanga puesta lista para dormir.
Ya acostados empezamos a hablar acerca de nuestro invitado esa noche y como la vida ha sido difícil con él, en lo particular en lo laboral y sentimental, ella solo resumió diciendo “la gente obtiene lo que cosecha, debería aprender a ti que tienes un trabajo profesional y un negocio que has sacado adelante”, yo solo le pedí no ser tan duro con él y fuera más empática a su situación. Sin embargo en mi cabeza aun escuchaba las palabras de él diciendo que su erección había sido causada por mi esposa, esto provoco en mí una erección la cual mi esposa noto con facilidad y con una mano me dice “¿qué es esto? Ahora resulta que te excita hablar de tu amigo o acaso que me tocó el cabron una nalga” mi respuesta fue “me excita pensar que eso ha sido su acercamiento a una mujer en mucho tiempo”, seguido por un beso de ella diciéndome “buenas noches pervertido”, pensé que la noche terminaría ahí. Sin embargo no fue así. Fin de la primera parte.
El sueño hizo de las suyas y caí rendido después de darle vueltas en la cabeza a las palabras de Gerardo, pero al paso de una hora mi sueño fue interrumpido por el brinco de mi esposa de la cama al piso, seguido de sus palabras “¿que no has escuchado el golpe? El borracho de tu amigo se ha caído en el baño al parecer”. Rápidamente me levante y corrí hacia el baño de visitas, que se encuentra fuera de nuestra habitación y al momento de entrar a este, pude ver a mi amigo en el suelo con los pantalones abajo intentando ponerse de pie, rápidamente intente ayudarle mientras le preguntaba si se encontraba bien, este me respondió que sí pero su peso corporal me vencía por lo que mi reacción inmediata fue llamar a mi esposa para ayudarme a incorporarlo, nunca recordé que esta vestía solo una tanga para dormir y antes de poder decirle “vístete”, llego al baño rápidamente con la misma prenda. Sin mediar palabra intento ayudarme y tomándolo de un brazo pudimos ponerlo de pie, Gerardo no se había percatado de la desnudes de mi esposa, ya que estaba a espaldas de ella y este balbuceaba cosas que no pude entender en mi primera instancia debido a su embriagues. Una vez que pudimos ponerlo de pie, lo gire para recargarlo sobre mi espalda lo cual con los pantalones abajo su miembro giro a la par de su cuerpo y fue donde pudimos ver por primera vez esa enorme verga venuda y cabezona, al mismo tiempo el abrió los ojos y pudo ver a mi esposa y como si intentara reaccionar y comprender si lo que veía era real o un sueño, solo alcance a escuchar “por Dios Laurita, estas super buena”. Dicho esto, yo intente hacerlo caminar pero los pantalones abajo hacían difícil esta tarea, porque yo agacharme a subírselos haría que este cayera estrepitosamente nuevamente al suelo, por lo que le pedi a mi mujer hiciera esta tarea.
Ella se quedó viendo un segundo tratando de saber qué hacer, definitivamente estaba muerta de pena, pero sabía que la situación ameritaba su ayuda, por lo que sin pensarlo se agacho entre mi amigo y yo y empezó con la tarea de desenrollar ese nudo de ropa y calzones de mi amigo. Mi curiosidad hizo voltear hacia abajo mientras mi amigo no despegaba su mirada del cuerpo de mi mujer y más para su suerte cuando esta se empino para tratar de ayudarlo a subir los pantalones, sus nalgas estaban expuestas y podía ver su ano asomándose a un costado de ese pedazo de tela metido. Cuál fue mi sorpresa al ver que la verga de mi amigo, rozo un par de veces la cara de mi mujer y esta solo podía intentar alejar su cara mientras luchaba con el enredo de los pantalones y el cinturón, finalmente pudo librarlos y de un jalón subió estos hasta sus muslos pero esto hizo que su mirada ahora tuviera que ver aquella herramienta prácticamente frente a sus narices, a lo cual notaba yo ya su cara roja no sé si por el esfuerzo de liberar el enredo de esas prendas o por la cabeza carnosa que tenía a unos centímetros de sus ojos. Un último jalón subió las prendas de mi amigo, sin embargo esa verga aun asomaba su cabeza por el borde del pantalón por lo que una vez arreglado esta, pude notar que admiro el tamaño de aquella herramienta que hasta ese momento no tenía el gusto de conocer.
