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Desde que nos conocimos con mi prima Roxana hace más de 3 décadas, desde entonces hemos tenido una buena relación. Una relación tan buena que en el mes que estuvo de visita junto a su padre, ella con 18 años, nos hemos envuelto en un maratón de relaciones sexuales que nos han mantenido siempre en contacto. Incluso fui a darle su despedida de soltera cuando se casó a los 25 y tiempo después, ya cuando sus hijos llegaban alrededor de sus 5 y 7 años, reanudamos nuestros encuentros clandestinos camuflados en una variedad de excusas, pues debo decir que Roxana, estas décadas le han sentado bien y creo que su única operación estética han sido sus sólidos exquisitos melones al cual les dio una copa de un 42D, de lo demás, siempre tiene ese tremendo culo bien sólido y un rostro juvenil. Por lo que sé, me busca a mí para salir de su rutina, pues según ella misma me cuenta, no tiene quejas de la virilidad de su marido, más que de vez en cuando se le antoja algo diferente y viene a coger conmigo.
Tiene dos hijas, una quien lleva su nombre y la otra de nombre Jacqueline, y es esta última es quien más se parece a ella, que viendo las fotos de mi prima cuando tenía esa edad de los 21, su hija es un clon de cómo era Roxana a esa edad. En esa ocasión les visitaba pues la prima me hacía participe de la boda de la hija mayor, así que me incorporé a los festejos cuatro días antes, pues también era el padrino del salón de los novios y debería participar en los ensayos del protocolo.
Creo que mi prima me tiene mucho cariño y en su casa mi nombre de alguna manera es idealizado. Como mis visitas han sido frecuentes, pues por los menos las visito o me visitan una vez al año, he visto a las dos sobrinas crecer y a quienes les he dado los juguetes que ellas me han pedido e inclusive a Roxana, la hija mayor y quien en esa ocasión se casaba, yo le pagué los estudios de su universidad como un regalo a sus excelentes calificaciones. Así que llegar a su casa, era como estar en la mía y podía sentir ese esfuerzo en común que todos, inclusive el marido de mi prima, para ofrecerme lo mejor que tenían. Por tanto la relación con las sobrinas era muy cercana, que llegaron a los 16 y todavía se sentaban en mis piernas, pero obvio, fueron más lejanas a medida que crecían y pasaron los años.
Pero la que siempre fue muy melosa conmigo fue la menor Jacqueline, e incluso a esta edad de los 21, se acostaba en el sillón cuando yo estaba sentado y me ponía su cabeza sobre mis piernas para que hiciera “piojitos”, (masajes a su cabeza). Fue en esa visita donde descubrí que la pequeña Jacqueline tenía un sentimiento más allá de lo que su idealizado tío creía.
La miraba linda y me recordaba cuando me cogí por primera vez a su mamá, pero quizá por haberla visto crecer y haberla mimado como a una chiquilla, el instinto animal nunca se había activado, aun cuando la miraba en sus reducidos bikinis cuando nadaba en la piscina. Aquella tarde creí haberla sorprendido espiándome cuando tomaba el baño después de salir de la piscina. El baño que está en la piscina no tiene techo y yo tengo la costumbre de bañarme desnudo y pasó desapercibido el hecho que este lugar no tiene techo. Miré hacia arriba donde están las habitaciones del segundo nivel y creí ver el rostro de Jacqueline. Tenía la duda pero mi corazonada me decía que se trataba de Jacqueline.
Un día que debería de salir con el esposo de mi prima, me di una ducha a las ligeras y dejé mi ropa interior usada por sobre la cama. Nos hemos regresado porque había olvidado mi celular y cuando entro en mi habitación, veo mi ropa interior no en el lugar como lo había dejado y me llamó la atención y por instinto de curiosidad la he esculcado y diviso una mancha de secreción mucosa que yo sabía no estaba ahí cuando me he despojado de ellas. Aquello me puso más al pendiente y decidí estar a la expectativa.
La siguiente mañana simulé salir a la plaza de la ciudad, pero en esta ocasión dejé mi teléfono celular en la habitación programado a tomar video activado por algún ruido. Me fui a solas por la ciudad y después de un par de horas he regresado y voy a mi habitación y reviso mi celular, el cual ha sido activado y la memoria ha sido usada en un video de 35 minutos. Lo reviso y se disipan las dudas. Es Jacqueline, y puedo ver como esta chica huele mis camisas sudadas, pero se entretiene más con mis bóxers, que incluso además de olerlos, se los pasa en medio de sus piernas y los mantiene en la entrada de su sexo. El video la muestra a ella por 15 minutos en mi habitación y es entonces que se activa mi morbo y el instinto animal en mí. ¿Sera que la pequeña Jacqueline esta en brama y tiene fantasías sexuales conmigo?
