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"Mi vecino se ofrece a ayudarme a subir el agua, de alguna forma lo tengo que recompensar."
Mi nombre es Paula, tengo 25, pelo castaño y no se cuanto mido jaj, pero yo creería que 1.74.
Mi historia parte de un desespero. Por esto del virus, mi novio no ha podido volver a mi casa a hacerme el amor como los animales que éramos, porque tengo que admitir que amo el sexo. Así que nuestro único remedio era las videollamadas calientes pero eso solo conseguía alborotarme más mis deseos de sexo, que estaban a punto de explotar...
Ya que el virus, como sabrán obviamente, es contagioso, no permiten entrar a los domiciliarios entonces uno tiene que bajar, y eran precisamente esas bajaditas lo que más me calentaban. El celador, el vecino, el jardinero o hasta la vecina me calentaban horrible, me moría por sexo.
El conjunto en el que vivo es por grupos de tres casas, siempre juntas las de dos personas, una persona o cuatro personas y pues vivía sola entonces me situaba en dicho grupo, que era también el más alejado a la portería, así que el camino para allá es bastante largo.
Era un día normal, estaba bronceándome en la piscina cuando llaman al teléfono.
- Señorita Paula?
- Si soy yo...
- Acá en la portería está el tanque de agua que faltaba, desea recargarlo? - le fui caminando hasta la cocina. No tenía agua! No me había dado cuenta.
- Ay si! Voy para allá
Salí de prisa, me sequé con la toalla y me puse una salida de baño, salí descalza cuando me dicen:
- Ey, Pau cierto? Espérame
Era mi vecino Daniel, un macho de pies a cabeza. Lo conocí una vez que me invito a celebrar un partido, era sexy. Piel bronceada, tatuajes bonitos, buen cuerpo con abdomen y pecho marcados, solía estar con una chica antes de la cuarentena pero dejo de venir.
- Te acompaño, acaba de llegar la comida que encargué. - dijo. Nos fuimos hablando de el tema de estos meses, pero no nos parábamos de mandar miradas indirectas, y también notaba su mirada en mi culo (que creo que es lo más bonito de mi cuerpo).
Al llegar y ver el tanque me acorde: ese puto tanque pesaba un montón. Pero no pasó nada, mi musculoso vecino decidió ayudarme mientras yo sostenía la comida. Iba adelante de él para dejarlo pasar a mi casa, sentía como me miraba el culo y eso me ponía a mil.
Lo colocó encima de la encimera mientras le pegué un nalgazo en ese duro culo de macho.
- Lo siento, tenia que hacerlo jaj- le dije
- vaya, cómo estás de desesperada por azotar a un hombre no?
- Si, la cuarentena mijo
La conversación se empezó a calentar, nuestros cuerpos se fueron acercando.
- Ahora si me disculpas, te deje tu comida China en la cocina y yo me voy a seguir bronceando.
Me quite la salida de baño al frente de él y me recosté en la silla afuera.
- Esa comida puede esperar sabes?
- Esperar a que?
El tipo se acostó sobre mí besándome delicioso. Le cogi la cara y la barbilla para fusionar nuestras lenguas.
- si te vas a broncear, por qué no al 100
Entonces me quito es sujetador, agarrando mis tetas y besándolas.
- Tu igual Dani
Nos paramos y le quité la camisa. Recorrí cada uno de sus músculos con mis uñas y boca. Fui bajando por su marcado abdomen.
- mmm, hay algo que deberías saber...
- que? - pregunte con la mano a punto de bajarle el bóxer
- A veces no es muy bueno, depende de la chica pero, esta es de las grandes ligas.
Efectivamente, del bóxer salió un pene enorme, muy enorme. Se que me hubiera dado miedo pero, quería mucho sexo. Tenía venas, era bien grueso y media por ahí unos 20cm o un poco más. Solo le podía chupar hasta la mitad, pero Daniel lo estaba gozando. Le agarraba el culo para chúpar más profundo. Sus gemidos eran música para mis oídos. Me levanto y al oído me dijo “hasta aquí va lo amable”.
Se recostó y me senté en su polla. Entró muy lento mientras yo rasguñaba su hombro. Ufff, nunca había tenido el pene de alguien tan metido en esa posición. Me agarraba de la cintura y del culo y empecé a gritar. Sus ojos miraban para arriba y respiraba hondo. Mi novio ya se hubiera corrido.
Ibamos muy rápido, mi culo sonaba contra su pelvis. Pensé que se iba a correr pero cambio de posición. Me puso en cuatro y me lo metió sin piedad. Estaba gimiendo como una perra diciéndole cosas sucias.
Luego me recosté yo, lo enrollé con mis piernas y él me lo metió. Movía su culo como un striper, lo hacía muy sexy con su cintura mientras yo le agarraba el culo. Me miraba a los ojos y yo le gemía en la nariz. Sin avisarle, me corrí, y eso lo puso a mil.
Me alzó de las piernas, me la metió mientras le aruñaba la espalda y me empezó a sacudir de pie. Era una posición incómoda pero me lo metía muy profundo. Gemía en su oído para correrme por segunda vez.
- Tú novio es un afortunado ahhh
- eso crees?
- Si, pero mmm, voy a dejar mi marca
-Ahhh Dani mierda, estás buenísimo
Con eso último, sentí un disparo de su líquido caliente en mi vagina y me corri. Me dejo en la silla con mis piernas temblando y él se recostó en otra. Descansamos un rato.
- Ire por tu comida China y luego...
- Y luego te como completa en tu cama.
Ahora que tengo un vecino cachondo, puede que se repita.
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