Una vez de pie ella, Gerardo aun en su estado no dejo escapar una nueva oportunidad y traicionado a sus pensamientos dijo “que me ayude Laurita otra vez a ir a la cama”, seguido por un “estás loco, dale gracias que te ayude a subirte los pantalones borracho sinvergüenza”, mi amigo solo soltó una carcajada y le dijo “perdóneme Laurita, no fue mi intención”. Yo solo estaba ahí sosteniendo a mi amigo y viendo como el degustaba de la desnudes de mi mujer, así como pude notar sobre mi espalda como aquel miembro empezaba a cobrar vida y aun cuando se encontraba debajo de esos pantalones, pude sentir la dureza empujando mi espalda baja”, fue esa sensación que me hizo despertar y decirle “ey! Estas algo emocionado amigo, tranquiliza ese animal o tendré que aventarte a la regadera al agua fría”, este solo dijo “ya te dije que no es mi culpa y seguido por unas palabra que no pude comprender”.
Una vez más lo llevamos a la cama, pero esta vez fue mi esposa la que me dejo atónito con sus palabras al decir, “deberíamos quitarle la ropa a este, no vaya a ser que se vuelva a caer, o peor aún se orine sobre ella”. Mi amigo ni tarde ni perezoso, le saco una sonrisa de oreja a oreja y rápidamente se despojó de su camisa, dejando al aire un estomago plano sin vellos a comparación del mío, rápidamente puso sus manos sobre sus pantalones para despojarlos pero siendo interrumpido para mi sorpresa por mi esposa, “otra vez tendré que ver tu miembro Gerardo?, espera por lo menos a que me vaya” el respondió “ya lo viste una vez que más da” sin pena ni gloria, este se bajó el pantalón de un solo jalón el cual cayó estrepitosamente hacia el piso junto con los calzones, seguido por dos movimiento con sus piernas que terminaron aventando esas prendas debajo de la cama, una gran erección surgió y ambos nos quedamos atónitos, al ver semejante tamaño, una verga larga y gorda, que dejaba asomar una cabeza rosada en forma de capullo envuelta de un pellejo menos rosado, supuse que era porque no tenía circuncisión.
Aun no asimilaba el tamaño de esa cosa cuando mi amigo tomo con su mano ese enorme pedazo de carne y empezó a frotarlo arriba abajo, mi esposa estaba hipnotizada a lo que veía, mientras mi amigo solo tenía clavada su mirada en la parte baja del vientre de mi esposa. Fue un minuto de silencio mientras veía esa situación, intente tragar saliva para decir algo pero no pude, mi boca estaba seca y en mi mente solo tenía asombro por lo que estaba viendo. Fue cuando Gerardo por fin nos sacó de esa hipnosis al decir con firmeza “Laurita ya vio como me puso?, estoy así por su culpa”, mi esposa no respondía nada y solo admiraba como empezaba a brotar un líquido transparente en la punta de aquella herramienta. Mi estómago estaba a punto de estallar de una sensación hasta ese momento desconocida para mí, finalmente acerté a decir “tapate esa madre, o tendré que meterte al agua” pero mi amigo solo me sonrió y me dijo “creo que a Laurita le gustaría seguir contemplando mi verga un rato mas ¿o no Laurita?”, ella seguía muda viendo como retiraba aquella carne que envolvía esa cabeza roja y a punto de estallar.