La prima Roxana por cuestiones de los arreglos de la boda no me ha dedicado mucho tiempo a mí, así que anda en un mundo de presiones y solo le pide a su ama de casa que me atienda, mientras su esposo intenta en algo brindarme su tiempo, pero con la que más tengo tiempo es Jacqueline, y esta nueva mañana, un día antes de la boda, la invito a la ciudad a un restaurante a comer. Ella maneja y me lleva a un bar restaurante y como es mayor de edad, ella se ordena lo que en inglés llaman: Sex on the beach. (Sexo en la playa). Yo pido mi típica cerveza, pues hacía mucho calor por esos días. Espero que se tome la tercera bebida para confrontarla y ver qué es lo que consigo, pues la idea que me la puedo coger, la misma Jacqueline me la encendió y comencé con una sugestiva plática:
- Jacqueline, ¿tienes novio?
- No tío, estoy estudiando y eso de novios, como que mucho estorban.
- ¿Pero te gusta algún chico?
- La verdad tío que no le pongo atención a nadie… usted sabe lo que los hombres siempre buscan…
- ¿Y qué es lo que buscan?
- Pues, llevárselo a uno a la cama…
- Pensé que las mujeres pensaban lo mismo… - ella se echa a reír.
- Quizá algunas, pero no todas somos así tío.
- Yo creo que todos pensamos en el sexo, creo que es muy natural pensar en el sexo, es como trascendemos, aunque nosotros los humanos también lo hacemos por diversión.
- Tío, déjeme preguntarle: ¿Por qué no se volvió a casar?
- Por eso, porque pienso mucho en el sexo, pero en mi caso, el sexo sin compromisos. –ya hablaban el efecto de las tres cervezas.
- ¿Entonces tiene novia?
- No le llamaría novias, pero algo así. Amigas con ciertos derechos y beneficios. –ella vuelve a reír.
- Me parece no muy apropiado hablar esto con usted.
- ¿Por qué?
- Usted es mi tío y como que me da pena hablar de esto.
- Por mí no hay ningún problema, pero si gustas podemos cambiar de plática.
- Lo digo por respeto a usted, no por mí.
- Jacqueline, te puedo contar un secreto, que se lo vas a guardar porque confío en ti.
- Dime…
- Sabes, hace algún tiempo descubrí que una chica estaba interesada en mí, al menos en el momento lo presentía. Ella siempre que yo salía de mi casa, pues en ese momento ella estaba de visita, entraba a mi habitación y olía mi ropa interior y se masturbaba haciendo aquello. Lo que no sabía esa chica, que en mi habitación habían cámaras. La confronté, pero lo que ella quería era tener sexo conmigo. Así que hay muchas mujeres que si quieren llevarse a un hombre a la cama también.
- ¿Usted la forzó o ella quería?
- Imagino que ella quería, ¿pues para que entraba a mi habitación a oler mi ropa interior?
- Wow… mire que historia hablo con mi tío. –lo decía con una sonrisa.
- ¿Te molesta?
- No para nada.
Salimos del bar restaurante y yo tenía ya un plan muy bien montado. En vez de salir de regreso a casa, le pido que me lleve a un motel que había visto en el camino y le digo que me espere, que necesito hacer una diligencia en ese lugar. Me voy a la oficina y pido una habitación. Me dan la llave y subo al cuarto. Entonces le envió una parte del video editado donde aparece ella oliendo mi bóxer y que hace o simula masturbarse y le escribo un breve mensaje: Jacqueline, no lo pienses mucho, te espero en la habitación 210. No me hagas esperar mucho.
Creo que esperé algunos 15 minutos, en lo que subía y se bajaba el video, pero ahí estaba Jacqueline tocando la puerta de la habitación 210. Tenía un rostro de pena y de sorpresa y se había quedado muda. Fui yo quien la hacía reaccionar y la cuestioné y le di la oportunidad de retirarse si quisiera:
- Jacqueline, tú has intentado espiarme y has hecho lo que hoy te recuerda ese video. ¿Imaginabas a otra persona mientras olías mis bóxers o me imaginabas a mí?
- Lo imaginaba a usted…
- Jacqueline, quieres coger conmigo, pues si no quieres, puedes retirarte y confía en mí que nadie sabrá de esto, pero si quieres solo dime.
- Quiero. – dijo cabizbaja.
