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Historia de un amor para toda la vida.
Sin abrir los ojos Octavio disfrutaba de la caricia sobre su miembro, ayudaba a su acostumbrada erección matutina, la reforzaba, la endurecía más de lo acostumbrado, muchas veces su propia mano le apretaba y era una sensación que disfrutaba en exceso todas las mañanas.
Hoy era diferente, sabía que la mano que le acariciaba pertenecía a su amor de toda la vida, su hermana, esa noche habían tenido sexo, como siempre lo deseo, como siempre lo imaginaba, era más propio decir que habían hecho el amor físico, porque él ya estaba seguro que por muchos años había deseado y amado a su hermana con un amor platónico desde el primer día que cobro conciencia de sus sentimientos hacia ella.
Mientras disfrutaba la caricia, sin querer moverse, su mente voló a los recuerdos, se protegió así del deseo de reanudar y repetir todas las formas en las que sus cuerpos se unieron por más de seis horas. Habían gozado una locura, no obstante, esa noche antes de dormir, se percató de que había un nuevo mundo por delante y que juntos irían descubriendo nuevas y variadas formas de entregarse.
Recordó como cuando Sonia cumplía los quince años, se sintió celoso al ver que su hermana estaba enamorada por primera vez y lo peor de un chiquillo necio y presumido que sabía la iba a hacer sufrir. Ahí supo que no solo cuidaba a su hermana como hermano mayor, se percató que no le gustaba que un idiota x abrazara el cuerpo hermoso que tenía y aunque a esa edad todas las chicas son bellas, el veía a su hermana por arriba de todas ellas, era simplemente sorprendente.
Era mayor que ella casi nueve años, por lo que se hubiera visto muy mal que el peleara con los amigos que ella frecuentaba de 17 y 18 años, por experiencia propia sabía que a esa edad solo se busca una nueva conquista, carne fresca en la que se busca tocar todo lo que la chica permitiera. Recordó como una noche su hermana había ido a su recamara para sincerarse y contarle que había perdido su virginidad y que sufría porque después del evento el chico no la buscaba más. Le abrazo y la dejo llorar en su hombro se contentó con besarla en la frente y asegurarse que se protegiera para futuros contactos sexuales, porque sabía que vendrían muchos más.
En ese año, la había visto ir de un chico a otro, enamorarse y apasionarse hasta volver a entregarse al muchacho en turno. Era tanta la confianza que ella le tenía que hasta le preguntaba en que posturas sexuales podía gozar más, pensaba que como médico lo tenía que saber todo, aunque el sufriera al enterarse de tantos tropiezos. Siempre terminando reconfortándola con un abrazo, ahora besaba suavemente sus mejillas buscando que el beso fuera lo más cercano a su boca.
Muchas veces lo buscaba para que le comprara una nueva blusa o vestido de moda, otras para comprar un helado y poder salir con su hermano, a ella le encantaba salir con él, cuando salía uniformado del hospital, se tomaban de la mano y él lo disfrutaba.
Muchas veces la consoló por rabietas y desengaños, otras más buscaba su ayuda para orientación vocacional, le auxilio a cambiar de carrera dos ocasiones y siempre corría el con los gastos.
Luego llegaron las muertes casi inmediatas de sus padres, como hija, Sonia siempre fue más unida con su padre, aunque las intimidades y problemas los solucionaba Octavio. Sufrió tanto que a partir de la muerte de su padre su vida había cambiado por completo, decidieron vivir juntos y se convirtió en un martirio tenerla en casa todos los días, aunque a veces los horarios eran muy opuestos, recordó como sufría de verla dormir semi desnuda o de verla salir del baño envuelta en una pequeña bata.
Recordó como sufría de verla llegar ebria con un fuerte olor a sexo y a pesar de ello terminar deseándola al ayudar a entrar en la cama, deseaba alargar ese tiempo, hasta asegurarse que se hubiera desnudado, cambiado y aseado. Al término de esas ocasiones había tenido que masturbarse pensando en ella y en su tremendo cuerpo. Se dio cuenta entonces que la desearía aunque solo tuviera un seno o le faltara una pierna.
Amaba a su hermana y era ella la que le acariciaba el vientre y su erguido instrumento. Se dejó ir por la pasión enorme que le despertaba y abrió los ojos para darse cuenta que Sonia estaba mirándole a la cara, sonrió él y ella se puso a reír, confirmo así que no había sido un sueño. Anoche habían tenido sexo del bueno.
Mientras Sonia se introducía su miembro a la boca, el cerro los ojos para disfrutar la caricia y para hacer un recorrido mental de lo que habían hecho unas horas antes.
Riquísima e incomparable sensación la de ir penetrando lentamente esa vagina que se le ofrecía ansiosa y jugosa, apretada funda para su herramienta que erguida al máximo disfrutaba por vez primera, no importaba el pasado, para él era como tomarla virgen y hacerla suya hasta encajar toda su longitud y todo su grueso, a pesar de estar lubricada fue difícil entrar, disfruto del comentario de Sonia con relación a lo maravilloso y rotundo que era su aparato. -¿Por qué no lo hicimos antes? gozo solo con la metida, Dijo Sonia.
Disfrutar el entrar y salir, lento y rápido, ralentizar para no correrse, disfrutar de la succión que la vagina de su hermana le proporcionaba sentir la presión que hacían cada una de sus rugosidades. Salirse para bajar a chuparla, comerla y succionarla al tiempo que Sonia buscaba acoplarse para chupar y lamer su miembro endureciéndole más si eso era posible. Gozar una vez más la penetración estando ella arriba y el enorme placer de ser montado, gozar sus movimientos de arriba abajo así como sus giros, justo en uno de ellos Sonia había tomado su instrumento con la mano y lo apunto a su ano, se dejó caer sobre del hasta lograr la total penetración, el cambio de funda fue una experiencia única, el recto caliente le succionaba y apretaba más que sus manos o su boca. Fue como correr una maratón había eyaculado como nunca. Casi al final Sonia pidió que su corrida fuera en sus senos salpicando parte de su vientre y su cuello, golosa ella llevo a sus labios parte de su leche. No obstante tanto placer, ahora sabía que recién todo empezaba, el futuro era esplendoroso, era su hermana, el amor de su vida, la amante ideal la mujer perfecta, su amiga, su todo a partir de ese momento; dejo que Sonia bebiera su leche.
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