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El desenlace de Mary Ann

Mary Ann estaba triste, llevaba más de 10 años casada y tenía 3 niños. Ángel, el mayor de 8 y las gemelas Blanca y Paloma de 3. Ella sabía que su vida ya no funcionaba. Quzás el haber tenido un último embarazo la había hecho frígida, tal vez en su vida ya era todo monotonía. Lo cierto era que ya no sentía el placer ni la vida sexual con la misma intensidad con la que se casó.

Carlos, su marido comprendía que una vez estaría cansada, pero se había convertido en él una verdadera pesadilla cada vez que quería hacer el amor con su esposa, y tan sólo ella no llegaba a los 40 y él no pasaba de los 43.

Aparte Mary Ann había sospechado algunos cambios de conducta en él: llamadas telefónicas a deshoras, secretos, salía con una camisa y entraba con otra, incluso algún perfume desconocido en el cuello de la camisa para ella.

Ella, al principio callaba por el bien de sus hijos, y no dar escándalos en el vecindario, pero ese día no sabía muy bien Mary Ann lo que le pasaría. Era su cumpleaños y Carlos no fue a comer a casa, y menos regaló nada a su esposa.

Ella, enfadada le quiso negar aquella noche el acto sexual, hacía mucho tiempo que ya no lo llamaba acto voluntario de amor.

Carlos entró en casa, no estaba bien, estaba totalmente ebrio, cuando Mary Ann dormía. Se dirigió al dormitorio, pero ésta se levantó al oler aquel aroma nauseabundo mitad alcohol barato, mitad tabaco malo y mitad perfume a "olor a ?"

Él la cogió del brazo, la tiró sobre la cama y la ató con un cinto pies y manos. Ahí mismo la violó. Por delante y una vez terminada su cruel tarea la enculó. La obligó incluso a llevarse aquella nausaeabunda boca y su asqueado cuerpo a sus frondosos y bellos labios y a su cuerpo carnoso, eyaculó sobre ella.

No satisfecho, Carlos obligó a su esposa a dormir maniatada hasta la mañana siguiente, cuando repitió su tremenda hazaña.

Carlos ya no parecía tan ebrio, pero ni aun así se arrepentía de hacer aquello. Es más, en su semblante había una sonrisa maliciosa y en la mesita de noche una carta de amor de una tal Sheila y una foto de una pelirroja de unos 28 años.

Ese mismo día, no iba a ser todo malo para Mary Ann, pues Carlos cogió la maleta y se fue de casa con aquella pelirroja que conoció en una discoteca.

La libertad empezó para Mary Ann, y su felicidad al lado de sus hijos. Esa felicidad añorada desde hacía mucho tiempo. Ese día, ella comprendió cual era el motivo de su crisis matrimonial.

Y hoy en día, se le ve acompañada de un señor, algo más mayor que ella, pero que la adora. Ah! nuestra amiga tuvo un pequeño niño, revoltoso, al que llamaremos Daniel.
Datos del Relato
  • Autor: amazona
  • Código: 1047
  • Fecha: 13-01-2003
  • Categoría: No Consentido
  • Media: 4.69
  • Votos: 65
  • Envios: 2
  • Lecturas: 2626
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Comentarios


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3 comentarios. Página 1 de 1
carla
invitado-carla 04-05-2004 00:00:00

hola: solo quiero comentarte que tu relato es muy real y aunque la historia es un poco dura el final esta espectacular. ¡Felicidades!

mari
invitado-mari 14-01-2003 00:00:00

Muchos hombres piensan que el matrimonio les otorga ciertos derechos "de pernada" sobre sus esposas, una idea tan antigüa como el mundo y que desgraciadamente no se pierde.Bravo por la valentia de sacar a la luz un hecho tan cotidiano.

mamen
invitado-mamen 13-01-2003 00:00:00

Bien amiga, lo malo es que eso a veces, no muchas veces no se queda en un simple cuento, por desgracia historias parecidas ocurren, o lo que es peor, con peores desenlaces.

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