Recuerdo que llevaba una blusa con estampados y colores tropicales y un pantalón de mezclilla y que asistí en remover. Jacqueline era la misma mujer que fue su madre a su edad, aunque con una columna y piernas más alargadas. Llevaba como prenda interior un bikini color turquesa algo transparente y de donde se divisaba que su área del monte Venus, estaba rasurada. Ella se miraba como alejada del lugar y tuve mis dudas si esta chica quería en realidad coger, pero también estimaba la sorpresa que se había llevado y es por eso que continué. Me quite mi camisa deportiva y le pedí a ella que me quitara el pantalón y así lo hizo. Luego le dije que me quite el bóxer, mientras ella aguardaba sentada al borde de la cama. Mi verga no estaba erecta, pues también procesaba aquel momento como algo extraño. Jacqueline tiene frente a ella mi verga flácida y le digo que la tome con sus manos y que haga con ella lo que ella quiera. Ella duda y se la pongo en la cara. La toma entre su manos y acerca su nariz como oliéndola, y ella ve ese proceso con gran asombro cuando mi verga va tomando volumen y le queda erecta ante sus ojos. Le insinúo que se la lleve a la boca y la mame, que es lo que ella deseaba y se lo pregunto.
- Aquí la tienes… ¿La querías mamar verdad?
- Si. –decía con un suspiro profuso.
- ¿Querés sentir esta verga adentro de tu panocha?
- Si. – volvía a responder.
Su mamada fue esa típica mamada de esas chicas sin experiencia, lo único que me gustaba era ver como mi sobrina Jacqueline, con su tierno rostro y sus ojos achinados se miraban con la mitad de mi verga adentro de su boca. La dejé que mamara por unos quince minutos, para que se calentara y que viviera lo que ella se imaginaba cuando esculcaba mis bóxers.
Era momento de tomar control y hacer vivir a Jacqueline, lo que quizá ella fantaseaba conmigo o con alguien más al masturbarse con mis bóxers entre sus piernas. La acuesto trasversal a la cama, ella empuja su pelvis hacia arriba y así remover su lindo bikini turquesa, y pude observar que estaban llenos de sus jugos vaginales, lista a recibir mi verga, pero quería que mi sobrina viviera y experimentara un orgasmo por vía oral, quizá sería el primero, el primero que viviría sin auto estimularse. Puse una almohada para nivelarme con la cama y la hale hasta que sus nalgas llegaran al borde y me dispuse a comerme a placer la panocha de mi sobrina. Su cuerpo se erizó cuando sintió mi cabeza entre sus piernas y dio un gemido de placer cuando sintió mi lengua tocando su clítoris. Fue un masaje oral de arriba abajo, con círculos de mi lengua en su clítoris, a veces delicadamente, en otras más toscas, siempre intentado medir y conocer como le gustaba a mi sobrina que le comieran la panocha. Parecía que lo gozaba como fuera. En aquella posición le invadí en ciertas ocasiones el culo y pude sentir que aquello le daba enorme placer. Minutos después, de una manera callada Jacqueline movía en un vaivén su pelvis y gime y me toma la cabeza con sus manos y me hala como intentando llevar más presión a su caliente panocha y explota con tremendo alarido: Me vengo, me vengo…
Yo he quedado empapado de sus jugos vaginales, los cuales saboreo con esa sal exquisita, pero me lleno de placer de ver como mi sobrina, la pequeña Jacqueline ha vivido su primer orgasmo conmigo. Solo tomo una toalla, me limpio en algo el rostro y la pongo en cuatro, de perrito en la cama, pero esta vez quiero darle sexo oral hasta que sacie en algo su deseo y es una delicia ver y chupar la rica panocha y culo de Jacqueline. En cuatro, esta vez me subo a la cama y me pongo de rodillas y comienzo a invadir el culo de esta linda chica y mi lengua hace todo lo posible en penetrarlo. Jacqueline solo jadea y me gusta como lo hace que me excita y siento como mi líquido seminal cae en mis rodillas y la cama va quedando empapada de nuestras secreciones sexuales. No sé cuánto tiempo le chupé el culo a Jacqueline, pero esta vez experimento, soy testigo ocular de cómo Jacqueline encuentra su segundo orgasmo, el cual evidentemente es más fuerte que el primero y donde Jacqueline identifica algo que me pide que le haga, cuando ella solo me decía: Así, así. Yo le succionaba el culo en ese momento y lo repetía constantemente hasta lo que me respiración daba y luego llegó el espasmo y toda esa corriente eléctrica por todo su cuerpo: Tío, me vengo… así... me vengo.
Era la primera vez que hacía acabar a una mujer con solo darle placer oral por el culo. Esta vez me fui al baño y tuve que darme una ducha, pues estaba sudado y Jacqueline hizo lo mismo y los dos nos enjabonamos y ahí, en el mismo baño, le tome por detrás a Jacqueline y por primera vez ella siente mi verga adentro de su rica panocha. Debo decir, que al principio Jacqueline estaba callada, pero con el tiempo, ella fue tomando confianza y me iba diciendo y preguntando, como que si las palabras le excitaran tanto como mi verga adentro de su rica y caliente panocha: ¿Te gusta mi panochita tillito? ¿Te gusta mi culito tío Antonio?
