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El cadete del hipermercado

~~El sabado fui al hiper para hacer la compra semanal y me avisaron que el pedido tardaria una hora en ser entregado porque habia poca gente para la distribucion en relacion con la cantidad que debian llevar. La verdad es que no me preocupo porque eso me daba margen para ducharme antes de que llegaran. Asi fue como me dispuse a darme un buen baño de inmersion. Llene la bañera de sales, coloque un par de velas perfumadas en el baño y musica suave llegaba desde mi cuarto.
 Creo que me relaje tanto que me quede adormecida en el agua, porque me sobresalto el timbre de la puerta de servicio que sonaba furiosamente. Ahi reaccione y me di cuenta de que seguramente era el cadete del hiper. Me envolvi en una toalla y asi, mojada como estaba, abri la puerta de servicio. Grande fue mi sorpresa cuando vi al cadete, que me traia los canastos repletos de comida, bebida y articulos de limpieza.
 De pronto me di cuenta que yo estaba semidesnuda frente a un hombre enorme, de ojos negros, cabello del mismo color completamente rizado y un fisico muy atractivo, al que no le costaba en lo mas minimo levantar cada uno de esos canastos. Fue increible la reaccion de mi cuerpo ante su mirada: Los dos nos quedamos parados en el vano de la puerta cuando la abri, con los ojos clavados en el otro porque ninguno esperaba a la persona que tenia del otro lado. La toalla que tenia cubriendome el cuerpo parecia invisible ante los ojos de el, porque me senti desnuda y el frio que me recorrio completa era efecto de esos ojos negros que no se iban de mi.
 Lo invite a pasar hacia la cocina para poder dejar las cosas y le pregunte por que no habia venido el otro chico de siempre, a lo que me respondio que estaba destinado a otra zona por ese dia solo, porque los pedidos los habian desbordado y tenian que reorganizar todo. Mientras decia esto iba dejando suavemente los paquetes sobre la mesa de la cocina y al hacerlo su cuerpo se movia suavemente, tenia un color de piel aceitunado, sus musculos se resaltaban en cada gesto y despedia un olor a desodorante de hombre muy excitante.
 La verdad es que yo deberia haber ido a colocarme una bata, pero no queria dejar a un desconocido solo en mi casa mientras me cambiaba asi que segui parada alli, esperando a que terminara, pero parecia que el tramite de descarga se haria eterno porque se tomaba todo el tiempo del mundo para sacar las cosas de los cajones y mientras lo hacia, yo seguia mirandole ese fisico privilegiado que tenia. Se le adivinaban brazos duros y torso suave, pero muy firme y la idea de poder tocarlo estaba entibiando mis piernas lentamente. Sin querer se resbalo de la mesada un pote de crema que, al estrellarse contra el piso, comenzo a derramarse sobre la ceramica asi que tome un trapo y me agache a limpiarlo.
 Al hacerlo quede a su lado, inclinada y a merced de sus ojos, que rapidamente me abarcaron de una sola mirada. Se me erizo la piel al sentir como me recorrian sus ojos azabaches y mas aun cuando una de sus manos se extendio para ayudarme y rozo la piel de las mias. Fue en ese preciso instante que se cruzaron nuestras miradas y en la mia debe haber leido una señal de asentimiento mezclada con deseo, porque su mano abandono el lugar de ayuda y comenzo a recorrer una de mis piernas lentamente, acariciando la piel erizada y aun humeda, subiendo y bajando a lo largo de ella, llegando al borde de la toalla, donde sentia que si seguia me quedaria sin respiracion, para volver a bajar hasta mi rodilla.
 Asi estuvo unos segundos hasta que me tomo de la cintura y me incorporo, con el a mi lado. Fue un momento casi magico, porque ninguno de los dos hablaba, solo nos mediamos con la mirada. Cuando me tuvo frente a el, me encerro entre sus brazos, me recorrio el borde de la toalla a la altura de mi pecho con un solo dedo, sintiendo como se calentaba mi piel lentamente. Aspiro mi aroma de sales desde el cabello humedo hasta mis hombros, lleno de besos y lamidas la piel de mi cuello, los lobulos de mis orejas y la base de mi garganta, mientras se oian las dos respiraciones agitadas, acompasadas y sus brazos me apretaban mas y mas contra el.
