Re: El desconocido
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Me acerque cuidadosamente a la ventana y fui sorprendido. No pude evitarlo. El hombre abrio las persianas y me pregunto. -Que haces aca? -Que buscas?
Agarrado de sorpresa solo pude contestar: -Estaba viendo la película.
--Te gusto? -Si, me encanto--
--Entra para que la veamos juntos. Entra por la puerta de atrás.—
El salio y me abrio la puerta y entramos sigilosamente. Sus hijas estaban viendo televisión en la sala. Cerro la puerta y me hizo sentar a su lado en la cama mientras la película empezaba a girar.
La habitación estaba a oscuras y solo con la luz que despedia la pantalla.
El estaba con una piyama y me puso la mano en su organo. Estaba blando.
Me dijo: --arrodillate en el piso y mamalo con fuerza.--
Yo me agache en el suelo y me lo introduje. Todavía habia semen en el conducto. Lo chupe con fuerza y lo trague. Se empezo a poner duro. El me agarraba la cabeza con sus manos y me hacia tragar ese animal completo. A veces lo introducia hasta adentro de mi garganta. Era un animal grueso, corto, pero muy fuerte. Se sentia membrudo lleno de nervio y carne. Estaba muy caliente y casi me quemaba la boca.
-Con los labios- me decia, asi que agarre la cabeza y la empeze a besar con mucha delicadeza y de pronto el me agarraba la cabeza y me lo hundia en la garganta con violencia. Y lo dejaba metido ahí por un buen rato. Asi estuve como media hora.
Luego sin decir palabra me acosto boca abajo con mis caderas al borde de la cama y me coloco dos almohadas levantando mis caderas muy arriba. Escupio en mi ano y lo lleno de saliva, y yo la sentia correr por mis pelotas.
---Ahora vas ser mio, mi putito y para nadie mas-- me dijo al oido jadeando.
Trato de introducir la cabezota en mi pequeño orificio, pero no entraba. Yo me retorcia del dolor y dije que no.
El trato varias veces, pero el orificio se negaba a aceptar a ese intruso enorme.
Asi estuvo luchando por largo rato, mientras me untaba mas y mas saliva.
Al final desesperado, mientras yo lloraba del dolor, me dijo al oido:
--Te van a escuchar callate, que mis hijas están en la sala y no se pueden enterar de esto—
Con su mano izquierda me tapo la boca totalmente y con la otra mano me agarro las manos en mi espalda y no me dejaba moverme.
Yo sentia todo el peso de ese hombre sobre mi espalda y no podia moverme. A duras penas podia respirar porque la mano en su boca casi tapaba mi nariz.
Estaba completamente inmobilizado.
Y ahí empezo la verdadera accion.
Sin poderme mover ni gritar, y el sin lastima alguna, empezo la penetración forcejeando y a empujones. El trataba de abrir esa pequena puerta cerrada.
Asi estuvo por largo tiempo.
Casi con locura al final la cabeza entro mientras yo solo podia retorcerme y convulsionarme. Cuando la cabezota estuvo adentro, el se detuvo unos instantes, pujo fuerte y de repente de un empujon deslizo ese enorme animal dentro de mi.
Yo lo senti hasta el alma, como si me partieran en dos. Unas lagrimas cayeron de mis ojos.
El se quedo unos momentos asi y luego empeza a darme con brutalidad con su enorme martillo. Lo sacaba totalmente y luego lo volvia a meter sin parar causandome ese gran dolor una y otra vez. Y luego lo metia hasta el fondete.
Asi estuvo por mucho rato. Yo perdi la nocion del tiempo solo sintiendo como me abrian mi año y me rompian las entranas a sangre fria y sin poder gritar mi gemir.
De un momento a otro, me solto y me voltio boca arriba como un trapo sucio y se monto en mi pecho.
--Metetelo a tu boquita y limpialo—me ordeno.
Lo limpie completamente. Lo deje limpio y reluciente.
Cuando termine, empezo a meterlo otra vez sin parar hasta que un chorro de semen exploto en mi boca.
--tragatelo todo—me dijo al oido con furia contenida mientras gotas de semen grueso y caliente salian por las comisuras de mis labios.
Como no alcanzaba a tragar toda esa descarga, me abofeteo varias veces y recogio con sus dedos las gotas que habian caido en la sabanas y me hizo chuparle sus dedos gruesos llenos de semen.
Luego agarro mi cabeza y me hizo lamer la almohada que todavía tenia semen en goterones.
--Esta bueno ya, pero tienes que volver para ensenarte otras cositas y otras posiciones.—me dijo al oido suavemente.
--Desde ahora eres mi putito y yo voy a ser tu marido, vas a obederme en todo y sin rezongar.—
--Y para que no se te olvide, quien es tu dueno desde ahora adelante te lo voy a recordar—
Me coloco boca abajo en sus rodillas y me dio varias palmadas con tanta fuerza, que la manos rebotaban.
Mis nalgas quedaron calientes.
Antes de irme, me hizo arrodillar frente a el y pedirle perdon y jurale que volveria al día siguiente.
Llegue a casa adolorido, mis caderas sufrieron excesivamente de sostener su peso y de los embates bestiales.
Finalmente me dormi, adolorido pero muy feliz.
Si quieres leer la proxima parte, por favor escribeme.