Con el agua fría recobré fuerza y en aquella posición y con el agua cayéndonos le taladraba su panocha agresivamente. Que rico es ver a Jacqueline de espaldas y ver como mi verga sale y entra de esa panochita llena de una crema espesa que produce ese chasquido sensual. Le doy en esa posición por varios minutos y luego vuelve con sus palabras más abiertas y llenas de morbo: Así tillito, deme verga, así, así, deme que me va hacer venir otra vez. - Así siguió por unos minutos hasta que ella encuentra el ritmo de mi embestida y la sacudo violentamente y vuelve a explotar y ahora se ríe de placer: Que rico me has cogido. – me dijo. Yo no dejé de taladrar su panocha, hasta que me voy y le dejo lleno de mi esperma ese rico orificio.
Cuando le propuse lo del sexo anal, como que resistió un poco. Le dije que tendría cuidado y que de esta manera nadie le contaría de cómo es y que se siente: ella viviría esa experiencia. Después de rogarle y quizás por ese morbo a esa edad me dijo que me lo daría. Ya se lo había chupado y ella había experimentado un orgasmo en el acto, así que de nuevo le chupo el ojete y me dedico a lubricarlo con el líquido seminal que abundantemente producía mi verga. Poco a poco se lo he sumido en la posición de perrito y ella solo exclamaba: -Tío me duele, por favor mejor no. Mi cabeza se ha metido en su totalidad y Jacqueline solo gime con expresiones de dolor. Se la saco y le pido que se relaje, que no contraiga su ano. Intento de nuevo y mi glande se hunde, puedo ver lo rojizo del hermoso culo de mi sobrina perforado por mi verga. Ella me toma la verga como para averiguar cuánto está adentro, pero solo es mi cabeza. Pasan los minutos y Jacqueline lo asimila y centímetro a centímetro mi verga está totalmente hundida en el culo de mi sobrina Jacqueline. El movimiento no es rítmico, pero intento de alguna manera enviarle ese vibrar contrayendo mi glande. Ella lo siente y me dice: Tío hazle así otra vez… siento rico.
Esta vez pasan varios minutos y finalmente ahora mi verga sale y entra a placer del rico culo de Jacqueline. Quizá le he tenido el culo abierto por media hora y se lo bombeo con frenéticas embestidas y llega la señal de Jacqueline: Así, hazle así… Me vas a hacer correr. No paro y taladro su culo con furia enloquecida y solo escucho que me dice: Tío, me vengo, me vengo… no pares… Dios míos, que rico me vengo. Jacqueline se va de bruces en la cama y yo caigo sobre de ella embistiéndole el culo hasta que yo logro venirme por segunda vez.
Nos vamos al baño y veo que le he sangrado el culo a Jacqueline y ella me muestra un sentimiento de miedo. La conforto y le digo que es natural las primeras veces que haga sexo anal. Según ella, todo lo que hicimos fue la primera vez para ella. En el baño hacíamos plática y le pregunto:
- ¿Te gusto?
- Si… ¿Y a usted?
- Sí, me gustó muchísimo… ¿Qué es lo que más te gusto?
- Todo, pero esa corrida cuando me acariciaba mi trasero, fue muy fuerte, sentía que me moría, que quedaba paralizada. Lo otro que me gusto, fue esa sensación cuando usted se viene y se siente eso calientito, una especie de una rica cosquilla, pero deliciosa.
- ¿Volverás a coger conmigo?
- ¿Usted quiere?
- ¿Cómo podrías pensar que no?
- Yo sí, quiero volver a coger con usted. Si quiere, nos venimos para acá en la noche.
- ¿Cómo, puedes escaparte?
- Hoy después del ensayo, todos estaremos con la idea de descansar para reponer fuerzas para mañana. Mi mamá nunca entra a mi cuarto y nos salimos a las 11 y nos venimos para acá.
Los planes no salieron así, pero otra cogida maratónica sucedió dos días después de la boda de su hermana. Mi prima no sé si lo sospechó, pero desde ese entonces ya no he cogido con ella ni me ha insinuado nada. Mi sobrina Jacqueline, solo me envía correos electrónicos de vez en cuando, siempre con el morbo de recordar lo que ha vivido conmigo y preguntar cuando vuelvo a visitarla, que en este caso se traduce a cogerla.
Por un tiempo tuve ese sentimiento de culpa, pero eso de recordar los gemidos, alaridos, ese jadeo que hace Jacqueline cuando se viene, me hace sentir mejor y honestamente me provoca otra erección, que quizá en muy poco tiempo iré de visita a la ciudad donde vive la prima, sin visitar su casa y encerrarme en un motel con la preciosa Jacqueline… de esos placeres prohibidos, pero muy deliciosos.
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