 Con ese contacto confirme la dureza de su fisico, su aroma varonil y la dimension de verga. Sus manos acercaban mis nalgas a su entrepierna y las hacia girar en circulos para que yo pudiera sentir su deseo sobre mi, su pasion contenida. Abriendo mis brazos en cruz y en silencio, lo deje sacarme la toalla lentamente, quedando completamente en bolas frente a sus ojos, lista para que me recorriera completa, con manos y boca. El deseo de sentir a ese hombre dentro de mi, me estaba llenando por completo, sentia como me habia calentado y como estaba comenzando a sentir mi propio aroma subiendo desde mi entrepierna y eso parecia enloquecerlo mas, porque cerraba sus ojos y me aspiraba desde su altura, saboreandolos mientras inhalaba profundamente.
 Su boca descendio por mi cuello hasta mis tetas, los olio, las tomo entre sus manos y despues de acariciarlas, las beso enteras y despues dejo deslizar su lengua por toda su superficie hasta que se detuvo largamente en cada uno de mis pezones, lo mordio suavemente, lo estiro, mientras mi respiracion parecia cortarse ante cada caricia suya y mis manos no dejaban de acariciar su espalda, de arañarlo lentamente, de querer abarcar cada centimetro de su piel morenisima.
 No deciamos palabra, no podiamos pronunciarlas y tampoco era necesario, porque parecia que conociamos a la perfeccion el cuerpo y los deseos del otro, llegabamos donde y cuando queriamos llegar. Su lengua seguia descendiendo mas y mas, beso mi vientre entero, dejo que la yema de sus dedos lo recorriera mientras contemplaba como se contraia de deseo cada vez que iba por mas.
 Mis piernas estaban levemente abiertas, pero terminaron de darle paso cuando senti su aliento alli, cuando adivine que comenzaria una busqueda mas intensa de mi propio placer. Casi sin darme cuenta me tomo de las axilas y me sento muy despacio en el borde de la mesada de la cocina, abriendo mis piernas frente a sus ojos, se arrodillo en el piso y su boca quedo exactamente a la altura de mi concha, para poder chuparmela a gusto.
 Sus manos recorrieron mis muslos, seguidas de su boca. Su aliento era tibio, calido, su respiracion parecia que llegaba a mis entrañas, mientras sus dedos abrian lentamente los labios de mi conchita dejandome a su merced. Con su dedo indice acaricio mi interior, recorrio cada pliegue de piel, cada centimetro de carne mientras yo podia sentir como se iba mojando poco a poco con mis liquidos, mientras sentia como mi argolla comenzaba a latir de deseo, a querer su boca dentro para que me besara, para que me conociera mas y mas.
 No tardo en adivinar que era lo que queria e introdujo la punta de su lengua entre mis piernas, con mis labios cerrados, pero muy humedos podia sentir como su aspera lengua me recorria, como besaba y como se abria camino dentro hasta llegar a mi clitoris.
 Dejaba vagar sus dedos mientras su lengua me lamia completa y aceleraba el ritmo ante cada suspiro mio, me penetraba con ella, excitaba mi agujerito con su dedo, lo introducia en mi para empaparlo y despues sacarlo para poder saborearlo en su boca. Dejaba que sus dedos vagaran entre mi concha y mi culo, sentia el calor de ambos lados con sus palmas, su lengua iba y venia, dibujaba canales de saliva entre los dos lugares y seguia penetrandome, mientras yo sentia que me desmayaba de placer cada vez que lo sentia dentro de mi y no podia evitar que mis caderas se movieran a su ritmo, que mis manos empujaran su cabeza mas y mas hacia mi, como si quisiera meterlo completamente dentro de mi.
 Era maravilloso sentir sus mordisquitos en mi clitoris, oler mi propia excitacion dulce y abundante, ese hombre me estaba llevando mucho mas lejos de lo imaginado y no queria que eso terminara. Cuando sentia que podia acabar con su boca dentro de mi, lo aleje para poder saborearlo a el. Me deslice desde al borde de la mesada hasta su entrepierna y coloque mis mejillas a la altura del cierre de su pantalon, dejando que pasaran por encima de la tela, dejando que mi aliento lo calentara, mientras escuchaba sus gemidos casi imperceptibles de placer, emanando de esa boca maravillosa, que aun conservaba restos de mis liquidos y que el lamia con su lengua.
