Había pasado ya un año y medio de que Josue y yo nos conocimos, estudiando en la misma escuela. Yo lo desee desde el primer momento pero el como todo joven intelectual y perfeccionista nunca me llagó aprestad atención, hasta hace unos meses en los que su actitud ha pasado de lo frívolo del compañerismo a una acalaroda y continua muestra de afecto y excitación mezclada. Por la mañana al llegar tarde a la primera clase el profesor, castigandome por quinta vez me pidió que no entrara amenos que me presentara quince minutos antes, para mi sorpresa ese día Josue estaba ahí esperandome con una postura felina y un mirada impaciente. ¿Que sucede?, pregunte más solo se concreto a pedirme con señas que lo siguiera. sin decir más lo hice. terminé en su coche camino a su casa. Llegamos en muy poco tiempo, solo nos bajamos del auto sin mecionar palabra y al haber cruzado los dos el dintel se avanlanzo sobre cerrado de un portazo. Fue increíble la presión de sus brazos y esos labios devoradores que no me dejaban pensar en nada, solo sentí con sus manos arrancaban mi ropa con una pasión que jamás concebi en el, me percaté instante después de ese baile que hacía sobre mi en una cadencia que al perecer interminable me hizo explotar hasta sentir comezón en los pies. Solo podía pedirle que ya parara pero continuó su danza hasta dejarme sin aliento. Por fin regresamos a clases 3 horas después. hoy por hoy cada vez que me desea en su cama me espera a la entrada del salón y siempre que yo le deseo dentro de mí, procuro llegar tarde.