Sin mediar palabra, el dio un paso adelante hacia ella, tratando de medir la respuesta de mi mujer, sin embargo esta se quedó inmóvil viendo como ese pedazo de carne se acercaba a ella, finalmente pude entender que ella estaba interesada en verlo nuevamente de cerca. Un paso más dio Gerardo y le basto otros dos para que con la punta de esa verga tocara el estómago de mi mujer, ella solo veía atónita como aquel líquido seminal se embarraba en su vientre y dejaba un rastro brillante entre su ombligo y donde comenzaba la tela de su diminuta prenda, yo seguía parado viendo aquel espectáculo, fue cuando el por fin tomo la mano de ella y le dijo “tócala, mi verga se muere por saludarte” el me volteo a ver con cara de malicia, sabía que tenía la situación y mi mujer estaba a su merced, mi esposa no tardo en sentir esa carne que ardía, que palpitaba y poco a poco empezó a mover su verga arriba abajo, pudo ver como al retirar esa carne hacia atrás ese capuchón rosa se asomaba y le pedía que lo besara. Fue entonces que mi mujer finalmente pudo retirar la mirada de aquel miembro que la tenía atontada y viendo a mis ojos se agacho frente a mi amigo, así pues nacía la puta que por muchos años negó darle oportunidad de emerger en nuestra vida sexual pero que esa noche se estrenaría con esa verga monstruosa.
Sin decirme nada, volteo su mirada hacia arriba donde se encontraba la cara de mi amigo el cual sonría jubiloso y una gota de saliva caía sobre la frente de mi mujer, esa fue la señal para que ella abriera su boca y probara por fin aquel líquido seminal que nuevamente brotaba de esa grieta carnosa. Su lengua rodeo cada centímetro de ese capuchón, no desperdiciando nada a su alrededor, mi amigo no podía creer lo que veía y sentía, por lo que rodeo con su mano la cabeza de mi mujer y la empujaba hacia adentro sin embargo ni la mitad de ese miembro pudo entrar por la boca de mi mujer, yo estaba ahí parado, viendo como mi mujer arrodillada por quien en muchas ocasiones llamo perdedor, hombre sin ambiciones y sin futuro se comía su enorme verga y la disfrutaba como nunca lo había hecho conmigo, cuando pude recuperar la movilidad de mi cuerpo, me senté sobre una silla alrededor del cuarto para admirar esa escena que me tenía en shock, pero inconscientemente una de mis manos libero mi verga la cual ya se encontraba en su máximo punto, fue así que sentado sobre una silla con mi pene afuera que está de más decir que hasta ese momento pude saberlo más pequeño que el de mi amigo Gerardo. Mis manos seguían sobre mis muslos y finalmente pude tragar saliva para aligerar la resequedad que había provocado esa escena en mi ser. Así estuvieron cerca de 15 minutos, la cara de amigo estaba viendo hacia el techo de aquel cuarto que era testigo de aquel momento, mi amigo empezaba a decir cosas como “Laurita te gusto mi verga?, siempre había soñado con esto” a lo cual mi mujer no respondía pero este la castigaba empujando su enorme miembro al interior de la garganta de Laura la cual se separaba estrepitosamente para evitar sentirse asfixiada, sin embargo volvió a introducirse aquel pastel de carne mientras cerraba sus ojos.
Mi amigo después de 15 minutos, sin decir nada retiro aquella verga dejando a mi esposa en el piso desorientada sin saber que por que le habían quitado ese delicioso dulce de su boca, pero al ver que Gerardo se acostaba sobre la cama con una mano detrás de su cabeza y la otra reanudando los masajes a aquel miembro, comprendió lo que tenía que hacer, poniéndose de pie se acercó hasta el borde de la cama y aun sin subir ambas rodillas comenzó nuevamente a alimentarse de esa verga descomunal, esa posición dejo a mi mujer en cuatro y pude ver como la humedad de su vagina empezaba a derramar una gota sobre sus muslos, finalmente me di cuenta que mi mujer estaba preparada para ser poseída por esa descomunal verga.
Sin separar su boca de aquel mástil, mi mujer empezó a retirar su tanga por debajo de sus rodillas, esto acelero mi pulso, cuando finalmente pudo liberarla la arrojo hacia donde estaba yo sentado y sin pensarla la tome para darme cuenta que estaba empapada en sus propios jugos, mi instinto me hizo llevarla a mi boca y absorber ese néctar que fluía de los interiores de la cavidad ardiente de mi mujer.
