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Un cuarentón me volvió su zorra
Soy Nancy tengo unos 36 años de edad, blanca de senos redondos pezones rodados, estatura mediana y cadera curvilínea y unas nalgas hermosas suaves levantadas ni muy grandes pero sobresalen con todo. Al mínimo contacto físico mi piel se torna rosada debido a lo blanca que soy.
Eduardo Palacio solía jugar con mi mente y mi cuerpo me traía loca por sus caricias y la manera de hacerme suya, sin reparo pero con pasión. Mi pareja no sabía nada siempre me les ingenie para verme con el cada vez que me chateaba o me timbraba.
Un día de esos en que el me cito a su apartamento, llegue y al entrar de inmediato Eduardo me beso en los labios y caímos en el sofá de la sala de su apartamento sin dejar de besarnos. Yo lo deseaba tanto que me encendí inmediatamente y el cómo era tan sabido todo un hombre de 44 años, seguramente se dio cuenta de esto. Yo tenía un vestido azul y sandalias blancas de taco alto, inmediatamente sentí sus manos debajo de mi falda acariciándome los muslos y su boca mordiéndome el cuello en dirección a mis senos, que ya estaban rígidos y mis pezones erectos de la excitación, todavía ni siquiera se había bajado los pantalones y yo ya estaba gimiendo bajito con los ojos cerrados, con solo sentir sus manos en mi cuerpo o su boca en mi piel yo saltaba de excitación y placer.
Eduardo me bajo la tanga por debajo de la falda del vestido, me acostó encima del sofa y se colocó entre mis piernas, cuando se bajó los pantalones y sentí su pene duro rozándome las piernas sentí una desesperación que nada en el mundo me hubiera podido contener, ya en este momento ni la imagen de mi esposo, podia ser más grande que el deseo animal que sentia en ese momento. El me miro a los ojos y puso una sonrisa que solo puede poner un hombre cuando sabe que tiene a una mujer en sus manos que le está rogando que la posea; empezó a meterme el pene, primero despacio, yo abrí la boca cuando sentí la cabeza del pene entrar dentro de mi, me mordi los labios también, de pronto de un solo golpe me la empujo toda hacia adentro, yo le clave las unas en los hombros y ya sin inhibirme grite en medio del apartamento "ahahahahah"
Eduardo empezó a metérmela fuerte y felizmente hizo eso, yo no queria hacerlo despacio ni con cariño, no, lo que yo quería era que me cogiera, que me cogiera fuerte, salvajemente, con deseo animal. Yo estaba tan caliente que no necesite mucho tiempo para tener mi primer orgasmo, creo que solo fue después de 5 minutos de penetradas fuertes y constantes que empezó a sentir esa sensación de algo creciendo dentro de mi cuerpo, algo que me empezó a invadir poco a poco desde la punta de los pelos como hasta la punta de los pies, un orgasmo para una mujer es como la erupción de un volcán, algo que te estremece todo el cuerpo, y te hace perder la sensación de estar presente mientras solo puedes gritar, torcer los dedos de los pies y sentir como tu cuerpo estalla.
Después de 20 minutos más ambos estábamos en el sofá pero esta vez yo encima de el montándolo, como aquella primera vez que me habían hecho mujer entregándomele toda al cuarentón hasta sentir como ambos explotábamos en orgasmos y fluidos abundantes.
En esa misma semana no me pude aguantar no era lo usual pero fui de nuevo a su apartamento fue más salvaje que la primera, quizás porque esta vez yo participe más activamente del encuentro al igual que él, terminamos haciéndolo en el piso de la sala en posición de perrito, el jalándome por los cabellos y dándome nalgadas fuertes para ordenarme que le "moviera el culo en círculos". Yo por mi parte le gritaba encintándole que fuera más brusco, que lo hiciera más duro y que me hiciera sentir de todo. Creo que hacía años no me atrevía a gritar las cosas sucias que grite esa tarde.
Encontrarme con el se volvió algo adictivo, cada vez que teníamos sexo me sentía fuera de este mundo extasiada por completo siempre hacíamos y hablábamos de nuevas cosas por intentar, nos dejábamos de ver algunos días y cuando el quería y yo podía nos poníamos de acuerdo para vernos otra vez, lo que había entre el y yo no era nada "romántico" era un impulso completamente animal, para mi era liberarme, gritar, morder, arañar, sentir que me jalaban el pelo, sentir sus manos gruesas apretándome la piel casi lastimándome porque es así el placer que lo estaba haciendo sentir yo a el.
El y yo tuvimos muchos encuentros, en su apartamento y en hoteles cerca de su trabajo, lo se porque recuerdo exactamente cada uno de esos encuentros y hasta podría describir cada cosa que hicimos durante esas horas que trate de olvidarme de todo lo demás en mi vida. Hicimos tanto…
Lo que estaba viviendo era diferente…
Continuara..
invitado-Angela 14-01-2018 23:21:03
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invitado-Caliente 40 27-11-2017 21:00:43
Waooo te gustan los 40entones, me sumo a esa para proponerle otras locuritas sin exclusividad... |
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Hola. A mi me gustan un poco más maduros, de cincuenta y pico. Estoy abierta a alguna locura. Que me proponen.