 Mis manos siguieron acariciando la zona sin sacarle los pantalones, palpando su enorme pija bien dura, subiendo por su vientre, bajo su camisa, percibiendo los musculos tensionados y sus pezones muy erectos. Al bajar mis manos por su pecho, dejaba que mis uñas lo arañaran despacito, viendo como eso parecia encenderlo mas y mas. De un solo tiron quite sus pantalones y sus boxer, dejando frente a mi, su maravilloso y excitado choto, listo para poder saborearlo.
 Lo tome delicadamente entre mis manos, lo acaricie despacito, lo bese y lami en toda su extension, sintiendo como palpitaba bajo mi lengua. Probe su punta tibia y dulce, mis labios se deslizaron sobre ella y deje que el borde de mis dientes lo rozaran muy despacio, consiguiendo que sus piernas se contrajeran de placer y su boca dejara escapar un gemido ronco al sentir ese roce tan especial en esa zona tan sensible. Sus manos no dejaban de acariciarme la espalda y sus dedos se enterraban en mi cabello mojado profundamente. La piel de su pene era maravillosamente suave y mi boca se deslizaba sobre ella sin problemas, podia colocarlo entero dentro de mi boca y sacarlo lenta y suavemente mientras seguia creciendo.
 Mientras lo besaba de esa manera mis ojos iban directamente a los de el, que permanecian cerrados solo captando las sensaciones que mis labios le producian. Cada vez que sacaba su pija de mi boca, bajaba hacia sus testiculos, sorbiendolos, lamiendolos, sintiendo cuan caliente estaban ellos tambien y cuan suave era su piel alli. Cuando ya tampoco pudo soportar mas mis caricias y besos sin acabar, me aleje y asi, completamente erecto y listo, volvio a sentarme al borde de la mesada, abrio mis piernas de una sola vez y me penetro de una. Ante el primer empujon de su verga dentro de mi senti que me moria, pero cuando comenzo a entrar y salir la sensacion fue gloriosa. El roce de la piel de su pija con la de la entrada de mi concha era realmente excitante, sus ojos clavados en los mios y el silencio de las palabras, solo ahogado por nuestros gemidos era lo mas excitante que podiamos decirnos.
 Mientras seguia entrando y saliendo, su boca se encargo de la mia, su lengua buscaba la mia, abrio mi boca y dejo deslizar la punta de su lengua, en circulos, sobre la mia. Su saliva recorrio mis labios, mi paladar, mis mejillas y descendio nuevamente a mis pechos, para poder morderlos cada vez que me penetraba, para poder succionar cada pezon a la vez que seguia metiendose mas y mas en mi. Mis piernas se cerraron sobre sus caderas, dejando que su pelvis se soldara a la mia sin rincon alguno por donde pasara ni una brisa de aire. La union de nuestros cuerpos era total, los musculos de mi vagina lo habian tragado por completo dentro de mi, lo retenian alli y eso hacia que su pija creciera mas y mas y lo enloqueciera por completo.
 Cuando lo deje libre de aquella prision, saco su verga de mi concha completamente mojada y con sus manos comenzo a mover su punta en circulos, sobre la entrada de mi culo, giro y giro en el borde hasta que encontro la abertura suficiente que necesitaba para poder meterlo primero despacito para luego, de un golpe seco, meterlo alli entero. Permanecio quieto unos instantes para darme tiempo a sentirlo dentro y cuando me miro fijamente, comprendiendo que ya estaba lista, comenzo a moverse, entrando y saliendo, penetrandome con dulzura, pero con una fuerza tremenda mientras sus manos me tomaban de las caderas y mis dedos no dejaban de masajear mi clitoris hinchado y caliente, deseoso de ser tocado hasta acabar.
 No se cuanto duro aquello, solo recuerdo que cuando ambos estabamos por estallar en un orgasmo increible, saco su pija y volvio a ponerla en mi conchita, volvio a soldar mis caderas a las suyas y un torrente de su leche caliente me invadio, escurriendose desde dentro hacia afuera, mezclandose con mis liquidos, escapandose por entre mis muslos y dejandonos a los dos completamente exhaustos y sin decir palabra. Nos acariciamos enteros y aun mudos, de comun acuerdo, nos incorporamos y despues de vestirse, abrio la puerta de servicio y desaparecio por el ascensor, dejandome el pedido sobre la mesa y su aroma a desodorante de hombre en cada rincon de mi piel.
 Toda la semana espere el proximo sabado, aunque ya estaria de regreso mi esposo y no se como hacer para volver a cojermelo. Ya les contare.
 

Datos del Relato
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