En un rápido movimiento mi mujer se incorporó y dejando una pierna sobre un costado de su nuevo amante, paso la otra pierna al otro costado, posicionando de cuclillas a la altura de aquella verga que brillaba gracias a la saliva de mi mujer, tomo con sus manos aquel hongo a punto de estallar sobre la entrada de su vagina y sin decir nada lo introdujo lentamente mientras su cara se descomponía de placer al sentir cada centímetro de esa piel ardiendo que poco a poco invadía su interior. Mi amigo en ese punto parecía haber recuperado un poco más la consciencia, ya que sin dificultad pudo invadir con sus palabras el ambiente diciendo “que apretada estas Laurita, pero ahorita voy a llenarte toda de verga”, un último empujón seguido por un gemido de placer que nunca había visto en mi mujer. Mi esposa se quedó inmóvil para tratar de acostumbrar su interior a ese miembro que llenaba cada espacio y con la punta de esa descomunal verga tocaba el interior de su cuello uterino, mi mujer gemía con cada ligero movimiento y con sus manos posados sobre el pecho de aquel nuevo macho que victorioso ante la situación, aplicaba unas nalgadas que arrancaban un gemido a mi mujer, esta solo pudo decir en su transe:
“nunca había sentido una verga como la tuya”
Para luego dirigirse hacia mí y decir…
“lo siento mi amor pero tenía que decirlo” mi amigo cruzo su mirada con la mía y sin decir una palabra entendí como por acto de telequinesis que sus palabras serian “tu mujer ahora es mía”. La cara de Laura estaba descompuesta de placer y pude ver como mordía su labio inferior con los dientes, yo seguía sin poder responder nada.
Cuando por fin pude ver que los huevos de Gerardo hacían contacto con las nalgas de mi mujer, supe que ese descomunal miembro había invadido por completo aquella zona que hasta esa noche me pertenecía, mi mujer entonces inicio una serie de movimientos arriba abajo ligeros que fueron subiendo de intensidad y que en cada rebote solo conectaba decir...
“que rica verga cabrón, métemela toda por favor”.
Lo cual obediente y jubiloso, comenzó una arremetida de embestidas que solo hacían rebotar a mi mujer y entrecortar sus gemidos que invadían mi cabeza con cada estocada, yo estaba ahí viendo los senos de mi mujer rebotar sin control, su cabello invadía su cara y las manos de aquel conquistador encajaban sus uñas en las protuberantes posaderas de mi mujer pero combinadas con una serie de nalgadas que empezaban a dejar sus dedos marcados en cada una de sus hermosas nalgas. Así estuvieron por cerca de 10 minutos, mi mujer gritaba como poseída, mi amigo brumaba como toro en celo, en un momento el detuvo aquel brutal ataque hacia mi mujer y ella pudo finalmente desplomarse sobre él, dejando inevitablemente su rostro frente al suyo, él podía sentir la respiración agitada de mi mujer la cual no podía recuperar el aliento y sin esmero tomo su cabeza por detrás y le planto un beso apasionado cubriendo por completo su boca con la suya, mi mujer respondió a esa acción y pude ver como esas bocas se fundían buscando volverse una sola.
Mientras con una mano sujetaba fuertemente su cabeza hacia la de él, la otra la tomo de la espalda presionando su pecho contra el suyo, para comenzar nuevamente con esa estocada descomunal, yo solo podía escuchar los gemidos ahogados de mi mujer mientras recibía esa tranca de carne en sus interiores.
Mi morbo estaba al tope y sabía que no podía perderme esa escena, como gato curioso me escabullí de la silla donde estaba sentado y me posicione justamente al final de la cama para ver en primera plana la penetración a la cual estaba siendo víctima mi esposa. Mi amigo entendió mi movimiento y abrió sus piernas por completo para que yo pudiera ver en todo su esplendor aquel ataque mortífero. La escena me dejo atónito, había visto muchas veces en videos porno los acercamiento que hacen con la cámara a las penetraciones de los actores, pero esto era diferente, tal vez el hecho de ver a mi esposa siendo quien recibía en su pequeña vagina aquel descomunal miembro, el cual tenía un tallo tupido de ligeros bellos recién afeitados, unos testículos rojos y arrugados los cuales solo rebotaban con el ritmo de las embestidas, pero sobre todo una vena sobresalía de las demás y era la que brotaba de la diferencia del resto la cual desaparecía en cada penetración en aquel agujero que hacia lo máximo que podía para estirarse y recibir aquel invasor, el ano de mi mujer estaba tan dilatado que me invito a tocarlo con la yema de mi dedo, fue en ese momento que pude sentir el calor de ese cuerpo que se encontraba en punto de ebullición.
Un ligero liquido blanco se había formado en el borde de la vagina de Laura, era la mezcla de sus jugos y el frote de aquel mástil con sus hermosos labios vaginales, el cual desaparecía cuando aquel miembro salía de la maltrecha cavidad para formarse nuevamente al ingresar toda en el cuerpo de mi esposa. Mi esposa pudo despegar finalmente su boca, la cual había sido invadida indudablemente por la lengua de su amante, la respiración continuó agitada y solamente era interrumpida por sus gritos de placer los cuales como ya lo dije, nunca los había escuchado hasta ese momento.
Fue entonces que mi mujer empezó a gemir con más fuerza al sentirse aprisionada en esos brazos, esto me despertó de mi transe en aquella escena y regrese a la silla nuevamente como quien espera ansioso saber cuál será el siguiente movimiento. Este no fue en vano, mi mujer pudo finalmente incorporarse y tomando sus pechos en sus manos comenzó a decir sensualmente…
“que rico me coges, por favor cógeme más, ayyy que rico cabrón!!! No necesitas una novia, yo seré tu novia a partir de ahora, ayyyy ayyyy cabrón que vergota tienes, me cogerás cuando tú quieras ¿verdad mi amor?”
Volteo su cabeza hasta donde yo estaba y pude sentir la mirada de ambos esperando mi respuesta sin detener aquel vaivén, por fin pude mediar una palabra y con un voz entre cortada dije “sss, sii, sii “ esto arranco una nueva mueca de malicia en mi amigo el cual pronuncio...
“entonces a partir de ahora eres mi puta y te voy a coger todas las veces que quiera y cuando quiera”
Seguido de estas palabras posiciono fuertemente sus manos en la cadera de mi mujer, la cual echo su cabeza atrás mientras apretaba sus pechos y decía “sígueme cogiendo por favor, sígueme cogiendo!” entonces supe que el clímax estaba cerca. Aquella cama parecía tener una posesión demoniaca, la base y la cabecera de estas empezaron a brincar al ritmo de sus embestidas, mi mujer arqueo su espalda para sentir aquella penetración lo más hondo de su ser y esto provoque que la verga de mi amigo tocara su punto G, mi mujer empezó a gritar entonces “dale cabrón, más duro que me voy a venir, cógeme fuerte hijo de puta”, estas palabras dieron en el ego de mi amigo el cual provoco que iniciará con el bombeo más duro que hasta ese momento había visto, finalmente mi excitación llego a su límite y comencé a masturbarme ante esa escena, yo tenía empapado mi miembro de líquido seminal que se escapó durante toda mi experiencia como espectador, mi verga estaba hinchada y sentía las palpitaciones de mi corazón en su máximo punto. Estas fueron interrumpidas por las palabras de amigo cuando gritó:
“aghhh me vengo, me voy a venir en tu vientre Laurita!!”
Ella en su transe solo dijo:
“lléname toda cabrón, aviéntame tu leche adentro de mí, quiero sentir tu semen”
Al escuchar yo esto, pude sentir mi verga estallar y un chorro de mi líquido seminal invadió en un brinco aquella vista maravillosa para luego caer regado sobre mi estómago, pero que no pudo evitar quitar mi mirada en ese par que estaban a punto de alcanzar el clímax.
Fue ella la primera en vivir el orgasmo, grito como loca y pude ver como encajaba sus uñas en el pecho de mi amigo acompañado de aullidos de una gata en celo, esta fue la pauta para que el con un grito exclamara.
“me veeengooo, me veeengooo, muévete puta, aghhhh”
Laura pudo sentir como era elevada por el movimiento de la espalda arqueada de Gerardo y ella sujetándose con sus uñas encajadas en el pecho del repetía alentándolo y encajando su pelvis hasta el fondo de la humanidad de mi amigo.
“lléname cabrón lléname, lléname hasta que ya no te quede nada en los huevos”.
Mi mujer recibía aquella leche hirviendo en su interior, los espermas de quien por muchos años fue un hombre que le causo sentimientos de menos precio hoy la hacían sentir tocar el cielo. Ambos gemían y se ofrecían movimientos pélvicos profundos para disfrutar de los últimos espasmos de sus orgasmos.
Después de recibir los últimos lechazos en su interior solo podía decir “que rico cabrón, me llenaste hasta las trompas hijo de la chingada” mientras posaba sus manos sobre su vientre bajo y sentía como su nuevo macho seguía soltando borbotones de esperma en su interior. El solo concreto a decir una vez que volvió en si “ha sido el mejor palo de mi vida” a lo que ella respondió “el mío también” ambos soltaron una carcajada dirigida a mí y mi esposa remato diciendo “y para mi viejo también ¿verdad mi vida?”, yo seguía con el miembro al aire ya flácido, recuperándome de la excitación y el esperma en mi estómago poco a poco empezaba a enfriarse.
Mi mujer poco a poco recuperaba su respiración, la vi levantar su pierna para salirse de aquella verga aun dura y palpitante de su interior, poco a poco empezaba a dibujarse el cuello de esa monstruosa anguila y finalmente pude ver esa cabeza roja como lanza de flecha, que al momento de desprenderse de la vagina de mi mujer soltó la última gota de semen, lo cual no fue desapercibido por mi mujer y rápidamente pasando su lengua recogió ese último trago de néctar. Esto provoco en Gerardo una sensación de cosquilleo y un reflejo inmediato de su verga lo cual provoco un latigazo en la cara sudada de mi mujer y con aroma de saliva seca de aquellos besos de lujuria de su nuevo dueño.
Así fue como comenzó mi vida de cornudo, esa noche no terminaría ahí, después de un rato recostados sobre esa cama individual testigo de la nueva faceta de mi esposa, ambos se entregaron en un nuevo beso apasionado mientras podía ver yo como la cavidad más privada de mi mujer como empezaba a llorar gotas de semen de quien ahora sería el dueño de sus deseos más primitivos.
Entendí que debía darles un momento para recuperarnos de tan excitante experiencia en nuestras vidas, por lo que me dirigí al baño lo cual fue desapercibido para ellos que seguían en una ardiente sesión de besos los cuales firmaban un nuevo pacto de convivencia entre ambos. Ya yo en el baño, solo pude verme al espejo y una sonrisa maliciosa apareció finalmente en mi cara, mi papel como cornudo me hacía llenarme de placer y morbo, este pensamiento fue acompañado de abrir la llave del lavabo para tomar un poco de agua entre mis manos y rociarla en mi rostro para refrescarla así como mis pensamientos.
Salí del baño para dirigirme nuevamente hacia la habitación de los nuevos amantes, pero rápidamente pude percibir el olor de la habitación lo cual hasta antes me había sido imperceptible, el olor se resumía a sudor y sexo proveniente de esa cama. Cuando pude asomar mi cabeza al interior, esperaba ver a esos cómplices descansando o aun en ese beso que los había dejado, pero la sorpresa fue aún mayor al ver a mi esposa nuevamente con sus manos sosteniendo el tallo de aquella verga mientras lo besaba apasionadamente centímetro a centímetro hasta llegar a la punta y desaparecerlo al interior de su boca.
Supe entonces que esa noche no había terminado, por lo menos para ellos, ya que mi ausencia no había sido impedimento para comenzar nuevamente a encender las llamas de la lujuria por lo que decidí darles esa privacidad a la nueva pareja y yo disfrutar con mi morbosidad aparte, acto seguido cerré la puerta y solo podía ver como la imagen de mi esposa intentando devorar hasta el fondo a esa suculenta verga que se iba desvaneciendo al compás del cierre de la puerta de esa habitación. Esa noche después de varios minutos escuchando la faena que ocurría a unos pocos metros de mi mientras yo descansaba sobre mi lecho matrimonial hasta ese momento aun mío, me quede dormido reviviendo en mi cabeza las imágenes que esa noche habían dado un giro de 360° a nuestras vidas pero sin saber para bien o para mal, sin embargo esa será otra historia.
Agradezco hayan leído este relato el cual es 100% verídico el cual moría por compartirlo, vivencia que desencadenó una nueva vida para todos, la cual me gustaría platicarles la continuación y como mi mujer pasó a ser de la propiedad de mi amigo.
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